28
[ 8 años después ]
Hanzade Sultan
20 años
Príncipe Berat
20 años
Príncipe Ferhan
17 años
Topkapi
1566
Una vez más la familia se reuniría en el palacio pues el sultán había partido a la campaña sin saber que sería la última.
—Sultana.—El príncipe Orhan la saludó besando su mano.
—Príncipe, ¿Como han estado?—Preguntó con una hermosa sonrisa adornando su rostro.
—Todo ha ido bien, mi madre le manda saludos.
—Me hubiera encantado verla, luego de esto iré a visitarla lo prometo.
Su relación con la madre de los príncipes mayores era buena, debía aprovechar hasta el último segundo de su amistad pues no sabía por cuanto tiempo seguiría esa paz, algún día Bayaceto ascendería al trono y la batalla por quien será el siguiente heredero empezaría.
—Osman, Mehmed.—Ambos besaron su mano.
—Oh Mehmed.—Hanzade quien tenía en su vientre un bebé a la espera besó la cabeza de su hermano menor.—Hace mucho tiempo que no nos visitas.
—Hemos estado ocupados, practícanos mucho con nuestras espadas.
—Pronto será un gran guerrero, igual que papá.—Osman sonrió.
—Sus hermanos estaban esperándolos, vengan conmigo al jardín.
La sultana caminó por el harem junto a su hija e hijastros, no hubo una sola criada o aga que no se inclinara ante ella, todos reconocían su fuerza y audacia, incluso les atemorizaba molestarla pues tenia a la familia real de su lado.
—¡Atención¡
La voz de un guardia anunció su llegada, bajo una carpa le esperaba Bayaceto quien observaba a su hijo Ferhan utilizar hábilmente su espada mientras el príncipe Berat leía calmo uno de los libros que se le había traído desde tierras lejanas a el.
—Berat siempre está en las nubes hablando sin parar del mundo.—Hanzade sonrió.—Está muy interesado en navegar.
—Allah mediante conquistará muchas tierras junto a su padre.
—Mi amada Hasret.—Bayaceto extendió una mano a ella dispuesto a colocar un beso en ella.
—Querido.—Sonrió para el.—Nuestros príncipes han llegado.
—Padre.
Los varones le hicieron una reverencia demostrando su lealtad y amor.
—Mírense, han crecido mucho desde que partieron a sus provincias.—Los miró con alegría.—Vengan aquí, su tia la sultana Mihrimah no tarda en llegar.
—Es un hermoso dia padre, me alegra que estemos todos reunidos una vez más.
—Hanzade querida, una vez más puedo ver tu bello rostro.
Señaló su lado para que se sentara ahí.
—Dime, tu matrimonio te hace feliz?
—Kadir Pasha es un gran esposo padre, no te preocupes.
—Allah mediante pronto seremos bendecidos con un hijo tuyo.—Hasret sonrió al ver el rostro de Bayaceto empalidecer.
—¡La sultana Mihrimah está aquí!
La hermosa mujer de ya marcadas arrugas se acercó junto a sus hijos y atrás de ella sus criadas, entre ellas destacaba una hermosa joven de dorados cabellos la cual llamó la atención de uno de los principes.
—Hermano, Hasret y mis queridos sobrinos.—Los saludó mirándolos.
El principe Ferhan (El cual era el favorito de su tia) se levantó a besar la mano de ella, el aprecio que le tenia era inigualable y aprovechó la cercanía para observar discretamente a la muchacha quien le pareció más bella todavía, la sultana del sol y la luna instantáneamente notó el interés de su sobrino por su fiel criada.
—Safiye Hatun, sirve nuestros aperitivos.—Ordenó con la intención de que su nombre se conozca.
Esa fue la primera vez que el príncipe Ferhan observó a quien en un futuro sería la dueña de su corazón y la madre de sus hijos.
—Es un honor que aceptara almorzar con nosotros, sultana.—Hasret comentó.—Durante estos tiempos de guerra su compañia nos contenta.
—Cuento los días para que el sultan regrese victorioso una vez mas... Mis hijos están emocionados de ver de nuevo a Rustem Pasha.
Lastima que sus deseos no se cumplirian pues al jardin se acercó uno de los pashas asignados a acompañar a Bayaceto mientras era protector de los terrenos, el semblante de todos cambió al observar una espada entre sus manos.
—Lamento interrumpir su almuerzo majestades, pero llegó una noticia a la capital.
Bayaceto se levantó con la preocupación emergiendo de su rostro, tenso pues no esperaba lo que estaba por pasar.
—Nuestro magnífico Sultán Suleiman ha fallecido durante la campaña... Allah lo tenga en su gloria.—El pasha se arrodilló sacando la hermosa espada de la funda y como era acostumbre, la extendió ante el nuevo sultán.
—Mi sultán.
Todos al rededor del ahora sultán se reverenciaron, incluso Mihrimah quien habia empezado a derramar lagrimas con el rostro agachado, el corazón de Hasret latía como un loco cuando Bayaceto tomó la espada reflejando su nuevo poder.
—¡Larga vida al Sultán Bayaceto!—Uno de los pashas gritó.
—¡Larga vida al Sultán!—Los demás repitieron.
Hasret colocó su mano en el brazo de Bayaceto dandole la fuerza para asimilar lo que acababa de ocurrir, cambios muy grandes se avecinaban y la batalla de sus hijos había comenzado.
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