Es único el nacimiento de un nuevo amor.

Kim KiBum era conocido entre su grupo de amigos como una persona que a simple vista llevaba a ser exótico, perfeccionista, exigente, arisco y extremadamente franco. Sin embargo, pocos sabían que cuando el amor tocaba a su puerta se convertía en alguien completamente diferente.

Después de algunos desamores y un tiempo en soledad, había aparecido alguien que podía ser realmente digno de la atención del rubio; un castaño de ojos café y dulce sonrisa. Un joven de mucho estilo que cursaba el tercer año de Literatura en su misma universidad, que aparte disfrutaba de pasatiempos como músico y compositor, ese era el posible merecedor del corazón ajeno.

A pesar de que ambos formaban parte del comité estudiantil, nunca había existido algún contacto cercano entre ellos, solo miradas lejanas y sonrisas clandestinas. Aquello podía ser tierno, pero llegaba a fastidiar a KiBum al extremo de querer acercarse y expresar todos sus sentimientos hacia el contrario para así sentirse al fin liberado; pero el solo hecho de estar en la misma posición geográfica lo ponía sorprendentemente nervioso, cosa que le causaba impotencia debido a que él era muy directo con respecto a sus sentimientos.

Pasaron varias semanas y ocupado entre eventos, actividades, evaluaciones y otras distracciones, KiBum no pudo ni siquiera pensar en el chico de sus sueños y mucho menos encontrárselo casualmente.

Un día común el rubio se encontraba atareado, era época de exámenes finales y con suerte había encontrado una mesa solitaria cerca del área de Filosofía de la biblioteca. Llevaba una hora leyendo sobre la historia del diseño cuando una dulce voz le preguntaba si la silla extra de la mesa estaba ocupada, para su sorpresa ahí estaba el tierno castaño sonriendo solo para él. Pero al no obtener respuesta de KiBum simplemente se sentó frente a él con la excusa de "es que todo está ocupado..." recibiendo como respuesta una sonrisa por parte del rubio.

Fue uno de esos ambientes cómodos en los que una lectura llevo a una conversación, la conversación a un café y el café a una caminata hasta sus hogares. Para estos chicos el tiempo no corría y ninguna persona los rodeaba, como para empañar su vista hacia el otro.

El nuevo amor en su nacimiento; inocente, dulce, pícaro y con ilusión de llegar a ser algo más perfecto.