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Mi favorito

Al llegar al departamento de los hermanos Cortés, Dex se disculpó con sus nuevos amigos y se dirigió al balcón, sacando su móvil para llamar a Jona. El aire fresco le ayudó a despejarse un poco mientras esperaba que Jona conteste.

—¿Sí? —respondió Jona, con una voz que delataba que acababa de despertar.

Dex sintió una mezcla de alivio e irritación al oír su voz.

—¡Joder, Jonathan! Hasta que respondes. ¿Dónde estás? João me ha llamado preocupado porque no estás en el instituto. Y no me digas que no fuiste porque João me ha dicho que después de la primera clase has desaparecido.

Hubo una pausa, y Dex pudo oír a Jona suspirar al otro lado de la línea.

—Es que no me sentía bien, ¿vale?

Dex frunció el ceño, preocupado. Sabía que había algo más en la historia.

—¿Qué ha pasado, Florecita? ¿Es por lo de anoche...?

La noche anterior había sido especial para ambos, y Dex había esperado que eso no cambiar las cosas entre ellos.

—No... no... no, Oshito, no es eso. Solo creo que me voy a resfriar —mintió Jona rápidamente.

Dex suspiró, sintiendo que Jona no le decía toda la verdad.

—Bebé... ¿estás seguro? ¿Quieres que vaya a verte?

Su corazón dio un vuelco al pensar que Jona le estaba ocultando algo, pero trató de no mostrarlo en su voz.

—No, no hace falta. Estoy bien, de verdad.

Jona intentó cambiar de tema rápidamente, algo que Dex notó con una punzada de dolor.

—Oye, ¿qué tal fue tu primer entrenamiento?

Dex forzó una risa que sonó vacía.

—Fue bien.

No ofreció muchos detalles, lo cual no era típico de él. Normalmente, hablaba con entusiasmo sobre el fútbol y todo lo que había sucedido.

Un largo silencio se instaló entre ellos, cargado de palabras no dichas.

—Hablamos luego, Jona —dijo Dex finalmente, sintiendo un distanciamiento que no quería aceptar.

—Vale, Oshito. Te quiero mucho.

—Te quiero —respondió Dex, y colgó.

Se quedó un momento en el balcón, mirando al horizonte y tratando de ordenar sus pensamientos antes de regresar al interior del departamento, donde Rodri y los demás estaban preparando todo para jugar al FIFA.

Dentro, Matu lo miró curioso.

—Oye, Dex, ¿cómo conociste a los hermanos Cortés?

Dex sonrió, recordando aquellos días felices en Canarias.

—Fue en una visita a mis abuelos. Estaba en la playa, jugando solo con el balón, y Rodri se acercó. Nos hicimos amigos enseguida.

—Ese Rodri siempre ha sido un social —rió Pachi desde el sofá—. Se hace amigo de todos en un instante.

Dex asintió, aún con una sonrisa nostálgica en el rostro.

—Sí, y Charlie y Liv fueron igual de acogedoras. Siempre me han tratado como si fuera parte de la familia.

—Liv está en su habitación, creo que estudiando o algo —comentó Rodri mientras preparaba la consola.

—Y Charlie ha salido con su novio —añadió Pachi, encogiéndose de hombros.

— Pachi está loco por Charlie —comento divertido Ale.

—¡No es cierto pelotudo! —se quejo lanzandole un cojín al pelinegro que lo esquivo.

— Ah no que andabas diciendo que te la ibas a chapar y no se qué —se burló Matu tratando de imitar el acento argentino del ojiazul.

El colombiano le dio una colleja a Pachi y le lanzo una mirada de advertencia a Ale.

— Ya juepucha dejen de hablar de mi hermana así.

Dex rio levemente.

— Pero tenes que admitir que la piba está hermosa —sigue insistiendo Pachi.

Rodri bufó maldiciendo entre dientes.

— La verdad que sin ofender hermano pero tanto Liv como Charlie son hermosas —afirmo Matías.

—¿Solo mis hermanas son hermosas y yo qué? —fingio ofenderse.

Opi que estaba sentado con las piernas cruzadas al estilo indio en un sofá individual mirando por sobre sus lentes sonrió levemente.

—Rodri también tiene sus cosas —solto el pelirrojo haciendo que todas las miradas se posen en él que instintivamente se cubrió la cara con un cojín para ocultar su sonrojo.

— Ven Opi si me quiere —apunto al chico que seguía oculto tras el cojín —Por eso es mi favorito.

— ¿Así qué tu favorito? —el ojigris se cruzó de brazos arqueando una ceja.

El mayor rio levemente.

—Usted siempre será el primero mi Dex —le lanzó un beso.

Dex soltó una carcajada al igual que todos, agradecido por estar rodeado de amigos que lo hacían sentir bienvenido y en casa. Sin embargo, una parte de él seguía preocupada por Jona y lo que pudiera estar pasando en su mente. Aún así, decidió centrarse en disfrutar de la tarde con sus nuevos amigos, al menos por un rato.

...

Dex cerró la puerta del refrigerador, y al girarse, vio a Opi justo detrás de él, lo que le hizo dar un pequeño salto. Opi se rió suavemente, ajustándose los lentes, lo cual Dex encontró sorprendentemente atractivo. Se obligó a apartar esos pensamientos.

—Perdona, no quería asustarte —dijo Opi, aún sonriendo.

Dex se rió, tratando de quitarle importancia al asunto.

—No pasa nada, simplemente estaba distraído.

Opi lo observó con atención.

—Te he visto un poco raro desde que hablaste por teléfono. ¿Todo bien?

Dex suspiró, sabiendo que podía confiar en Opi pero decidiendo omitir algunos detalles.

—Es solo... cosas personales. Tengo un amigo que no está pasando por un buen momento, y me preocupa.

Opi asintió, con una expresión comprensiva en su rostro.

—Entiendo. A veces es difícil no poder ayudar tanto como quisiéramos.

Mientras hablaban, Dex no podía evitar fijarse en las pecas de Opi y cómo su pelo rizado caía sobre su frente. Después de un momento de silencio, Dex cambió de tema.

—Oye, ¿tú fumas?

Opi lo miró sorprendido.

—¿Cómo lo supiste?

Dex sonrió, divertido.

—Has estado masticando chicle o comiendo chuches desde que te vi.

Opi se sonrojó ligeramente y admitió:

—Trato de dejarlo, pero me...

—Te relaja —completó Dex—. Mi madre, mi hermana y mis mejores amigos fuman.

Opi suspiró.

—Oh....si. La verdad es que por el fútbol debería dejarlo... es complicado.

Dex asintió con comprensión.

—Supongo que cada uno tiene su forma de aliviar la ansiedad.

Opi se sentó en la encimera, balanceando las piernas con un gesto pensativo y a la vez un tanto infantil. A Dex le recordo mucho a Jona.

—¿Y cuáles son las tuyas?

Dex rió, mordiéndose el labio inferior y echando la cabeza hacia atrás.

—No sé si tengo una... o si cuenta morderme el labio hasta hacerlo sangrar.

Opi ladeó la cabeza haciendo un puchero con los labios, observándolo con una mezcla de preocupación y curiosidad.

—Jope, eso no es sano.

Dex se encogió de hombros.

—No, supongo que no lo es.

Opi le sonrió con amabilidad.

—Tal vez deberías encontrar algo más, algo que no duela tanto.

Dex asintió, agradecido por la sugerencia.

—Quizás lo intente. Gracias, Opi.

La sinceridad en sus palabras creó un momento de conexión entre ellos, un entendimiento silencioso que ambos valoraron. Luego, Rodri irrumpió en la cocina con una sonrisa.

—¡Venga, tontuelos! ¿Vamos a jugar o qué?

Dex y Opi intercambiaron una mirada divertida antes de unirse a sus amigos en el salón, dejando atrás por un momento las preocupaciones y disfrutando del presente.

Dex se acomodó en el sofá con el mando en la mano, listo para enfrentarse a Matu en el FIFA. Los demás se reunieron a su alrededor, animando y comentando cada jugada con entusiasmo.

—Vamos, Matu, no te dejes ganar —bromeó Rodri, animando a su amigo uruguayo.

La tensión creció a medida que el juego avanzaba, pero finalmente, Dex logró marcar el gol de la victoria. El salón estalló en vítores y aplausos mientras Dex sonreía satisfecho.

—¡Gol! —exclamó Dex, levantando los brazos en señal de victoria mientras la pantalla mostraba su triunfo sobre Matu en el FIFA.

Matu negó con la cabeza, sonriendo.

—Tienes talento, Dex. No se puede negar

—¡Buen partido, Dex! —exclamó Pachi, dándole una palmada en la espalda.

—Gracias —respondió Dex, todavía emocionado.

Opi regresó de la cocina con una bolsa de chocolatinas y se sentó al lado de Rodri, quien lo había llamado.

—Ven aquí, Zanahoria, comparte esas chocolatinas —dijo Rodri, dándole una palmadita en el hombro. Opi se sonrojó ligeramente y se sentó junto al colombiano, ofreciéndole algunos dulces.

Mientras descansaban entre partidas, la conversación cambió hacia sus sueños e ídolos en el fútbol.

—Para mí, siempre ha sido Messi —dijo Opi—. Su forma de jugar es como ver arte en movimiento.

Matu asintió, agregando:

—Es verdad, pero también admiro a Luis Suárez. Su garra y determinación en el campo son inspiradoras.

Rodri sonrió, sus ojos brillando con admiración.

—Y ahora tenemos al Mister, Gavi. Es una leyenda viviente del Barça. Es un privilegio que nos entrene.

—¿Cómo se siente tener a tu tío como entrenador? —preguntó Pachi, curioso.

Dex sonrió de lado, con un toque de orgullo.

—Es interesante, la verdad. Gracias a él y a mi tío Pedri, amo el fútbol.

Matu lo miró sorprendido.

—¿Cómo es que eres sobrino de Pedri y Gavi?

Dex se rió levemente al pensar en la compleja dinámica familiar que tenía.

—Es complicado. Mi madre es la hermana adoptiva de Gavi, y Pedri es el hermano menor de mi padre.

Opi sonrió, mirando a Dex.

—Tu familia es interesante —comentó, jugando con el dobladillo de su camiseta—. Según leí en un par de páginas de internet —aclaró rápidamente—. No es que sea un acosador ni nada, pero...

Las manos de Rodri en sus hombros lo callaron, haciéndolo sonrojar abruptamente.

—Ya lo hemos pillado, Zanahoria —dijo Rodri, riendo.

Oliver murmuró algo ininteligible mientras se acomodaba los lentes sobre su nariz.

Dex se rió suavemente, disfrutando de la dinámica de sus nuevos amigos y el ambiente relajado.

—No te preocupes, Opi. Entiendo, mi familia siempre ha sido algo caótica.

Rodri le lanzó un cojín a Dex.

—Eso es lo que te hace interesante, parcero.

Dex atrapó el cojín y sonrió, sintiéndose a gusto en la compañía de sus nuevos amigos. Era un respiro bienvenido del ajetreo y la preocupación que lo había seguido durante todo el día.

Se esta poniiiiendo interesaaante.

Si tienen alguna idea o recomendación me la diiiicen.

Los quiero.

Laaai<3

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