Capítulo 7 + Epílogo: Decisión final
El día lunes, apenas llegó a la universidad, tiró al tacho de la basura de la entrada el juego de mesa. Ya no lo necesitaba. Su decisión estaba tomada y a las partidas se les corrió la tinta, quedando inutilizables. La cosa con James acabó y estaba segura que el resto de citas también. Por si acaso, iría a dialogar. Al arribar a la universidad, fue primero al negocio de las fotocopias.
— ¡Dientitos! —Saludó Lars— ¿Qué tal estuvo tu fin de semana?
— Um, no me quejo... —Exhaló y tomó valor— ¿Puedo hablar contigo?
— Claro, dejaré a mi mamá que atienda por mientras —Volteó y gritó hacia la parte trasera del negocio—. ¡Má, voy y vuelvo! —Salió del mostrador y colocó su brazo sobre el hombro de la chica, ambos salieron del local— ¿Qué pasó, dientitos?
— ¿R-recuerdas todo lo que pasó el viernes? —Consultó por si acaso, el que le siga llamando por ese apodo significa que no todo estaba perdido.
— Claro, tuvimos una cita. ¿Qué hay con eso?
— La pasé muy bien ese día —Compartieron una sonrisa enternecedora.
— Awww, yo también, dientitos.
— Pero... Siento que, ay... —Humedeció sus labios y clavó la vista en el suelo, avergonzada— Creo que, um, mi estilo de vida no concuerda con el tuyo... No sé si ves a dónde voy...
— Oh, entiendo... —Suspiró— Son cosas que pasan. Gracias por decírmelo, dientitos—Sonrió de oreja a oreja de modo algo forzado—. Me toca pasar la pena con una persona fácil, ¿sabes si tu amigo el pelado tira para el otro lado?
— ¿Qué? ¡Lars! —Se echó para el lado, sin saber si reír o llorar.
— ¿Qué? ¡Lacy! —La imitó— La vida sigue.
— Um, bueno, sí, tienes razón...
— ¿Quieres que sigamos siendo amigos, de todas formas? —Ofreció su mano y ella la estrechó.
— Totalmente—Dio un paso hacia atrás—. Bueno, a esto venía nada más. ¡Chaito! —Dio un beso en su mejilla antes de retirarse.
— ¡Cuídate, dientitos!
Ok. Uno menos. Revisó la hora: Siete y media de la mañana, muy temprano todavía para ir a clase o reunirse con sus compañeros, tenía tiempo.
Entró a la cafetería y se asomó por la caja que permanecía vacía, un operador se acercó:
— Buenos días, ¿qué se le ofrece?
— Buenas, ¿estará Jason por ahí?
— Sí, claro, ahora viene.
Esperó, sacudiendo su pie izquierdo, nerviosa.
Suspiró apenas lo vio.
— ¡Lacy! ¿Cómo estás? Estuve muy ocupado el finde, lo siento por no escribirte —Excusó mientras se retiraba la malla del pelo.
— No te preocupes, Jase... —Emitió una risa incómoda porque estaba improvisando sobre la marcha— Tengo que confesarte algo.
— ¿Uh...? ¿Sí? ¿Qué pasa? —La contempló preocupado.
— Sé que recién salimos por primera vez la semana pasada y nos estamos conociendo, sin embargo, yo, eh... —¿Cómo formularlo sin quedar como una loca?— Creo que me gustas mucho —Pronunció a gran velocidad, casi trabándose la lengua.
— ¿L-lo dices en serio? —Murmuró con sus mejillas acaloradas. Recibió una respuesta gestual positiva— Tú también me gustas... —Rozó su mano con la de ella con timidez— Y quiero que sigamos saliendo —Tomó con firmeza su mano—. ¿Me esperarías después de las seis para salir a dar una vuelta?
— ¡Claro! —Sostuvo la mano de Jason con sus dos extremidades superiores, acariciándolo.
— Nos vemos ahí, entonces.
Jason se aproximó un poco más y le dio un pequeño beso en los labios.
— Que te vaya muy bien —La despeinó un poquito de la parte superior—. Cuídate.
— A ti también, Jase.
Por lo visto, el único que estuvo hechizado desde el inicio y no necesitó del juego de mesa, seguiría flechado por ella.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro