❪ capitulo cincuenta y siete ❫
┊ೃ FIFTY SEVEN. Castigados !!!
La clase de Defensa Contra las Artes Oscuras estaba por comenzar. Como de costumbre los mejores amigos se sentaron juntos al fondo del salón. Esa clase siempre había sido la menos favorita del par, a excepción de tercer grado cuando Remus les impartio aquella clase.
Una paloma de papel volaba por el salón atrayendo las miradas de todos. No fue hasta que se esfumó en el aire tras prenderse en fuego que todos apartaron la mirada del curioso objeto.
—Buenos días— todos voltearon al mismo tiempo. Junto a la puerta se encontraba Umbridge— Título Indispensable de Magia Ordinaria o mejor conocido como T.I.M.O— Se paró frente a la clase con una falsa sonrisa— Estudien mucho y serán recompensados, fracasen en esto las consecuencias pueden ser severas
—¿Espera que nos sintamos inspirados?- preguntó Apolo acercándose a Sabrina
—Su instrucción en esta materia ha sido muy terrible quiero que sepan que a partir de ahora seguirán un curso estructurado de magia muy defensiva...
Todos tomaron curiosos el libro que había en sus pupitres examinándolo a detalle.
—...Aprobado por el Ministerio- siguió la mujer
—Aquí no hay nada sobre cómo hacer hechizos de defensa- dijo Hermione Granger
—¿El uso de hechizos? No me imagino para que necesitan usar hechizos en mi clase
—¿No usaremos magia?- preguntaron Apolo y Ron a la vez
—Aprenderán sobre hechizos de defensa de una manera sin riesgos
—¿Y de que nos serviría?- pregunto Sabrina recargándose en el respaldo de su asiento
—Deben levantar la mano para hablar en mi clase- la chica rodó los ojos
—Pero que pesada- se quejó
—Comienza a irritarme— Apolo la apoyó
—A mi me irritó desde que la vi sentada en el comedor- susurró la chica haciendo reír a su amigo
—¿De que nos servirá la teoría allá afuera?- la castaña giró al escuchar la voz de su primo
—No hay nada en el exterior querido ¿Quién te imaginas que quiere atacar a niños como tú?
—Su voz me irrita— susurró Apolo soltando un gemido silencioso mientras dejaba caer su cabeza en el respaldo de su asiento, Sabrina asintió dándole la razón
—Oh, no lo sé, tal vez Lord Voldemort- en exclamó de asombro inundó el lugar
—¿Viste la cara del sapo rosa?- Murmuró Sabrina volteando a ver a su amigo
—¿Tengo que verla? Me hace querer aventarme al lago negro con solo ver su cara
—¡VOLDEMORT LO ASESINO!- el grito de Harry hizo que Sabrina y Apolo dejaran de reír -Voldemort lo hizo. Usted lo sabe
—¡Basta!- gritó Umbridge -lo veo en mi oficina después señor Potter- dijo con una sonrisa para seguir hablando -estamos en el colegio no en la vida real es por eso que...
—¿Insinúa que le colegio no es la vida real?- todas las miradas se posaron en Sabrina -¿Entonces vivimos en una simulación al venir el colegio?
—S-Sa...bri-bri...n-n- Apolo hizo como que se trababa provocando que una gran sonrisa en el rostro de la chica apareciera
—¡Oh no! Creo que necesitaremos otra simulación de Apolo Eisenhower esta se descompuso y ya no nos sirve- varias risitas se escucharon en el lugar
Por debajo de la mesa los amigos chocaron el puño al ver el notable enojo en la mirada de Umbridge. Los dos se dejaron caer en el respaldo de su asiento con una sonrisa de satisfacción.
—Señorita Sallow, Señor Eisenhower ¡Están castigados!- al ver que la sonrisa en el rostro de los chicos no se borraba el enojo en la mujer creció -¡Por una semana!
—Pobre tonta- susurró Apolo
Los dos habían acordado que solo irían a un castigo de Umbridge para hacerle creer que irían todos los días cuando tenían claras intenciones de no ir a sus castigos.
Tocaron la puerta del despacho y entraron sin esperar respuesta.
Sabrina solo había entrado al despacho de Remus cuando era prifesro, cuando entró al de Umbridge lo desconoció por completo. Todo el lugar estaba atascado de rosa y había fotos de gatos sobre la pared.
—Desde ahora odio el rosa- dijo Sabrina haciendo mueca de asco
—Adelante, siéntense.— dijo la mujer con una falsa sonrisa— Hoy escribirán unas líneas para mi
Los dos amigos se voltearon a ver, ninguno había llevado su mochila por lo que pensaron que se habían librado del castigo.
—Es una lástima, olvidamos nuestras mochilas antes de venir- dijo Apolo a lo qué Sabrina asintió
—No se preocupen, tengo plumas para prestarles
Ambos chicos refunfuñaron cuando vieron a la mujer abrir un cajón de su escritorio.
—Adelante siéntense- señaló las mesitas en frente de su escritorio
De mala gana se sentaron en los escritorios. La mujer dejó dos plumas al costado de cada uno.
—Quiero que escriban debo guardar silencio en clase
—¿Cuántas veces?- Sabrina pregunto de forma brusca
—No lo sé, las que sean necesarias para que el mensaje se les quede grabado
Los dos chicos se giraron para comenzar a escribir.
—Hace falta tinta
—No la necesitarán
Los dos se voltearon a ver confundidos. Comenzaron a examinar la pluma, la veían por todos lados intentando encontrar la manera de ver donde guardaba tinta.
—Ya inicien- dijo Umbridge al ver la acción de los dos adolescentes
Indecisos comenzaron a escribir en el pergamino, sorpresivamente de la pluma salía una tinta roja brillante.
Debo guardar silencio en clase
Terminaron de escribir la oración, casi al instante los dos sintieron un cosquilleo en la mano seguido de una picazón y punzadas dolorosas.
Cada quien dirigió su vista hacia el dorso de su mano, parecía que se estaban haciendo unos cortes con un cuchillo afilado.
El dolor en sus manos se hizo más fuerte a medida que los cortes avanzaban, se dieron cuenta que no eran cortes al azar si no, más bien letras.
Debo guardar silencio en clase
Leyeron una vez que los cortes pararon. Compartieron una mirada horrorizados por lo que acababa de suceder.
Sabrina se levantó bruscamente de su asiento y aventó la pluma con fuerza. Volteó a ver a su mejor amigo dándole a entender con la mirada que se pusiera de pie.
—¿Sucede algo señorita Sallow?- pregunto Umbridge con una sonrisa de satisfacción
—No- la chica sonrió falsamente -es solo que ya acabamos
—¿De qué habla?
—Dijo que escribiéramos las veces necesarias para grabarnos el mensaje- la chica se recargó en el escritorio de Umbridge y se inclinó hacia ella -con una nos basta- se dio media vuelta -¡Qué tenga lindo día!- dijo de la forma mas falsa posible
Seguida de Apolo salieron del despacho de Umbridge no sin antes susurrar ofensas hacia la mujer.
—¡Esa mujer está loca!
—¡Es una salvaje!
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro