❪ capitulo setenta y seis ❫
┊ೃSEVENTY SIX. Una amiga peculiar !!!
La felicidad de los estudiantes inundaba el gran comedor, eso era algo que irritaba a Sabrina que estaba sentada junto a Apolo y Theodore en un extremo de la mesa, la chica estaba perdida en sus pensamientos aún no podía creer lo que Draco le había dicho, parecía un sueño lejano. No fue hasta que un codazo de parte de su amigo la obligó a volver a su realidad.
—Es Potter, tiene sangre— dijo Apolo señalándolo con la cabeza
Sabrina dirigió su mirada hacia el chico de lentes quien iba entrando con Luna Lovegood. Cuando vio el pañuelo teñido de rojo se levantó de su asiento y casi corriendo se acercó a él.
—¿Qué te pasó?— exclamó apartando delicadamente la mano del chico dejando ver una mancha de sangre al rededor de su nariz
—Tú noviecito fue lo qué pasó— dijo y bruscamente apartó la mano de la chica
—Si fue él no tienes porque estar enojado conmigo— respondió con un toque de molestia
—Deberías decirle que se controle un poco
—Soy su nov....— se quedó en silencio — ...no soy su mamá —corrigió
—Nos vemos, Harry, adiós, Sabrina— Luna se despidió con una sonrisa
—Malfoy es un idiota y te juro que cuando pueda la romperé la cara
—Podríamos rompérsela juntos— propuso la chica con una leve sonrisa ganándose una mirada confundida de Harry —. Hace... un rato terminamos —admitió apartando la mirada
No quería llorar, menos estando en el gran comedor; pero no podía ocultárselo a Harry, durante las vacaciones se había vuelto la persona en la que más confiaba, después de Apolo claro.
— Oh, Brina, no lo sabía —Harry intentó acercarse pero ella dio un paso atrás— ¿Te encuentras bien?
— Creo que nadie se encuentra bien después de romper una relación —ironizó— ¿Tú te encuentras bien? —el chico asintió— tus amigos te esperan, nos vemos después —le regalo una sonrisa y volvió a su mesa
Sabrina solo jugaba con su comida, Apolo y Theodore intentaban animarla pero era casi imposible hacerla sonreír teniendo a su, ahora, ex novio tan cerca. Volteo hacia Draco quien estaba junto a Crabbe, Goyle y Zabini. El chico tenía su mirada en un punto fijo y parecía no prestar atención a lo que sucedía a su alrededor.
Se preguntó si estaba afectado por lo sucedido en el tren. No le importo. Estaba decidida a olvidarlo como fuese.
— Sabrina, ¿Te gusta pintar?— Theo preguntó
— Si... Lo he dejado por mucho tiempo— Admitió
— Deberías retomarlo, recibí de regalo unas pinturas mágicas, quizá podríamos probarlas más tarde.— Sugirió con un toque de nerviosismo
— Claro— Sabrina asintió sonriente
—Buenas tardes a todos— la voz de Dumbledore hizo que Sabrina apartara su mirada del chico —permítanme presentarles al nuevo miembro de la facultad Horace Slughorn, por fortuna ha accedido a resumir su puesto de maestro de pociones, el puesto de defensa contra las artes oscuras lo ocupará el profesor Snape
—Por fin le cumplieron su sueño— susurró Apolo haciendo que Sabrina suelte una risa sin ganas —. Es un idiota ¿Sabes? Tal vez en la noche haga que por accidente mi gata le arañé la cara... incluso puede que algo más
Eso hizo sonreír genuinamente a Sabrina. Apolo la abrazo por detrás y ella recargó su cabeza en el hombro de su amigo ignorando todo a su al rededor.
Theo miró con una sonrisa a Sabrina quien le devolvió el gesto.
Aquella noche no quería llegar temprano a su habitación, ni a la Sala Común, a decir verdad le causaba vergüenza que las miradas de todos fuesen a estar sobre ella puesto que a esa hora ya todos debían de haberse enterado de la ruptura entre ella y Malfoy.
— Podríamos ir a la sala de menesteres —propuso Apolo al salir del Gran Comedor— estoy seguro que no es ilegal
— ¿Dormir juntos en la misma cama cama? —cuestionó Sabrina con una ceja enarcada— Donde sea que esté mi padre querrá venir jalarte los pies y aventarte desde la torre de astronomía —soltó una risa
Apolo quedó sorprendido, además de que últimamente era extraño ver a su mejor amiga reír, era la primera vez que ella hacía alguna broma sobre su padre o hablaba de él. No comento nada, simplemente se rió con ella.
— Entonces... ¿Segura que no quieres ir a la sala de menesteres? —el chico rascó su nuca
— Creo que tendré que soportar las miradas de todos o tendré que acostumbrarme a ellas por lo menos —le sonrió— gracias
Sabrina besó la mejilla de su amigo y de Theo antes de dirigirse a su habitación evitando mirar a los demás. Ella podía asegurar que había sido un día agotador y extraño, pero no se esperaba encontrar a Pansy Parkinson sentada en su cama.
— ¿Estás bien? —la pelinegra se levanto de la cama en cuanto la vio entrar
Ciertamente a Sabrina le sorprendió mucho su actitud.
— Lo estoy —dijo aún confundida
— ¿Segura? —Sabrina asintió. Pansy la tomó de la mano y la guió hasta su cama, los ojos de la castaña cayeron en la cama de Regina quien se encontraba profundamente dormida— Draco es un idiota —dijo en cuanto ambas tomaron asiento.
Sabrina tarda un momento en procesar lo qué Pansy dijo. Le parecía imposible como todo lo que ocurría actualmente. ¿Acaso Pansy Parkinson, la misma que había estado detrás de Draco, lo estaba llamando idiota?
— Si, se lo dije —comentó la chica como si leyera los pensamientos de Sabrina—, no tenía porque decirte esas cosa, si yo hubiera sido tu le hubiera hechizado el trasero y no hubiera recurrido a métodos muggles pero ese momento fue épico— La castaña bajo su vista a sus manos intentando ocultar una sonrisa
— Eso no dirá su cara mañana —comentó
— Se que nunca fuimos tan unidas pero sabes que puedes confiar en mi ¿cierto? —Sabrina alzó la mirada sorprendida— eres la persona más fuerte que conozco, no dejes que esto te haga caer, tu cabeza bien en alto y haz que le duela —la tomó de la mano y acarició su dorso con el pulgar— Y sabes que cualquier cosa puedes decirme, después de todo somos amigas ¿No?
Sabrina no sabía que decir, a decir verdad no estaba familiarizada con el término de amiga. Fuera de Apolo no tenía más amigos y que Pansy lo dijera le parecía extraño, a pesar de haber convivido con ella seis años nunca había pensado en ella como una amiga.
Lo siguiente qué pasó dejó a Sabrina aún más atónita, Pansy la estaba abrazando con tanta fuerza como si temiese que en algún momento la castaña se fuera a esfumar.
— Gracias —dijo por fin aceptando el abrazo de su amiga.
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