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Cuando JongIn se despertó esa mañana, se sintió bastante contento. Por lo general la mayoría de los adolescentes tenían mal humor cuando despertaban, puesto que iniciaba otro día más en la vida, incluso algunos adultos podían decir lo mismo. Sin embargo, desde hacía un par de semanas, JongIn no era parte de aquel sector de la población estudiantil.

Se observó en el espejo después de darse una ducha y cepilló sus cabellos castaños, después tomó uno de los varios botes de crema y comenzó su rutina de cuidado matutina, porque si quería llegar a ser guapo a los 40, debía de comenzar a cuidarse desde ese momento.

Después de vestirse, JongIn observó el reloj y bajó al primer piso de su casa, tomando su bolso y sus llaves, listo para ir al colegio de nuevo.

¿Por qué parecía tan entusiasmado de ir al colegio? La respuesta a esa pregunta estaba en su pupitre.

JongIn llegó a los pasillos demasiado temprano para sus amigos, pero lo suficientemente para que él entrara al salón de clase y acomodara sus cosas con calma, dejando su bolso sobre el respaldo del mesa banco, procediendo a sentarse para después, meter la mano bajo el pupitre y sacar entre sus dedos una hoja de papel.

Hacía un par de semanas, JongIn había encontrado una nota pequeña en su lugar, que lo había hecho sentir extraño y dudoso por el anónimo en el papel, pero a la vez bastante curioso y motivado por el mensaje.

"Tienes la sonrisa más hermosa del planeta, haces que mi corazón lata ferviente cada que me diriges la mirada."

Había sido corta, pero el corazón de JongIn había dado un salto de sorpresa y de intriga, porque aquello podía ser una broma de mal gusto.

JongIn confiaba en sus atributos, sabía que tenía ojos bonitos y que su sonrisa era escandalosa, también sabía que ambos sexos enloquecían por su anatomía tan armoniosa, casi perfecta incluso si no tenía músculos marcados, eso solo era un plus que entrenaba para mostrarlos solo en verano.

Pero pese a que su estima en él mismo era muy alta, también reconocía que algunas veces podía ser un poco pedante y que se había ganado las malas opiniones de algunas minorías y era por eso que dudaba de que aquello fuera honesto o una broma.

Sin embargo, las notas continuaron apareciendo cada día, cada vez más largas que la anterior, con detalles exquisitos de alguno de sus bellos atributos o con rasgos de su distintiva personalidad de la que JongIn estaba mayormente orgulloso.

Así que cuando JongIn sacó la hoja entre sus manos aquella mañana y sonrió placenteramente, su corazón se aceleró cuando la leyó y se deleitó con los que parecían ser los más vibrantes y puros sentimientos por él.

La persona deseaba claramente su afecto, pero lo que lo descolocó fue que había firmado con una letra: K.

¿K? Había muchas personas cuyos apellidos o nombres comenzaban con K. Era realmente un desafío el siquiera pensar en intentar descubrirlo.

¿Pero qué podía hacer? JongIn quería más que palabras bonitas, su corazón florecía y sus manos temblaban cuando leía aquellas cartas de amor, imaginando sin rostro a alguien capaz de amarlo vehementemente como lo describía.

ㅡ¿Apareció el admirador secreto? ㅡ Su amigo BaekHyun apareció, sentándose en el pupitre de al lado.

JongIn negó. ㅡ Solo otra carta.

Baekhyun rodó los ojos. ㅡ¿qué tan cobarde hay que ser para no mostrarte?

ㅡ Bueno Baek, a lo mejor le da vergüenza ㅡ JongIn lo excusó. ㅡ Pero al menos firmó con una letra esta vez.

JongIn le mostró el final de la hoja y Baekhyun arrugó el ceño. ㅡ Ah genial, una K, media corea tiene una K en sus nombres.

JongIn rechistó, un poco molesto por la actitud de su amigo.

ㅡ¿Y si es... KyungSoo? ㅡ BaekHyun comenzó a especularㅡ O Kim JunMyeon, o Kim Jeonhyun, o Kim Sohyun... hay miles de Kims en este maldito país.

JongIn suspiró, el corazón se le había exaltado cuando escuchó el nombre de su hyung KyungSoo, porque había sido muy claro a comienzo de ciclo cuando frente a todos le había dicho que estaba hueco y no le interesaba alguien como él.

KyungSoo siempre lo barría con la mirada y siempre sonreía cuando pasaba, aunque JongIn no sabía si se reía de él o con él.

De alguna manera pensar en Do KyungSoo escribiendo cartas de amor lo hacía sentir ansioso, como si fuese la cereza del pastel de su vida estudiantil, una que se comería con gusto y satisfacción si el otro se tragaba sus palabras en sus labios. Sería excitante.

ㅡ Tengo una idea. ㅡ JongIn habló, pero no pudo contarle a su amigo lo que había ideado, porque el profesor entró en el aula para comenzar la primer clase.

Pero estaba dispuesto a llegar al fondo de aquello, a sacarse la duda de encima. Así que tomó una hoja de papel en blanco y comenzó a escribir una respuesta, listo para vaciar sus ideas en el papel y esperar una respuesta positiva.

Una que le permitiera conocer al admirador, al creador de aquellas fervientes cartas de amor.

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