—¿Es una broma?— pregunté incrédulo al escuchar a mi ex pareja decir que me invitaba a casa de su ahora pareja para pasar el fin de semana. —Jungkook, ¿Es una broma?

Lo observo sonreír y negar con la cabeza. —No lo es, Hyung, solo quiero que no estés tan estresado.

—Bien, entiendo tu punto— respiré profundo. —Pero, ¿Porqué la casa de la persona por la cual me dejaste?— casi dije lo último con molestia.

—No te hagas el ofendido, el que terminaramos solo afecto tu orgullo más no tus sentimientos— Jungkook ha bajado la mirada y suspira.
—Nunca me amaste, Hyung, creo que nisiquiera te enamoraste de mí.

Sé que él tiene razón, lamentablemente no pude enamorarme de Jungkook pero no es que yo no quiera, simplemente no habían cosas que nos hicieran el uno para el otro además mi vida como escritor me llegaba a estresar tanto que descuide nuestro noviazgo aunque si pensará con calma siempre he sido así, nunca implico mis sentimientos hasta el final para no ser yo quién salga herido.

Es normal que él buscará a otra persona que supiera amarlo y darle su lugar.

— Está bien, me disculpo por actuar así— tomo un sorbo de mi café y veo una pequeña sonrisa formarse en su rostro. — ¿Él...está de acuerdo?

—Claro que sí, además no estaremos los tres solos— con una sonrisa más radiante comienza a hablar. —Sus dos mejores amigos también irán a pasar el fin de semana ahí.

—Me sentiré más incómodo, solo te conozco a ti— me quejé de inmediato, soy muy malo desenvolviendo me con los demás. —¿Qué voy a hacer cuando te vayas con tu novio?

Arrugo las cejas cuando escucho sus carcajadas, él finge limpiarse unas lágrimas.

—No puedo creerlo, creas personajes tan increíbles pero tú eres muy tonto, Hyung— aún seguía sonriendo y quería golpearlo. —Son casi de tu edad y muy agradables, ya verás que te agradan y tú a ellos.

Suspiré dándome por vencido. —Está bien, iré.

Ya que la casa del novio de Jungkook estaba cerca de la playa decidí que estaba bien ir, podría ganar inspiración ahí para mis escritos. Me relajaría e incluso tal vez hablaría con gente nueva.

A mis veintisiete años necesitaba amigos lamentablemente mi mejor amigo ahora estaba de viaje y solo tenía a Jungkook, quién es mi ex pareja. Qué grandiosa vida social.

—Hyung, procura no ser grosero— Jungkook dijo cuando estacione mi auto frente a esa enorme casa.

¿Qué clase de persona cree que soy?. Mocoso irrespetuoso.

Observo cómo baja corriendo del auto y se dirige hacía un joven de cabellos rubios, sin querer sonreí cuando los vi besarse.

—Mereces ser feliz— susurro antes de bajar de mi auto. Camino hasta ellos con las manos en los bolsillos de mi pantalón y de pronto comienzo a sentirme incómodo.

Él sujeto era alto, de piel bronceada y al sonreír pude ver como se formaron unos hoyuelos, tenía que admitirlo, es muy atractivo.

—Mucho gusto, soy Kim NamJoon, es un placer conocerte— sin borrar su sonrisa extendió su mano hacia mí.

—Min YoonGi, y el gusto es mío— respondí estrechando nuestras manos.

—Entremos, en un momento vendrán por tus cosas— me dijo amablemente, en el camino hacía la casa me hacía preguntas sobre mi trabajo y nunca soltó la mano de Jeon.

Al entrar a la bonita y grande casa, lo primero en que mi mirada se posó fue en aquel muchacho de cabellos llamativos.

—Oh, él es Taehyung, uno de mis mejores amigos— NamJoon nos presentó y descubrí que el nombrado era dos años menor que yo, estudiante de medicina y muy extrovertido.

Justo cuando me llevaron a mi habitación, una perfecta melodía llamo demasiado mi atención. Era una voz preciosa que inundaba cada rincón de mi ser haciéndome sentir extrañamente calmado.

Caminé siguiendo la melodía hasta detenerme en una de las últimas habitaciones, allí dentro un joven de cabellos negros cantaba mientras terminaba de colocarse sus tenis, azules para ser exactos.

Me perdí escuchando su voz y nisiquiera cuando dejó de cantar pude irme, su mirada se posó en mí y repentinamente me sentí avergonzado. Lo estuve observando demasiado.

—Lo siento— me disculpé de inmediato dispuesto a huir.

Pero él sonrió y una extraña sensación recorrió mi cuerpo, su sonrisa es hermosa fue mi primer pensamiento.

—Está bien...Soy un gran admirador suyo, escribes precioso— sonrió con las mejillas rojas. —Qué mi escritor favorito observé cómo me coloco los tenis es un honor.

Y de pronto me ví sonriendo. Probablemente disfrutaría de este fin de semana más de lo planeado.