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Era de noche y Elizabeth ya se encontraba en su habitación, concentrada viendose en el espejo, mientras su doncella le terminaba de hacer una trenza para luego irse a dormir, en lo unic que lograba pensar era en aquel Salvatore que la traía loca.Con el solo hecho de pensar en él una sonrisa apareció en su rostro, algo que Mary, su doncella no dejó pasar.
-Entonces…Usted y el menor de los hermanos Salvatore…¿Su padre ya sabe de este romance?
Hablo Mary al terminar la trenza, haciendo que Elizabeth se girara de la silla donde estaba sentada y la mirara con un notorio sonrojo.
-El no sabe, si se entera estoy segura que me mandaría al otro lado del mundo-dijo Elizabeth mientras jugaba con la punta de la trenza- y su nombre es Stefan… Stefan Salvatore-se podía ver a pesar de la poca luz que había como una sonrisa empezaba a surgir- ¿Qué opinas de Elizabeth Salvatore?
Pregunto la rubia mientras se paraba y daba unas vueltas demostrando la alegría que le causaba el solo hecho de fantasear con la idea de que ella y Stefan se casen.
-Yo opino que debería dejar de soñar despierta y poner los pies en la tierra- dijo Mary con unas risas a medio esconder- ahora señorita Forbes debería dormir…mañana tendrá clase de pintura y ya sabe de lo estricto que es su profesor.
-Ya hemos hablado de esto Mary, dime Liz o Lizzie, pero no Señorita Forbes… sabe que lo odio.
Dijo Elizabeth mientras se acostaba y veía cómo Mary se iba de la habitación.
-Esta bien Lizzie… que descanse…- se despidió la castaña.
Ya era de dia y Elizabeth se encontraba en su patio, teniendo una lección de pintura, concentrada en terminar la pintura no se percató que su profesor se había ido.
-Señor Cumberbatch, ¿Asi esta bien?-Elizabeth se alejó un poco para que “su profesor la pudiera ver mejor.”
-No soy el Señor Cumberbatch pero me parece hermoso- dijo una voz detrás de ella haciendo que se girara un poco asustada a pesar que ya reconociera la voz- hola…- dij Stefan con una sonrisa.
Elizabeth solo lo abrazó hasta que recordó donde se encontraban y la posible presencia de su profesor.
-¿Stefan qué haces aquí? ¿Y si alguien te ve? Sabes que mis padres no se pueden enterar… de ya sabes… “nosotros”-dijo la rubia algo alterada por lo cual el castaño solo se quedó observándola, admirando en silencio a la joven, alterándola más- ¿Qué pasa?¿Tengo algo en la cara?
-No… solo… ya me asegure de poder venir, tus padres están con los míos en una reunión del pueblo…- dijo con una sonrisa inocultable- y tal vez tu profesor se fue hace media hora- Bromeó acercándose a la rubia para darle un pequeño beso.
La rubia no pudo evitar sonrojarse, sin perder el tiempo le siguió el beso, pero no duró mucho tiempo ya que el castaño se separo de ella.
-Hoy vino una mujer a quedarse en nuestra casa, se llama Katherine- dijo emocionado, pero a Elizabeth no le gustó esta sorpresa-, siento que serían buenas amigas.
Habló por última vez el castaño pues escucho unos gritos.
-Hey niño, ¿Qué haces aquí?¿Alejate de Elizabeth?- estaba gritando Mary saliendo al patio- ya te voy a atrapar pequeño Salvatore- Stefan le dio una mirada rápida a Elizabeth para luego salir corriendo.
-Te volveré a ver hoy en la fiesta que hará mi padre.
Grito Stefan mientras corría, Elizabeth solo se río ante la escena que le causó una especie de ternura y gracia. Mary llegó a donde se encontraba Elizabeth, pues había intentado caminar rápido pero la vejez no la ayudaba.
-Así que el es Stefan Salvatore, mírame niña- tomó el mentón de Elizabeth con suavidad para que esta la viera- con ese tipo de jovencitos tienes que tener cuidado, puede que ahora parezca una historia de amor… pero recuerda cómo terminó Romeo y Julieta.
Elizabeth solo se corrió para atrás, soltándose del agarre de Mary y dudando si aquello era un reto o una lección… "Tal vez sea una simple advertencia" pensó mientras intentaba asimilar aquellas palabras.
- Mary, Stefan jamás me haría daño y… podremos ser una historia de amor, pero no como Romeo y Julieta… tal vez como…
-Deja de intentarlo Liz, ninguna pareja tiene final feliz…- Interrumpió la pelinegra mientras tomaba del brazo a la rubia para luego dirigirla a dentro de la casa.
-¿Por qué odias tanto el amor, Mary?- preguntó Elizabeth mientras se sacaba el delantal con pintura.
-No lo odio Liz, solo… cuando tengas mi edad y mi experiencia, entenderás.
La exposición que tenía Mary era como si un recuerdo doloroso la hubiera atacado con esas palabras, era como si un fantasma de su pasado otra vez la estuviera persiguiendo.
-Pero dejemos esta conversación a tras, ¿Que te pondrás para la fiesta de los Salvatore?
-Tal vez mi vestido negro… creo que me hace lucir linda- respondió con una sonrisa soñadora Elizabeth- ¿Tu iras Mary?
-Oh niña todo te queda lindo a ti… eres hermosa con lo que sea que te pongas- Mary se acercó y la tomó del mentón- no dejes que nadie te haga olvidar eso… y no iré, no me necesitarás allí, estarán tus padres.
Mary era como una madre para Elizabeth, o Liz como le decía ella.Por más que sus padres estuvieran vivos jamás están con ella, su padre por ser el albañil alguacil del pueblo y su madre por más reuniones con amigas o cualquier excusa que encontrara.Por eso contrataron a Mary cuando Liz era niña, cuando está empezó a cuidar de la niña solo era una adolescente, pero ahora que esa niña tenía 16 años ya era una adulta y aunque le doliera admiración Liz también lo sería pronto.
El par de la pelinegra y la rubia eran inseparables, a dónde iba Elizabeth pedía que Mary vaya con ella. Cuando empezaron a hablar de casar a Elizabeth con algún muchacho de dinero, Mary fue la primera en negarse, pues sabía que Liz quería casarse por amor. Como estas cosas había cientos más que sucedieron por los más de 10 años que llevaban juntas.
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