❪ capitulo setenta y ocho ❫
┊ೃSEVENTY EIGHT. Egoísta !!!
Los días pasaban y Sabrina ya presentía que ese año escolar iba a ser un asco, sentía muy aburridas las clases y demasiado largas, los banquetes ya no le resultaban tan alegres como antes; pero eso no era lo peor de todo, ella se sentía más sola que nunca, no culpaba a Apolo por eso, él tenía derecho a pasar tiempo con otras personas, sobretodo si se trataba de su novia. Al parecer las cosas con Hannah Abbott si iban en serio.
Además, la muerte de su papá había sido publicada en El Profeta, todos la miraban con lastima, todos le daban palabras de aliento y Sabrina comenzaba a fastidiarse de todo aquello.
Pero no todo era malo, su amistad con Theodore comenzaba a ser más estrecha y el chico hacia todo lo posible porque se mantuviera distraída o no se sintiera sola.
— ¿Qué te gustaría hacer?— Preguntó Theo mientras caminaba por los pasillos junto a Sabrina
— ¿Sabes? Estoy pensando en hacer las pruebas para unirme al equipo de Quidditch— Comentó la chica— A mi papá le gustaba mucho y todas las vacaciones jugaba Quidditch con él
— Haz las pruebas.— Theo la animó— Seguramente haces que el equipo gane este año
— ¿Cómo lo sabes?— Sabrina lo cuestionó— Nunca me has visto jugar Quidditch
— No, pero estoy seguro de que eres muy buena jugando.— Se encogió de hombros con una sonrisa
El par de Slytherins tomo asiento en una de las bancas que se encontraban en el jardín. Sabrina agradecía realmente que Theodore estuviera con ella pues así no se daba cuenta de las miradas de pena y lástima que le daban por la muerte de Hydrus, en cambio Sabrina se sentía tranquila estando con el Nott, cuando estaba con él no tenía tiempo de recordar sus problemas pues siempre la mantenía ocupada haciendo cualquier cosa.
— Mira, estas son las pinturas de las que te conté.— Theo sacó de su mochila um pequeño baúl donde al interior había un frasco con líquido blanco
— ¿Y cómo funcionan?— Preguntó Sabrina
— Muestran tus verdaderos sentimientos.— La chica hizo una mueca de confusión al no entender bien— Por ejemplo, si te sientes enojada la pintura lo detectará y se tornará de color rojo, cada emoción tiene un color.
— ¡Eso es genial!— Sabrina exclamó como si de una niña se tratase haciendo sonreír tiernamente a Theo
La chica saco su cuaderno donde tenía sus dibujos. Entre las hojas encontró un dibujo algo peculiar, lo recordaba a la perfección, lo había estado haciendo en segundo año durante la primera clase con el Profesor Lockheart.
Era una persona, aquella persona era Draco. Su inconsciente sabía que a Sabrina le había gustado Draco desde que se habían vuelto amigos pero su orgullo hacia que esos sentimientos se reprimieron hasta su cuarto año. Draco, siempre había sido él.
— ¿Sucede algo?— Preguntó Theo al ver la mirada perdida de Sabrina en su dibujo
— No, todo bien.— Le sonrió
Pasó a una página en blanco la cuál Sabrina se quedó observando. Así se encontraba ella, en blanco y tenía la oportunidad de crear la obra de arte más hermosa de ella misma, tenia la oportunidad de escribir una historia diferente. Draco ya no estaba a su lado, su padre tampoco pero aquello no le impediría ser feliz.
Alzó su vista hacia Theodore quien estaba muy concentrado pintando. Una pequeña sonrisa apareció en el rostro de Sabrina antes de que comenzará a pintar.
— Wow— Escucho minutos después
Cuándo Sabrina alzó la vista vio a Theo observando con asombro su pintura que estaba llena de distintos colores, tantos que Sabrina entreabrió la boca pues se preguntó si era posible sentir tantas emociones al mismo tiempo.
— Es muy hermosa— Theo halagó
— Gracias— Sabrina sonrió— El tuyo es rosa, ¿Que significa?
— Em... En realidad no lo recuerdo— Dijo rascando su nuca, nervioso
— Pues tendrás que recordarlo porque yo quiero saber.— Exigió bromeando haciendo reír a Theo
Sabrina se encontraba leyendo una de las viejas cartas de su papá le había mandado cuando inicio sus estudios mientras estaba sentada en una banca en un pasillo donde no habían muchos estudiantes.
— ¡Sabrina! —la mencionada se exaltó y escondió rápidamente la carta, como si fuera algo prohibido. Alzó la vista encontrándose con el profesor Slughorn, fingió una sonrisa y lo saludó con la mano.
— Profesor, me ha dado un susto —el mencionado sonrió
— Una disculpa, no era mi intención, Sabrina —el hombre se quedó mirando con nostalgia a la chica—. Me recuerdas mucho a tu padre, lamento que haya muerto, fue un gran alumno, me atrevería a decir que fue de los mejores. La familia Sallow se distinguió por tener un gran don para las pociones, no me sorprendería que tú también fueras buena en mi materia.
— Bueno, el puesto de mejor alumno se lo ha llevado James —bromeó con una sonrisa incómoda
— ¿Cómo dices? —preguntó el Profesor como si hubiera escuchado mal.
— Harry —explicó Sabrina—. Su segundo nombre es James, suelo llamarlo así.
— A lo que venía, Sabrina quería es que vamos a celebrar una fiesta, pequeña claro, solo iremos algunos de mis mejores alumnos y yo. Vendrán McLaggen, Zabini, Granger, Harry y espero le puedas decir a tu amigo Eisenhower, me gustaría tenerlos presentes esa noche
— Claro que nos agradaría ir —Sabrina sonrió
— ¡Perfecto! —exclamó Slughorn extasiado— Los veo ahí —y se retiró
Sabrina se quedó en su lugar sobando sus mejillas entumecidas, hacía mucho que no sonreía por mucho tiempo, se dejó caer contra la pared.
— ¡Cómo está la más hermosa, la más bella señorita de Hogwarts! —dijo alguien sentándose a su lado provocando que diera un respingo
— ¡Merlin! ¿Qué tienen con asustarme? —la chica colocó su mano en el pecho. Apolo soltó una risa para después mirar a su mejor amiga— ¿Qué?
— ¿Estás bien? —preguntó
— ¿Tú lo estás? —Apolo asintió con dificultad
— Estuve recordando aquella vez en tercer año cuando jugamos Quidditch con tus papás y mi mamá y Delphi nos regañaron porque estaba lloviendo
— ¿Y papá casi se resbala de su escoba y te caíste por qué te asustaste? —cuestionó la chica para asegurarse de que hablaba del mismo recuerdo
— ¡Si! y después él se tiró a propósito para que no me sintiera mal —Ambos estallaron a carcajadas ante el recuerdo— ¡Merlin todas se asustaron esa vez!
En aquel momento fue espantoso ver a Hydrus y Apolo caer varios metros de distancia pero ahora que lo contaban les parecía gracioso. Las risas cesaron y se cambió por un silencio, el murmuró de los estudiantes al rededor era lo único que se escuchaba por el pasillo.
— Lo extraño —admitió Apolo por primera vez en voz alta.
No había querido parecer débil, no quería que nadie se aprovechara de lo vulnerable que se sentía, pero ya no aguantaba más, sabía que Sabrina no se burlaría de él ni lo juzgaría pero aún tenía miedo de admitir los sentimientos que había reprimido desde aquella batalla en el Departamento de Misterios.
— Solo espero que en donde sea que esté... se sienta orgulloso de mi —Sabrina escuchaba con atención las palabras de su mejor amigo—. A veces... olvidaba que el no era mi papá, el podía haberme tenido cariño incluso puede que llegó a quererme, pero no era su hijo y no me iba a amar tanto como a ti.
La chica se quedó perpleja ante esas palabras, había escuchado como Hydrus hablaba de Apolo, le tenía cariño pero tenía claro que no era su hijo en cambio comenzó a recordar todas esas veces en las que Apolo le contaba a Hydrus sobre la chica que llamó su atención, sobre aquel examen fácil de resolver y aquella materia que tanto me costaba entender.
— Hydrus te quería mucho y apuesto hasta mi último galeón a que se sentía muy orgulloso de todo lo que lograbas y se siente orgulloso de ti —Sabrina colocó una mano sobre la de su mejor amigo.
Apolo se fijó a ambos lados del pasillo, ya no habían estudiantes. Volteó a ver a Sabrina que estaba a solo unos centímetros de él con esa sonrisa que le había hecho saber a Apolo que la quería en su vida para siempre.
— Abrázame —Sabrina se quedó confundida—, por favor. —susurró
La chica obedeció a su amigo y lo rodeó con sus brazos, Apolo escondió su rostro en el cuello de Sabrina, hasta ese momento la Sallow no se había dado cuenta de lo devastado que se sentía su mejor amigo por la muerte de Hydrus, había sido egoísta y olvidado los sentimientos de los demás. No era la única que había perdido a un ser querido, Hydrus en vida había sido conocido y muy querido ahora en muerte todos lo veían como un "héroe" y lo adoraban.
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