十三. Capítulo Trece
Abriendo cansada la puerta de su departamento, Lisa entró quitándose los zapatos en la entrada.
— Buenas noches —dijo y rápidamente unos pasitos se escucharon hasta llegar a posarse frente a Lisa— ¿serás mi guía hasta la cocina? Muero de hambre —
— Buenas noches Mami —respondió Jane tomando el maletín de Lisa y jalandola en dirección a la cocina, la alfa casi cierra los ojos debido al cansancio y cuando iba a la cocina a servirse Jennie la regreso a la mesa y le sirvió—
— No tienes que servirme —se quejo la alfa— Tengo manos —
— Yo se que tienes manos, pero estas cansada hoy, no pasara nada si te sirvo de comer un día —respondió Jennie— estas cayendo de sueño —
— He estado supervisando trabajos en el departamento de marketing, el jefe ha estado estresado también, tengo más cargas últimamente —suspiro comenzando a comer y solter un jadeo gustoso, de verdad tenía mucha hambre—
Después de comer Lisa había entrado a bañarse y apenas salir se la ducha y cambiarse había caído rendida completamente en el cama, casi roncaba.
— Mami hoy se durmió más temprano que yo —se rio Jane mientras su mamá omega le leía un cuento— estaba cansada —
— Mamá dice que ha trabajado mucho —asintió Jennie arropado a Jane— mañana le llevaremos una sorpresa al trabajo —
Asintiendo con una sonrisita Jane accedió y se acomodo para dormir.
(...)
— Si tienes alguna duda no dudes en preguntarme —dijo la alfa con una ligera sonrisa a la nueva empleada del departamento que supervisaba—
La omega suspiro cuando la alfa se dio la vuelta y camino en dirección a su lugar.
— Ojalá pudiera tener una alfa como la señora Lalisa —suspiro en un Murmuró y su compañera de al lado asintió positivamente—
— Es una gran tipa, pero escuche que esta casada, fue algo pequeño según tengo entendido —dijo en modo de rendición—
— Seguramente tiene hasta hijos —respondió en otro suspiro— es una lástima, pero lo esperaba ¿como podría estar soltera? —dio otro suspiro—
De pronto un aroma a comida inundó la sala de trabajo, todos voltearon a la entrada del lugar y de ella saliera una omega que parecía ser la cara de Chanel más reciente, una pequeña niña caminaba imitandola a su lado.
Inmediatamente de la oficina había salido la alfa girando su cabeza a todos lados en busca de ese aroma que conocía bien.
— ¡Cariño! —dijo en voz alta caminando entre los empleados que se acercaban a la comida—
¿La mente colectiva?
Solo pensaba en lo suertudos que eran algunos, pues su adorada jefa estaba casada con una modelo.
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