3
Kutahya
1545
La de castaños cabellos acompañaba a la sultana Cihan en el jardín del castillo, le fascinaba lo cuidado que estaba y de cierta forma le recordaba a su hogar.
—Aurora, estás un poco distraída.—Cihan la miro sonriente.—Dime que sucede.
—Esto es hermoso sultana, se parece mucho a los campos en donde vivía.—Se acercó a unas flores.
—Me alegra que te guste este lugar, puedes venir cuando quieras.
—¿Habla en serio mi sultana?—Habló
Emocionada.
—Claro que si, solo procura avisarle a Nurten para estar al tanto.
Ella hizo una reverencia de agradecimiento, no mentía ante su emoción por volver a ese lugar, pero su sonrisa se acrecentó al ver al príncipe encaminarse a la sultana. Nurten y Aurora se inclinaron al tenerlo a unos metros de ellas, la sultana volteó a verlas indicándoles que la dejaran sola.
—Ven Aurora.—Nurten la llamó alejándose.
—Adelántate, creo que deje caer mi pañuelo.—Inventó.—Voy enseguida.
—Te esperare en la puerta.—Avisó continuando su recorrido.
Pero el plan de la castaña era otro, con cuidado devolvió sus pasos hacia Cihan y Bayaceto ocultándose en uno de los arbustos.
—Dime Bayaceto, ¿Cuánto tiempo más tendremos que esperar?—Habló la fémina afligida.
—No mucho Cihan... Nos vamos a casar y luego de lo diremos al sultán, no quiero que lo sepan de momento mucho menos ahora que está enfadado con Mustafa por casarse con Mihrunisa.
—No se quien pudo traicionarlos, pero lo averiguaremos.—Sujetó su mano procurando no ser vistos.
Eso era suficiente para Aurora, retomó su camino y fue a la puerta donde efectivamente Nurten la esperaba.
—¿Y tú pañuelo?—Pregunto mientras ingresaban al castillo.
—No lo encontré.—Hizo una mueca.—Te veo luego, quiero hablar con Emin Aga.
Sin esperar una respuesta camino apresurada al harem donde sabía que se encontraría con el Aga.
—Aurora Hatun, hace días que no te veía.—Emin saludó.
—Necesito que me ayudes.—Lo tomo del brazo haciéndolo caminar a un rincón para no ser escuchados.
—¿En que?
—¿Puedo confiar en ti?—Preguntó.
—Me ofende, señorita.—Rio.—Claro que puedes confiar en mi.
—Acabo de enterarme de algo... Algo malo.
—¿Me van a cortar la cabeza?—Se sobresaltó poniendo sus manos en su cuello.
—No, no... No puedo darte detalles, necesito que me envíes a los aposentos del príncipe.—Suplicó.
—¿Que ganó a cambio?
—Si consigues enviarme haré lo posible para ser su favorita, mantente a mi lado y te recompensaré.
—Mucha palabra pocos cumplen.
—Dijiste que podía confiar en ti... Ahora confía tú en mi.—Entrecerró sus ojos.
—La mitad del oro que se te otorgue si consigues ser favorita.—Repitió si acción.
—Bien... Tenemos un trato.—Le extendió su mano la cual fue tomada y sacudida.
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Al caer la noche Cihan junto a Nurten comían mientras charlaban.
—¿Que sucedió su alteza?—Preguntó la sirviente.
—Nos vamos a casar, por lo pronto lo vamos a posponer pero nos casaremos.—Habló emocionada.—Por cierto, ¿Donde está Aurora? No la he visto en toda la tarde.
—Sultana, no quisiera que lo tome a mal pero... La señorita Aurora el otro día me hizo unas preguntas algo, sospechosas.
—¿Que quieres decir?—Bebió de su copa.
—Solo tengo un mal presentimiento, quizás esta pensando en engatusar al príncipe.—Miro a otro lado un poco avergonzada.
—¿Engatusarlo?...—Frunció el ceño.—Nurten no digas esas cosas, Aurora me es leal.
—Lo es, pero ella no sabe nada acerca del príncipe y usted.
—Tienes razón, supongo que tendré que decírselo.—Enarco sus cejas.—Me quedó tranquila, Bayaceto no recibiría a nadie en sus aposentos mucho menos teniéndole aquí.
Mientras tanto Aurora cepillaba sus castaños cabellos frente a un espejo, tarareando una canción de su tierra con una bella sonrisa dibujada, Emin había cumplido con su parte del trato y consiguió mandarla a los aposentos del príncipe.
—Aurora apresúrate.—El Aga habló.
—Estoy lista.—Volteó a verlo.—Una cosa... Es muy importante, nadie puede verme ir a los aposentos del príncipe.
—Si quieres que sea tu guardia personal eso te costará más oro.
—Te dare todo mi oro de recompensa, ¿De acuerdo?
—A sus órdenes sultana.—Hizo una reverencia haciéndola reír.—Ahora vamos.
Ambos se encaminaron a los aposentos del príncipe con cuidado de no ser vistos, para Aurora era un plan complicado pero "Si no arriesgas no ganas" y ahí estaba ella frente a guardias que custodiaban la habitación.
—Enviamos una señorita para el entretenimiento de nuestro príncipe.—El Aga explicó a los guardias.
Ambos se miraron entre sí y abrieron la puerta, Aurora camino adentro con la cabeza agachada lista para reverenciar al príncipe, la puerta fue cerrada a su espalda. El príncipe el cual se mantenía mirando los papeles frente a su escritorio levantó su mirada curioso por la joven que invadía su habitación.
—Su alteza.—Murmuró manteniendo su cabeza a sus pies.
El de levantó acercándose a ella, con su mano tomó su mentón y lo elevó para observar su rostro, sorprendido observó sus facciones reconociéndola al instante.
—Aurora...—Susurró.
—Príncipe.—Le mostró una sonrisa.
Bayaceto al instante soltó su rostro y le dio la espalda, en ese momento dedujo que era una prueba impuesta por Cihan, ¿Por qué? No lo entendía.
—Vete.—Habló fríamente.
—Su majestad...
—Ya me escuchaste, vete.—Recalcó lo ultimo.
Aurora no tuvo otra opción de irse bastante molesta, su plan no había funcionado pero tampoco se daría por vencida.
—Dannato principe capriccioso.—Gruñó.
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