❪ capitulo ochenta y cinco ❫
┊ೃEIGHTY FIVE. Callejón sin salida !!!
(este capítulo habla de temas sensibles leer bajo su responsabilidad)
Muchos decían que la vida estaba llena de colores, colores alegres y vividos. Pero ahora, para Sabrina su mundo estaba pintado de colores grises y opacos. La poca luz que había en su vida se esfumó cuando Apolo se fue de la habitación sin mirar atrás.
Se sentía devastada por todo lo sucedido, no sabía si seguir apoyando a Draco era lo correcto, no sabía si seguir con Theo y arrastrarlo con ella a su oscuridad era lo correcto, no sabía si buscar a Apolo era lo correcto. A ese punto no sabía que estaba bien y qué mal.
Hogwarts había perdido su encanto, no se sentía cómoda ahí, no podía caminar por los pasillos mirando a los demás reír o pasar el rato junto a sus amigos, cuando ella estaba en el declive de su vida, su mente ni siquiera estaba presente durante las clases.
Harry se había percatado del mal estado en el que se encontraba su prima, algo grave le pasaba pero la chica no quería contárselo. A pesar de insistir múltiples veces lo único que recibía de ella era un simple "estoy bien".
— Ven, tienes que comer.— Harry le insistió
— Ya comí.— Mintió
— Eso no es cierto, ven, te acompañaré a comer— Dijo el de lentes tomando si mano arrastrandola hacia una de las mesas.
Sabrina no había tenido apetito los últimos días, por más que lo intentaba no lograba comer más de la mitad de su plato.
— ¿Qué es lo que pasa?— Preguntó una vez más intentando encontrar respuestas.
— Nada.— Respondió sin apartar su vista del plato.
La vista de Harry se posó sobre Apolo que se encontraba en el lugar más alejado de la mesa de Slytherin para luego ver a Draco que estaba al otro extremo. No tardó en unir los cabos para darse cuenta de que el trio de serpientes se había separado pues no los había visto juntos en los últimos días.
Sabrina nunca había acostumbrado a estar sola, siempre había estado acompañada de alguien, pero ahora que no le quedaban amigos y todos los pilares de su vida se habían idos no podía hacer más que derrumbarse, sentía que estaba en lo más profundo de un abismo gritando por ayuda la cuál jamás llegaría. O quizá si, la ayuda estaba frente a ella pero había creado una barrera impidiendo que la ayuda llegara a ella.
— Iré a mi sala común, tengo tarea.— Sabrina se levantó de la mesa
Harry no la detuvo pues sabía que era muy terca y no lograría que le contara nada, es por eso que decidió enviarle una carta a Delphy para contarle el estado en el que Sabrina estaba. Sabía que Thalía estaba muy ocupada con el trabajo en el ministerio y asuntos de la orden, Delphy estaba menos involucrada en todo eso y aunque sabía que Thalía se tomaría un tiempo de todo para atender a su hija, quería acudir primero a la tía de Sabrina para encontrar un consejo y poder ayudar el mismo a su prima. En caso de que las cosas no salieran como esperaba ahora acudiría a Sabrina porque a pesar de todo lo que él estaba pasando se preocupaba por el bienestar de ella.
— ¡Brina!— Alguien la llamó obligandola a detenerse— ¿Quieres ir a dar un paseo por el lago negro?
— Me gustaría...— Sabrina intento mostrar su mejor sonrisa hacia Theo quien tenía un brillo de ilusión plasmado en sus ojos—... pero me siento muy cansada, ¿Qué te parece si vamos mañana?
— No te sientes bien.— Apuntó lo obvio— ¿Quieres que te haga un té de lavanda? Escuche que es bueno para aliviar el estrés y relajarse.
— Estoy bien, nos vemos luego.— Depósito un beso en la mejilla del chico pero se detuvo— De hecho, —dio media vuelta para volver con él— quiero hablar contigo, eres un gran chico Theo pero...
— Sigues amando a Draco, tu corazón aún le pertenece— Habló con dolor en la voz
Sabrina no quería hacerle eso pero ella sabía que era lo correcto. No podía seguir engañándolo.
— No quiero lastimarte— Dijo— Lo siento pero
— Debemos terminar algo que ni siquiera ha empezado— El corazón de Theo palpitaba fuertemente contra su pecho causándole un dolor punzante— Lo entiendo
— Lo siento— Susurró antes de irse
Estaba cansada de sentirse triste y vacía. Todas las personas que quería se iban y no podía parar de culparse por aquello. Su vista nublada por la agonía hacia que Sabrina ya no encontrará sentido a su vida. Ella se sentía inútil, sentía que en vez de ayudar solo hacia que las cosas empeorarán, estaba cansada de llorar todas las noches para que al día siguiente mostrará una sonrisa fingiendo estar bien cuando claramente no lo estaba.
Ya era muy noche como para saber que Sabrina se encontraba vagando por los pasillos de Hogwarts sin un rumbo fijo, o al menos no lo tenía hasta que llegó a una torre. No había sido nada prudente de parte de Sabrina ir a la Torre de Astronomía cuando los sentimientos eran los que la controlaban a ella y nublaban por completo su razón.
Sintió algo frío rozar con su piel, llevo sus manos hacia su cuello donde tenía el relicario que su padre le había regalado en la última navidad que tuvieron juntos. Se lo quitó para poder mirar la foto donde todos se veían muy sonrientes, quería volver a esos tiempos, donde su mayor problema era la discusión tonta que había tenido con Draco.
Su vista cayó en su muñeca dónde estaba la pulsera que Apolo le regaló con la frase grabada.
— Y más allá de la muerte— Sabrina Susurró con tristeza.
Las estrellas se veían muy hermosas y brillantes. Así que bajó esa hermosa vista se quedó sentada en el suelo soltando en llanto como nunca antes lo había hecho, intentando sacar el cansancio y dolor que sentía en aquel momento.
Su mente no funcionaba correctamente, tampoco su cuerpo, aquel cuerpo que obedecía su más profundo y oscuro secreto la llevo a pasar el barandal de la torre. Podía sentir el aire golpeando contra su cuerpo, sin embargo, su mente reaccionó y es por eso que sintió el pánico invadirla cuando de pronto se dio cuenta que se encontraba fuera del barandal, el vértigo recorrió su cuerpo cuando miro hacia abajo mostrando la gran distancia del suelo a dónde se encontraba, estaba tan alto que si resbalaba tendría una muerte segura.
Intento dar media vuelta pero sus piernas temblaban tanto que la hicieron resbalar, un gritó agudo y lleno de terror salió desde su garganta cuando quedó colgada, había tenido suerte de lograr sostenerse del barandal, pero sabía que no lograría sostenerse por mucho tiempo. En ese momento pensó en Delphy, en Remus, en su madre, en el dolor que les causaría el tener otra perdida. No quería hacerles eso.
Forcejeo intentando subir pero no podía, se estaba cansando y sus manos comenzaban a doler y a sudar haciéndola resbalar.
— Lo siento, mamá.— Susurró cuando sintió que ya no podía sostenerse más.
La oscuridad la había embriagado de una manera en la que nunca antes lo había sentido, parecía estar en un callejón sin salida o en un laberinto donde solo daba vueltas en círculo sin poder encontrar la salida. Poco a poco la tristeza la consumía y pronto ya no quedaría nada de ella, estaría muerta en vida.
Sintió algo rodear sus muñecas, alzó la vista encontrándose con las orbes celestes llenas de preocupación de Harry. Con algo de esfuerzo logró subirla poniéndola a salvo, ambos se derrumbaron en el suelo y Harry la envolvió en sus brazos con una desesperación que Sabrina sintió, la chica se lanzó a llorar en el pecho del chico.
— Lo siento, lo siento— Repetía entre sollozos— No estaba pensando... yo... no le digas a mi mamá, por favor.
Harry no quería soltarla, quería protegerla y ayudarla a salir de ese hoyo profundo en el que se encontraba pero no sabía cómo.
— Aún me tienes a mi, no te dejaré.— Susurró sin soltarla.
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