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KyungSoo se sentía emocionado, sus manos se sintieron temblorosas al igual que sus piernas, pese a que estuviese completamente parado en el mismo lugar. Había ido a la estación de trenes desde temprano, acompañado por ChanYeol y JongDae, que nunca lo dejaban solo, mucho menos en situaciones como esa.

Había estado contando los meses, los días, incluso las horas para que ese momento finalmente llegara. El día en que JongIn se mudaría a Seúl para iniciar una nueva etapa de sus vidas, si bien los dos eran bastante jóvenes aún, habían demostrado con creces que se querían y que podían ser pacientes.

Habían superado los obstáculos del tiempo y también la distancia, cuando KyungSoo entró a la universidad y se había ocupado con demasiadas tareas, sin contar con que hacía poco se había conseguido un trabajo de media jornada para ayudarse con sus propios gastos y comprar algunas cosas que necesitarían.

Cuando JongIn quedó en la universidad, pese a que estudiarían cosas diferentes, ambos se pusieron bastante felices. No vivirían juntos tampoco, como había sido el plan inicial y KyungSoo estaba seguro que entre su trabajo, la universidad y demás cosas que surgieran, tendrían poco tiempo de verse, pero nada de eso le impedía sentir que su corazón saldría de su pecho en ese momento; porque significaba que habían superado un obstáculo más.

Que no estarían lejos y que los días que pudieran se verían, se verían con mucho más frecuencia que en el último año, así que eso realmente significaba un mundo para él.

Por ello, cuando los pasajeros comenzaron a bajar del tren y a caminar entre la multitud, se sintió frenético, no pudo evitar permanecer quieto y con los ojos bien abiertos observando hacia todos lados, por si JongIn había pasado de largo sin verlo.

Pero cuando finalmente JongIn apareció de la nada frente suyo y lo abrazó con fuerza, KyungSoo lo correspondió de inmediato, con sus manos estrechando su cuerpo y atrayéndolo un poco más si era necesario, porque necesitaba sentirlo.

Respirar en su pecho, aspirar su perfume, escuchar los latidos de su corazón, que sus brazos largos lo rodearan con fuerza, a sabiendas de que estaban allí. De que era real, no era un sueño ni un producto de sus pensamientos, JongIn finalmente había llegado a Seúl y KyungSoo podía abrazarlo, transmitirle con sus manos toda la calidez y el amor que sentía en ese instante.

ㅡ Bienvenido, mi amor...

ㅡ Finalmente...

Ambos permanecieron así unos minutos más, disfrutando del contacto pese a que los demás pudieran pensar que estaba mal abrazarse en público de esa manera. Ni siquiera les importó los amigos de KyungSoo, que quedaron olvidados ese momento, porque ese momento era suyo.

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