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La primera vez que lo vio, a JongIn le pareció bastante atractivo, pese a que era un poco más bajo que él, el muchacho tenía buena forma, piernas gruesas, buen trasero y brazos gruesos, parecían incluso tonificados, aunque eso no podía asegurarlo.

JongIn se había mordido el labio sin poder evitarlo y después lo dejó pasar, porque estaba bien ver a alguien guapo de vez en cuando pero por supuesto que era demasiado tímido como para seguir observando si es que asistía acompañado, lo cual le resultaría de lo más normal.

Por lo general, JongIn asistía todos los viernes al centro comercial y entraba al cine para ver alguna película que era nueva en cartelera, si de plano no encontraba algo nuevo o veía alguna que le gustara, se paseaba por el área de comida y se sentaba un rato a degustar algo antes de marcharse a casa.

Le gustaba el olor de las palomitas recién hechas, la privacidad reducida que brindaba la oscuridad de las salas y sobre todo, el disfrutar y relajarse con una buena película.

Pero cuando el siguiente viernes observó al mismo chico en la fila de la entrada, se preguntó si es que venía solo. JongIn no pudo ver a alguien a su alrededor, así que eso le intrigó un poco; seguramente se había adelantado a comprar los boletos y su pareja llegaría después, o sus amigos, cualquiera de las dos cosas estaba bien.

Se sintió satisfecho cuando observó que entró a la misma sala que él, así que habían elegido la misma película. JongIn había creído que era cosa del destino, porque de ninguna manera se sentía tan acosador como para haberlo seguido.

El muchacho se detuvo en la fila donde él estaba sentado, en el centro de la sala y le sonrió con sus labios gruesos, haciendo que JongIn boqueara porque pensaba que nunca había visto una boca tan bonita como aquella.

― Disculpa...

― No pasa nada ― JongIn respondió mientras el otro intentaba mantener el equilibrio con su charola de comida.

Se puso de pie para dejarlo pasar mejor y el muchacho se sentó finalmente a dos asientos de distancia. JongIn se sintió un poco nervioso, aún faltaban unos cinco minutos para que se apagaran las luces, siempre le había gustado llegar temprano.

― ¿Te... gusta mucho venir al cine?

JongIn se giró al escuchar la voz del extraño ―ya no tan extraño― y asintió, sorprendido por la pregunta, o que siquiera le dirigiera la palabra.

― Disculpa, no quise incomodarte ― el bajito bajó la mirada a su bandeja de comida ― no soy un lunático, simplemente creo haberte visto aquí varias veces.

JongIn se sorprendió con el comentario y tragó saliva, porque eso significaba que el hermoso chico también lo había visto antes.

― Aunque... seguramente eso es lo que un lunático diría. ― Siguió comentando el muchacho, nervioso. ― Lo lamento.

JongIn sintió que era en ese momento o nunca, no podía tener un mejor momento, definitivamente tenía que abrir la boca y decir algo. Observó que el muchacho volvió la vista hacia la pantalla, decidiendo que era mejor dejar de molestarlo.

― Me llamo Kim JongIn, me gusta ver películas, lo hago usualmente en mis días de descanso.

El muchacho se giró al escucharlo y parpadeó, sonriendo instantes después de procesar que el alto le había dicho su nombre.

― Soy Do KyungSoo, me gusta ver películas en mis días de descanso.

JongIn sonrió, era precioso y no podía evitarlo, sentía el flechazo y no podía dejarlo simplemente pasar. Era una oportunidad única.

― ¿Deberíamos ver películas juntos?

KyungSoo asintió y JongIn se levantó de su asiento, dispuesto a recorrerse en la fila hasta quedar al lado suyo. Después de todo, ya no eran extraños, al menos no tanto.

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Nota de autor:
Hace mucho que no escribo y que no subo algo. Esto lo tenía a medias y quería aprovechar aunque no es octubre pero es el KaiSoo day.

Así que, si alguien llega a leerlo, ojalá que sea de su agrado.
Y ojalá algún día termine estas viñetas.

Hasta entonces.