❪ capitulo noventa y siete ❫
┊ೃNINETY SEVEN. La muerte no tiene piedad !!!
Si Sabrina era sincera estaba realmente asustada, el miedo y adrenalina corría por su cuerpo. No quería que le pasara lo de la última vez, no quería quedarse presa por el pánico y no actuar con rapidez. Esa se trataba de una guerra real, tenía que mantener la cabeza fría y dejar de lado sus emociones. No podía tener piedad hacia los Mortifagos que no la tendrían con ella.
La media noche había llegado, Sabrina y Apolo corrían por el castillo intentando llevar a lugares seguros a los alumnos menores que todavía estaban por el castillo. Los ataques hacia el castillo solo dañaban la estructura por suerte, pero poco después los Mortifagos ya habían logrado entrar iniciando con el verdadero disturbio.
— ¡No te separes de mi!— Ordenó Apolo cuando vio a la ola de gente entrar
— Mierda— El corazón de Sabrina se aceleró
Juntos corrieron hacia los Mortifagos que atacaban a los alumnos defendiéndose entre ellos. El cuerpo de Sabrina temblaba y sudaba, en su mente solo estaba presente su padre por lo que dejó llevarse por sus sentimientos y comenzó a correr por el castillo desobedeciendo la orden de Apolo.
— ¡Brina!— Gritó intentando seguirla pero la perdió entre la multitud de gente y escombros
Si el ejército de Voldemort estaba ahí, Graham también lo estaría, quería hacerlo pagar por lo que le había hecho a Apolo, a su padre y a ella.
Sabrina atacaba sin piedad a cualquier mortifago que se le pusiera enfrente, a algunos les pudo parecer que los hechizos que lanzaba eran tontos pero fueron útiles para defenderse y dejarlos aturdidos.
— ¡Crucio!
Un alardido salió desde la garganta de Sabrina al sentir la maldición impactar contra su pecho. Se dejó caer sobre sus rodillas al sentir el dolor recorrer su cuerpo. Cuándo paró alzó su vista llena de furia encontrándose con la mirada enloquecida y burlona de Graham.
— Me recuerdas a tu padre gritando cuando lo maté— Dicho eso comenzó a reír enloquecido
— No tienes derecho de hablar de él— Atacó con su varita
El enojo de Sabrina incrementó lanzando hechizos que el hombre cubría con facilidad.
— ¡Crucio!— Sabrina bramó con furia dando directo al pecho del hombre que se dejó caer al suelo
Una sonrisa llena de autosuficiencia apareció en su rostro de Sabrina quien no se dio cuenta que alguien la atacó por la espalda lanzandola contra la pared. Su vista se volvió borrosa y un dolor punzante recorrió su espalda.
— Deberías agradecerme,— Graham se acercó dando zancadas hacia la chica en el suelo— te haré un favor al matarte y enviarte con el estupido de tu padre
Ella quería hacer algo, defenderse, no se rendiría tan fácilmente, no quería dejar que la humillaran de tal manera. Pero no podía moverse, su cuerpo le dolía por el impacto con la pared piedra. Solo pudo ver cómo Graham alzaba su varita y pronunciaba parte de la maldición asesina. Cerró los ojos esperando el impacto.
— ¡Con ella no pedazo de imbecil!— Delphy exclamó y con un movimiento veloz de varita hizo levitar varias rocas grandes del suelo para lanzarlas hacia a Graham— ¡Vete de aquí!— Ordenó hacia Sabrina
— No te dejaré sola— Sabrina gimió levantandose del suelo y sacudiendo el polvo de sus prendas
Graham se levantó aturdido y lanzó un hechizo que Delphy detuvo con facilidad.
— Será divertido matar a dos perras como ustedes— El hombre se acercó con una sonrisa llena de sorna— las haré gritar tanto que desearan estar muertas, nuestra Estrellita ya lo sintió, ¿Te gustaría volverlo a sentir?— Soltó una risa enloquecido
Aquello distrajo a Delphy que miro a su sobrina con dolor, había sido torturada y no lo había contado, había tenido que lidiar con eso sola.
— ¡Impedimenta!— Sabrina bloqueo el ataque del hombre hacia su tía. Sus emociones negativas eran fuertes, nunca había odiado tanto a una persona como a Graham Holland, el responsable de haberle arrebatado su felicidad— ¡Avada Kedavra!
— ¡Sabrina no!— Delphy gritó pues no quería que su sobrina se rebajará al nivel de los Mortifagos.
Una carcajada salió de la garganta de Graham que por poco había esquivado la maldición.
— Al parecer no eres tan inútil como el cobarde de tu padre— Se burló
— ¡Expelliarmus!— La varita del hombre saltó a la mano de Sabrina— Ahora entiendo porque Harry ocupa este hechizo todo el tiempo —dijo sorprendida— ¡Petrificus totalus!
Graham esquivo el hechizo lanzandose a un lado.
— Yo me encargaré de él— La voz de Delphy estaba cargada de rabia
Sin darle permiso de responder la mujer camino decidida hacia donde había huido Graham Holland. Sabrina quería seguirla pero necesitaba encontrar a su madre o a Apolo. Lo había dejado solo.
Sus piernas se movían con rapidez protegiendose de cada maldición que era lanzada hacia ella.
— ¡Luna!— Exclamó al encontrarla— ¡Desmaius!— El mortifago que estaba por atacar a la rubia por la espalda salió disparado hacia la pared
— Oh, muchas gracias, Sabrina— Dijo Luna con su característico tono amable
— ¿Has visto a Remus o a mi madre?— Preguntó con desesperación
— La última vez que los vi estaban peleando con Dolohov— Respondió— Tonks también estaba buscándolo
— Gracias, ten cuidado y no tengas miedo de lanzar cualquier hechizo— Luna asintió
Sabrina volvió a correr con el corazón latiendole en los oídos y con una gran presión en su pecho. Escucho el ruido de una explosión no muy lejos de donde se encontraba. Giro sobre su eje sintiéndose de pronto completamente desorientada, su respiración se agitó, comenzaba a tener un ataque.
— ¡Sabrina!— Giró encontrándose con Theo— No deberías estar aquí
— No iba a esconderme— Dijo con la respiración agitada
— Espero que me entiendas pero no puedo permitir que...
— Lo siento, Theo, en verdad gracias por sacarme de ahí— Habló sincera—. Pero necesito encontrar a los que quiero ¡Petrificus totalus!
El cuerpo del chico se quedó petrificado, con una última sonrisa Sabrina se obligó a seguir corriendo y a atacar a los Mortifagos, tenía que dejar el miedo de lado. Tenía que ser fuerte por su padre, el pensamiento de él era lo que la mantenía cuerda en ese momento. Él hubiera querido que luchará con valor hasta el final y así lo iba a ser.
— ¡Soy Draco Malfoy, soy Draco Malfoy, estoy de su parte!— Aquella voz llegó a sus oídos
Draco estaba en el rellano superior, suplicando a otro mortifago encapuchado.
Al pasar, Sabrina aturdió al mortifago. Draco miro a su alrededor sonriendo a su salvador. La primera reacción de Sabina fue acercarse a golpearlo. Draco cayó hacia atrás sobre el mortifago, con la boca sangrando y completamente aturdido.
— Eso fue por mantenerme encerrada —Chilló
— Lo siento es que...
— Lucharas conmigo— Sabrina lo interrumpió dejándolo aturdido—. Aún tienes tiempo de redimirte, si luchas de nuestro lado prometo ayudarte a poner a salvo a tus padres— Estiró su mano—. Luchemos juntos
Draco miro sorprendido a Sabrina, a pesar de las cosas malas que lo había visto hacer, de las cosas que había oído ella estaba ahí dándole la opción de cambiar de bando. Ella seguía a su lado a pesar de las circunstancias.
— A tu lado donde sea— Draco afirmó tomando su mano
Había más duelistas sobre las escaleras y por todo el hall. Había mortifagos allá donde miraran. Yaxley, cerca de las puertas de entrada, combatiendo con Flitwick; justo al lado de ellos, un mortifago encapuchado peleaba con Kingsley. Los estudiantes corrían en todas direcciones; algunos llevando o arrastrando a amigos heridos. Draco miraba con horror todo el daño que habían causado.
— Tenemos que encontrar a Apolo, —exclamo lanzandola un hechizo aturdidor a un mortifago— la última vez que lo vi estaba cerca del salón de encantamientos
— ¡Con ella no imbecil!— Draco jaló a Sabrina que estaba por recibir una maldición
— El pequeño Malfoy es un traicionero— El mortifago comentó con sorna
Draco reunió coraje y lanzó un hechizo hacia el mortifago que fue lanzado hacia una pared dejándolo inconsciente. Tomó la mano de Sabrina y la jaló para seguir corriendo.
— ¿Sabes si alguien conocido ha muerto?— Preguntó agitada sin parar de correr
— No lo sé, no he visto a nadie— Exclamó por encima del ruido
Era difícil correr tomados de la mano pero no querían separarse, la ansiedad del momento los hacia aferrarse al otro con temor de perderse entre el caos que había en el lugar.
Quería concentrarse y pensar con claridad para poder dar con un lugar posible donde estuviera Apolo pero la cantidad de cuerpos de alumnos en el suelo era tan grande que Sabrina no podía ignorarlo, sentía las náuseas llegar a su cuerpo.
Cada una de las personas que arriesgaban sus vidas esa noche suplicaba por qué todo terminara y poder reunirse con sus seres queridos. Todos lanzaban hechizos y peleaban con gran valor con la esperanza de que esa no fuera la última vez que estuvieran con vida.
La voz de Voldemort resonó desde las paredes y el piso, y todos aquellos que aún peleaban en el castillo lo escuchaban tan claramente como si estuviera parado detrás de ellos, sintiendo su aliento en sus cuellos, como un soplo de muerte.
Draco entrelazó su mano con Sabrina sintiendo el verdadero terror recorrer su cuerpo. Ella se dio cuenta por lo que lo arrastró a un lugar apartado para que nadie pudiera verlo y delatar que había cambiado de bando.
— Han peleado – dijo la voz, fría y aguda –valientemente. Lord Voldemort sabe valorar el coraje. Aun así, habeis sufrido grandes pérdidas. Si continúan resistiéndose a mí, todos morirán, uno por uno. No quisiera que esto pasara. Cada gota de sangre mágica que se derrama es una pérdida y un desperdicio. Lord Voldemort es piadoso. Ordeno a mis tropas retirarse inmediatamente. Tienen una hora. Preparen su muerte con dignidad. Traten a los heridos.— Sabrina compartió una mirada con Draco— Ahora te hablo a ti, Harry Potter. Has permitido que tus amigos mueran por ti en vez de enfrentarte conmigo. Esperaré durante una hora en el Bosque Prohibido. Si cuando acabe esa hora no has venido a verme, si no te has rendido, entonces la lucha se reiniciará. Pero esta vez yo mismo entraré en la batalla, Harry Potter, y te encontraré, y castigaré a cada hombre, mujer o niño que trate de protegerte. Una hora.
— Prometo volver por ti— Dijo Sabrina tras esconder a Draco en la sala de Menesteres
— No te vayas— Pidió tomándola de la mano
— Si alguien te ve con nosotros puede avisarle y le hará daño a tus padres, será mejor que piensen que huiste o estás herido hasta que pongamos a Cissy a salvo— Explicó
Draco no pudo aguantar más las ganas de besarla así que lo hizo. Tomó sus mejillas acercando sus labios y moviéndolos en sintonía como muchas veces lo habían hecho antes, sin embargo, esa sensación de cosquilleo en el estomago no había cambiado.
— Volveré y pondré a salvo a tus papás contigo— Prometió juntando sus frentes
Lo que alguna vez había sido un castillo magestuoso, un hogar para muchos ahora era un cementerio, ruinas en donde cada rincón había sufrimiento y agonía.
Cuándo Sabrina entró al Gran Comedor no pudo evitar sentir nostalgia al recordar como ese ahora triste lugar antes había estado plagado de risas y bullicio de los niños alegres, ahora en el había llanto de personas que habían perdido a sus seres queridos y se culpaban por no poder tener un minuto más junto a ellos.
De inmediato Sabrina se acercó a los difuntos que se encontraban en el suelo esperanzada de que ninguno de sus seres queridos estuviera ahí. Sintió su mundo caer cuando vio un cabello pelirrojo alborotado sobresalir de una manta blanca, su mente pensó lo peor, pensaba que Delphy estaba debajo de esa manta.
Pero antes de poder comprobar que era ella, su vista se posó en una familia de pelirrojos reunidos al rededor del cuerpo de Fred, el carismático pelirrojo que se había convertido en un gran amigo. Las lágrimas se acumularon en sus ojos a medida que avanzaba con lentitud.
— Sabrina, Brina— Alguien exclamó
Unos brazos la rodearon pero no pudo mantenerse de pie pues sus piernas fallaron tirándola al suelo llorando la perdida de un amigo.
Quería apartar la mirada del pálido cuerpo de Fred pero no podía mirar a otro lado sin encontrarse más cadáveres o amigos llorando a sus difuntos. Su llanto disminuyó poco a poco pero la desesperación incremento. No podía quedarse sentada a llorar, no podía hacerle eso a Fred.
Sintió un gran alivio cuando volteo vio a su madre y a Remus por lo que no pudo evitar abrazarlos con fuerza y derramar algunas lágrimas de felicidad al verlos ahí frente a ells. Estaban vivos.
— ¿Delphy?— Preguntó esperanzada
— Poppy la está atendiendo— Remus le explicó— la encontramos grave pero está bien
Sabrina se movió rápidamente hacia donde la enfermera estaba intentando dar con su tía. Pronto la encontró tendida en una camilla improvisada y se dejó caer sin cuidado a su lado.
— Hey, ¿Cómo te sientes?— Preguntó con una sonrisa
— Me he desangrado una vez cada mes por veinte años, puedo aguantar esto— Bromeó con una risa— Debiste ver al otro, terminó peor. Le hice justicia a mi Hydrus —una débil sonrisa apareció en sus pálidos labios y sus ojos vidriosos se cruzaron con los de Sabrina
— Él está muy agradecido con su hermanita— Sabrina dijo acariciando la mejilla de la mujer
— Que no se te olvide que soy la mayor— Respondió
Un cuerpo se impacto con el de ella tirándola al suelo.
— ¡No vuelvas a asustarme así!— Exclamó alguien que la abrazaba— ¡Me vuelves a dejar de esa manera y yo mismo te mato!
— ¡Polito!— Chilló abrazándolo de vuelta— Perdoname, no quería dejarte solo
Ambos se quedaron abrazados sin separarse, disfrutando del otro, del que hasta ese momento habían logrado seguir vivos.
» Draco está en la sala de Menesteres— Susurró en su oído—. Le prometí llevar a Narcissa con él, está de nuestro lado, el me ayudó a seguir viva— Explicó— ¿Me ayudas a buscar a Cissy?
Apolo se quedó en silencio mirándola.
— Ayudemos a ese imbecil— Aceptó con una sonrisa
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro