┊ೃ EPILOGUE

Muchos decían que la adolescencia era la mejor etapa en la vida del ser humano. Pero, para Sabrina fue todo lo contrario pues en su mente no había más que emociones como el dolor y sufrimiento cada que recordaba esa etapa de su vida. La mayor parte de su adolescencia parecía una mancha borrosa cada que intentaba recordarla (y es que casi siempre trataba de no hacerlo) pues había sido unos años muy oscuros.

Pero bien decían que después de una tormenta hay paz y calma, en el caso de Sabrina fue un huracán que llegó como una catástrofe a desequilibrar el balance de su vida, pero después de tiempo pudo encontrar el equilibrio perfecto llegando a sentirse en paz y feliz, convirtiéndose en la mejor versión ella misma.

Claro que tuvo ayuda de una persona muy especial: Apolo Eisenhower.

Ese amigo que volvió a su vida, poco después de que Sabrina terminara sus estudios en Hogwarts, recordándole la promesa que habían hecho un par de años atrás. La oferta de viajar por el mundo seguía en pie y Sabrina no la desaprovechó por nada.

Los tiempos habían cambiado inimaginablemente desde hacia un par de años. La tranquilidad en el mundo mágico y el mundo muggle era magnifica y perfecta.

Sabrina había conocido gran parte del mundo junto a su fiel y mejor amigo, malcriaba a su ahijado y recibía reproches de Remus por eso. Su madre, Thalía había encontrado el amor de nuevo, no se comparaba con Hydrus, por Merlin, nadie podría compararse con el auténtico amor de su vida, pero era feliz junto a William, un hombre muggle que conoció mientras Thalía intentaba entender los cajeros automáticos de los muggles.

Sabrina se había convertido en la tía favorita del niño Teddy.

Había sido difícil encontrar quien era, encontrar ese balance perfecto en su vida pues el destino estaba lleno de eventos impredecibles incluso para Sabrina Sallow quien ahora retrocedía en el tiempo para mirar todo lo que la había llevado a donde estaba en ese momento, las personas que había conocido, los errores que había cometido, las batallas que había luchado.

Había salido con varios chicos al rededor del mundo, pero, a pesar de todo, había algo que Sabrina no podía sacar de su mente, Draco Malfoy. Aquel chico que era de los escasos recuerdos felices que Sabrina tenía en su adolescencia.

Volver a estar en Hogwarts no era algo que Sabrina tuviera planeado, pero ahí estaba recorriendo los pasillos rumbo a la sala común de Slytherin. Ahora siendo una adulta no podía evitar sonreír al ver a las nuevas generaciones de magos reír en el castillo llevando una vida tranquila sin preocuparse por una guerra.

El frío la abrazo cuando entro al lugar, no sabía porque estaba ahí, había recibido una carta sin firma únicamente un vestido casi idéntico al que había portado en el baile de invierno durante el torneo de los tres magos.

Sabrina se exalto al ver a un hombre aparecer frente a ella de manera repentina. Parecía que el tiempo no había pasado y de nuevo eran dos adolescentes enamorados. Draco Malfoy se encontraba frente a ella con una sonrisa llena de alegría y un traje negro.

— Jamás me cansare de decir que te ves realmente sexy con esos trajes— Comentó con picardía

— Te ves muy linda— Halago acercándose a ella— ¿Quieres hacer un viaje por el pasado?— Le preguntó ofreciendo su brazo

— Por lo general evito pensar en el pasado— Hizo una mueca— Pero si es contigo está bien

Entrelazados de la mano caminaron hacia un dormitorio, Sabrina recordó que ese era donde sus amigo habían dormido durante su estadía de Hogwarts.

Con nostalgia Sabrina recorrió la habitación, de detuvo cuando Draco le extendió un sobre blanco. Al abrirlo encontró una foto, eran ellos de once años riendo sobre la cama que anteriormente había pertenecido a Apolo.

— Primer año, conocí a una chica que por alguna extraña razón me cayó muy bien— Sabrina enarcó una ceja hacia Draco después de leer lo escrito

— Para ser sincero me caías mal antes de empezar a conocerte— Él bromeó

— ¡Mientes!— Chilló soltando una risa

— Aquí también fue nuestro primer beso— Comentó

— Que curioso que para ti funcionaran esas clases de coqueteo pero para Apolo no— Ambos rieron

— Ven, faltan lugares por recorrer— La tomó de la mano

Caminaron tranquilamente por el castillo sintiéndose como unos niños de trece años, cuando los sentimientos surgieron entre ambos. Se detuvieron frente a una pared donde la Sala de Menesteres había estado. Se detuvieron enfrente mirándose el uno al otro.

— Ahí adentro, descubriré algo horrible sobre mi hace varios años— Comenzó—, y aún así creíste que era bueno, no me dejaste solo. En ese momento supe que estaba con la persona indicada, supe que te amaría más que nada, estuviste a mi lado incluso en el peor momento, intenté salir con otras personas pero nadie se compara contigo. Te quiero en mi vida, Brina

— Draco— Sabrina murmuro sin creerlo

— No digas nada, aún tenemos que recorrer un último lugar— La detuvo jalándola de la mano.

Juntos salieron del castillo para caminar a Hogsmeade, pasearon por el pueblo un rato antes de dirigirse hacia el bosque.

— ¿Recuerdas qué pasó aqui?— Le preguntó con una sonrisa

— Nos caímos de la colina rodando por la nieve cuando teníamos quince años— Comentó

— Yo recordaba cuando bailamos juntos y me cantaste— Respondió soltando una risa

Draco tapó los ojos de Sabrina sin previo aviso.

— ¿Me secuestraras otra vez?— Bromeó sonriente

— Espera y verás— Susurró en su oído haciéndola estremecer.

— ¡Apolo!— Draco se quejó por lo que Sabrina frunció el ceño aun con los ojos cubiertos.

— ¡Hubo inconvenientes!— Escuchó la voz de su mejor amigo haciéndola reír

— ¿Qué está pasando?— Sabrina intento quitarse la venda pero alguien lo impidió

— ¡No!— Draco chilló— Se supone que debía ser una frase diferente... no eso... ¡Lo que dice ahí es es muy grosero!— El rubio señaló la pancarta en frente de él

Sabrina se quedó de pie escuchando pelear a los dos hombres. Quería quitarse la venda pero Draco parecía molesto y no quería arruinar lo que fuera que planeara.

— Lo siento, Brina, lo arruine— Apolo se quejó

— No importa, lo que sea que esté ahí estoy segura que es perfecto— Habló con delicadeza

— De acuerdo, espera

Pasaron varios minutos antes de que Draco descubriera sus ojos dejando una hermosa vista del lugar, habían varias velas levitando dándole una iluminación romántica a ese lugar del bosque. Las fotos igual flotaban al rededor de ellos, eran Draco y Sabrina a través de los años, había tantos recuerdos que hacían felices a Sabrina que no pudo evitar derramar un par de lágrimas.

— ¿No te gustó?— Draco preguntó preocupado— Debí haber hecho el otro plan, Polo, te lo dije — El Eisenhower se encogió de hombros intentando esconderse detrás de un árbol para no tener que enfrenta el enojo de su amigo

— No, no, no— Sabrina respondió dando media vuelta para mirar a Draco— Es muy hermoso, gracias

Fijó su mirada en Sabrina perdiéndose en sus ojos llenos de amor y emoción recordando cada momento que vivió junto a ella, desde el primer día en que Sabrina se burló de su peinado justo antes de la ceremonia de selección hasta el día en el puente después de la guerra. Cada uno de los momentos felices, de las peleas absurdas y momentos difíciles formaban parte de su historia de amor.

— Sabrina Sallow, ¿Quieres convertirte en la Señorita Malfoy?— Draco le preguntó con una sonrisa

Sabrina no le respondió, al menos no con palabras. Lo tomó por la corbata jalándolo hacia ella y lo besó transmitiéndole todos esos sentimientos que tenía hacía el. Pues ambos sabían que esa vez estaban listos, estaban listos para comenzar un nuevo capítulo en sus vidas juntos.