Capítulo 4: Almuerzo y una discusión
A la mañana siguiente, paseando por los pasillos de su facultad en busca de sus amigos, se topó con Kirk, el cual tras verla, mostró indiferencia en comparación a la actitud obsesiva del día anterior.
— Hola... —Saludó con un nudo en la garganta, sin saber cómo romper los lazos sanamente en esta situación.
— Uh... Hola —Se rascó la nuca—. Disculpa, no recuerdo tu nombre, ¿tú eras...?
Parpadeó atónita.
— Lacy, Lacy Wu. Vamos juntos en análisis estadístico.
— Oh, sí —Rememoró—. Tú eres la que nunca va a clases.
— Uh... referente a lo que había pendiente contigo... —No se atrevió a decir tal cual lo que ocurrió ayer. ¡Casi tuvo su primer beso al costo de una riña con sus amigos!
— ¿Sí? —Hubo un pequeño silencio— Las tutorías fueron el martes, lo siento, no tengo tiempo para abrir otra. Tal vez para el siguiente examen puedas inscribirte a tiempo y estudiamos con el grupo.
Pareciera que nada hubiera pasado.
— ¡Chinita! —Escuchó a lo lejos, era Scott— ¡Mira dónde te pillo! —Corrió hacia los dos— ¿Cómo estás? —Saludó a la joven con un beso en la mejilla.
— Mmm, bien, ¿y tú?
— Bien... —Miró de reojo al moreno— Buena, negrito —chocaron los puños—. ¿Ya consideraste unirte en el club de skate? Ya echamos a Mustangas para que estés tranquilo.
— Ehh... Aún la sigo pensando.
— Dale, ahí me escribes y te apunto. Chaito —Tomó del brazo a la pelinegra y se retiraron—. Me alegro de que tomaras el valor por fin de saludarlo y no desmayarte, chinita.
— Uhhh... ¿Se llevan bien? Pensé que había pleito entre los dos —Consultó, ¿acaso el romper la tabla de la primera partida y editar el perfil del segundo jugador hizo que se revirtiera la situación?
— ¿Por qué lo dices? Echamos a Mustangas para que principalmente Kirk pudiera unirse al club ya que él se ríe del negrito por ser nerd.
— Oh... No lo sabía.
Así era: volvió a la normalidad la cosa con su compañero estudioso.
— ¿Vamos a tomar un café? La beca de alimentación invita —Ofreció Rosenfeld.
— Síí, se me antoja un latte —Sonrió relajada—. Si quieres, ahora mi beca lo cubre.
— Me parece. Me escribes tus datos y los doy en la caja para que no te mueras en caso de que esté el jefe de cocina en la caja.
— Oh, no —Negó moviendo la cabeza, además—. Puedo comprar sola —Guiñó.
— Anda, amanecimos segurita.
— Tonto —Rió mientras ponía los ojos en blanco.
Para su suerte, el que atendía en la caja era Jason, con su usual bata de cocina y la coleta apretada hacia atrás. Apenas se percató de su presencia, se le iluminaron los ojos:
— Buenos días, Lacy. ¿Qué vas a querer hoy?
— Me das un latte y un mocha, ambos en vaso grande, por favor.
— ¿De la máquina del Mokador?
— Sí, por favor.
El de cabeza rapada al cero pestañeó repetidas veces confundido por aquella fluidez en el diálogo.
— Y un sándwich vegetariano de palmitos... —Se remitió a su amigo— ¿Quieres uno también?
— Uh, bueno... Uno de huevo estaría bien.
— Y un sándwich de huevo, por favor.
— Son cinco dólares, ¿con qué paga?
— Con la beca de alimentación, por favor.
— Ok, díctame tu ID.
Mientras el cocinero colocaba los datos en la máquina, aclaró su garganta y propuso:
— ¿Tienes tiempo en el bloque del almuerzo? Podríamos conversar un rato...
— Ummm... —El par de amigos intercambió miradas curiosas, el de cejas pobladas le dio un codazo— ¡Claro! ¿Por qué no?
— Bien... —La máquina aprobó la transacción, avisando con un pitido—. Siéntense y mi compañera les llevara su comida.
Tomaron asiento en una mesa alejada, Scott decidió romper el silencio:
— ¿Y eso? ¿De cuándo que te hablas con el cocinitas?
— Del martes. ¿No recuerdas que te conté?
— ¡Cierto! Que te pagó un té porque te vomitaste y tú le pagaste rompiendo una taza.
— No era necesario sacarme en cara eso.
Contempló el calendario en la pared. Era jueves. De nuevo. Mañana era el examen de análisis estadístico. La extraña 'cita' con Kirk nunca pasó. Suspiró aliviada. Y entró en pánico. ¡No ha estudiado lo suficiente!
— ¿Me ayudarías a estudiar análisis estadístico mientras desayunamos?
— ¿No le pediste ayuda a Kirk?
— No tiene tiempo.
— Ok, no prometo ser de gran ayuda.
...
Con el estómago revolviéndose, Lacy salió de su clase sola. Era horario de almuerzo. No quería que ninguno de sus amigos interrumpiera o hiciera bromas que la hagan llorar de los nervios antes de reunirse con su crush. Pasó al baño para checar su apariencia: El mismo desastre de siempre. De su bolsillo rescató un bálsamo labial. Humectó dicha área, no esperaba dar un beso como quedó colgada ayer, sin embargo, el probarle a su crush con demostrar que cuidaba su apariencia aparte de aplicar rímel en sus pestañas por la mañana, no perdía nada.
Topó a Jason en la entrada de la cafetería, con su cabello ondulado recién cepillado, ropa más casual y podía oler su perfume a un par de pasos de distancia. Se notaba su preocupación.
— ¿Qué tal las clases, Lacy?
— Oh, todo bien... ¿Y el trabajo?
— Un poco pesado dirigir la cocina para tener todo listo antes de la una —Comentó esbozando una sonrisa—. Pero es lo que enfrentamos todos los días.
— Ahh, me lo imaginaba —Devolvió el gesto. Le sorprendía la calidez que trasmitía.
— ¿Te parece si vamos a comer al edificio de académicos de tu facultad? Tengo pase ilimitado y es mucho más tranquilo.
— Ummm, ya. No sabía que tenían permiso de entrar a ese sitio.
— Está la oficina de mi hermano ahí y yo también estudié en esta universidad —Relató entretanto caminaban calmados y a paso lento.
— ¿En serio? —Abrió los ojos como platos— ¿Qué edad tienes?
— Veinticinco, egresé hace dos años, ¿tan viejo me veo? —Bromeó y ella rió.
— ¡No te creo! Pareces de veintidós como yo.
— La carrera de gastronomía internacional no es tan longeva como la tuya, eres de ingeniería comercial, ¿verdad?
— ¿Y quedaste trabajando aquí apenas egresaste?
— Reabrí esta cafetería gracias a la influencia de mi hermano —Corrigió—. Pero dejemos de hablar de mí —Humedeció sus labios—, ¿ingeco fue tu primera opción?
— Deja tú eso, Jason, ¡eres increíble! —Él se sonrojó por el ímpetu que ella demostraba en su voz— Yo... No, tuve un semestre de Contabilidad y me cambié a Ingeniería.
— Vaya, te gustan los números, ¿no?
— Ummm, digamos que sí.
— Y la plata, me imagino.
— ¿A quién no?
Rieron.
Entraron al edificio, él saludó a docentes y otros funcionarios destacados, quienes reconocieron a la alumna entrando a esa área restringida.
— Pensaba invitarte a mi departamento porque vivo aquí a la vuelta, pero pienso que es un poco turbio ir a la casa de un desconocido siendo una chica.
— Ohh... Gracias por la preocupación... —Recordó que la siguiente tarjeta indicaba que esa sería la siguiente acción en el juego de rol.
— Lo más cercano a mi hogar sería esta universidad. Acompáñame.
Recorrieron un par de pisos hasta llegar al comedor del cuerpo docente, al elegir una mesa, consultó:
— ¿Lasaña vegetariana?
— ¿Cómo supiste?
— He visto el patrón de lo que pides cuando tu amigo compra...
— Ohhh, que detallista... —Sonrió como una tonta.
— ... —Jason emitió una risa leve y tierna— Ya vuelvo con la comida.
El pie de la asiática se sacudía y por debajo de la mesa le escribía a la velocidad de la luz a Dorothee lo que estaba sucediendo. El otro no tardó en buscar las órdenes porque había comprado una hora atrás.
— Gracias, Jase.
— No es nada... Y siento que al inicio me acercara de manera tan extraña, no tenía idea de cómo llamar tu atención entre tanto trabajo y gente que veo todos los días. Y por lo que veo, ambos mostramos interés en conocernos mejor.
— Oh, créeme, has sido muy cortes y... tierno —Esa última palabra casi la susurró—, no es necesario que pagues todo lo que pida.
— Tú eres una estudiante y yo soy jefe de cocina, sé lo que cuesta vivir la semana con lo que te dan tus padres. No me molesta aportar siempre que estés cómoda con mi compañía.
— Muchas gracias...
— Por cierto, ¿cómo has estado? Andabas enfermita el otro día...
— Mmm, bastante mejor, eran, eran los nervios, sí —Se sinceró.
— Me alegro de que estés mejor.
Siendo honesta, Lacy no halló nada extraño ese día. Al finalizar el bloque de almuerzo, la fue a dejar frente a su facultad y Jason regresó a la cafetería. Intercambiaron números de teléfono y seguirían en contacto a futuro. Antes de asistir a su clase de Matemáticas III, topó a la rubia en la entrada:
— ¿Imprimiste la guía de ejercicios?
— Pensé que el profe dejaría verla desde el celular.
— Vamos a imprimir, entonces —La rubia la cogió del brazo para girara hacia el rumbo contrario.
Corrieron a todo gas hasta llegar al negocio de las fotocopias, quedaron arrodillas contra el piso del cansancio y resoplaron mientras buscaban un cable USB en sus mochilas.
— Hey, ¡dientitos! —Saludó Lars animado— ¡Y la amiga de dientitos!
— H-hola, Lars...
— No volví a verte después de que rompiste la taza, ¿cómo has estado?
— Ahm... Mejor, gracias.
— Tenemos que imprimir una guía, por favor —Interceptó Doro, entregándole el celular junto al cable—. Dos copias.
— Mmmm, ¿tienen clase que vinieron echando carrera?
— Sí, vamos apuradas.
— Oh, ok... Es gratis, le prometí a Lacy que el servicio iría por parte de la casa después de su accidente.
— ¿Ah?
— Me caí... —Rememoró la asiática.
— Porque no aseguré bien el mostrador móvil, fue mi culpa.
La amiga no reaccionó.
— ¿Imprimo por ambos lados? —Retomó el tópico principal al notar que el ambiente estaba tenso.
— Por favor.
— ¿Tienes tiempo mañana para salir, dientitos? Prometo sorprenderte.
— Tengo un examen mañana... ¿Puede ser después de las tres?
— Claro. Cuídate mucho, dientitos.
Esa tensión se prolongó hasta el final de la cátedra. Lacy por primera vez encaró la situación:
— ¿O-ocurrió algo, Doro? Llevas muy callada...
— No pensé que le tiraras onda a dos al mismo tiempo, al grado de que ya te pone apodos cariñosos. Mínimo algo de respeto por el otro.
— ¡Sólo le dije un par de palabras a Lars! ¡Lo juro!
— ¿Y por qué tan pegado a ti? Parecía hechizado, antes no te hubiera visto nunca.
— ¿Será el juego de mesa?
Mutismo.
— Si hoy fuiste a una cita con Jason, creo que no te fue tan bien que ya organizaste una con otro chico. A mí no me gustaría ir a una cita cursi con varios al mismo tiempo.
— En los vídeo-juegos puedes tener diferentes rutas...
— Las parejas múltiples funcionan con previo acuerdo y experiencia, ¡Lacy! —Regañó— A menos que estés teniendo encuentros carnales sin compromiso, es difícil tener cosas cursis como siempre dices que buscas y estos chicos demuestran buscar. Sería horrible que ellos se pongan a pelear porque estás escondiendo cosas...
— ¿Te ha pasado? —Ella asintió— Y... ¿Crees que les gusto para algo serio, más allá de lo carnal?
— Scott me lo dijo en la mañana y lo comprobé ahora, en cómo te miran, sus pupilas dilatadas, esas sonrisas... No juegues con fuego, Lacy.
— Wow...
— No sé por qué mágicamente vemos que tus 'crushes' andan obsesionados, algo similar viví en el colegio y hay chicos que parecen muy tiernos al inicio, por más enamorados que estén, pueden hacer mucho daño.
— Oh, creo... creo que entiendo a qué vas —Recordó el caso de Kirk que quedó anulado tras meterse con sus amigos y daba la impresión de que nunca pasó.
— Tener sexo casual es sencillo, pero también hay tontos que quedan enganchados y quieren hacer daño, pero meter sentimientos es letal.
— Tendré más cuidado ahora en adelante con quienes coquetean conmigo —Juró alzando una mano.
— Estamos hablando de trabajadores de la facultad, Lacy; el fuego atrae, pero quema más fuerte. Cuídate mucho.
— Gracias por decirme, Doro, eres una increíble amiga —Se abrazaron con firmeza.
— Para eso estamos.
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