Especial
—No se lo van a llevar.
—Beomgyu, ya hablamos de eso, se tiene que ir.
—¡No!
Beomgyu pataleó y salió de la habitación. El pasillo lo conducio a unas escaleras de caracol. A medida que descendía el taller del tamaño de una fabrica vislumbraba ante sus ojos.
Pero el no estaba de humor para observar todos eso y pensar: "Este hermoso lugar es el resultado de todos nuestros esfuerzos"
Nah, él estaba muy ocupado negándose una y otra vez a que se llevaran a el androide en el que puso tanto amor y dedicación construyendo, dándole vida y una personalidad.
Llegó a la parte del laboratorio donde los hijos de los hijos de Seraphin jugaban entre ellos.
Más de veinte gatitos rodeaban la figura de un androide vestido de amarillo y con cabellos castaños.
—Hueningkai —llamó con cariño. El androide volteó a mirarle y le sonrió.
—Creador.
—Te he dicho que me digas Beom —se acercó y ahuyento a los gatitos con un ademán de manos—. Vengo a informarte que no vas a ir a la central.
—¿No?
—No —Beomgyu dijo seriamente, justo antes de rodear al otro androide con sus brazos como una madre protectora.
Hueningkai correspondió el abrazo, así permanecieron unos segundos hasta que los gatitos maullaron, anunciando la llegada de Soobin.
—¡No se lo van a llevar! —gritó Beomgyu sin soltar a Hueningkai.
Soobin se pellizcó el tabique de la nariz, inhalando y exhalando.
Los años no habían mejorado su paciencia, eso era un hecho. Pero lo que sí hicieron los años fue ablandar un poco su actitud reticente. Después de echarle una mirada a los dos androides que se sostenían, no pudo evitar entender la posición de Beomgyu respecto a que Hueningkai se marchara.
—¿Qué le dirás a los escoltas cuando vengan?
—Que no está terminado —argumentó.
—¿Estará incompleto para toda la vida?
—¡Sí!
—Joder —Soobin gruñó bajito suplicando al universo por paciencia—. Beomgyu, eventualmente se darán cuenta de que mientes, esa falta nos costara a los tres.
Mentir a la centrar podría repercutir en que les arrebataran a Hueningkai a la fuerza, perdieran su laboratorio, y descatalogaran a Beomgyu. Y si Soobin podía impedir que ocurriera cualquiera de esas cosas —sobre todo la última— no le importaría discutir otra vez con su caprichoso androide.
—Si tu no lo entregas, yo lo haré —sentenció.
Hueningkai los miraba impasible, quizás con un poco de miedo. Soobin también se había encariñado con la creación de Beomgyu, por supuesto que en otras sircunstancia preferiría que viviera con ellos en el laboratorio.
Pero no era así como funcionaban las cosas.
—No te atreverías —Beomgyu retó apretando más a Hueningkai.
Los dos mayores se lanzaron agudas miradas. Hueningkai juraría que vio electricidad estallando entre ellos.
Al final las cosas resultarían como Soobin advirtió.
El día después de que se llevaron a Hueningkai fue también el primer día en la historia de sus vidas en el que Beomgyu ignoró a Soobin y le demostró sin cuidado su molestia.
Por un lado Soobin estaba preocupado de que Beomgyu tardara mucho tiempo sumido en su rencor hacia él por dejar que Kai se fuera. Por otro lado había algo en la postura rígida del androide; su expresión sería y sus respuestas cortantes, que confundía a Soobin.
Y le atraía, como no.
—¿Vas a estar molesto toda la eternidad? —interrogó por la noche cuando apagaban las luces y se preparaban para dormir.
—...
—Beomgyu, no puedes impedir lo inevitable —razonó— todos los creadores se separan de sus androides. Al igual que pasó contigo hace años.
Beomgyu ignoró sus palabras y se fue a la habitación, dándole la espalda mientras se cambiaba. Se colocó pantalones... lo cuál mostraba perfectamente su estado de animo.
—Amor, Hueningkai tiene muchas cosas que aprender, muchas de esas cosas no se las podemos enseñar nosotros. Necesita estímulos, relacionarse con otros, tener responsabilidades y desarrollar su creatividad.
Beomgyu le miró de reojo. Parecía estar considerando los comentarios de Soobin. Se recostó en la cama boca arriba, más cerca de la orilla que del centro. Lo cual casi nunca pasaba.
Soobin suspiró y obvio el dolor en su corazón causado por el silencio inusual de su parlanchín androide. Se colocó la pijama y se recostó, esta vez siendo él quien se acercó a abrazarlo.
Beomgyu no se alejó. Su cuerpo estaba pre-programado, según él, para corresponder a las caricias de Soobin.
—Quizás en la central hay un maestro muy cascarrabias esperando por un alumno que le traiga un poco de alegría a su vida —Soobin habló bajito junto a su oreja—. Quizás ese androide es Kai.
Eso terminó convenciendo a Beomgyu.
Hueningkai tenía que vivir por su cuenta, encontrar su propósito, su misión, y alguien con quién compartir su eternidad.
Gruñó.
—¿Por qué es tan sencillo para ti quitarme la molestia y yo tengo que esforzarme horrores para que se te quite el mal humor que te cargas? —se quejó hundiéndose en el pecho de Soobin.
—¿De qué te quejas? Te gusta quitarme el mal humor, y a mi también me gusta que lo hagas.
—Odioso.
—Caprichoso.
—¡No lo soy!
—Dios, callate y besame —Soobin lo acorraló contra el colchón— No lo has hecho en todo el día.
—Pudiste besarme tu.
—¿Con tu cara de «si te acercas te disparo»? Claro.
Y él si que sabía disparar, fue Soobin quién le enseñó, después de todo.
Beomgyu rió entre dientes.
—Pudiste obligarme, ya sabes —dijo coqueto, acercándose para coger el labio inferior de Soobin con sus dientes.
—Eres un... —Soobin jadeaba, sin saber por donde empezar a comerse a Beomgyu— Mío... Eres mío.
Y besó al androide por todas partes, demostrando con sus toques su adoración. Beomgyu le profesó su amor en medio de sus gemidos rotos, y la entrega de su cuerpo.
Mezclar amor y robots es una locura, eso dijo alguien una vez, creyendo que las máquinas no pueden amar, sin saber que era la combinación perfecta.
No podía existir más perfección que la mezcla de Soobin + Beomgyu.
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bueno chingus, ahora si se acabó :")
Yo solo quiero agradecerles por leer esta extraña y tierna historia ^^ espero que la disfrutaran tanto como yo disfruté escribirla <3
También espero que le den una oportunidad a mis otras historias
So
Les amo mucho~ nos leemos! <3
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