四. Capítulo Cuatro
Mirando el reloj en la pared sobre la puerta Jennie suspiro por 5 vez en la noche ya eran las 10 de la noche y Lisa salía a las 8.
No había querido llamarla para no molestarla en el trabajo, ya tenía 6 meses de embarazo y realmente aveces se sentía mal ya que sentía que agobiaba a su esposa.
Lisa trabajaba y llegaba muchas veces a hacer la cena o le hacía el desayuno, tenía un tiempo para mimarla antes de dormir y se aseguraba de consentirla.
La omega de repente después de varias ideas extrañas sintió como unos cuernos comenzaban a salir de su cabeza, seguro su alfa estaba rodeada de omegas y tomando con su jefe mientras olvidaba a su esposa embarazada en casa.
Suspiro triste aguantando el sollozo, incluso había hecho la cena favorita de Lisa.
(...)
La alfa se encontraba más estresada en el trabajo que de costumbre, acababa de terminar su última torre de papeles y ya eran las 9 de la noche, una hora más tarde debido a su hora extra, le dolía la cabeza debido a los números y extrañaba a Jennie.
— ¿Ya se retira señora Manoban? —preguntó su secretaria, dando un leve asentimiento, Lisa tomó su maletín dispuesta a ir a casa— ¿no le interesa salir a tomar algo dulce, conozco un buen lugar? —
— Mi esposa me espera en casa y ya me retrase una hora —respondió Lisa cortamente sacundiedo su traje y quitándose los tacones para ir más rápido—
Deteniéndose un momento Lisa pensó en que Jennie estaría enojada debido a su retraso, no podía llegar con las manos vacías después de hacerla esperar una hora más.
— Pensándolo bien, ¿dónde dices que está ese lugar? —preguntó Lisa viendo la sonrisa de la beta—
(...)
Llendo a abrir la puerta del departamento, Jennie se topo con su alfa llena de cajas en las manos.
— Me recomendaron un lugar de postres y como ya venía tarde pase a traer algo para ti y para el pastelito —sonrió Lisa pasando al interior una vez se quito los zapatos— compre panecitos, donas y demás cosas dulces para cuando tengas antojos y este trabajando —
Tragando saliva Jennie sollozo sin poder evitarlo, los cuernos imaginarios que se había hecho ella misma desaparecieron de la nada y cuando la alfa dejó las cajas en la mesa con un suspiro, la omega se lanzó a sus brazos.
— Te quiero mucho alfa —dijo Jennie mientras dejaba besos en las mejillas de Lisa—
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro