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塩 s a l t; ジュンハオ







"Yo quiero que sigas en mi vida,

yo quiero que vivas en mi piel.

Si amarte es tan fuerte todavía,

¿qué gano olvidándote?"

— ¿Qué gano olvidándote?, Reik.





Esto no debería de haber terminado así.

¿Qué pasa, hoy también vas a dejarme esperando? — la expresión en el rostro de Jun le hacía hervir la sangre. La sonrisa de lado y sus ojos oscuros que recorrían su cuerpo aún en la obscuridad del estacionamiento de su edificio.

Y yo no sé porque sigues esperando algo que claramente no va a pasar— Minghao replicó, moviendo su cabeza levemente para que el flequillo sobre sus ojos se moviera de lugar, su cabello ahora dos tonos más abajo del castaño chocolate que siempre solía usar.

Porque... —Jun se acercó al menor, hablando contra sus labios — si sucedió una vez, entonces no veo problema con que suceda de nuevo.

Todo era su culpa, joder, si hubiera sabido controlar sus hormonas aquella vez que le invito a tomar unos tragos y terminaron haciéndolo sobre la cama de Jun nada de esto estaría sucediendo.

Minghao lo sabía. Sabía que Jun significaba problemas.

Lo supo desde que Mingyu y Soonyoung le pagaron un diplomado en coctelería en uno de los restaurantes más importantes de la nación únicamente para que le dieran algun papel que le certificara, aún cuando Jun insistió en que él sabía mucho más que el profesor y que casi es echado cuando se atrevió a cambiar una de las recetas más importantes del barman y que esta resultara saber mucho mejor que la original.

Todo porque Jun había asistido a la entrevista de trabajo con todas sus cartas sobre la mesa. No podía decir que su honestidad no era apreciada, pero a veces hubiera deseado que Jun no hubiera llegado diciendo que llevaba viviendo en Corea por cinco meses después de emigrar de China, proveniente de una familia acomodada y que él resultara ser la oveja negra que la familia prefirió ignorar.

Había salido de su casa después de una fuerte pelea con sus padres que involucraba su dudoso estilo de vida. Alcohol y fiestas día a día. Y es que Jun era la personificación de la vida nocturna china.

Jun también viene de China— Mingyu le dijo un día al cierre del restaurante, observando los curriculum sobre su mesa.

¿Y eso qué? Que venga de mi país no quiere decir que tengamos que ser mejores amigos— Minghao le respondió. Mingyu soltó una risa. Minghao podía decir con confianza que Mingyu era de los pocos amigos a quienes su forma de hablar no le afectaba. Directo y sin filtro.

No dije eso, me refería a que quizás él se sentirá más bienvenido si alguien que vivió la misma experiencia estuviera allí para ayudarlo.— Minghao se hincó de hombros. —Pero ten cuidado, no tenía la vida más pura y tranquila en China. No te dejes influenciar.

No soy un idiota, además, yo odio a todos, Mingyu.

—Esa es la actitud.

Pero el idiota de su mejor amigo no estaba allí para detenerle cuando Minghao accedía a que Jun le llevara hasta su hogar cada vez que Mingyu debía quedarse para cerrar el restaurante o que tenía que verse con su novio. La verdad no quería ser un mal tercio, y francamente la pasaba muy bien con Jun. Tenía bromas extrañas y el noventa por ciento de sus conversaciones eran coqueteo.

Un coqueteo que Minghao no se resistía en contestar.

Pero por sobre todo, su amigo no estaba ahí cuando él y Jun se besaron por primera vez en el elevador decorado con luces neón del dudoso edificio donde el hogar del mayor se encontraba. Y su amigo tampoco estaba ahí, en ese momento, cuando Minghao elevó su rostro para ser besado por Jun, de nuevo.


~ ✩ ~


Minghao se llevo las manos a la cabeza, elevando y bajando su pecho en un lento ritmo. Lo había hecho de nuevo. Jun dormía a su lado y las sábanas color gris apenas y podían cubrir sus desnudos cuerpos. Casi quizo llorar cuando sus ojos se encontraron a sí mismos en el espejo que estaba en el techo. Joder, esto era un maldito motel y él solo era otra de las putas que Jun llevaba a su cama.

Se levantó del colchón y buscó su ropa interior entre el desastre en el piso. Ya con ropa interior y jeans puestos llamó al contacto más reciente en su móvil. Aplastó el aparato entre su oreja y su hombro mientras intentaba abrochar su camisa, una vez que la encontró colgando en el brazo del sillón en la sala.

Bastaron tres timbres para que una voz ronca y somnolienta le llamara.

¿Qué quieres Hao?— Mingyu respondió. Ni si quiera había notado la hora que era, camino apresurado a la cocina y sus ojos viajaron hasta el reloj parpadeante en el microondas. Tres de la mañana. Sus labios temblaron porque no había nada más vergonzoso que suplicar ayuda a su mejor amigo, de nuevo. Pero él solamente quería salir de ahí.

...Gyu. ¿Podrías venir por mí? —Su voz sonó más frágil de lo que quería. Se escuchó a Mingyu suspirar y movimiento al otro lado de la línea, un par de voces susurrando y después su amigo volvió a hablarle.

Dame diez minutos... quince, a esta hora de la noche ese basurero debe estar plagado de gente.— Minghao asintió, aunque su amigo no pudiera verle.

Gracias— susurró antes de que la línea muriera.

Aprovechando que permanecía de pie, congelado, sobre el piso de la cocina, tomo uno de los pocos vasos limpios y sirvió agua fría del refrigerador, no queriendo abrirlo para descubrir todas la botellas de cerveza y bebidas adulteradas. Se llevo el líquido a la boca y casi grita cuando escuchó una voz a sus espaldas.

¿Haohao? —Jun habló, desacomodando su cabello al pasar su larga mano por sus mechones. Sus manos. Sus dedos, aquellos que ya habían dejado huellas sobre su piel hace apenas unas horas. —¿Qué pasa?

Me voy.— dijo con simpleza, abandonando el vaso sobre la pila de trastes sucios bajo el grifo.

¿A dónde?— Minghao rodó los ojos, Jun no debía parecerle tan lindo cuando solamente tenía el pantalón de pijama puesto, sin ropa interior si es que sus ojos en la obscuridad del departamento, que apenas era alumbrado por las luces de colores que entraban por el gran ventanal de la sala, podían ser confiados.

¿A dónde más? A mi casa, idiota. —hizo reír a Jun y después de todo el tiempo que llevaba conociéndole aun no entendía como es que no se veía aturdido por sus secas palabras, ni ahora ni cuando le vio por primera vez.

Ésta podría ser tu casa, si quisieras— Jun caminó hasta su lugar en la cocina, acorralándole entre sus brazos, cada mano descansando en el mueble detrás de las caderas de Minghao.

¿En serio? Mía y de todas las putas que traes a dormir a diario, ¿no?, lamento decirte que no soy ni Joshua ni Seungcheol, yo no deseo una relación poliamorosa — palmeó el pecho desnudo de Jun a pesar de sentir sus palmas arder después del simple toque.

Las olvidaría por completo si tú me lo pidieras.—Minghao soltó una carcajada, zafándose de sus brazos, caminando por la sala.

—¿De verdad? Jun, vives en el distrito más grande de bares y moteles de Seúl. Tu maldito edificio está iluminado por luces neón por las noches, la gente normal tiene focos blancos ¿lo sabías?, tu calle se llena de autos elegantes llenos de ricos idiotas que buscan diversión nocturna, tus notificaciones son de nombres diferentes todos los días y llegas al trabajo con marcas nuevas en el cuello que tapas con tu estúpida corbata. — Aire caliente salía de la nariz de Minghao, sus manos estaban hechas puño y le faltaba el aire. Al fin había explotado y su boca se sentía seca después de haber gritado todo eso. El más alto le veía al otro extremo del cuarto, la obscuridad de la noche le hacía imposible ver sus ojos. —Yo no creo ni por un momento que seas capaz de dejar todo tu estilo de vida por un acostón más.

Su celular sonó con un mensaje nuevo en el momento correcto y agradeció al cielo la puntualidad de su mejor amigo. Dio la vuelta y se dirigió a la puerta principal sin pensarlo.

¿Eso es lo que soy par ti? — Jun habló a sus espaldas, en el tono más oscuro que había escuchado salir del mayor jamás. —¿Un acostón?

No.

—Si.— respondió antes de salir del departamento, azotando la puerta.

Dejó resbalar su espalda por una de las paredes del elevador, llevando su mano hacia sus labios para controlar los sollozos que podían formar las lagrimas que brotaban de sus ojos. ¿Por qué se seguía haciendo esto? ¿Para qué volvía a los brazos de Jun si sabía que terminaría sintiéndose utilizado y roto cada vez?.

Agradeció que ni Mingyu ni Wonwoo dijeran nada cuando le vieron así, tampoco soltaron ni una palabra cuando Wonwoo le acompañó en el asiento trasero mientras Mingyu manejaba, le atrajo a su hombro para dejarle llorar a gusto, subiendo y bajando su mano por su espalda para tranquilizarle aún cuando estaba mojando la sudadera que llevaba puesta sobre su pijama.

¿Por qué el no podía encontrar a alguien tan bueno así como lo hizo su mejor amigo?


~ ✩ ~


Lo peor fue lo que siguió a ese evento, al día siguiente Jun parecía completamente normal, como si esa conversación nunca hubiera ocurrido, y al siguiente, y al siguiente y al siguiente.

En realidad no podía culparle, fue el mismo Minghao quien se prometió borrar sus sentimientos y le ignoró cuando intento hablarle de ello en los casilleros. Quizás Jun también se había hartado de él.

Aún buscaba acariciarle, aún le abrazaba y aún jugaba con sus orejas, tal y como lo hacía siempre. Pero Minghao ya no respondía, evitaba pasar cualquier momento a solas con el mayor, no iba a obtener una respuesta de Minghao, eso era seguro.

Y más importante aún, no podía olvidar todo lo que sabía de él, desde su móvil siempre puesto en silencio debido a la cantidad de mensajes que iluminaban la pantalla mientras todos estaban comiendo al rededor de la mesa y que seguramente le llegaban a todas horas.

¿Dónde está Chan? Más le vale no llegar tarde —Jun dijo, mirando hacia la entrada del lugar buscando la pequeña figura del menor mientras jugaba con uno de los aretes de Minghao.

—Más te vale a ti soltarme de una vez —Minghao empujó su hombro hasta su oreja tratando e alejar la mano del mayor.

Pero tus orejitas son tan tiernas— el barman le contestó jugueteando con la punta de su oreja entre las yemas de sus dedos provocando un molesto gruñido en el cocinero.

Tampoco debía olvidar las fotos que aparecían en su feed de Facebook de las noches en los bares que Jun se gastaba casi a diario y en las que era etiquetado por sus amigos. Ni las que tenían al mayor siendo besado en sus mejillas por dos chicas, ni del chico que le abrazaba por la espalda en otra foto.

Ésta era la boda de Soonyoung y Woozi, mierda, no tenía que hacer una escena, pero no pudo evitar salir corriendo cuando Jun casi le roba un beso sobre la pista, mientras bailaban juntos.

Se miró en el espejo del baño, estaba exhausto y es que no había pasado buenas noches cuando Jun no podía evitar llamarle en la madrugada en medio de su embriaguez. Pero él había logrado actuar normal, lo había logrado frente a todos, incluso frente a Mingyu y Wonwoo, quienes aún le miraban de vez en cuando con duda.

¿Haohao?— Jun entró por la puerta del baño.

¿Podrías dejar de llamarme así?— sus miradas se cruzaron en el espejo de los lavamanos.

No. Yo soy el único que te llama así.— le sonrió con picardía.

Por eso mismo quiero que dejes de hacerlo.— Jun camino hacia él, las manos en los bolsillo del pantalón de su traje. Se veía como nunca aquella noche, su cabello rubio peinado hacia arriba, despejando su perfecto rostro y un traje azul oscuro de diseñador. Minghao negó suavemente con la cabeza, más para si mismo que para el otro hombre en el lugar, se dio la vuelta para intentar salir y Jun estrelló su mano contra las baldosas de la pared para evitarle salir.

¿Por qué evitas quedarte a solas conmigo?— Minghao ni si quiera le miró a los ojos, su mirada clavada en la puerta de acceso del baño. —¿tienes miedo de volver a caer?— no necesito ver el rostro del mayor, su tono coqueto y grueso fue suficiente para enviar algo a su columna.

No te tengo miedo, si a algo le tengo miedo en este lugar, es a mí. Porque deje que me lastimaras una vez y no voy a volver a permitirlo.— habló con decisión aún cuando sus dedos temblaban por la cercanía del cuerpo de Jun al suyo.

Permanecieron en silencio por un momento, por minutos suficientes para que el menor levantara su rostro, buscando los ojos del más alto. Ojos que le veían hasta el alma, buscando atravesar su cuerpo y lo que escondían sus palabras.

Yo nunca quise lastimarte. Tú fuiste quien dijo que era solo un acostón cuando intente hablar contigo seriamente.— Minghao soltó una carcajada, dando un par de pasos hacia atrás.

¿Hablar seriamente? Cuando estabas semi desnudo en la cocina de tu departamento después de follarme como a todas tus conquistas de una noche.

Tú nunca fuiste una conquista de una noche para mí.

No, de hecho fue de varias noches, ¿Se supone que eso es mejor?.— Una sonrisa amarga se extendió por su rostro.

Sé que no estuvo bien, pero es que es muy difícil para mí, he pasado así toda mi vida. Fue lo único que me hacía sentir bien cuando lograba escapar de esa enorme y vacía casa en China.

Eso yo lo sé Jun, es por eso que no planeo hacer que lo cambies por mí. Yo no quiero una vida así.

Ninguno de los dos deseaba una vida así. Y no había una medida exacta para saber cuanto era el amor que se necesitaba para hacer cambiar a una persona. Si es que ambos podían ser capaz de ello.

Minghao no quería mentirse, ya no más. Lo había visto, sabía que de alguna manera retorcida aquella vida hacia feliz a Jun y él no era capaz de quitarle eso. No podía ser tan egoísta. Porque él de verdad le amaba.

Era un amor extraño y que parecía predestinado a ser, sus cuerpos encajaban a la perfección y la melodía de sus risas unidas era ideal.

Las almas gemelas estaban atados por un hilo rojo que no importaba cuanto se estirara ni cuanto se enredara, nunca se iba a romper, o algo así era una de las leyendas que Minghao siempre escuchó de las niñas en la escuela.

Fue iluso al creer que ambos podían compartir algo así, no parecía haber otra explicación para la fuerza magnética que le hacia querer estar a un lado de Jun. Si no era eso, entonces no entendía que era lo que sucedía con él cada que veía al mayor, y muy dentro de su cabeza alguna vez pensó que al otro podía pasarle lo mismo. Pero no estuvo tan seguro de eso cuando Jun le empujó contra una de las paredes, acariciando su mandíbula con las manos, un roce posesivo y que gritaba añoranza, antes de besarlo con fuerza.

Era embriagante, cálido y emocionante, era perfecto.

Pero esto no le pertenecía.

Escuchó la puerta del baño abrirse y volver a cerrarse apresuradamente. Minghao le empujo el pecho con las manos, soltando un jadeo que no sabía que estaba guardando cuando los tersos labios se separaron de los suyos. No había nadie más que ellos dentro del baño. Frunció el ceño y escupió las palabras con rabia.

No quiero que vuelvas a hacer eso.— fue lo último que dijo antes de regresar a la fiesta.

No observo el cuerpo de Jun arrodillarse y sentarse sobre el suelo del baño público, sin importarle el traje de marca que portaba.

Por supuesto que no vio como le rompió el corazón.


~ ✩ ~


Venga idiotas, que Wonwoo se está congelando, caminen más rápido.— Mingyu habló por la bocina de su móvil mientras todos esperaban por la pareja dentro del aeropuerto, que a estas horas de la mañana parecía más un congelador.

Minghao se abrazó a si mismo, tratando de obtener algo de calor. Todos a excepción de Jun y Vernon esperaban por las puertas de salida de los vuelos internacionales. Vernon tenía un examen importante y Jun... Jun había estado muy raro últimamente.

Asistía todos los días a trabajar pero en cuanto su hora de salida llegaba, desaparecía por las puertas del restaurante, dando una despedida general. Todos estaban extrañados por su comportamiento, usualmente Jun era vibrante y juguetón y ésta nueva faceta del barman era desconocida para todos, pero Minghao se negaba a reconocer que eso tuviera algo que ver con él.

Woozi le dijo algo a Mingyu por el teléfono que le hizo fruncir el ceño y atraer aún más a su novio a su abrazo, pero cuando estaba a punto de responder todos comenzaron a hablar al mismo tiempo.

¿Puedo hablar con Woozi? —Chan preguntó.

—¡Yo quiero hablar primero con él!— Seokmin se abrió paso entre todos.

¿Para qué quieren hablar con él si los veremos en minutos?— Minghao replicó, cansado de todo, de estar congelándose, de ver a sus amigos pelearse por tomar el móvil de Mingyu, de la actitud de Jun. De todo.

¡Ya, ya! ¡Calm down!— su mejor amigo les gritó antes de colgar la llamada. —¡Ya! Esperemos a que salgan de esas puertas, dijeron que ya estaban recogiendo sus maletas. —alcanzó a ver como Wonwoo soltaba una risita sobre el abrigo de su novio, su cabeza escondiéndose en el cuello del más alto.

Esos dos siempre hacían desear a Minghao tener algo que jamás podría.

Al fin la pareja de recién casados se había reunido con ellos. Todos habían corrido a taclearlos y Minghao pensó que parecían un par de padres que se reunían con sus hijos, él se quedo de pie junto a Wonwoo y Mingyu, observando todo con una sonrisa, desde los abrazos forzados a Woozi y Soonyoung tratando de besar las mejillas de todos. Minghao se conformó con una palmada en la mejilla que recibió de Woozi y el caluroso abrazo en el que Soonyoung le envolvió.

Seokmin y Seungcheol les ayudaron con sus maletas, insistiendo en llevarlos a su hogar aún cuando Mingyu les recordó que los necesitaba puntuales en la cocina.

¿Dónde está Junnie? —Soonyoung preguntó en medio de una sonrisa. Todos guardaron silencio y Minghao pudo sentir los ojos de todos sobre de él. ¿Qué podía contestarles? Ni si quiera él lo sabía.

¡Ocupado! Sí, dijo que tenía que hacer un papeleo de no se qué, no importa, igual lo verán en el restaurante— se apresuró a decir Joshua, Minghao le agradeció silenciosamente.

Oh, está bien— Soonyoung alzó los hombros, caminando hacia la salida mientras les mostraba las fotos que habían tomado durante el viaje, Woozi le observó por un momento, no muy convencido por su expresión pero siendo interrumpido de sus pensamientos cuando su esposo amenazó con mostrarles las fotos de ellos besándose en un restaurante italiano.

Wonwoo, Seungkwan y Jeonghan se despidieron para regresar a la editorial en el auto del mayor de los tres.

Vamos Hao, yo te llevo al restaurante.— Mingyu insistió, tomándole de los hombros y llevándolo al auto sin preguntarle. Fue cuando estuvo en el asiento del copiloto que supo de inmediato que su amigo quería hablar con él.

Claro, ahora que soy yo el del problema si quieres escucharme.— Minghao se abrochó el cinturón, dejando caer contra el asiento mientras Mingyu ponía en marcha el auto. Supuso que todo esto era karma por todas las veces que intento que su amigo entrara en razón y olvidara a Nayoung.

Yo si te escuchaba. —Mingyu se quejó y Minghao le miró sin creérselo ni por un segundo.

—Si claro.

Manejó por unos cuantos kilómetros, hasta que se detuvieron en el autoservicio de un restaurante de comida rápida. Sabía cómo hacerlo hablar, maldito bastardo. Minghao estaba a la mitad de sus papas cuando Mingyu se detuvo a unas calles del restaurante.

¿Ahora me vas a contar?— su mejor amigo se deshizo del cinturón de seguridad y rotó su cuerpo para estar frente a frente, bebiendo de la pajilla de su vaso grande de refresco.

¿Qué te puedo contar? Creo que las lágrimas en la sudadera de tu novio me explican por si solas. — murmuró mientras abría su caja de nuggets.

El que dejaras de llamarme por las noches para ir a casa de Jun por ti me dio una pista, sí. Pero quiero saber que sucedió para que hicieras que mi barman fuera un muerto en vida desde que se besaron en la boda de Soonyoung y Woozi.— Minghao le miro alarmado, su nugget a medio morder deteniéndose entre sus dedos.

¿Cómo sabes eso?— Mingyu le miro petulante. Alzando sus hombros mientras terminaba de masticar el primer bocado de su hamburguesa.

Tengo mis contactos— Minghao entrecerró los ojos, amenazándole con la mirada. Mingyu suspiró y asintió —Seungkwan me lo dijo, a todos en realidad. Mientras ustedes se comían la garganta todos los demás estábamos despidiendo a los novios para ir a su luna de miel.

Claro, entonces fue Seungkwan quién entró aquella vez. Un momento...

¿A todos? — se encontró a si mismo inclinándose hacia adelante. Su amigo se limitó a soltar una carcajada.

¿Verdad que no me haz contado todo?— Mingyu murmuró.

Tomó un respiro y recargó la espalda contra la puerta cerrada del auto, si ya estaban aquí entonces algo saldría de todo esto. Minghao le contó todo, de principio a fin, desde los "inocentes" coqueteos hasta su terrible discusión en el baño. Mingyu escuchó todo con tranquilidad, casi escupiendo el refresco cuando Minghao le contó entre mejillas rojas acerca del espejo en el cuarto de Jun, después de unos diez minutos de carcajadas volvió a retomar su historia.

Y eso es todo. Fin. — dijo por último para ahogar sus penas en la hamburguesa de doble queso que su mejor amigo le había comprado.

Wow, y creí que yo había tenido problemas— dijo su mejor amigo, con la bolsa en la que habían entregado su comida ya vacía y jugando con los hielos que quedaron al final de su bebida. —. Pero hay algo que no entiendo— respondió mientras se acomodaba mejor en el asiento. —. ¿Por qué te da tanto miedo darle una oportunidad? —Minghao estaba a punto de hablar hasta que su amigo le interrumpió. —Si, sé que no tiene el mejor de los pasados, ¿quién lo tiene?. Pero creo que tú también deberías entender lo difícil que ha sido para él. Nunca tuvo a alguien que se preocupara por su bienestar, mucho menos por sus sentimientos, obviamente no sabe reconocer cuando alguien realmente le demuestra cariño, una cariño desinteresado quiero decir.

Su amigo tenía razón. Nunca lo había pensado de aquella forma, Minghao creció de una manera muy diferente, rodeado de amigos y familia que le adoraban y que fue deprimente dejar cuando quiso seguir su sueño de trabajar en un país diferente para buscar una mejor oportunidad. Jun no había sido criado así, sus padres apenas y le veían. Alguna vez le contó que el único día en el que pasaba tiempo con ellos era durante Noche Buena cuando mostraban la familia modelo que tenían, sólo para salir desde temprano al día siguiente y dejar a su hijo abrir las pilas de regalos -que ni si quiera quería- por si mismo.

De repente Minghao se dio cuenta de que quizás le había juzgado mal. Era complicado, claro, toda su relación lo era. Pero sabía que le importaba lo suficiente como para ayudarlo a cambiar, si es que Jun aún lo quería en su vida.

El sonido del móvil de Mingyu interrumpió el silencio y casi le hizo dar un pequeño salto de la impresión, su amigo observó la pantalla por un momento antes de sonreír.

¿Necesitas otra señal del cosmos?— le mostró la pantalla con la conversación de Jun.


Junhuihui

Gyu, tuve que hacer un par de cosas en casa

Puedo llegar una hora más tarde al restaurante??


Minghao regreso la mirada a su jefe, sin poder evitar la pequeña sonrisa que se formó en su rostro.

¿Me puedes llevar a su casa?— Mingyu le sonrió y echo a andar el auto.


~ ✩ ~


Minghao supuso que ésta era la primera vez que ponía un pie en la calle del edificio de Jun y estaba tan silenciosa. El elevador no estaba iluminado por colores rosas y verdes, eran barras de metal pintadas en negro como el de cualquier otro. Jugó un momento con sus manos y arregló su cabello lo mejor que pudo en el reflejo difuso de su móvil antes de que las puertas se abrieran apenas unos segundos después.

Caminó por el pasillo y tragó fuerte cuando estaba frente a su puerta, el número 1013 brillando en color oro.

Golpeo la puerta de madera y espero por lo mejor.

Pero obviamente, eso no fue lo que recibió.

Hola— le saludo el chico al otro lado de la puerta, una sonrisa presuntuosa en su bonito rostro, ojos almendrados y cabello azabache. Era realmente guapo. —¿Puedo ayudarte en algo?— Que tan bien se veía no le hubiera alarmado si no estuviera con el torso desnudo y los pantalones desabrochados.

Las palabras no podían salir de sus labios. Quizás era un mal entendido, quizás no fue el mejor momento.

Jun salió del pasillo que conectaba a su habitación, vestido únicamente en ropa interior y su cabello desaliñado, talló su párpado derecho con su puño antes de ver la puerta de entrada. Su mirada cambio y ahora lucía más despierto que nunca.

¿Qué estas haciendo aquí?— dijo en voz gruesa, sus ojos mirando la puerta de entrada con ira.

Ya tenía su respuesta.

Minghao salió corriendo de allí, apenas alcanzando las pesadas puertas del elevador antes de que se cerraran, se sostuvo de uno de los barrotes, tratando de controlar su respiración.

No llores. No debes llorar.

Repitió una y otra vez a las lagrimas que escocieron sus ojos en un instante, apenas atendió su nombre siendo llamado por una voz que no quería volver a escuchar jamás. Sacó el móvil de la bolsa trasera de sus jeans y marcó al único que siempre estaría allí para él.

¿Hao?— la voz de su mejor amigo se escuchó después de dos timbres. Minghao no podía contestarle, su garganta se cerró y sus pulmones luchaban por tomar aire. —¿Hao?— su voz se escuchó más alarmada ésta vez. Un sollozo fue todo lo que escapo de sus labios antes de que su amigo maldijera en la otra línea y le colgara. Casi podía escuchar las llantas del auto de Mingyu chirrear contra el pavimento para volver por la dirección en la que se había ido.

Minghao salió corriendo del edificio, escondiéndose entre las paredes del callejón que formaba la separación entre el edificio de Jun y el bar de al lado cuando escuchó a el barman llamarle. Si sus oídos no le mentían Jun estaba de pie en medio de la calle y por la velocidad en que lo logró y los pitidos de los pocos autos que pasaban por la calle, seguramente seguía en ropa interior, gritando su nombre como un desquiciado. ¿Qué demonios le sucedía?.

No hizo ningún sonido para no ser descubierto y se abrazó a si mismo, supuso que Jun había regresado a su departamento después de que dejó de escucharle. Espero ahí hasta que el auto de Mingyu se apareció a toda velocidad por la calle y Minghao corrió a refugiarse en el asiento del copiloto.

Después, ya en casa, se enredó en sus cobijas y lloró mientras su amigo le abrazaba.


~ ✩ ~


Al día siguiente el sonido de su móvil le despertó de su siesta. Había dejado de llorar pero eso no significaba que la presión en su pecho le había dejado respirar con regularidad. Su corazón parecía no entender que tenía que resignarse. Jun no iba a cambiar por él.

Con huesos pesados estiró su mano para observar la pantalla con nuevos mensajes llegando a su conversación con Mingyu.


Gyu 🐶

Hao sé que no te sientes bien ahora pero no quiero que estés solo

Todos nos están ayudando con la mudanza

Obviamente él no está aquí

Queremos verte


Minghao suspiró, la verdad es que el tampoco quería estar solo, no ahora. Pero no quería que todos le vieran con lastima, era consciente de las bolsas debajo de sus ojos hinchados y de la pesadez de su cuerpo.

"Obviamente él no está aquí"

Por supuesto que no lo estaba. Soltó un suspiro y con todas sus fuerzas levanto su cuerpo de la cama, se metió al baño y dejo correr el agua mientras se miraba al espejo, encontrándose con una versión terrible de él. No podía dejar que sus amigos le vieran de esa manera y fue por eso que puso más detenimiento en el poco maquillaje que se ponía para salir, acomodando su cabello y vistiendo una playera sin mangas con un estampado de una banda grunge en color negro y jeans rotos en lugares estratégicos junto a sus tenis negros. Sabía que no por su estado de ánimo se salvaría de cargar cajas y acomodar cosas.

Cuando llego a la calle en la que el nuevo edificio en el que Wonwoo y Mingyu vivirían una sonrisa se extendió sin pensarlo en su rostro. Podía verse el camión de mudanza y la camioneta de Seokmin siendo descargada por él y Seungcheol.

¡Hyung!— Vernon le llamó, al ser domingo no tenía que asistir a clases y por supuesto que Mingyu no le perdonaría que no le ayudara a los demás.

—Hola — Minghao le saludó, desacomodando su rubio cabello a lo que el menor solo pudo quejarse pues sus brazos estaban ocupados por una caja de cartón con la palabra "cocina" escrita en marcador negro.

Viniste—Wonwoo le saludó con una sonrisa, palmeando su espalda y dándole una sonrisa reconfortante.

¿Cómo iba a perderme el saber de que color quedaran sus cortinas?— Hao le sonrió y Wonwoo se carcajeó hasta que su nariz se arrugo tiernamente.

Sabes el color que Mingyu quería, ¿verdad? verde...

Vómito— dijeron al unísono y Minghao negó con la cabeza.

Sobre mi cadáver— Wonwoo le dijo mientras tomaba un extremo de otra caja dirigida a la cocina y Minghao le ayudará con el otro lado, entrando al edificio.

El piso era lo suficientemente espacioso como para que Minghao no se sintiera asfixiado entre todas las cajas y las otras once personas que trataban de arreglar todo en su lugar. Bueno, también podía restar la ayuda de Jeonghan y Seungkwan que se habían aplastado sobre el nuevo sillón que Mingyu y Seungcheol habían logrado meter hace apenas unos minutos.

Al poco rato Yuju también se les unió. Hace apenas un mes que ella y Seokmin al fin habían decidido ser novios, después de tantas risas nerviosas y tímidas manos entrelazadas. Se dirigió directo a besar la mejilla de su novio y luego a saludar a los demás, estaba enfundada en jeans y su cabello recogido en un bonito listón blanco.

Ustedes deberían sentir vergüenza de que Yuju quiera ayudar más que los dos juntos.— Woozi les dijo a los dos recostados en el sillón mientras Minghao sostenía la escalera que le ayudaba a colocar las lámparas de luz blanca que Wonwoo quería en la sala. Ambos se quejaron y Yuju rió desde el balcón que daba la vista a la sala, acomodando junto a Joshua las macetas con flores que la madre de Mingyu les había regalado.

Seungcheol, Mingyu, Seokmin y Wonwoo se turnaban con ayuda de los otros dos trabajadores de la mudanza para subir los muebles por el elevador.

Chan y Soonyoung quitaban el plástico de los muebles y acomodaban los adornos envueltos en papel periódico bajo las indicaciones que Wonwoo decía cada que entraba a su hogar y que después pasó a ser ayudado por Yuju que tenía experiencia en la decoración.

Vernon, Minghao y Woozi taladraban y martillaban lo que fuera necesario. La foto de Wonwoo y Mingyu que ahora colgaba sobre el cilindro dispuesto para dejar los paraguas en la entrada era obra de Minghao.

Después de horas de trabajo todos terminaron esparcidos en la sala, sobre la alfombra nueva y abrazando los almohadones de la sala.

Muero de hambre— Seokmin se quejó sentado en uno de los sillones largos de la sala, su novia dando un masaje a sus manos.

La comida ya viene en camino, hace un rato que la pedí— Mingyu habló de espaldas contra la alfombra, viendo la pantalla de su celular, con la cabeza de Wonwoo recargada sobre su abdomen.

Todos contestaron en un gruñido colectivo, apenas y viendo la película en la nueva pantalla que apenas habían logrado conectar al cable. La obscuridad del exterior era visible por las relucientes ventanas, gracias a Joshua, del piso. El camión de mudanza se había ido vació y ahora solo algunas cajas con ropa estaban resguardadas en la habitación de invitados y otras más en la cocina, con vajillas esperando por el mueble que Wonwoo y Mingyu habían ordenado por internet y que llegaría la semana siguiente.

Gyu, necesito usar su baño.— Minghao habló, recostado sobre las almohadas junto a Chan.

Utiliza el de nuestra habitación, el del pasillo esta guardando algunas cajas aún.— su mejor amigo le contestó y Minghao asintió, apenas pudiendo levantarse, no lo haría si su vejiga no se sintiera a punto de explotar. Caminó hacia el cuarto principal, encendiendo las luces, sonriendo ante lo bonita que había quedado, los tonos azules oscuros y gris contrastando a la perfección, las lámparas que Mingyu había escogido estaban bastante bien y los portarretratos que adornaban las paredes contiguas a la cama matrimonial daban un sentimiento de calidez. Entró por la blanca puerta del baño y si no estuviera tan apurado hubiera admirado por más tiempo el gran trabajo que Yuju había hecho.

El timbre de la casa sonó y todos se quedaron en pausa por un momento, tratando de procesar si era ahí a donde llamaban pues nunca habían escuchado el sonido que producía.

Oh, sí es aquí— Mingyu se levantó con pesadez, Wonwoo gruñó al quitar su cabeza del abdomen de su novio pero se levanto detrás de él, caminado más lento para ayudarle con las bolsas de comida.

Cuando Mingyu abrió la puerta las bolsas de comida se encontraban allí, siendo sostenidas por Jun.

Hola— saludó a su jefe, adelantándose a hablar antes de que pudieran echarlo de la casa después de lo que pasó con Minghao. —. Me encontré al repartidor en la puerta del edificio— Wonwoo ya se encontraba al lado de su novio y le miraba con las misma sorpresa que Mingyu había tenido antes de mirarlo acusatoriamente como ahora lo hacía. —. Pagué todo, es lo menos que podía hacer después de no venir a ayudarles, tuve... muchos asuntos que resolver.— Wonwoo y Mingyu se miraron por unos segundos.

Yo creo que no estás aquí para disculparte solamente por eso, o al menos eso es lo que espero.— Mingyu le contesto con voz más serena de lo que su gesto aparentaba. Jun negó antes de si quiera hablar.

No, tienes razón, no lo estoy. Necesito verlo, ¿está aquí?— Jun pregunto, la desesperación apenas perceptible en su voz.

O sea que viniste hasta acá y pagaste por la comida sin saber si quiera si estaba aquí— Wonwoo le preguntó de brazos cruzados. Jun alzó los hombros.

Valía la pena arriesgarme, además... —bajó la mirada hasta una de las bolsas— hay dumplings aquí, son sus favoritos.— Wonwoo sonrió viéndole con ternura, dándole un pequeño codazo a su novio, suplicándole con la mirada. Mingyu suspiró y se preguntó como es que su novio le manejaba tan bien antes de hablar nuevamente.

Adelante— Mingyu se hizo a un lado y Wonwoo tomó algunas bolsas, ayudándole.

¡La comida llegó!—Mingyu vitoreó desde la entrada. —Es ofrenda de disculpa de parte de Jun— dijo palmeando su espalda amigablemente, sonriéndole con un gesto más relajado cuando se miraron.

—¡Junnie al fin llegaste!— dijo Soonyoung, acomodando los contenedores de comida sobre la mesa de centro, sobre el periódico que les servía de mantel. Ninguno de ellos queriéndose mover al comedor y prefiriendo comer en al sala frente a la tv.

—Y con comida, lo que es más importante— habló Woozi mientras abría el empaque de los palillos.

Sí, siento haberme tardado tanto, tuve algunas cosas que hacer.— replicó mientras guardaba sus manos en los bolsillos delanteros de sus pantalones negros, aún de pie mientras todos ponían atención a la comida.

Volteó a ver a Mingyu, quien le señalaba con la cabeza hacia el pasillo contiguo y Wonwoo le señalo con su mano fugazmente la puerta abierta de un cuarto. Jun asintió y camino lentamente hacia atrás, sus amigos no quitaban la atención de la comida.

Gracias— murmuró a la pareja mientras caminaba hacia donde le habían indicado.

Jun se asomó por el marcó de la puerta, la luz estaba encendida y las puertas del balcón de la habitación, que parecía ser la principal, estaban abiertas de par en par, el suave viento de la noche hacía que las cortinas bailaran en suaves compases, pero la figura de Minghao era inconfundible.

Caminó con cuidado de no hacer mucho ruido hasta estar de pie en medio de las puertas del balcón.

Haohao...— habló con suavidad. Minghao dio una vuelta tan rápida que le hizo marearse por unos segundos. Sus pupilas dilatándose y su postura irguiéndose.

¿Qué haces aquí?—Mingyu no le podía haber hecho esto, él sabía que aún no estaba listo para verle.

Vine a hablar contigo, sabía que nunca me contestarías las llamadas y preferí buscarte aquí.

¿Acaso no sabías que vine? — Jun negó.

Valía la pena intentarlo.— Joder, por qué Wen Junhui tenía que hacer que su corazón latiera a un ritmo enloquecido contra su pecho.

Pues yo no tengo nada que hablar contigo, las cosas quedaron muy claras para mí. Tú prefieres tu vida como está y punto.— Trató de caminar pero Jun le detuvo, tomándole de los hombros y dejándolos a ambos afuera en el balcón.

No. Quizás tú no tienes nada que hablar pero yo sí, tengo mucho que explicarte. Escúchame Haohao, sólo un momento, sólo ahora, y si después sigues sin querer saber nada de mí entonces lo entenderé y te dejaré en paz para siempre— habló apresuradamente, sus intensos ojos no dejaban de mirarlo y Minghao casi quiso lanzarse a sus brazos y suplicarle que no le dejara de nuevo. Casi.

El menor no contestó, únicamente asintió, cruzando de brazos, ahora más alerta del soportable frío de la noche y del calor que el cuerpo de Jun producía.

Bien... —Jun se pasó una mano por el cabello tratando de ordenar sus palabras con premura. —Primero que nada, lo que viste en mi departamento fue todo un error. Yo sé que creíste que te preguntaba a ti qué es lo que hacías en mi puerta, pero no era así, yo se lo preguntaba al chico que te abrió la puerta, Mingming, es alguien con él que me había enredado hace bastantes meses pero él tiene esta especie de obsesión conmigo. Le había explicado ya que yo tenía a alguien, que estaba tratando de cambiar por él...—Minghao casi se desmaya, no podía estar hablando de él. —Simplemente lo ignoré y aquel día tuve que hacer un par de llamadas que me llevaron más tiempo de lo que creí, se me hizo tarde y le avisé a Mingyu que llegaría una hora después, estaba por bañarme cuando escuché las voces en la entrada y allí estabas tú de pie y él idiota de Mingming que entró de alguna maldita manera a mi casa...

Siempre olvidas cerrar bien tu puerta, te lo he dicho tantas veces, para eso existe tu estúpida llave— Minghao no se contuvo en interrumpirle, sintiéndose de repente como si nada hubiera cambiado entre ellos.

Lo sé, lo sé, tú siempre me lo dices.— Jun le contestó con una sonrisa, sonrisa que fue reciproca.

Pero ni si quiera me dejaste explicarte nada cuando habías salido corriendo y yo me avergoncé frente a mis vecinos cuando salí a buscarte en ropa interior— Minghao soltó una risa, aguda y animada que hizo reír también a Jun. —Seguramente creen que soy un demente ahora. Y después saqué a Mingming de mi casa, se estaba desnudando en medio de mi sala como si eso arreglara todo lo que acababa de provocar, lo saqué al corredor a medio vestir y me encerré hasta que se largo— una parte de Minghao se sentía muy orgullosa de que Jun no hubiera caído ante alguien tan fácil como ese tal Mingming, y le hacía más orgulloso que era por su causa. — Habría venido antes, pero tenía que arreglar muchas cosas en mi vida.

¿Qué cosas?— Minghao le preguntó, tratando de concentrarse en no caer al ver el perfil de Jun siendo iluminado por las luces de la calle.

Esto por ejemplo— sacó un móvil de la bolsa de su chamarra de cuero, un aparato que era de un modelo diferente al que tenía anteriormente.

¿Cambiaste tu teléfono?— replicó sin poder creerlo, realmente tenía que dejar de imaginarse a un lado de un hombre como él.

Sí, míralo. — le extendió el aparato y Minghao lo tomo entre sus manos con expresión desencajada. Dejo que la pantalla se iluminará y el único sistema de bloqueo era el deslizar el dedo hacia un lado, lo cuál hizo.

¿Qué tiene?— le preguntó cuando se encontró con un fondo de pantalla por defecto y apenas algunas aplicaciones en la única pantalla.

Nada. —Jun le contestó y Minghao le miro con duda en todo su semblante, moviendo su rostro hacia un lado.

Si estás bromeando conmigo en un momento como este... — comenzó a amenazarle.

—¡No, no! Es que no tiene absolutamente nada. Mira. —se inclino hacia él, dejando que Minghao siguiera sosteniendo el teléfono mientras presionaba su dedo contra el icono de contactos.

La lista consistía de doce personas agendadas, cada uno perteneciente a los chicos ahora comiendo en la sala del piso. Su nombre con corazones rojos a cada lado y siendo el primero en la agenda.

Porque esto...— Jun sacó su antiguo teléfono de la bolsa trasera de sus pantalones, la pantalla iluminándose inmediatamente por llamadas perdidas, mensajes con imágenes, videos y textos que Minghao realmente no quiso ni intentar leer. Jun se acercó al borde del balcón, recargando sus antebrazos sobre las barras de metal, observando hacia la calle vacía debajo de ellos. —...no lo voy a necesitar más— dijo antes de estirar su brazo y dejar caer su antiguo móvil hacia la nada, el aparato se destrozó apenas toco en pavimento.

—¡Qué hiciste! — Minghao exclamó, observando los pedazos de lo que antes fue un celular esparcidos por la acera, regresando su vista al semblante tranquilo del mayor.

Te dije que ya no lo necesitaba más, todo lo que necesito está almacenado aquí —tocó la pantalla del teléfono que Minghao aun sostenía, ahora con mucho más cuidado después de presenciar del destino del anterior.

Jun estás demente, cómo te vas a deshacer de algo así, ¿y tu número?

Ahí— Jun señalo al mismo lugar nuevamente. —Sólo tiene un par de imágenes que también necesitaba, anda, míralas. Abre el álbum de fotos.— Asustado por los nuevos pensamientos en la cabeza de Jun hizo lo que le pidió, encontrándose con cinco fotografías, la primera mostraba lo que parecía ser un departamento sin amueblar y las tres siguientes eran del mismo lugar pero en diferentes áreas.

¿Qué es este lugar?— Minghao le preguntó.

Mi nuevo hogar, — le contestó— a quince minutos del trabajo, un restaurante familiar a un costado y una zapatería al otro, nada de bares, ni moteles, ni elevadores con luces. —rió suavemente — Un parque enfrente con un área de juegos perfectos para el bebé.

¿Qué bebé?

Yo.— Minghao no pudo evitar reír, las bromas estúpidas de Jun eran de las pocas cosas que le hacían reír aun sin ganas. —Sé que no son rosas, ni carteles y no es tu nombre escrito en el cielo pero...— hizo una pequeña pausa y Minghao no sabía si su vista nublada era debido a lagrimas o al fuerte taladrar de sus latidos en sus oídos. —...ésta es mi manera de decirte que te quiero y que sería capaz de cualquier cosa con tal de tenerte a mi lado.

Minghao no sabía que decir, esto era realmente todos sus miedos disipándose de una sola vez. Deslizo su dedo para ver la última foto, era él. El único día en el que dejo a Jun tomarle una fotografía, estaban en una fiesta de año nuevo del restaurante y el barman insistió en que se veía muy bien aquel día, obligándole a tomarle a posar, saliendo borrosa debido a la resistencia de Minghao hasta que por fin pudo tomar una mientras reía porque Jun casi se golpeaba con una mesa.

—Y por supuesto, mi foto favorita.— Jun le sonrió.— ¡Ah! una cosa más. —exclamó, tomando el teléfono de sus manos y tecleando antes de que su propio móvil recibiera un texto. Abrió la conversación con un número desconocido que ahora sabía que le pertenecía al mayor. Cuatro números dentro del mensaje: 0711. —Es la combinación de mi puerta, ahora sólo tú y yo la sabemos, nada de intrusos de nuevo.— el menor observó la pantalla en silencio antes de elevar sus dulces ojos a los ajenos.

Es mi cumpleaños.

Así ninguno podrá olvidarla.

Minghao sollozó y sin pensarlo se arrojó a los brazos del mayor, plantando un beso en sus labios lleno de los sentimientos que no había podido expresar por tanto tiempo, Jun no tardó en abrazar sus caderas y corresponder el movimiento de sus labios. El calor del cuerpo de Jun ahora se fundía con él suyo y es que él le tomaba como si estuviera hecho de vidrio, el vidrio más hermoso y delicado del mundo y Minghao se sentía hermoso en sus manos, la forma en que una le mantiene presionado desde la cadera y la otra viaja por los músculos en su espalda. Después de haber pasado tanto tiempo privado de sus besos y ahora siendo capaz de satisfacer ese deseo cada vez que quiera era lo que tanto había deseado.

La tela de la chamarra de cuero de Jun era áspera contra sus dedos que trataban de tomar desesperadamente cada trozo en su cuello, queriendo acercarle y nunca dejarle ir. La forma en que Jun le besaba hacía temblar el suelo bajo sus pies y se encontró a sí mismo cediendo bajo ese sentimiento, algo que se había retraído de hacer las noches que pasaban juntos y que Minghao deseaba que se detuvieran por su salud mental, y la locura a la que Jun le inducía con tal solo tocar su piel.

¡No, espera!— se escuchó el grito de Seungcheol antes de caer de cara al suelo de la habitación, una pila de personas cayendo sobre él, abriendo la puerta de la habitación hasta hacerla golpear contra la pared, sus amigos esparcidos por la alfombra y Woozi siendo el único de pie detrás de ellos, lejos del desorden de brazos y piernas, llenando sus mejillas de comida, sosteniendo sus palillos con una mano y su contenedor de comida con el otro.

Minghao y Jun les miraron con sonrisas que no pudieron evitar esbozar, aún abrazados.

No crean que tenemos veinte minutos tratando de escucharles— Soonyoung dijo una vez que pudo ponerse de pie.

Éste es mi segundo plato— Woozi murmuró entre su bocado.

La nueva pareja se carcajeó, poniendo una pequeña distancia entre ellos y la mano de Jun busco la propia, suave piel encontrándose contra sus dedos. Caminaron dentro de la habitación y el mayor elevo sus manos entrelazadas triunfante, los vitoreos y silbidos de sus amigos no se hicieron esperar.

Cuando ambos se encontraron comiendo en la sala junto a sus amigos, la chamarra de Jun ahora colgando de sus hombros cuando sintió sus brazos desnudos helados por haber permanecido afuera tanto tiempo, llenando sus mejillas con comida y recordando el hambre que habían olvidado que tenían, Minghao se sentía en paz, por primera vez en mucho tiempo el peso en su pecho se liberó y pudo respirar con profundidad.

Toma, yo no quiero los míos.— Jun le dijo, dejando dos dumplings más sobre su arroz, él sabía que eran sus favoritos.

Gracias— Minghao le dijo, estirando su cuello para besar su mejilla. Observando a sus amigos hablar animadamente, risas y bromas arrojadas a cada lado de la sala, sabía que todo iba a resultar y más ahora que estaban juntos, sonriendo hasta que sus mejillas dolieron cuando Jun dejó un dulce beso que duró varios segundos sobre su pómulo.








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¡Hemos terminado! Wow, la historia realmente se ha terminado, que es difícil de creer, y me es aún más difícil de creer que ustedes me hayan apoyado tanto durante todo el proceso, es mi tercer fic terminado y creo que la sensación es aún mejor que cuando termine "At the movies". Aprendí un montón desde ese entonces y aunque no soy la mejor escritora del mundo creo que he mejorado aunque sea un poquito.

Recibí mucha atención de ustedes por ésta historia y eso me hacía saber que realmente les gustaba lo que escribía, sepan que eso es siempre lo que me motiva a seguir escribiendo, gracias por siempre ser mi motivación mis lectores queridos. Les hablaré un poquito más en la última nota de agradecimiento, pero sepan que nos volveremos a ver, lo prometo~.

Hasta la siguiente historia ~ 🌵

Luna;🌻



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