Kutahya
1545

Luego de desayunar con el príncipe salió en dirección al harem donde Emin Aga casi voló hacia ella ansioso de que le contara lo que había ocurrido.

—¿Y bueno? Dime que sucedió, ¿Como es que sigues con tu cabeza intacta?

—Por que el príncipe me adora.—Fanfarroneó.

—Aurora Hatun...

—Hasret, ese es mi nombre ahora.

—¿Te convertiste al islam?—Habló con sorpresa.

—El mismo príncipe me convirtió y otorgó ese nombre.—Enarcó las cejas.—Por cierto, si me envían oro puedes quedarte con la mitad pero por favor cualquier otra cosa que me envíe ocúltala por mi.

—Allah te de muchas bendiciones.—Emin hablo con una sonrisa de oreja a oreja.

—Reza porque me de muchos hijos, si te mantienes de mi lado serás bien recompensado cuando esté en la cima.—Aseguró.—Porque te prometo que conquistare el mundo.

—Créeme señorita, estaré de tu lado.

—De acuerdo, ahora tengo que irme antes de que la sultana Cihan me busque.—Se despidió mientras marchaba en dirección a los aposentos de la sultana quien la esperaba un poco curiosa de su ausencia.

—Allah.—Nurten salió de los aposentos.—Hasta que te apareces, ven entra, la sultana te espera.

—Estuve tratando de averiguar algo sobre quien fue la concubina que estuvo con el príncipe.—Le explicó a la hatun.

—Aurora.—Cihan saludó un poco decaída.—Dime, ¿Ya sabes algo?

—Lo siento sultana, Emin Aga ni nadie del harem desea decirme algo sobre la odalisca...

Un silencio algo incomodo que la castaña decidió romper.

—Sultana, mi nombre es Hasret.—Habló.—Anoche le pedí a Emin Aga que me convirtiera al Islam.

—Así que Hasret... Un nombre hermoso.—Cihan halagó.—Iré a los aposentos del príncipe, tengo que averiguar qué sucede con el.

Hasret hizo una mueca poco evidente, no quería que la sultana se acercara al príncipe, no quería a nadie más que fue ella.

—Así que ahora eres Hasret.—Nurten comentó.

—Es un nombre muy bonito, ¿No?—Presumió.

—No está mal a decir verdad... Pero me gustaba más Aurora.

—Ya no hay más Aurora, solo Hasret.—Aclaró.

A casa paso que daba sentía su corazón latiendo sin parar, a penas había visto al príncipe un par de horas atrás y ya lo extrañaba.

—Díganle al príncipe que necesito hablar con el.—Cihan le comunico a un guardia.

—Si sultana.

Como siempre el guardia entró para anunciarla y salió nuevamente abriendo la puerta. Hasret pudo observar a Cihan acercarse al príncipe pero este ni se inmutó, únicamente volteó su mirada a la concubina para observarla mientras las puertas de sus aposentos eran cerrados.

—¿Crees que se reconcilien?—Pregunto Hasret a su compañera.

—Tienen que... No quisiera ver a la sultana entristecida un día más.

—Allah mediante.—Murmuró.

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Luego de un par de horas cuando el cielo tomó un color anaranjado Hasret salió al jardín a recorrerlo, tenía su mente ida y su mirada melancólica, extrañaba su hogar a su familia y ser la pequeña Aurora que alguna vez fue.

—Hatun...—Una bella mujer la llamó.

Instantáneamente la reconoció, se acercó ocultando su tristeza.

—Sultana Rana.—Hizo una pequeña reverencia.

—El príncipe está cansado, llévalo a mis aposentos y acuéstalo.—Pidió amablemente.

Ella asintió tomando en brazos al pequeño Osman, el hijo más joven del príncipe, le parecía precioso aquel ser humano tan diminuto juraba que quería llenarlo de besos en todo su rostro.

—Príncipe, es usted la persona más preciosa que mis ojos han visto... Debo admitir que ha heredado la belleza de su padre.—Le hablaba al bebé quien le sonreía enseñando los dientes que a penas le estaban saliendo.—Usted es una ternura, alteza.

—Señorita Hasret.—Una voz la llamó a sus espaldas.

—Alteza.—Iba a inclinarse pero Bayaceto le hizo una seña para que no lo hiciera.—Me alegra mucho verlo.

—A mi también me da gusto.—Hablo acercándose a ver al bebé que ella cargaba.—Veo que le tienes mucho cariño a mi hijo, Osman.

—Es una dulzura...—Murmuró e instantáneamente lo miró.—Príncipe, yo también quiero un hijo suyo.

Bayaceto soltó una ligera risa ante la sinceridad de su odalisca, era de esperarse, ella nunca medía sus palabras solamente expresaba lo que sentía.

—Espero que Allah nos bendiga con un hijo pronto.

—Voy a rezar mucho para que así sea.—La fémina contesto y volteó al pequeño bebé que cargaba.—Ojalá usted este feliz de tener más hermanos.

—Hasret, deja a Osman en los aposentos de la sultana Rana.—Indicó.—Voy a esperarte en los míos.

—¿Tan temprano?—Mostró una sonrisa coqueta.

—Si quieres un hijo conoces el proceso.—Enarco sus cejas haciéndola reír.

—Entonces lo veré luego, príncipe.

Hasret no demoró en dejar al príncipe con unas criadas de la sultana Rana e ir a cumplir las órdenes de Bayaceto, realmente quería tener un bebé no solo por las ventajas que eso le daría si no porque ese era uno de sus más grandes sueños, cuidar de un pequeño qué pasó en su vientre varios meses, verlo crecer y triunfar, de solo imaginarlo el corazón le latía con fuerza por su emoción.

—El príncipe ha pedido verme.—Se anunció ante los guardias.

Ellos ya habían sido avisados por lo que solamente la dejaron pasar, ahí estaba el esperándola como había prometido.

—Su alteza...—Se acercó a el mirándolo con cariño.

—Ven aquí Hasret.—Se sentó en la cama dejándole espacio en sus piernas.

Ella se colocó sobre el esta vez poniendo cada pierna a los lados del príncipe quedando cara a cara, Bayaceto la sujeto de la cintura pegando más sus cuerpos.

—Me estás volviendo loco...—Susurró en su oído mientras empezaba a repartirle besos en la sien.

—Lo amo, Bayaceto.—Contestó provocando que el príncipe dejara de tocarla con sus labios y apartara su rostro levemente.

—He deseado tanto escucharte decir eso.—Oculto su sonrisa antes de volver a besarla.

Esta vez tomó sus labios con furor, se sentía único al tocarla, escucharla decir su nombre era una melodía que nunca antes había creído necesitar.

—Ahora di mi nombre cuando estes completamente desnuda entre mis brazos.

Ambos rieron iniciando su acto más sagrado, ellos se adoraban el uno al otro pues causaban cosas que nunca antes habían sentido, Bayaceto estaba agradecido de tenerla incluso olvidando a las otras mujeres que alguna vez estuvieron con el.