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JongIn se dejó caer en su cama después de un largo día agotador. Había rendido un par de exámenes más temprano y había entregado un par de trabajos encargados.

Se venía el final de semestre y era cada vez más pesado todo en la universidad. Pese a que estaba estudiando danza, aquello no significaba que pudiera bailar todo el día sin parar ㅡcomo había pensado que era cuando era pequeñoㅡ, por su bien tenía que esforzarse y sacar buenas notas después de todo el esfuerzo que su familia había hecho para enviarlo a la capital a estudiar.

ㅡ Te ves demasiado agotado hoy.

La voz de su compañero de cuarto lo hizo suspirar, era cálida y gruesa, tenía lo que cualquiera podría llamar una voz sensual, pero en ese momento no podía ponerse a pensar en ello.

KyungSoo estudiaba actuación, estaban en la misma universidad y ese semestre los habían emparejado en el dormitorio, por lo que estaba agradecido; era un buen chico, no era ruidoso y tampoco era entrometido. De hecho los primeros meses habían hablado tan poco que apenas sabía su nombre.

Pero después de una cena en la que coincidieron, ambos habían congeniado y se habían hecho buenos amigos.

ㅡ Si hyung, estoy realmente cansado.

KyungSoo, que había estado sentado en su escritorio, se levantó y caminó hacia él, dándole una mirada rápida que JongIn notó de inmediato. Algunas veces como esa, el moreno podía sentir cierta tensión entre ambos, pero como no quería arruinarlo, no se animaba a comprobarlo.

En noches como aquella, cuando su hyung sonreía de aquella manera tan hermosa, JongIn se dedicaba a sentirse bien, a relajarse y disfrutar un poco de la compañía de KyungSoo.

ㅡ ¿Quieres que... cepille tu cabello?

Ah, cualquiera diría que aquello era lo más extraño del mundo, pero el corazón de JongIn se aceleraba cuando KyungSoo se lo proponía, después de una noche en la que por primera vez, KyungSoo se acercó a ayudarlo con su cabello.

No es que fuese realmente largo, lo tenía un poco crecido, pero parecía que a KyungSoo le gustaba. Así que asintió, con las mejillas sonrosadas por la pena que crecía.

KyungSoo le sonrió y cuando JongIn se irguió hasta quedar sentado, KyungSoo se colocó tras de él y subió una rodilla a la cama, acomodándose para dejar que su mano se enredara en sus cabellos con parsimonia, acariciando las hebras castañas.

Repitió el proceso, le encantaba sentir el cabello de JongIn entre sus manos, sentir la textura de su cuero cabelludo.

JongIn se relajó con las manos de KyungSoo y después cerró los ojos, cuando sintió el cepillo peinarlo con detenimiento.

Aquella sin duda era una buena manera de desestresarse después de un largo día y su corazón agradeció que fuese KyungSoo quien estuviera a su lado, peinando sus cabellos con suavidad.

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