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❪ capitulo quince ❫


┊ೃ FIFTHTEEN. dibujo de amor !!!

Los alumnos Gryffindor y Slytherin de segundo grado estaban en el Invernadero 3 tomando clase de Herbologia que impartía la profesora Sprout. Sabrina no era muy fan de las plantas como su madre lo era, le gustaba observarlas pero no era buena para cuidarlas. Recordaba que su papá le regaló un cactus cuando tenía nueve años y en menos de un mes se pudrió, literalmente.

— Odio que tengamos que compartir varias clases con Gryffindor—gruñó el Malfoy

—Tú odias todo lo que se mueve- comentó Apolo

—En especificó, odia ver la cara de Potter- Draco asintió al comentario de su amiga

—¿Alguien puede decirme las propiedades de la raíz de mandragora? —Sabrina y Hermione levantaron al mismo tiempo la mano— Señorita Sallow —le cedió la palabra

—La mandrágora se ha utilizado desde tiempos remotos como planta medicinal además de que vuelve a los petrificados a su estado natural. También puede ser peligrosa si escuchas su llanto —explicó con orgullo

—¡Exelente, diez puntos para Slytherin!

Draco chocó el puño con Sabrina como felicitación mientras ella sonreía orgullosa por el logro.

—Deben ponerse las orejeras —La Profesora Sprout ordenó—, estos son bebés por lo que su llanto aún no es mortal pero los aturdirá por horas

Todos se colocaron las orejeras y miraron hacia donde estaba la profesora, sacó bruscamente la planta y en vez de tener raíces tenía un bebé recién nacido, de su cabeza salían tallos.

A pesar de tener las orejeras el llanto del bebé era molesto para sus oídos.

—Al parecer Longbottom no siguió las instrucciones —dijo la profesora Sprout cuando lo vio caer inconsciente al suelo

Draco, Sabrina y Apolo soltaron una risa de burla hacia el Gryffindor.

Comenzaron su trabajo y aunque a las mandrágoras no les gustaba salir de la tierra tampoco parecían querer regresar a ellas. Les costó mucho terminar de replantarlas.

—No le metas el dedo —exclamó Sabrina cuando vio a Draco llevar su dedo a la boca de la planta—. Te lo dije —sonrió burlona al ver que había mordido su dedo

—Que desagradable —el chico aventó la planta con agresividad a la maceta

—Trátala con cariño, hombre

Al término de la clase habían salido sudorosos, llenos de tierra y con algunos rasguños.

—Está decidido, odio herbologia- exclamó Apolo

El trío de amigos caminaron juntos hasta el Gran Comedor, se dirigieron a la mesa respectiva de su casa mientras bromeaban sobre la clase de herbología y sus fallidos intentos de replantar la mandragora. Al llegar se encontraron con Pancy, Regina y Zabini los cuales los saludaron alegres.

—Wow, creciste —dijo Regina cuando vio a Apolo

—Solo fueron cinco centímetros, ahora estamos a la altura —dijo abrazando a su mejor amiga

—No es cierto, sigo siendo más alta que tú —se burló enderezando su espalda dejando ver que Sabrina aún le sacaba pocos sentimetros.

Unos gritos provenientes de la mesa de Gryffindor llamaron la atención de todo el Gran Comedor. Era Ron Weasley quien había recibido un vociferador de parte de su madre (que al parecer estaba muy molesta), toda la mesa de Slytherin soltó una risa burlona hacia el pelirrojo.

—Pobre tonto —se burló Draco—; debieron de haberlos expulsado

—Si que odias a esos tipos —la Sallow comentó con una mueca de disgusto

—Bri, cariño- Regina apoyó su mano sobre la de Sabrina -son el enemigo claro que los odiamos

—Además de que nos robaron la copa el año pasado- agregó Pansy

—Ni me lo recuerdes —Sabrina rodó los ojos fastidiada ante el recuerdo.

—Los sesenta puntos debieron de haber sido para ti —dijo Zabini ganando un asentimiento por parte de los demás

—Bueno con eso de que le dan a Harry puntos por existir y a todo Gryffindor por respirar veo difícil que ganemos la copa —Sabrina se llevó una cucharada de puré a la boca

—Apúrate tenemos que llegar a defensa con las artes oscuras quiero estar en las primeras mesas —exigió Regina

—¿Es por Lockhart? —la rubia asintió con una boba sonrisa plasmada en el rostro

—No entiendo que le ve —susurró Apolo hacia su amiga

—Nos tenemos que ir ya —Sabrina no pudo ni quejarse porque ya estaba siendo arrastrada por la rubia hacía el salón de DCAO

Cuando llegaron habían muy pocos alumnos en el salón por lo que Regina obligó a Sabrina sentarse hasta enfrente.

La castaña veía con desagrado las pinturas colgadas en las paredes del salón en el salón, a ella le gustaba el arte, pero esas pinturas le parecían horrorosas, eran del mismo Lockhart con una sonrisa asquerosamente radiante.

—Todo un vanidoso —murmuró Sabrina tomando asiento a lado de su compañera

No presto atención a todo el vomito verbal que decía el nuevo profesor, estaba más concentrada en el dibujo que estaba haciendo, ni siquiera sabía a quien dibujaba, su mano se movía por sí sola haciendo trazos en toda la hoja.

Desde muy pequeña Hydrus le había inculcado el arte del dibujo, no era una sorpresa que a sus doce años realizara unos dibujos magníficos.

—Oh no se debió de haber molestado señorita...- Lockhart había tomado el pergamino en el que Sabrina había estado dibujando -mentira, gracias por el dibujo lo aprecio ¿a que no somos iguales?- Colocó el dibujo incompleto a su lado

—No- hizo una mueca de asco -ni siquiera es usted- se levantó para arrebatárselo pero él lo impidió

—¿Entonces?¿Es su enamorado?

La chica no se dio cuenta que sus mejillas habían tomado un color carmesí pues sentía el calor abrumador recorrer su rostro.

—No y no le interesa- le arrebató el pedazo de pergamino y volvió a sentarse en su lugar 

—El amor, el amor. Todas estaban enamoradas de mi cuando tenía tu edad, ahora también- soltó una risa a lo que la chica hizo una mueca

Sabrina inconscientemente giro a la mesa donde se encontraban Apolo y Draco, el azabache la miraba con una sonrisa burlona y sus cejas enarcadas, se giró poniendo los ojos en blanco y ocultando la hoja entre su libro. Al mirar al escritorio del profesor vio una jaula llena de duendesillos azules.

—Búrlense lo que quieran, pero pueden llegar a ser peligrosos si son liberados

—Está loco si abre esa jaula —exclamó Sabrina negando con la cabeza.

—Veamos lo que pueden hacer —abrió la puertita de la jaula liberando a todos los duendecillos

El desastre en el salón comenzó, las criaturas volaban por todos lados jalando del cabello a cualquier alumno que se interpusiera en su camino. Los niños corrían tratando de huir de ellos y arrancaban las hojas de los libros.

—Dejen mi cabello en paz —Regina chilló dando manotazos al aire.

Sabrina golpeó al duendecillo con un libro liberando a Regina, la rubia salió corriendo despavorida mientras soltaba gritos.

De pronto varias de las criaturas se acercaron a atacar el cabello de Sabrina quien inútilmente trataba de sacárselas de encima pero no podía.

—Ven acá- Apolo la tomó de la mano y la llevó corriendo con él fuera del aula -si no llegaba a tiempo te ibas a quedar pelona

—Gracias —soltó una risa tratando de recuperar el aliento

—Así que un dibujito de amor —el azabache subía y bajaba las cejas rápidamente

—Por Merlin, no. —hizo una mueca apartando la mirada— Ese Lockhart es un descerebrado

—Sus pinturas ¡Son horribles!- exclamó

—¿Verdad que si?- el chico asintió -¿por cierto donde está Malfoy?

—Salió corriendo y llorando— soltó una risa que paró al instante, volteó a ver a su amiga con una sonrisa tan grande que la asustó

—¿Qué te sucede?¿Estás bien? —hizo una mueca— ¿Te volviste demente? —palmeó el rostro de Apolo, el chico apartó su mano mostrando una sonrisa amplia.

—Así que...Malfoy, el chico de tu dibujo de amor

—No se quien tenga menos oxígeno en el cerebro, si tú o Lockhart- la chica rodó los ojos y comenzó a caminar más rápido

—¡PIDO SER EL PADRINO DE SUS HIJOS!- Sabrina negó divertida aún de espaldas

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