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Love's legend Taekook


"Basada en una antigua leyenda Canaria."

La leyenda se llama Garajonay, juntando los dos nombres de los amantes (Gara + Jonay), por eso, esta historia se llama así, juntando los nombres de los amantes de esta historia.


ESTO ES KOOKTAE



Un archipiélago es un conjunto de islas cercanas.




En la isla de la Gomera vivía un hermoso príncipe con un rostro esculpido por los mismísimos dioses y traído del cielo por los ángeles. El hijo de Kim Jisoo y Kim Ha-joon, un matrimonio diferente, porque usualmente se cambia el apellido de la mujer al apellido del hombre, pero era la única condición que puso la reina Jisoo para contraer matrimonio con él. Pero aún así, es amado por todos los clanes dada a su bondad y libertad.

Cuándo la reina Jisoo quedó embarazada de su primera hija se celebró una gran fiesta en honor a la heredera de la dinastía Kim. Una familia con grandes cargos pero que aún así siempre tenía tiempo para su pequeña Ryujin. El clan celebró una ceremonia en honor al tercer cumpleaños de su hermosa niña de ojos chocolate.

En esa celebración a la que acudieron todos los clanes de las siete islas se anunció la llegada de otro miembro al clan Kim. Entre toda aquella fiesta, vinos elaborados en la isla y bailes en la playa a la luz de luna nadie notó que la pequeña Ryujin no estaba. Todo porque el rey pensaba que estaba con la reina y la reina pensaba que estaba con el rey.

Kim Ha-joon pegó el grito al cielo y todos se pusieron en busca de la heredera. La reina no mostraba su sonrisa como antes, era hostil y dura y solo se dedicaban a buscar a la princesa. El rey lloró y se encerró en un cuarto durante un mes y tres días, porque al tercer día les llegó un mensaje junto a la pulsera con conchas de la playa que había echo junto a su padre y su madre, toda la familia tenía la misma pulsera. El clan de la isla de Jeju había raptado a su hija. Los reyes de la Gomera juntaron a las siete islas del archipiélago y lanzaron un ataque a las islas de Jeju, tras varios meses de lucha la guerra se apagó cuando les llegó un mensaje. "Ryujin está muerta"

Ahora lo sabían, jamás la recuperarían y no tenía sentido seguir con esta guerra.

Un mes después la reina dio a luz, durante ese mes, toda la isla de la Gomera estuvo sumida en completa oscuridad, sin música, sin alegría. Sin vida. Por eso, llamaron a ese pequeño "El regalo de los ángeles". A pesar de las preocupaciones de los reyes y el pueblo a que el niño pudiera salir mal debido a la ansiedad, estrés y depresión que pasó la reina durante todo el embarazo, el pequeño milagro salió perfectamente y trajo alegría y luz nuevamente para el pueblo. Era un niño sano, risueño y hermoso como sus padres.

Pero eso no significaría que olvidarían a su pequeña sirenita. Se le construyo un pedestal en el centro de la isla y todos los 17 de abril, el día de su cumpleaños y el día que desapareció, todos deberán dejar su ofrenda hacia ella para que jamás se sienta sola en el más allá.


El chamán de la isla terminó de contar la historia sobre mi hermana. La que nunca llegué a conocer pero aún así siento un gran vínculo con ella. Una vez le consulté al chamán, y este me dijo, que era por que los dioses se apiadaron de mí y crearon un vínculo tan fuerte que traspasaría hasta los límites de la vida y la muerte. No tengo ni idea si eso era así, pero sí sé que pensar en ella siempre me deprime, y no quiero deprimirme hoy. ¡Es la fiesta de Beñesmer, fin de año! ¡No puedo estar triste hoy!

—¡Taehyung!

—¿Eh?

—¿Te encuentras bien? Me has dejado hablando solo.— Se quejó Jimin.

Ups, el enano me pilló en el tercer mundo.

—Lo siento Jiminie, estaba pensando en... ella.

—Taehyungnie — Dijo Jimin algo triste dándome un abrazo. El sabe cuánto me afecta este tema— No pienses en ella ahora— Jimin se quedó pensando unos segundos y luego se le iluminaron los ojos— ¡Ah! Ya sé, podemos ir a ver los chorros de Epina, era lo que te estaba intentando decir antes, Soobin vino hoy y como cumpliste la mayoría de edad hace dos días propuso ir a verlos.

—¿¡Soobin vino!?— Soobin era el hijo de Kim Namjoon y Kim Seokjin, reyes de la isla de Gran Canaria, pocas veces venía porque mi padre y Namjoon siempre se pelean, en cambio, Seokjin y mi madre se adoran y Seokjin le obliga a Namjoon a comportarse de manera civilizada. ¡Ah! Si os preguntáis como pudo pasar entre dos hombres, resulto que Namjoon era un "Doncel" considerado un regalo de los ancestros, ya que podía tener hijos aunque fuera un hombre.—¿¡Dónde está mi hyung favorito?!

—¡¿Tu qué?! ¿¡Y que soy yo para ti, mocoso?!

—Mi enano favorito.

—¡Te vas a enterar!— Salgo corriendo siendo perseguido por Jimin entre la multitud, escuchó sus gritos y se me escapa una sonrisa. Jimin, sin duda, siempre será mi hyung favorito y al único que puedo contarle todo. Observo la multitud hasta que hallo con la persona que buscaba.

—¡Hyung!— Salto encima de mi hyung y lo abrazo con piernas y brazos como un Koala en cuanto lo veo cerca.

—¡Taetae! Que susto me has dado.— Dijo con su característica sonrisa— Siento mucho no haber venido a tu cumple, espero que puedas perdonarme.

—No pasa nada hyung, lo importante es que hallas podido haber venido hoy.

—¿Qué? Como yo no te traiga un regalo cada que vengo a verte ya te enfadas.— Reprocha Jimin.

¿Cuándo llego?

—Es que tu presencia molesta. Soobin-ah ¿Quién va a los chorros de Epina?— Dije ignorando al rubio.

—Yeonjun, Lia, Chaeryeong, Hoseok, Hyunjin, Felix, Beomgyu, Jennie, Lisa, Nayeon, Rosé... Y quizás alguien más, no los recuerdo todos, ¿Qué dicen? ¿Se apuntan?

—¡Claro!— Dijo Jimin por los dos.

—Genial, iremos después del brindis.

Los chorros de Epina. Pueden predecir si alguien encontrará el amor verdadero: si el agua se mantiene tranquila indica que sí, mientras que si el agua se enturbiaba es signo de desamor y un mal presagio.

Después de subir toda la montaña llegamos, aunque tuve que convencer a los guardias que siempre me escoltan. Mis padres, desde que era un bebé han sido sobreprotectores conmigo y jamás he ido solo sin un guardia mirándome el culo. 

Ya sé que tengo un culo bonito, pero no necesito que me lo digan sin palabras.

Los chorros de Epina son hermosos. Un lugar lleno de laurisilva y, pegada a una gran roca, un manantial con siete troncos pequeños cortados a la mitad y vacíos por dentro, dejando fluir el agua.

Después de discutirlo, la primera en mirar fue Chaeryeong, las aguas se mantuvieron calmas, come estaban antes. El siguiente fue Soobin. Todos se miraron reflejados en el agua y esta no cambiaron ni se movieron.

Todos están en el otro lado del manantial, solo quedo yo. Y empiezo a dudar que sea verdad, porque no se han movido en lo mas mínimo ni se han oscurecido. Camino firme hasta quedar enfrente, contemplo mi reflejo por unos segundos. Nada, las aguas siguen calmas y con un azul tan claro que se trasparentan. Estoy a punto de ir junto a los demás, que me miran y esperan para volver a la fiesta. Cuándo giro la cabeza, por el rabillo del ojo, veo que las aguas empiezan a agitarse y una sensación horrorosa se instala en mi cuerpo.

No puede ser...

Espantado, vuelvo a mirar mi reflejo, las aguas ceda vez se agitan más y se pone más oscura hasta que no puedo ver mi reflejo. En cambio veo un sol incendiado, llamas de fuego se reflejaban en las aguas.

¿Qué... es esto?

—¡Taehyung!— Reacciono cuando escucho el grito de Jimin y un tirón en la muñeca.

Levanto el rostro y todos me miran preocupados y tristes. Nadie habla, solo se escuchan los sonidos de la naturaleza y el viento chocar en las hojas de los árboles.

—Taehyung, l-lo siento— Oí la vos de Soobin lejana titubeando.

—Habrá sido el viento— ¿El viento? Lo dudo mucho, Yeonjun. Yo sé lo que he visto.

—Regresemos— Dije únicamente, siendo el único que empezó a caminar de vuelta. Los demás me empezaron a seguir tras unos segundos.

Todos regresamos a la fiesta y acordamos no decir nada de lo sucedido. Pero yo ya no podía concentrarme, todo me daba vueltas y me venía la imagen reflejada en el agua. Todo eran llamas de fuego.

Decido dar una vuelta para despejarme, en un momento que los guardias no miraban, me adentré a dar un paseo.

Sin darme cuenta, llegué al centro de la isla, en el pedestal de mi hermana. Me quedé observando el retrato de mi hermana. En él se encuentran mis padres y mi hermana entre ellos. Jamás llegué a conocerla, entonces ¿Cómo puedes extrañar a alguien que jamás conociste?.

Aunque ella si me conoció, en el retrato, papá y Ryujin tienen las manos sobre la barriga hinchada de mi madre y unas grandes sonrisas en sus rostros, sin saber la desgracia que les aguardaba.

—¿Joven Kim? ¿Qué hace por aquí?— El chamán de mi isla, Oh Youngsoo caminó lentamente por el sendero arrastrando su hanbok.

—No se preocupe, todo está bien, le agradezco su preocupación.— Noto que tengo los ojos cristalizado y rápidamente me paso la manga del hanbok por los ojos para limpiarla.

—Oh, joven Kim, te conozco desde que estabas en la barriga de la reina, no debe usar esas formalidades.

—Está bien— Acepté reverenciándome.

—Nunca cambiarás— Dijo con una pequeña sonrisa asomándose por sus labios y negando levemente loa cabeza.— Joven Kim, también lo conozco perfectamente como para saber cuando no le para de dar vueltas a algo. ¿Qué le preocupa?.

—Yo...— Decido rendirme y me siento en el bancos tallado en madera que se encuentra frente al pedestal de mi hermana, al lado de Youngsoo.— ¿Cómo pudo saberlo?

—Joven Kim— Habló lentamente con su voz desgastada por el pasar de los años— Nunca viene aquí, incluso el diecisiete de abril de cada año, intenta estar el menor tiempo aquí, únicamente viene obligado a escuchar el discurso de sus padres.

—Youngsoo... Hoy fuimos a los chorros de Epina, todos, a todos le fue bien y las aguas se mantuvieron calmas. Hasta que fue mi turno, las aguas empezaron a agitarse y se pusieron oscuras, entonces, en mi reflejo del agua vi,-

—Un sol incendiado en llamas de fuego— Dijimos a la vez.

—Joven Kim— Me miró abriendo un poco más los ojos de lo habitual, ojos que transmitían horror, tristeza y preocupación, sobre todo preocupación— Anoche tuve esa misma visión, y tuve un mal presagio. Lo que ha de suceder, sucederá. Huye del fuego, Taehyung, o el fuego te consumirá".



Desde aquello, no he vuelto a salir del palacio, y si salgo, tiene que ser escoltado por guardias ¡Aún más que antes!. Si ya antes era escoltado por dos guardias, ¡imagínense ahora! ¡Cinco jodidos guardias!¡Ni para ir al baño me dejan en paz!

Incluso han aumentado la seguridad del palacio y el pueblo ahora tiene guardias por todos lados. Hay guardias vigilando cada playa y acantilado, toda la isla rodeada. ¡Esto es una puta prisión!

—Joven Kim, no se enfade con los reyes, solo hacen lo que creen apropiado para su seguridad y la del pueblo.— Nos encontrábamos en mis aposentos, yo miraba la ventana pero me giré en cuanto escuché la voz del chamán.

—Lo sé, pero con todo respeto cre-

—Joven Kim, ellos no desean que se repita la desgracia ocurrida de la joven Ryujin.

—¿C-como era?

—¿La joven Ryujin?— Asentí con un poco de vergüenza, el chamán tenía una sonrisa pequeña en sus arrugados labios— Nunca pregunta sobre ella. Pues verá joven Kim, cuando era un bebé, al contrario de usted, era muy difícil hacerla reír. Pero ha medida que fue creciendo, siempre tenía una bella sonrisa plasmada en su rostro y siempre le brillaban los ojos. Usted, cuándo era un bebé, era muy risueño pero casi nunca hablaba, pero cuando hablabas, hablabas perfectamente. Ella, siempre hablaba, aunque titubeara o se inventara palabras.— ¿Así era mi hermana?.

—Me hubiera encantado conocerla.

—Lo sé, joven Kim, a todos nos hubiera gustado conocerla más.— Youngsoo iba a seguir hablando, pero tocaron la puerta interrumpiéndolo.

—Príncipe Kim, la reina y el rey solicitan una audiencia con usted, es urgente.—Hablan tras la puerta.

—Dígales que enseguida voy.— ¿Qué será?

Me despedí del chamán y me dirigí a la sala de reuniones del palacio. Al llegar a la gran puerta dorada, respiré hondo y me arreglé el hanbok.

—Permiso— Dije adentrándome. En la estancia, solo se encontraban mis padres sentados en los cojines y un pergamino en la mesa baja. Tras ellos, habían dos guardias, y otros dos en la puerta por fuera de la estancia.

—Hola cariño— Saludó mi madre— Siéntate, por favor.

Hice una reverencia y me senté en el cojín que estaba enfrente de ellos. Antes de que empezaran ha hablar, el chamán llegó y se posicionó detrás mío.

—Está mañana nos ha llegado un pergamino del clan de Tenerife— ¿El clan de Tenerife?— En ella, pedían visitar nuestra isla— Deseaban firmar un tratado de paz.

—¿Un tratado de paz?— Pregunto confuso.— Pero si no estamos en guerra con ellos.

—Pero tampoco estamos en paz. Desde hace ya casi treinta años, se desconoce que pasa en esa isla, la isla más grande y la más próxima a nosotros. Nadie entra y nadie sale. Hace ya casi treinta años, que desconocemos quien gobierna esas tierras.

—Hace diesiocho años, cuando unisteis las siete isla con el ataque a la isla de Jeju, ellos lucharon junto a nosotros.

—Fue un mensaje enviado por nuestra ave de la corte real. Nos prestaron a sus guerreros, pero nunca vimos a los reyes de la isla.

—Sospechamos, que esto es algo extraño, y quizás tenga que ver con el mal presagio del chamán.

—Pero si no es así, estamos cerrando una gran posibilidad de paz y armonía entre todas las islas que podrían tener malas consecuencias en el futuro.

—¿Por qué querías consultarlo conmigo?.— Mis padres se miraron antes de contestar.

—En el mensaje, también deseaban formar un acuerdo matrimonial para unir los dos reinos.

—¿Qué? Yo no, quiero decir que, no po-

—Taehyung.— Llamó mi padre dulcemente— Queremos que os conozcáis, pero solo firmaremos si tu lo quieres.— Gracias.

—Entonces, ¿Vais a aceptar la propuesta de visita?

—Sí, si el mal presagio del chamán se debe a esta visita, cortaremos todo contacto con Tenerife. Ya puede retirarse.

—Bien— Me levante y hice una reverencia.— Gracias por ser tan comprensivos.

Camino hasta mi cuarto y me apoyo en la ventana.

Desde aquí puedo ver la isla, siempre me ha dado curiosidad, no solo porque se ve muy hermosa, sobre todo en la apuesta de sol, sino por esa gran montaña que sobresale, el volcán Echeyde.



Hoy llegarían los Jeon. Tras hablar un poco más, llegaron al acuerdo de que hoy, veinte de enero, llegarían a nuestra isla. Otra cosa que descubrimos, fue que se apellidaban Jeon. La reina, se llama Jeon Yongsun, pero nos ha pedido que la llamemos Solar. El rey, se llama Jeon Ji-hoon. Y tienen dos hijos, Jeon Jungkook, y Jeon Soyeon.

—Príncipe Kim, ya han llegado, baje a recibirlos.

Cuanto más me acercaba, mas nervioso me ponía. Llegué a la sala donde los recibiríamos, junto a los tronos de los reyes. Mi padre y mi madre se encontraban frente a la puerta y me posicioné a la derecha de mi padre.

¿Cómo serán? ¿Serán tan raro como cuentan?

—Permiso.

—Adelante.

Raros no, pero guapos sí.

Se me congela la respiración en cuanto los veo entrar y hacen una reverencia. Les devolvemos la reverencia y mi padre empieza a presentarnos, pero yo no le escucho, lo único que puedo hacer es quedarme embobado.

Joder, que papi.

—Y este es nuestro hijo y heredero al trono.— Reacciono en cuando me doy cuenta que todos me miran.

—Un placer, soy Kim Taehyung.— Me presento haciendo un reverencia de noventa grados.

—Nosotros somos Jeon, del clan de Tenerife. Soy Jeon Youngsoo, pero llamarme Solar.

—Soy el rey Jeon Jihoon

—Hola, soy la princesa y heredera, Jeon Soyeon.

—Un placer, soy el príncipe Jeon Jungkook.

Uff, hasta su voz es armoniosa. ¿Alguna imperfección, Daddy?

¿En que coño estoy pensando?

En que quieres tirarte al principito buenorro

Shh, calla subconsciente de mierda.

—¿Bueno, la comida está lista, desean sentarse ya?

La comida pasó así, al principio, me quede comiéndome con los ojos al principito, pero en un momento, se giró a verme y me pilló viéndole. Es la mayor vergüenza que he pasado sin duda, me sonrojé y no lo volví a mirar en toda la comida, pero sí podía sentir su mirada sobre mí.

Al terminar, mi madre me ordenó que les enseñara la isla a los Jeon más jóvenes, y que fuéramos escoltados por dos guardias.

Cuándo salimos del palacio, me di cuenta que aún no me había presentado como es debido.

—Es un placer tenerlos aquí, estamos encantados con restaurar un nuevo tratado de paz.— Me acerqué a Jeon Soyeon y le agarré de la mano para dejarle un beso en el dorso— Sobre todo con presencias así.— Dije guiñándole un ojo.

Me giré para ver al príncipe, espera... ¿Cómo debería presentarme?. Hola papi, ¿vamos a una habitación y hacemos el delicioso?. No, definitivamente así no.

Por primera vez, lo miré a los ojos y el miró los míos, me puse rojo y enseguida me reverencie para no seguir teniendo contacto visual.

—El placer es nuestro, gracias por aceptar nuestra propuesta. Además, quién nos está haciendo un favor a la vista es usted.—¡Me guiñó un ojo! ¡Me acaba de guiñar el ojo!

—Ejem, ¿Qué les gustaría ver primero?— Pregunté apartándome para que no viera mi estúpido sonrojo. Aunque me alegro que la sangre vaya por ahí y no por otro lado. Digo...

—¿Cómo se llama este bosque?— Habló Soyeon.

—¿Bosque?

—Sí, en nuestra isla solo hay pinos.

—¡Oh!, es laurisilva. Quedan pocos lugares en el mundo con esta vegetación, se ha ido extinguiendo, dicen que es la vegetación de la época de los dinosaurios.

—Es precioso— Comentó el príncipe.

Sí, lo sé.

Lo que no sabía es que el príncipe miraba hacia otro lado, o otra persona, mejor dicho.

El paseo por la isla no fue nada incómodo, fue bastante agradable y descubrí la graciosa relación entre hermanos que tenían entre ellos.

¿Hubiera tenido yo una relación parecida con ella?

—¿Qué es eso?

Puto destino.

—Eso, es el pedestal de mi hermana.— Nos acercamos más hacía el, era como una casa de madera pequeña de una habitación cortada a la mitad, en el centro un cuadro de ellos tres, y a los lados, cuadros de ella. Por el suelo, habían todo tipo de ofrendas y flores, aunque no fuera el día, algunos pueblerinos venían a dejarle ofrendas y mensajes al más allá.— Era tres años mayor que yo, pero jamás llegué a conocerla.

—¿Puedo preguntar que ocurrió?

—¿No lo sabéis?— Los dos negaron— Pero si Tenerife también ayudó.

—¿Qué?¿Cuándo?— Jeon menor parecía desconcertado.

—El diecisiete de abril de hace diesiocho años, la isla de Jeju se coló en su cumpleaños número tres y se la llevaron. Las siete isla se unieron en una guerra contra la isla.

—¿Las siete?— Asentí.

—¿Qué ocurrió?— Preguntó Soyeon, a lo que Jungkook le dio un codazo.

—Les llegó una carta escrita con la sangre de mi hermana que decía que ya era demasiado tarde.

—Va-vaya, lamento haberte preguntado.

—No sé preocupe.— Dije mostrándole una sonrisa triste a Jungkook.— Nunca la conocí, así que no debería doler.

Empecé a caminar pero sentí que me agarraron la muñeca.—Espera, yo más que nadie, se lo fuerte que es un vínculo con una hermana o hermano, y aunque sea un fastidio a veces, siempre estará ahí para mí y no quiero imaginar como sería perderla.

—Ya te lo dije.— Me di la vuela completamente y le miré a los ojos, encarándole.—Nunca la conocí, así que no debería doler.

Ninguno apartaba la vista, pero no había desafío en ellos, no, había uno con que intentaba leerle el alma con sus ojos oscuro, y otro con ojos avellana que guardan demasiadas emociones.

Pero no pudo seguir, el suelo empezó a temblar y un gran rugido resonó como eco por todas las siete islas, habían despertado una furia inapagable.


No sabían todo lo que vendría después de ese simple toque.

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