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Capítulo 17.

Hi~ Regresamos con la actualización de esta semana y tengo dos cosas que decir en esta notita: en primer lugar saben que tengo el hc de que Yue tiene personalidad límite o desregulación emocional como se llama acá, se explica en el fic pero basicamente son las personas que juntan una serie de rasgos y tienen un umbral de sensibilidad bien alto, en el canon dan todo para diagnosticarsela, Yue cumple con los criterios para ser límite, y es de hecho el transtorno de personalidad más común en la población, así que por lo mismo se pide respeto con el tema. Este capítulo es el primero enfocado en Yut-Lung por varias razones: primero se aclara el conflicto con Shorter, segundo le da una mucho mejor profundidad al personaje y tercero, nos da la patita del conflicto final del fic. Todo esto no lo podía hacer de Ash y Eiji y la verdad, es muy divertido escribir a Yue, así que espero que les guste.

Y el capítulo va para esta señorita SugeyOjba que me pidió en varias ocasiones el WongLung y ya saben que si me dan cuerda, yo jalo, ame el capítulo Sugey y te lo escribí pensando todo el rato en ti, así que espero te agrade. Mil gracias a quienes se toman el cariño para leer.

¡Espero que les guste!

«Nos vemos en nuestro lugar especial apenas amanezca, es urgente».

Ja.

¿Pero quién diablos se cree para...?

No. No puede ser él. No le interesa que sea él y aunque fuera él ¡puede meterse ese mensaje por el culo y no podría importarle menos!

Pero le es completamente indiferente, ni siquiera entiende a qué carajos se refiere cuando habla de "un lugar especial", ¡por favor! No hubo nada de especial con esa cochina relación repleta de veneno que forjaron. Sin embargo, era tan ingenuo, joven y estaba perdidamente enamorado ¿hola? Fue la víctima de una bestia sin darse cuenta, se alegra de que el encantamiento se haya roto con el primer horror sufrido o más bien, primer olor. El punto es que aun si fuera la nota de Shorter Wong y tuviese las pelotas que le faltaron durante su noviazgo para pedirle que se vean en ese lugar, a Yue no podría serle más meh.

De hecho, va a quemar la nota y luego hará un sahumerio en su cuarto porque no quiere que existan malas vibras con Eiji tan decaído por la pértiga. ¿Quemarlo? No, mejor lanzarla por el baño como el trozo de mierda que es, no, ¡no! Debe haber algo peor que sea lo suficientemente satisfactorio como para convencerlo de que no se equivocó y estuvo bien romper con Shorter, claro, Wong suele hablar sobre esa ruptura como mutua aunque es una bazofia puesto que Yut-Lung pateó su trasero afligido, no al revés, punto. Su ex murió desde que eligió a Ash Lynx. Nada más que decir.

Pero aun así... sus ojos navegan a la nota y contiene un grito entre los dientes y lo odia, porque pese a estar fuera de su vida sigue arreglándoselas para joderlo.

¡Sí! Shorter lo jodía todo cuando estaban juntos.

Jodió a su pandilla.

Jodió su confianza.

Jodió sus ropas favoritas al nunca tener cuidado y arrancárselas.

Jodió a su familia, a sus amigos, a su carrera.

Y sobre todo, le jodió el corazón. Porque una vez roto jamás volvió a ser lo mismo y mierda Yut-Lung lo intentó. Hubo un tiempo en que quiso llenar el vacío con sexo, dinero, alcohol, drogas y el glamour que le ofrecían las fiestas. Pero mientras más buscaba en los lugares incorrectos más doloroso crecía ese vacío hasta que un día ya no lo soportó. Sino fuera por Eiji...Eiji lo salvó donde Wong lo abandonó y le dijo que nunca estaría desprotegido antes de soltarle la mano y dejarlo completamente perdido.

—¿Yue? —Así que el papanatas puede esperarlo con las piernas cruzadas si así desea, pero él no va a moverse de la comodidad de su cama para meterse a una camioneta con olor a flatulencias y dejar que su ex se la lleve barata—. ¿A dónde vas?

Maldito seas Shorter Wong.

Hijo de puta.

¡Bastardo con micropene!

¡Ugh!

—Voy a salir un rato. —Va a matarlo, sí—. Lo siento por tener que saltarme tu práctica esta mañana.

—No debes asistir a todas lo sabes ¿no? —Eiji no se lo dice con reproche, al contrario, usa un tarareo ligero que es una bocanada de aire fresco, el canto de un mirlo o una brisa primaveral.

—Lo sé. —Suspira—. Pero me gusta hacerlo. —Su mirada se suaviza, mete la carta dentro del bolsillo de sus jeans para podérsele acercar, porque eh acá lo único bueno que le queda en su vida con Sing, eh acá su más grande amigo—. Más ahora que el entrenador se ha vuelto tan exigente.

—Sí. —Eiji se lo dice con una sonrisa decaída y una mirada cansada, lo conoce, sabe que algo va mal con ese tal Fox, sin embargo, ha pasado el tiempo suficiente con Okumura para comprender que en un ambiente de mucha presión tiende a cerrarse y volverse inaccesible—. Pero no todo es tan duro, me llevo bien con mis compañeros de equipo, me siento validado ahí.

—Ajá. —El más joven tensa sus brazos encima de su pecho y alza una ceja—. Tu novio está ahí. —Si bien, no está seguro de que esa sea la conclusión, apuesta su propia vida a que Eiji está enamorado y es correspondido, le alegra. Por favor, confía en mí y cuéntamelo.

—¿N-Novio? —Dios, es tan malo mintiendo, da vergüenza ajena—. No sé de qué hablas.

—Me parece que... —Yue da una zancada, se acerca y de un tirón baja su polera para que quede un brillante chupón expuesto en su clavícula—. Me parece que lo sabes.

—¡Yue!

—Lindo pecho, no lo culpo si lo antojaste.

—¡Yue! ¡Ya basta! —Gimotea rojo hasta las orejas—. Esto es vergonzoso.

—¿Es Mizuno?

—¿Eh?

—¿Tu novio es ese hombre? Se nota que le gustas por la manera en que te mira y cómo busca tener tu atención durante los entrenamientos, te devora con la mirada en tus shorts deportivos.

—No es él. —Eiji tensa sus dedos alrededor del chupón, Yut-Lung se detiene un momento a analizar los posibles candidatos y cada uno es más terrible que la anterior. Piensa. Piensa. Piensa. ¡Bingo!

—¡Ah! —Entonces jadea—. Ya sé quién es. —Y a juzgar por cómo Okumura palidece y retrocede su presentimiento solo puede ser correcto.

—¿Quién? —¿Cómo ha sido tan ciego? Fue obvio del inicio, pero probablemente no quería verlo.

—Es Sing. —Concluye con una sonrisa satisfecha.

—¿Qué?

—Me escuchaste, es el mocoso. —Vuelve a concluir sintiéndose muy cool e intelectual por resolver aquel misterio por sí mismo—. No tienen que ocultarlo más, y entiendo que no me lo hayan querido revelar porque tenemos una amistad demasiado importante y podría haberles preocupado que me sintiera solo o excluido. —Toma las manos del japonés entre las suyas—. Pero tienen mi bendición, Eiji.

—Yue.

—Está bien, no tienes que decir nada. —Chilla conmocionado—. Sé que Sing será un buen hombre, va a crecer un par de metros y puede que hasta sea atractivo. Pero te prometo que no existe alguien más capaz para cuidarte que él, esto lo tenemos que celebrar, ¡hagamos una fiesta en la pandilla! A Lao nunca le agradaste, no obstante, tendrá que acostumbrarse.

—¡Yue!

—Debí ver las señales, incluso te ruborizabas cuando Sing te mandaba besitos en las prácticas.

—¡No es Sing!

—¿Qué? —Queda boquiabierto—. ¿Cómo que no es Sing? Si hasta vamos a hacer alguna ceremonia para celebrar en la pandilla, ¿acaso no escuchaste nada de lo que dije? —Okumura presiona sus ojos con fuerza e inhala, como si estuviese buscando recolectar mucha paciencia cuando debería ser Yue el presionado, acaban de desarmarle su fabuloso plan de bodas, mocosos malagradecidos.

—No es Sing. —Repite.

—¿Entonces quién es?

—No quiero que lo sepas.

—¿Eh? —El más joven parpadea confundido—. Creo que no te escuché bien.

—No quiero que lo sepas.

Oh.

—No quiero que te involucres más en mi vida amorosa.

—Pero. —Yut-Lung ríe carente de risa—. Pero somos amigos. —Suelta más dolido de lo que gustaría, no debe, bien conoce las consecuencias de mostrarse vulnerable y jamás acaba bien para él—. Y nos contamos todo, hicimos una promesa.

—Últimamente te siento muy posesivo, Yue. —Límites, sí, es importante que Eiji los ponga así como para Yut-Lung es importante escucharlos, lo vislumbra, lo digiere y lo metaboliza, le alegra que aquel chico tan tímido muestre la determinación implacable que constantemente lo embelesa—. Ya basta.

—Prometo respetar eso. —Balbucea—. Podemos hablar mejor cuando regreses. —Pero Eiji suspira.

—Con esto quiero decirte que necesito espacio.

—¿De qué? —Pregunta aterrado.

—De ti.

¿Acaba de decirle que necesita darle espacio? Porque Si Eiji necesita espacio quiere decir que colocó a prueba demasiadas veces su amistad y ya no quiere ser su amigo, sí, debe odiarlo, no lo culpa, con razón lo odia si se ha portado como un imbécil este tiempo, debió mostrarse más preocupado, joder, estaba tan preocupado pero no lo quiso presionar y ahora lo perdió, lo perdió para siempre y quedó solo otra vez, ja, ja, ja, qué gracioso, pero en el fondo, se lo merece ¿no? Buscó quedarse solo porque una parte de él sabía que la amistad de Eiji era demasiado buena para una escoria, tal como ocurrió con Wong, sabía que no los merecía e hizo hasta lo imposible para colmarles el aguante y hacer que lo dejaran. Debería sentirse hasta agradecido, no tendrá que torturarse con esa incertidumbre sobre cuánto más Okumura lo tolerará, se acabó, ya se acabó y ya.

—¿Yue? —Niega, la catástrofe ha escalado con demasiada fuerza y se siente desvalido y sus malditos rasgos de personalidad no ayudan, porque a veces el mundo es demasiado para Yut-Lung, su umbral de sensibilidad es hiperreactivo con ciertos estímulos y con ciertas personas—. Palideciste.

—Sí, debe ser porque no he desayunado. —Se pone a la defensiva y se cierra—. Está bien, no tengo que saberlo, lo entiendo. —Agarra su bolso rápidamente del piso—. Sing me dijo que él estará sobre las gradas cuando entrenes, asegúrense de almorzar algo decente, usen mi tarjeta.

—¿No vendrás?

—Yo tengo trámites que hacer, una mañana muy ocupada, así que no los podré alcanzar. —Necesita salir del cuarto o va a romperse, siente a los ojos arder, oh no, va a llorar y casi escucha esa carcajada burlesca que Hua-Lung suele darle en estos casos: «¿Otra vez te estás haciendo la víctima? La gente se cansa de tus lágrimas de cocodrilo», pero no son lágrimas de cocodrilo, llora porque le duele pero eso incomoda a los demás—. No te esfuerces demasiado.

—¡Yue!

—Cuídate.

Así que corre.

Corre. Corre. Corre.

Corre como si lo persiguieran aunque nadie lo hace, corre de sí mismo y quiere a mamá. Yue se ganó la maldita lotería con sus rasgos de personalidad, desde muy joven a su madre le preocupaba acerca de porqué era tan impulsivo y volátil, "intenso" lo llamaron, eso llevó a su madre médico tras médico para que buscaran soluciones como si su personalidad fuese un problema que hubiese que arreglar, no cumple los criterios para un diagnóstico de personalidad, no hasta que se intente suicidar o hayan autolesiones de por medio, pero sí tiene ciertos rasgos y un umbral de sensibilidad más reactivo que el de la mayoría, es decir, sus emociones son mil veces más intensas de lo que se esperaría. Y aunque a su madre le generó alivio entender lo que le pasaba, a él lo angustió y no solo eso, lo hizo la víctima de sus hermanos y sus insultos taaaan inteligentes (nótese el sarcasmo, por favor).

Marica, lágrimas de cocodrilo, histérico, exagerado, manipulador, víctima, inútil, puta y bla, bla, bla.

Sí, los perros pueden ladrar, le da lo mismo, ¿el problema? Esa clase de comportamientos se llaman: conductas invalidantes.

Predisposición biológica + Ambiente invalidante = Personalidad limítrofe.

¡Taran!

Así que básicamente mientras su mamita aprendía técnicas de regulación emocional y lo llevaba con diferentes profesionales para que su calidad de vida fuese la mejor, sus hermanos picaban y picaban, igual que cuervos, esperando que tuviese su primer intento de suicidio y casi los veía llegando dentro del hospital con una pancarta que decía: «Felicidades por cumplir los criterios del trastorno, límite».

Casi sería lindo.

Y aunque no es malo tener un trastorno de personalidad o rasgos per se (de hecho es esperable que se presente algún rasgo de ese clúster y el 2% padece del diagnóstico concreto), sin querer esto hizo que Yue se viese a sí mismo como un problema y de repente, esa sensibilidad que tanto lo motivaba a apasionarse por su carrera, sus amigos y su pandilla se hizo un problema. Y aunque Shorter intentó amarlo aún sino lo comprendía del todo porque Yue jamás ha hablado de esto fuera de su familia lo siguió poniendo a prueba una y otra vez, empujando su límite hasta confirmar su mayor temor: nada más es un problema y por eso lo dejó. No fue mutua la ruptura, se mintió, le dio miedo, huyó cuando aún sentía que le quedaba algo, le dio miedo, igual que le da miedo esto que pasa con Eiji.

Porque Eiji lo salvó y lo ama de una forma completamente diferente a Shorter, sobreviviría sin amor romántico, se dijo. Pero Eiji es su familia, la única que tiene además de su mamá y perderlo...Injusto, es muy injusto, Yut-Lung también quiere ser salvado y ser digno de amor.

Perdón.

Quiero arreglarlo, pero no sé cómo.

Quiero ayudarte así como tú me ayudaste, me importas, te amo.

Te amo, no soy bueno para ti, así que debería dejarte ir como lo hice con él. Pero no quiero, me duele, me lastima, me lastimo y me odio.

—Yut-Lung. —No hay tiempo para esto, se recompone con una frialdad impresionante tras percibir esa voz, alza el mentón mostrando la máscara que todos adoran y vive por los aplausos de su público ¡bravo!, huele las rosas y se encandila por las luces—. Viniste.

—Sí. —Yue siente que sus labios se secan, a pesar de haber visto incontables veces a Wong después de haber terminado sea en el campo de batalla o en una riña, esta es la primera charla que sostienen porque él sabía lo doloroso que sería, así que la evitaba—. ¿Has estado esperando todo este tiempo?

—Sí. —Cuando finalmente alza el mentón siente que el corazón se le hace trizas, los ojos de Shorter brillan como nunca antes sin sus lentes de sol y viste de ese tonto polerón fosforescente, ese mismo que le prestaba a Yue cuando se quedaba a dormir y decía que se le veía lindo porque le cubría hasta las rodillas, pensó que se desharía de la prenda, esperó que lo hiciera—. Todo este tiempo he estado esperándote. —Y no quiere darle más significado a esas palabras.

—Recibí tu carta.

—Esperaba que lo hicieras. —Pero lo hace. Sostienen la mirada un instante más de lo necesario para validar la presencia del otro y ¿algo más?—. Tenemos que hablar.

—No.

—Yut-Lung.

—Nosotros ya lo hablamos todo. —Los ojos de Shorter bajan al piso, Yut-Lung quiere salir corriendo otra vez, no lo hará, es valiente si se trata de su pandilla, la formó para protegerse y debe protegerlos a ellos en retribución, debe hacerse valioso porque si es reemplazable lo reemplazarán—. Si esto es todo lo que quieres decirme, me iré.

—No es sobre nosotros. —Musita—. Es sobre Ash. —El nombre le eriza la piel.

—¡No tengo nada que...!

—Y sobre Eiji. —Se calma.

—¿Eiji? —Repite su nombre como si fuese algo ajeno—. ¿Mi chico?

—Eiji Okumura, no "tu chico". —Aclara.

—¿Qué tiene que ver Eiji en esto?

—Necesitas ponerle un parale a esa ridícula regla de traición entre las pandillas, estás lastimándolos. —Y ya no debería sorprenderle quedar en el papel de villano, a fin de cuentas, sin importar qué tan duro lo intente nunca es suficiente, ni para sí mismo ni para nadie.

—Shorter. —Pero esperaba que para ti fuera suficiente—. No te incumbe cómo manejo a mis chicos.

—Me incumbe si afecta a Ash.

—Ash. —Repite burlesco—. Ash esto, Ash lo otro, si tanto adoras a tu Ash, ¿qué haces acá?

—Siendo un amigo. —Gruñe—. Algo que tú nunca podrás entender porque eres demasiado egoísta.

—Ja. —Y Yue toma un pedazo de su corazón para abrirse aún más la herida, se raja la piel y disfruta del dulce dolor, mierda, se siente bien ser castigado y odiado—. Tienes razón, no sé nada sobre ser un amigo y probablemente por eso tengo solo subordinados.

—Te quedarás solo.

—Amo estar solo, ojalá me quede solo.

—¿Incluso sin Eiji?

—Él es diferente. —No duda en mostrar sus espinas y alzar la guardia, la herida fue abierta hace tan poco y va a desangrarse sino la cierra pronto—. A él lo amo, no es mi subordinado, igual que a Sing.

—Dices que amas a Eiji pero no sabes nada sobre él. —Corta más profundo, mira la sangre gotear y aunque espera que sea roja, sale una mezcolanza negra invisible y asquerosa, está podrido de la raíz y Ash no, por eso lo dejan para irse con él y no es que Yue se quede en posición de víctima y no haga más que quejarse, ha hecho cambios. Pero si cambias y cambias y nunca alcanza, ¿entonces qué te queda? ¿convertirte de frentón en otra persona? O al menos, fingir ser otra persona—. Me da pena.

—No creo que debas sentir pena por Okumura.

—Me dan pena todas las personas que siguen a tu alrededor y manipulas. —Puta manipuladora. No quiere escuchar a Hua, así que lo saca de su cabeza—. ¿Qué pretendes con esta guerra? ¿Tan grande es tu ego para destruirlo todo?

—Es Arthur quién está destruyéndolo todo. —La golpiza que le dio a Sing arde tras sus párpados con fotogramas intrusivos—. ¡No ha dejado de emboscarnos! Dejó a la mitad de mis chicos lastimados.

—Y sin embargo, tú estás bien.

—Shorter.

—Y sin embargo, tú estás bien a costa de quienes te aman.

Y así siempre será con Shorter, se rinde, diga lo que diga es un villano descorazonado que hace hasta lo imposible para torturar a quienes están a su alrededor, no por qué le cueste o lo intente, aun si no es lo más óptimo o efectivo, lo intenta, pero si Eiji también lo dejó debe estar haciendo algo mal aún y no debe faltar nada para que el resto lo abandone también. Por ende, espera ser buen líder durante lo que resta antes de que la mecha lo consuma y él se destruya a sí mismo. No permitirá que queden desprotegidos ante las fauces de Arthur y su ejército de neandertales, aun si Okumura desea espacio y se lo dará, esto no quiere decir que lo dejará desprotegido, no con una competencia cerca. Así que adelante, hazme el villano de tu película.

—Eiji está saliendo con Ash.

—No es verdad.

—Son pareja, lo estás lastimando con estas tontas reglas.

—¡No es verdad! —Grita asfixiado, el pecho le presiona y cada vez tarda más en subir, siente que lo han apuñalado y se está muriendo, no hacen más que verlo agonizar, pero qué risa—. Ni siquiera tú caerías para decir una mentira tan vil.

—Exacto, no estoy mintiendo.

—Eiji jamás podría enamorarse de Lynx. —Escupe iracundo, la cabeza le taladra y aunque solo tiene alcohol en el estómago perjura que lo va a vomitar—. Y nunca me creería esa mentira, me confesaría algo así de importante aun si es de la pandilla opuesta, somos amigos, me lo diría.

—Él no confía en ti.

—Él es mi mejor amigo.

—¿Mejor amigo?

—¡Así es!

—Pero tú no tienes amigos. —Shorter sentencia—. No sabes tenerlos, no sabes amarlos.

No sabes tener amigos.

No sabes amar a nadie.

No supiste amarme a mí.

Yue se queda en silencio. Está llorando. Está llorando porque está herido, pero todos parecen utilizar de excusa su maldad deliberada cuando ¿hola? Son crueles y es tonto esperar que no le afecte, y no está llorando para manipular o hacerse la víctima, toda su vida ha escuchado eso, haciéndolo jurarse que las emociones eran malas y él era malo por tener demasiadas. Eiji fue el primero y único con las pelotas suficientes para validarlo además de su mamá. Así que llora porque al menos sentía que era su mejor amigo y sí, sabe que ha hecho cosas atroces y entiende por qué le piden espacio, no quiere ser un villano ni actuar como tal, pero aun así, dentro de lo que puede e intenta, pensó que lo estaba haciendo...bien. Pensó que estaba demostrándole al menos que era su amigo, que lo ama, lo prioriza y lo siente por actuar tan dominante y hacerle daño. Él no es Shorter. Él no sabe amar. No sabe tener amigos sin destruirlos. No sabe no destruirse.

Pero todos los días lo intenta un poquito, solo que a veces necesita ayuda. Un empujoncito, tal como fue la conversación mañanera con Eiji, estuvo bien que le pidiese espacio, le dolió, sí, pero sabe que dejará de dolerle en algún punto. ¿Entonces por qué?

«Eres demasiado complicado, Yue. Desearía tener un manual para saber cómo hablarte y mostrarte cómo puedes hablarle a los demás, porque no todos lo entenderán», le dijo tras la primera consulta.

Y añadió: «No pongas pucheros, mi niño. Eso no te hace imposible de amar, solo necesitas a alguien especial, a una persona correcta que desee entenderte, aunque tú también debes estar dispuesto a entenderla justo como lo haces con mamá y mamá te ama, yo te adoro, mi niño, mi dragón de luna».

Creía que Eiji era esa persona.

Pero él no entiende a Eiji.

Él no entiende a Eiji y al parecer Ash sí.

Él no es Ash.

—¿De verdad crees que funcionarán esas lágrimas de cocodrilo? Ya no caeré por eso, Yut-Lung. —Pero él no reacciona al comentario y en su lugar se las limpia, metiéndose en el papel de villano otra vez—. ¿Alguien te cree a estas alturas?

—La próxima vez que quieras contarme algo así, puedes escribirme.

—Me bloqueaste por celular.

—Te desbloquearé, pero no quiero verte otra vez. —Y algo cambia en la expresión de Shorter luego de escuchar eso, algo se suaviza y a la vez se rompe dentro de él—. Ahora me iré.

—Espera. —Apenas lo toca tiembla y la fachada se quiebra, suelta un sollozo de animal herido y eso realmente angustia a Wong—. Lo siento, fui un idiota, me desquité contigo.

—Debes estar acostumbrado ya.

—Yue. —Y es injusto que lo llame por ese apodo cuando se supone que pasaron la página—. Perdón, quédate a mi lado un rato.

—¿Por qué debería? —De un tirón libera su brazo.

—Porque estás llorando. —Le gruñe como si eso pudiese cambiar algo—. Y siempre he odiado verte llorar.

—Lo sé, me lo dejaste más que claro.

—Siempre me ha dolido verte llorar. —Se corrige—. Y siempre he odiado que llores por mi culpa.

—Nunca lo habías dicho así.

—Sí. —Shorter sonríe con tristeza—. Quizás debí hacerlo.

Debiste.

Yut-Lung lo mira otra vez antes de resignarse y arrastrarse por el mirador, no había querido prestarle atención al lugar puesto que se encuentra repleto de memorias y risas, se conocieron acá una noche especialmente solitaria y se volvieron inseparables. Shorter lo llamó amor a primera vista y era tonto y romántico y ambos lo amaban. Se arrastran hacia los asientos de madera, el mirador no es especial o magnánimo pero posee una serie de binoculares que funcionan con monedas y dan vista de Nueva York que es un lujo, no se acercan a dichas atracciones, de hecho, no se acercan a la baranda porque cada uno se queda en el rincón de la banquilla inmerso en sus propias divagaciones.

Recuerda haber pensado que su relación con Eiji era sagrada y que lo puso sobre un altar de flores, si bien, eso es verdad, Shorter jamás vio que aun si a Eiji le dio un altar Wong tenía el jardín completo repleto de una inmensa variedad de geranios de soyfelizcontigo, narcisos al desfallecer por su amor, nomeolvides temiendo que lo hiciera, prímulas de primer amor, lavandas porque a él le encantaban y a veces se las regalaba, pero sobre todo, habían dalias. Dalias amarillas al serle fiel, dalias naranjas ya que adoraba declararle su amor, rosas puesto que a pesar de todo, Yue intentó hacerlo feliz, rojas de tequerrésiempre y violetas igual que su cabello, violetas de: «mi amor por ti es fuerte, crece cada día». Y así esperaba que lo hiciera, no obstante, en algún instante apareció Ash Lynx para hincar una serie de mimosas.

«Dudo de tu amor».

«Dudo de tu amor así que por favor, no lo elijas a él».

Pero Shorter se fue con Ash y lo traicionó, dejándolo completamente desamparado e independiente del tiempo o las riñas que hayan pasado, Yut-Lung no lo supera y odia saber esto, odia ser consciente de la cercanía de Wong y de lo mucho que extraña la calidez que desprende acurrucándose bajo sus sábanas, odia la cortesía forzada que se deben, odia estar tan nervioso y que él pueda ser tan...cruel, odia la distancia, odia no saber romperla y odia no poder arrancarse el corazón. Porque duele, duele, duele demasiado.

¿Hasta cuándo dolerá?

Cree que para siempre, porque Shorter dejó una marca irreparable dentro de Yut-Lung.

—¿Por qué elegiste el mirador? —El más joven se atreve a inquirir, aun en la misma gradilla destaca una distancia entre ellos y no ayuda que ninguno sepa acortarla, tienen demasiados muros alzados, no pueden verse y siendo sinceros, les da demasiado miedo lo que podrían ver si lo hicieran.

—Porque es el único lugar al que accederías a venir.

—Eso no es verdad. —Yut-Lung frunce las cejas y se atreve a mirarlo, es fuerte, no puede permitirse otra humillación si ya lloró frente a su ex, es patético—. Habría ido a la universidad o incluso al Chang Dai, también sabes dónde me hospedo, pudiste haber ido tú en lugar de dejarme la nota. —Ese tono de escarcha yuxtapone la ternura que sus ojos ocultan y quiere que se extinga rápido.

—Supongo que es verdad.

—¿Entonces por qué? —Brama—. ¿Qué hacemos acá?

—Tal vez solo echaba de menos este lugar. —Entonces dice, encogiéndose de hombros en su chillón polerón y dejándolo a la deriva, huele a nostalgia—. Me enteré hace poco del noviazgo de Ash y Eiji.

—¿Cómo estás con Lynx? —Escamotea.

—¿Eh?

—¿Cómo estás al lado de Lynx? —La pregunta parece tomarlo por sorpresa, sin sus lentes es sencillo leerlo y eso también le duele, su honestidad casi infantil siempre le ha sido preciosa, es injusto, cree.

—Bien. —Musita—. Él es un buen líder, se preocupa por nosotros. —¿Y yo no lo hice? ¿Acaso no me preocupé por ti? ¿Acaso no te protegí incluso contra mi propia familia?

—Bien. —Sonríe—. Es bueno saber que Eiji está en buenas manos.

—¿Y lo aceptarás así nada más?

—Yo. —El corazón se le astilla y desgarra por dentro, claro que Eiji no tuvo la confianza para contarle esto si ha dejado más que clara su posición, incluso declaró una guerra entre las pandillas, debió ser tan difícil para Okumura soportarlo en silencio y así pretende ser un apoyo, ja, tiene razón, no sabe, no puede y no es un buen amigo para nadie—. Arthur. —Así que cambia de tema—. Corren rumores peligrosos sobre Arthur.

—¿Cuándo no? —Shorter ríe para aligerar el ambiente—. Es un bastardo, ni siquiera a nosotros nos cae bien y somos del mismo bando.

—Tienes razón. —Y funciona, odia lo desesperadamente feliz que lo hace la sonrisa de Shorter, cree que es más embriagadora que la media botella de vino que se zampó de desayuno, mierda, es obvio que no puede mantener amigos siendo tan autodestructivo—. Pero esto es diferente.

—¿Por qué?

—Tú... —Y podría lastimarlo acá y tener su venganza—. ¿Recuerdas esos rumores que corrían acerca de Lynx? —Pero no lo hace y se asegura de rodear con cuidado el tema.

—¿Los rumores que yo...? —Asiente—. Sí, sé de lo que hablas.

—Pues Dino Golzine se ha manifestado en carne y hueso.

—¿Qué? —Shorter parpadea horrorizado—. ¿Acaso no lo detuvieron? Hubieron varias víctimas, los testimonios eran conclusivos.

—Pues ya sabes cómo funciona la ley. —No consigue mantener mucho el contacto visual, por ende, decide enfocar su atención en los labios de Shorter en lugar de sus ojos y es mil veces peor—. Dudo que le haga algo, fueron rumores nada más.

—¿No crees que culpe a Ash por lo sucedido?

—Lynx ni siquiera conoce al tipejo, ¿qué tendría que ver?

—Porque fue un alboroto bastante grande ese tiempo, se decía que tenían una relación romántica y aunque Ash nunca testificó ni hizo nada para que así lo creyeran no sé, ¿acaso no tendrá curiosidad por Ash?

—Supongo que si mi reputación cayera por un chico al que ni siquiera conozco, sí querría conocerlo, al menos luego del juicio. —Especula y lo ve angustiado—. No te decía esto para lastimarte, pero se rumorea que Arthur está buscando a Dino y no están planeando nada bueno, por eso lo mencionaba y no por otra cosa. —Aclara—. No lo hice para hacerte daño.

—Lo sé. —¿Y si siempre lo supiste por qué me atacabas?. Gracias.

—Lynx no sabe, ¿no es así? —Lo escucha tragar duro y le da pena ahondar más, no le gusta esa parte suya que es completamente vulnerable en las firmes manos de Wong—. No tiene idea de que fuiste quién inició los rumores.

—Fue un accidente.

—Lo sé. —Lo calma incluso sabiendo eso, porque no quiere que la conversación muera todavía, cree que no volverá a tener oportunidad de apoyarlo y estar ahí para él, aunque sea una farsa y ni siquiera exista amor de por medio—. Pero deberías explicárselo, es tu amigo y lo entenderá.

—¿Así como tú entendiste el romance de Eiji? —La puñalada es implacable. No lo mereces, eres una mierda de amigo, nadie confía en ti, lo arruinaste de nuevo, siempre lo arruinas, puta manipuladora.

—Tienes razón. —Yue baja la cabeza y Shorter le acuna el mentón, elevándolo con cuidado y lo hiere que sea así, sus toques gentiles le quitan el aliento y lo hacen querer llorar, el desamor duele mucho.

—Perdón, me desquité. —Yace un atisbo de algo en sus ojos que es demasiado impenetrable y Yue no lo puede ver, es algo que hace que el corazón le sangre, el tipo de expresión de cachorro pateado y arrepentido que hace que se derrita—. Pero Ash es mi mejor amigo y yo lo lastimé tanto. Durante el asunto de Dino lo molestaron bastante en la universidad, y a veces todavía él cree que lo molestan por una mierda de su pasado, pero no es así.

—El caso de un profesor abusivo cuyo joven amante lo demandó por abuso sexual. —Recuerda, fue una denuncia anónima la primera que llegó y armó ese caso antes de que varios afectados hablaran, sin embargo, Ash fue el chivo expiatorio y señalado como la puta fácil a la que podías tener por cinco dólares en el baño—. Fue un accidente, creo que lo hiciste para protegernos pero de la forma errada.

—Tu suposición es correcta. —Ríe con amargura—. Y aun así, Sing me odia.

—Sing siempre me quiso más a mí, tú eres el padre negligente del matrimonio.

—¿Acaso estuvimos casados? —Y Wong sonríe torcidamente, Yue reconoce esa sonrisa de esos días de enamoramiento y juventud, esa que hace ver su mandíbula aún más prominente y le da un soplo de chispa infantil por los hoyuelos que se le marcan entre los piercings, es una sonrisa bonita y única, es diferente a la sonrisa guapa con la que Shorter rompe corazones, esta sonrisa era exclusivamente para él—. Porque no recuerdo haberte pedido matrimonio y haber tenido un retoño.

—Oh sí, lo hiciste. —Canturrea aún cerca, saboreando el aliento de niebla que escapa de la boca del moreno cuando se relame por los nervios—. Sing es el hijo traumado por el divorcio.

—El hijo traumado que odia a su papá.

—¿Por qué me pones a mí como la mamá?

—Bien, si quieres soy la mamá, no tengo problemas. —Y la imagen mental lo hace reír.

—Serías una mamá muy fea.

—¡Oye! —Gimotea—. No taaaan fea.

—Ajá.

—Debo admitir que no me depilaría si tuviera que usar un vestido, pero ese es otro tema.

—Con razón Sing está tan traumado, salió de un matrimonio de traumas. —Suspira.

—Yo digo que ya venía traumado. —Yut-Lung sonríe con melancolía, Shorter aún está sosteniéndole el mentón y espera que no lo suelte, no todavía—. Nosotros solo sacamos a la luz sus traumas.

—Lo echas de menos.

—Bastante. —Confiesa—. Pero no le pago pensión alimenticia así que es comprensible no verlo.

—Lynx debería darte un aumento.

—Ash debería pagarme algo. —Resopla y su cabello morado salta con gracia por encima de sus ojos, Yue sigue el movimiento y se pierde en los racimos de pestañas oscuras que posee, siempre le gustó que las tuviera tan espesas pese a ser cortas, eso resaltaba aún más sus ojos y la bondad que ocultan dentro de sus pupilas, es preciosamente deslumbrante—. ¿Qué?

—¿Qué de qué?

—¿Por qué me miras tanto? —De repente, Shorter se ruboriza hasta las orejas y es adorable.

—Esto es extraño. —Entonces confiesa—. En todo este tiempo no hemos dejado de vernos, aun así, cuando te estoy pateando el trasero no te presto atención, no realmente, no de esta manera.

—¿Perdón? —Wong alza una ceja, indignado—. Yo te pateo el trasero a ti. Tu trasero me pertenece todavía pero de otra forma.

—Mi trasero es libre de pertenecerle a quién yo quiera.

—Pero me dejas seguirlo pateando. —Canturrea y odia que ese canturreo en lugar de irritarle gatille su pulso con una implacable ferocidad—. ¿No es así?

—Eres literalmente un gorila, dame algo de crédito por resistir en las peleas.

—Te lo doy. —Consensuan—. No pensé que podrías pelear físicamente.

—Lo sé. —Tararea, alejándose de la mano de Shorter, más, sin romper el contacto visual—. Por eso me especialicé en defensa personal para patear tu trasero. —Wong chifla, anonadado y eso le gusta.

—¿En qué cinturón vas? —Y cuando baja la cabeza, Shorter ya lo sabe—. No me digas que sigues en blanco, es el nivel más bajo.

—¡Cállate! —Chilla—. No he tenido tiempo para practicar bien, pero las clases están pagadas y estoy ahí en alma, eso cuenta.

—No lo hace.

—Claro que cuenta. —Lo golpea—. Ya no estás acá para protegerme y debo protegerme solo.

—Oh. —El ambiente muere—. Es verdad.

—Ya no estás para mí.

—Ya no estoy para ti. —Repite—. Ahora estoy para Ash.

Silencio otra vez.

Recuerda las palabras de su madre, Yue estaba en sintonía con los peligros del mundo y sin embargo, desconocía las alegrías (e incluso el amor). El amor jamás fue estado de éxtasis, sino de terror porque toda su existencia escuchó que era demasiado complicado, «pobre del desafortunado que aguante ese carácter» le decían. Y Yut-Lung nunca había visto el amor antes, no romántico, vio el amor en la dedicación implacable que le brindó su madre con los ojos cristalinos y una sonrisa gentil, contempló el amor en la ternura con que Lao crio a Sing, vio el amor en la calidez abrumadora cuando Eiji acunó su dolor y creyó verla en Shorter pero... ya no sabe. Hay demasiados sentimientos no deseados que se arremolinan en su vientre al tratarse de Wong, recuerdos familiares, dolorosos y fantásticos que arden en una cicatriz clavada en su corazón.

—No tienes que preocuparte por Lynx. —Entonces dice y lo hace sentir vulnerable convertirse en el foco de atención de esos ojos, es en estos momentos cuando desearía que llevase los lentes de sol.

—¿A qué te refieres?

—Eiji.

—¿Qué tiene que ver Eiji?

—No pretendo hacer nada que lo lastime, si levantar la prohibición es lo que quiere o busca cambiar de pandilla puede hacerlo, no lo detendré y tampoco pelearé contra él. No puedo pelear contra Eiji.

—Yut-Lung. —Es Yut-Lung otra vez, no Yue.

—Puede que no sepa ser un amigo y que no sepa amar, tienes razón, soy egoísta. —Soy destructivo, soy autodestructivo porque me odio y lo consumo todo como un espiral—. Pero amo a Eiji Okumura, no permitiré que sufra, no por mi mano al menos.

—¿Eso es todo? —Y le da rabia que le pregunte esto, como si por estar en el papel de villano tuviese que actuar como tal—. ¿Te rindes?

—¿Esperabas una cosa diferente?

—Si me cambiaste por Eiji y luchaste tanto por él, sí. —Jadea desesperado con un grito ahogado.

—Si amas algo déjalo libre, si regresa, es tuyo, sino, nunca lo fue. —Murmura.

—¿Eso pensabas de mí?

—¿Quién sabe? —Yut-Lung se encoge de hombros y se levanta—. Lo único que sé es que no volviste.

—Yue.

—Y eso está bien, nunca me perteneciste.

—Nunca te pedí libertad.

—Y aun así... —Sonríe—. No volviste.

Esta vez es Yut-Lung quién se va, se va para no mirar atrás y tiene muchas ganas de ver a Eiji y a Sing, de sentir que toda esta mañana no ha existido, corroborar con sus ojos que puede ser amado gracias a las personas correctas y que Shorter no tiene la razón.

Pero al llegar a la facultad de deportes se encuentra a Eiji con una mirada tan hermosa, deslumbrada y brillante que desprende su propia galaxia dirigida hacia Ash Lynx, están tomados de las manos tras los camarines, probablemente no se han percatado de su presencia porque nada parece que consiga distraerlos de su mundo y los envidia, los odia, los detesta, quiere matarlos y hacerlos víctimas, ansía que sientan este mismo dolor. Pero esa rabia no es rabia y pronto la ve reemplazada por tristeza, su tristeza por la congoja, la congoja por el dolor, el dolor por la desesperación y la desesperación por...

Me siento solo.

También quiero algo así.

También desearía ser amado.

Ay.

—Lo hiciste maravilloso, onii-chan. —Y nunca había escuchado a Ash hablar con tanto amor, ternura y devoción como en estos momentos, eso lo convierte en un intruso—. Estoy orgulloso de ti.

—Gracias. —Y Eiji sonríe como no ha sonreído en mucho tiempo y por más que intente Yut-Lung no lo ha conseguido recuperar—. Estoy nervioso por la cita con el médico.

—Para eso voy a ir contigo. —Le besa la frente y esto...

—Lo sé. —Esto le está haciendo mierda el corazón—. Me da pena tener que ir a escondidas.

Puff. —Resopla—. Lamento que tu mejor amigo sea una víbora dictadora.

—¡No hables así de Yue! —Gimotea y a pesar de todo, lo defiende, gracias—. Es una buena persona.

—Si tú dices. —Rueda los ojos—. Pero estoy un poco cansado de tener que escondernos, no es que me encante la idea de que pases tiempo con Bones y Kong, pero ellos también quieren salir a lugares contigo y es deprimente juntarnos siempre en mi casa o en el bar.

—¿Eh? —Entonces Eiji lanza su risa juguetona—. ¿Esta es tu forma de pedirme que vaya a una cita?

—Vaya, si tanto insistes, supongo que iré a una cita contigo.

—¡Ash! —Otra vez gimotea—. La idea era que tú me preguntaras.

—¿Para qué? Tú ya me preguntaste. —El japonés infla las mejillas antes de golpearlo del brazo, hay una reluciente capa de sudor debajo de su flequillo, lo más seguro es que terminara la práctica hace poco y se hayan tenido que ver a escondidas—. Te quejas de Yue y eres peor.

—No lo soy. —El hijo de puta luce completamente ofendido—. Debes admitirlo, es muy manipulador de su parte ponerte contra la espada y la pared, siento que quiere acapararte.

—No lo hace con mala intención.

—Deja de defenderlo, te está haciendo daño. —Niégalo, por favor, niégalo, todavía puedo cambiar.

—Tienes razón. —Pero no lo hace—. Por eso tuve que pedirle espacio, me estaba sofocando.

—Si te sientes inseguro puedes quedarte conmigo.

—¿Crees que él me haría daño?

—¿Tú no?

Ja.

¿Así es como lo perciben?

Suspira, dándose la vuelta, abrazándose a sí mismo y sí, desde niño es consciente sobre el problema que es su personalidad en comparación a la sinceridad del resto y sumado a su hipersensibilidad, no fue a propósito sacar colmillos contra Ash Lynx, pero mentiría sino dijera que le dolió que Shorter lo eligiera por encima del amor y mentiría aún más sino admite que ver a Eiji amar a Ash reavivó aquella sensación casi traumática de abandono. Igual que con Wong, debería tener las bolas suficientes para dejarlo ir, está destruyéndolo todo con su odio a sí mismo y al mundo, a este mundo tan injusto que le quita el amor y a la vez lo hace desearlo. Como sea, no codicia pensar más, solo anhela esconderse en su guarida para descansar un rato.

—¡Ah! —Pero no llega, algo le golpea la cabeza con tanta fuerza que cuando cae al piso ya existe un charco de sangre formándose alrededor de sus cabellos y goteando hacia su camisa—. ¿Qué carajos te pasa?

—Vaya, vaya. —Arthur canturrea dejando caer la piedra que usó para lastimarlo en su mano, tirando y atrapando progresivamente el pedrusco en un sinsentido casi burlesco.

—Hijo de puta.

—Fuiste difícil de atrapar. —Entonces dice—. ¿Dónde están ese mocoso y el samuray boy? ¿Dónde están tus hombres para protegerte?

—No los necesito para defenderme. —Gruñe herido, muy herido.

—¿Estás seguro? —En un santiamén los perros de Arthur rodean aquel lugar, dejándolo totalmente acorralado—. Porque te veo en desventaja, señorita.

—¿Qué diablos quieres, Arthur? Tengo mejores cosas que hacer además de escucharte ladrar, ve al grano.

—¿Qué quiero? —Tararea, arrojando la piedra al aire para volverla a atrapar, una marca de su propia sangre capta su atención en esos momentos—. Hacerte hablar.

—Tendrás que esforzarte mucho para sacarme información. —Ríe.

—Entonces... —Y Arthur se inclina, tironeándolo del cabello—. Hagamos esto divertido.

Cierra los ojos y siente el siguiente golpe.

Shorter.

No puedo ser salvado por algo tan frágil.

Lo lamento.

¿No les parecía raro que el señor no apareciera en el fic? Ya saben porqué, pero relax, love struck es una trama super tonta y linda, así que nada terrible pasará, pero sí nos da la patita del conflicto final. Con respecto a Yue, ahora si ven un cambio de actitud en el siguiente capítulo se pueden armar escenarios catastroficos de qué pasara, porque el otro ya regresamos con Ash y Eiji (posiblemente con este último). Como se habrán dado cuenta love struck y maybe in another life son las tramas que más duro estoy pegando en estos momentos, pero posiblemente tambien retome angel eyes porque ese fic ya parece con maldición de que escribo hasta cierto promp y muere. Deseenme suerte. Mil gracias por leer.

Nos vemos la otra semana acá~

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