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Recuerdos

Después de ensayar un poco más, los chicos se acomodaron en el sofá de la sala de los padres de Min. Todos estaban relajados y disfrutaban del momento, y la conversación pronto se desvió hacia planes más sociales.

—Oigan, ¿qué tal si salimos a cenar o a bailar? —propuso Sebastián, mirando a los demás con entusiasmo.

—¡Eso suena genial! —dijo Tabs—. Aunque no puedo, tengo una cita con un chico ardiente esta noche. El chaval que conocí en Valencia cuando fui con mis padres.

Los chicos empezaron a molestarla en tono juguetón.

—¿Un chico ardiente? ¡Qué atrevida, Tabs! —exclamó Kevin con una sonrisa burlona.

—Sí, sí, todos sabemos que el chico ardiente debe ser un tío horrible ¿no? —añadió Sebastián, riendo.

Tabs se rió con ellos, sin mostrar molestia

.—Es que si está guapo, además es Colombiano y dicen por ahí que los latinos son una cosa tremenda en la cama.

— Usa protección, no quiero pasar de ser manager a ser quién cambia los pañales —acuso Min, alzando una mano en señal de advertencia, antes de reírse.

Jona, que había estado en silencio durante la conversación, trató de unirse al ambiente. Pero, después de unos minutos, su expresión cambió y dijo:

—Creo que me voy a ir a casa

.—¿Estás seguro? —preguntó Sebastián—. Puedo llevarte si quieres.

Jona sonrió levemente y sacudió la cabeza.

—No, gracias. Puedo irme solo. Nos vemos mañana en el ensayo.

Se despidió de sus amigos con un gesto, y mientras salía de la casa, el frío del atardecer le golpeó el rostro. Se ajustó la capucha de la sudadera de Dex y se colocó los audífonos inalámbricos. Al presionar el botón de reproducción en su móvil, una canción comenzó a sonar , llenando sus oídos con una melodía nostálgica. Mientras caminaba por la calle, sus pensamientos volvieron a un recuerdo lejano.

La canción era Happier Than Ever de Billie Eilish.

[Reproducir desde el minuto 2:30]

...

Jona y Dex estaban tendidos en el césped del jardín de la casa de Jona. Era un día de verano, el sol brillaba alto en el cielo, y el aroma a hierba fresca llenaba el aire. Los dos niños estaban en la misma posición que muchos días, simplemente disfrutando del momento y conversando despreocupadamente. Dex estaba recostado con las manos detrás de la cabeza, mirando las nubes, mientras que Jona estaba recostado de lado, con la cabeza apoyada en una mano y los ojos fijos en Dex.

Jona se giró un poco, mirando a su amigo con curiosidad. La conversación había girado en torno a cosas sin importancia, como los juegos que jugarían en la tarde o los dibujos animados que les gustaban. Pero entonces Jona hizo una pregunta más profunda.

—Oye, Dex —empezó Jona, su voz suave y pensativa—, ¿qué crees que pasará con nosotros cuando crezcamos?

Dex se giró lentamente para mirarlo, con una sonrisa tranquilizadora. Sus ojos grises reflejaban la luz del sol, y había algo en su mirada que transmitía una mezcla de seguridad y calidez.

—Bueno —dijo Dex, pensando en la respuesta—, creo que cada uno cumplirá sus sueños. Tú vas a ser un gran cantante, y yo voy a ser un famoso futbolista.

Jona frunció un poco el ceño, mirando a Dex con una mezcla de incertidumbre y anhelo. No estaba del todo seguro de cómo se sentiría enfrentando el futuro sin Dex a su lado.

—Pero, ¿estaremos juntitos, no? —preguntó Jona, su voz cargada de una inocente preocupación.

Dex giró la cabeza hacia Jona, su sonrisa se amplió, mostrando una sincera promesa en sus ojos.

—Siempre voy a estar para ti —dijo Dex, con la voz firme y llena de cariño.

Luego, estiró el meñique y el dedo índice de una mano, uniéndolos con los de Jona en un gesto que ambos habían adoptado como su propio símbolo de promesa.

Jona se sonrojó un poco, pero su expresión se relajó al ver la sinceridad en el rostro de Dex.

—¿Lo prometes? —preguntó Jona, con un pequeño brillo en sus ojos.

Dex asintió con firmeza, su sonrisa nunca desvaneciéndose.

—Lo prometo. Aunque se interpongan montañas y océanos, siempre estaré ahí para ti.

Los dos se quedaron en silencio por un momento, disfrutando de la calidez de su promesa mutua. Jona sintió una oleada de seguridad y tranquilidad, como si supiera que, a pesar de todo lo que pudiera pasar en el futuro, siempre tendría a Dex a su lado.

Dex se levantó un poco, estirándose y mirando alrededor, luego se tumbó de nuevo con una sonrisa despreocupada.

—Vamos a ser los mejores en lo que hagamos. Y siempre tendremos estos momentos para recordar —dijo Dex, señalando el cielo y luego el césped donde estaban recostados.

Jona asintió, sintiendo una profunda conexión con su amigo. En ese momento, el futuro parecía tan lejano y lleno de posibilidades, y la promesa de Dex lo hacía sentir que todo sería más fácil de enfrentar.

...

Jona tenía 12 años y Dex 15. Era una tarde de verano y Jona, aburrido en casa, decidió visitar a Dex para pasar el rato. Con una sonrisa en el rostro, se encaminó hacia la casa de los González. Cuando llegó, la puerta fue abierta por Joss, la hermana menor de Dex.

—Hola, Joss —dijo Jona, con una sonrisa—. ¿Está Dex en casa?

Joss asintió y señaló la escalera.

—Sí, está arriba en su habitación. Entra, no pasa nada.

Jona agradeció y subió las escaleras, ansioso por ver a Dex. La casa estaba tranquila y un poco desordenada, algo normal en un hogar con niños pequeños. Jona llegó a la puerta de la habitación de Dex y, al escuchar murmullos provenientes del interior, se detuvo. La curiosidad lo llevó a quedarse allí unos momentos, esperando a que Dex le abriera la puerta.

Pero lo que escuchó a través de la puerta hizo que su corazón se detuviera un instante. La voz de Dex y una voz femenina se mezclaban en una conversación íntima. Jona, sintiendo una mezcla de intriga y nerviosismo, se acercó un poco más para escuchar.

—Dex, desde que te conocí... —decía la chica—, he sentido que contigo es diferente. Creo que... estoy enamorada de ti.

La respuesta de Dex llegó rápidamente, su tono suave y sincero.

—Yo también siento lo mismo por ti. No sé cómo explicarlo, pero cuando estoy contigo, todo parece encajar.

Jona se quedó paralizado, su corazón comenzaba a romperse mientras escuchaba la confesión de Dex. No comprendía del todo lo que estaba ocurriendo, pero sí entendía el dolor que sentía. El hecho de que Dex estuviera compartiendo esos sentimientos con otra persona lo hizo sentirse pequeño e insignificante.

—Yo... me alegra que sientas lo mismo —continuó Dex—. Quiero que esto funcione.

Jona retrocedió lentamente, con el corazón acelerado y una sensación de vacío en el pecho. Se dio cuenta de que no podía intervenir ni molestar a Dex en ese momento tan personal. Con una tristeza silenciosa, se alejó de la puerta, bajó las escaleras y salió de la casa sin hacer ruido. La imagen de Dex y la chica en la habitación permaneció en su mente, dejándolo con una sensación de desilusión.

Era la primera vez que Jona sentía que su corazón se rompía, sin saber que esa sensación se repetiría en varias ocasiones a lo largo de su vida. Aunque aún era joven, ese momento marcó un antes y un después en su percepción de la amistad y el amor.

....

El recuerdo de ese día volvió a Jona con intensidad mientras caminaba por la calle, escuchando la canción en sus audífonos. El dolor de ese primer desengaño aún se sentía fresco, y la realidad de sus sentimientos por Dex se hacía más evidente.

...

Era el cumpleaños número 16 de Jona y João, una fiesta que sus padres habían organizado con esmero. La casa estaba llena de amigos y familiares, y la música y las risas se escuchaban por todas partes. João estaba rodeado de un grupo de amigos, riendo y disfrutando, mientras Jona, un poco más reservado, estaba junto a Dex, su mejor amigo.

Cuando llegó el momento de abrir los regalos, Jona y João se ubicaron en el centro de la sala, rodeados de todos. Había muchos paquetes de diferentes tamaños y colores, y Jona, como siempre, era el más emocionado de los dos. Pero antes de que Jona pudiera empezar a abrir el suyo, Dex se acercó y le susurró al oído:

—Oye, Jona... ¿podrías abrir el mío en privado más tarde?

Jona lo miró con curiosidad, pero asintió. La idea de recibir un regalo especial solo para él le hizo sentir una calidez en el pecho. La fiesta continuó y, después de abrir todos los otros regalos y compartir más momentos con sus amigos, Jona finalmente se escapó a su habitación con el paquete de Dex bajo el brazo.

Cerró la puerta tras de sí y se sentó en su cama. El paquete estaba envuelto con un papel sencillo, pero al abrirlo, encontró un álbum de fotos que lo dejó sin palabras. La portada del álbum tenía una foto de ellos dos, tomada en la playa durante unas vacaciones familiares. Debajo de la imagen, en una elegante tipografía, estaba escrito:

"Para Mi florecita, con todo mi cariño."

Jona abrió el álbum con cuidado, y lo que encontró dentro le hizo sonreír de inmediato. Las páginas estaban llenas de fotos de momentos especiales, no solo de él y Dex, sino también de su gemelo João, su padre Fermín, y algunos de sus amigos más cercanos. Había imágenes de ellos en conciertos, en la escuela, en fiestas, e incluso algunas fotos de cuando eran más pequeños.

Cada foto estaba acompañada de pequeñas notas escritas por Dex, recordando lo que había ocurrido ese día, o alguna broma interna que solo ellos dos entenderían. Las fotos estaban cuidadosamente seleccionadas, y era evidente que Dex había puesto mucho esfuerzo y amor en crear ese regalo.

Había una sección dedicada solo a las fotos de Jona y Dex juntos. Algunas eran de su infancia, cuando corrían por el jardín de la casa de los López, otras más recientes, como la vez que fueron a un concierto de su banda favorita, o cuando pasaron un verano entero en Tenerife en la casa de la playa de la familia de Dex.

En una de las páginas finales, Dex había dejado un mensaje escrito a mano:

"Jona, sé que no siempre lo digo, pero eres uno de los mejores amigos que alguien podría tener. Estos recuerdos son solo una pequeña parte de todo lo que hemos vivido juntos, y estoy seguro de que nos quedan muchos más por vivir. No quiero ser un héroe porque, como en los libros, los héroes sacrifican a sus amores por el bien del mundo. Yo prefiero ser el villano que, si fuera necesario, sacrificaría todo el mundo con tal de ver esa hermosa sonrisa en tu rostro. Gracias por ser siempre tú.

Te quiero, Dex tu Oshito"

Jona se mordió el labio inferior, sintiendo cómo sus ojos se llenaban de lágrimas. El álbum no solo era un regalo, era un testimonio del vínculo que compartían, algo que ninguna distancia o cambio en sus vidas podría romper. Cada página estaba llena de amor y dedicación, y aunque Dex no era del tipo que hablaba abiertamente de sus sentimientos, este álbum decía más de lo que cualquier palabra podría expresar.

Jona cerró el álbum suavemente, abrazándolo contra su pecho. El dolor de los recuerdos pasados se mezclaba con la calidez de este momento, recordándole por qué Dex siempre había sido tan especial para él. Con un suspiro profundo, se prometió a sí mismo que nunca dejaría que nada ni nadie se interpusiera entre ellos.

...

Jona volvió al presente, con la música en sus oídos y la capucha de la sudadera de Dex puesta. Caminaba por la calle, sintiendo el peso de los recuerdos y la promesa que había hecho su amigo. Cada nota de la canción parecía resonar con los sentimientos que todavía tenía por Dex


Buenasssss que tal el capitulo???

Opiniones, ideas...etc?

En fin.

Los quiero <3

Laaai<3

obs: Una amiga me hizo un fanart de Dex y Jona!

Esta heermoso hermanes <3

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