Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Segunda oportunidad


Hyungwon había sido un cabrón desde el primer momento que estuvieron juntos, pero él era un idiota por aceptarlo de nuevo en su vida, aun si estaban en etapa de prueba. Hyungwon era egocéntrico, egoísta, manipulador y no aceptaba la responsabilidad de sus actos. ¿Por qué demonios lo amaba? Su corazón no terminaba de sanar y sin embargo, estaba considerando la idea ceder a sus impulsos y los del alto. ¿Cómo podía confiar?

Una relación sin compromiso.

¿Acaso no había aprendido nada? Hyungwon no era de fiar, con unas cuantas palabras podía destruirlo y quizás, esta vez no podría volver a levantarse.

Pero Hyungwon era a quién amaba.

El hombre era condenadamente sexy y muy atractivo, demasiado para su gusto. De pies a cabeza, Hoseok quería besarlo. El solo recordar la mirada penetrante del menor ya le causaba una erección y muy difícilmente conseguía controlarse. Cuando salió de su casa pensó en la posibilidad de hacerlo sufrir un poco, conocía su atractivo y lo irresistible que era para Hyungwon. Jamás pensó que seducir a Hyungwon lo provocara al grado de usar las duchas para ocultarse.

Hoseok se puso bajo el chorro de agua fría y suspiró deslizando su mano por su vientre hasta su ingle, cerró su mano alrededor de su pene y aspiró aire con fuerza. Su cuerpo ardía, pero aun así fue atacado por escalofríos que lo recorrieron por completo mientras el aire abandonó su pecho. Dolía. Su cuerpo lo necesitaba, anhelaba volver a probar la dulzura que era la piel de Hyungwon. Necesitaba besarlo.

Tiró de su erección dos veces e incrementó la presión sobre el glande. A su mente no le fue difícil traer de vuelta la voz ronca de Hyungwon y mucho menos sus gemidos.

-Mierda -siseó acelerando los movimientos de su mano. No importaba cuánto lo estaba disfrutando, Hyungwon estaba afuera esperando por él-. Jodete, Hyungwon.

Hoseok gimió golpeando la pared con su otra mano, la que no estaba imitando la presión de entrar en Hyungwon. ¿Por qué no podía olvidarse de él? ¿Por qué no podía deshacerse de ese doloroso amor?

"Porque le perteneces"

Pero Hoseok no era un objeto. Él mismo se lo repetía cada vez que Hyungwon decía o daba entender que así era. Solo quería ser amado, que por una vez en su vida sus sentimientos fueran correspondidos. Ya no quería pelear. Necesitaba empezar a vivir.

Con su pulgar esparciendo el pre semen sobre el glande murmuró el nombre del dueño de sus pensamientos. Mordió su labio inferior y se apresuró a llegar al clímax. Cuando lo hizo, gritó el nombre de Hyungwon, con la voz ronca y destrozada por el placer. Hoseok cayó de rodillas sudando como si hubiera estado por horas en una sauna y no debajo del chorro de agua fría.

Viendo el agua correr junto a su venida aceptó haber perdido. Perdió cuando vio fijamente los ojos color chocolate y cuando probó los labios gruesos con sabor a vino tinto caro y melocotón.

-Hyungwon -susurró cerrando los ojos-. Te odio.

Al salir de las duchas, Hyungwon ya lo esperaba luciendo espectacular vestido de negro y champagne. Siempre había pensado que los colores satinados realzaban la piel de Hyungwon, no se equivocaba. Con una elegante y sexy camisa cuello en V profundo y pantalones de tiro alto, Hyungwon atraía la atención de mujeres y hombres. Él, por su parte, ya estaba babeando con solo ver un poco de sus huesudas clavículas.

Desvió la mirada hacia uno de los tantos espejos que había en el gimnasio y se cuestionó la idea de pedir tiempo fuera para pasar a su casa y cambiar el cárdigan y los vaqueros anchos por algo más formal. Sacudió la cabeza, no era una cita de verdad solo irían a comer porque el ejercicio le daba mucha hambre. Solo eso.

Hyungwon despegó los ojos del celular, probablemente porque sintió la pesada mirada de Hoseok, y le sonrió con destellos de alegría.

-¡Bombón! -exclamó emocionado. En dos zancadas se le puso enfrente y suspiró ruidosamente-. Tardaste mucho.

-No me digas así -susurró Hoseok, ignorando la pequeña queja.

Hyungwon sonrió tomando su mano.

-¿Por qué no? Me gustan los bombones y nunca me cansaría de comerlos, lo mismo me pasa contigo -comentó despreocupado mientras lo arrastraba hacia fuera.

-Es raro -dijo Hoseok.

Sonaba raro simplemente porque cuando Hyungwon lo decía, lo miraba con los ojos encendidos. Su madre una vez le dijo que la boca podía darle verdades y mentiras, pero los ojos siempre decían lo que nadie se atrevía. Pero los ojos de Hyungwon decían muchas cosas que él todavía no lograba entender.

Estando dentro del auto no se removió incómodo más de diez veces en menos de cinco minutos. Las emociones eran bastante abrumadoras que destruían sus habilidades de entablar una conversación trivial. Cuando salió de casa, lo hizo con un solo objetivo y un plan, poner a prueba la credibilidad del cambio de Hyungwon. Y hasta el momento no tenía nada en concreto, solo que estaba jodido por el hombre de labios regordetes.

-Hay un restaurante muy famoso a unos veinte minutos de aquí. El chef viene de japón y tiene tres estrellas Michelin -comentó Hyungwon, mirándolo de reojo-. Sé que dijiste que querías comer panceta pero ahí tienen los mejores cortes de carne. ¡Es un paraíso! Te va a encantar.

Hoseok suspiró sacudiendo la cabeza. A veces era molesto que Hyungwon quisiera sorprenderlo con comidas millonarias o detalles de varios miles de wones.

-Gracias, pero prefiero mantener el plan inicial.

Hyungwon le lanzó una mirada incrédula. Mordió su labio inferior y asintió con una sonrisa.

-Bien. Dame un segundo para buscar un restaurante. Creo haber escuchado de uno donde la chef recibió un certificado por su técnica innovadora para cocinar el cerdo -dijo girando en la primera intercepción.

-Hyungwon, no -Hoseok puso su mano sobre la que sostenía el volante y sacudió la cabeza-. No me interesan los jodidos premios solo quiero comer algo delicioso ¿sí? -le dio una pequeña sonrisa mientras acariciaba deliberadamente el dorso con su pulgar-. Conozco un lugar así. ¿Puedo?

El alto asintió mirándolo fijamente.

Hoseok escribió la dirección en el navegador y recuperó su mano. Por el resto del viaje ninguno dijo más y no podían. Sus corazones latían desordenadamente mientras sus rostros le hacían competencia a los tomates.

-Es un lugar muy lindo -comentó Hyungwon, esperando a que Hoseok cortara la carne-. ¿Vienes aquí seguido?

Hoseok encogió los hombros.

-A veces cuando Kihyun pierde los estribos con algún cliente y necesita desahogar su odio -rio tiernamente-. Lo que pasaba con bastante regularidad.

Retorciéndose en la silla, Hyungwon dijo.

-Él me odia.

-SÍ.

Abrió la boca para replicar pero se dio cuenta de que no tenía motivos ni razón. Actuó mal, dijo cosas hirientes y no se arrepintió de ello hasta que no pudo volver con Hoseok. Se merecía el odio y muchas cosas más.

Levantó los palillos y comenzó a pasar la carne de su plato al de Hoseok.

-Tú también deberías odiarme -comentó Hyungwon-. No soy lo mejor para ti.

Hoseok resopló sujetando su muñeca.

-Deja que yo decida que es o no mejor para mí.

Cuando sus ojos se conectaron, Hyungwon entendió lo que era estar enamorado. El miedo de estar en un lugar desconocido donde no pueda ser él mismo, había desaparecido. Una deslumbrante luz estaba frente a sus ojos, lo más hermoso y brillante. Podía sentir que todo dejó de existir cuando contempló las estrellas en los ojos de Hoseok. En un segundo subió alto, tan alto que se sentía mareado.

¿Así se sentía amar a alguien?

Su rostro se calentó por el hecho de aceptar amar a alguien que no era él.

Y estaba bien. Iba a estar bien, amar a Hoseok por sobre su propio ego no lo destruiría. Lleno de confianza extendió sus manos para tomar las del mayor y las acercó a su boca. Con extrema delicadeza besó sus nudillos y se cargó en ellas.

-Por favor perdóname y acéptame -suplicó con ojos de cachorro-. Te necesito.

Cuando lo vio tragar saliva pensó en todas las veces que su padre lo consintió, en su madre que aceptaba darle frituras y galletas antes de comer vegetales, en sus abuelos que cumplían cada uno de sus dedos con tan solo ver un par de lágrimas entre sus pestañas. Antes de Hoseok nunca antes había sido rechazado y la palabra "no" era completamente desconocida para él. Sin embargo, el hermoso hombre frente a él le enseñó que el mundo no estaba a sus pies, que las personas no eran objetos y que el dinero no lo podía todo.

El mundo perfecto de Hyungwon no existía. Pero la verdadera felicidad y el amor sí. De repente todo lo que pensaba cambió. Incluso podía ver y reconocer sus defectos, esos que creía que solo la gente "pobre y miserable" tenía. ¿De verdad fue un idiota con Hoseok? ¿Qué mierda hizo Hoseok para que él lo tratara así? Nada, solo darle cariño.

-Sé que no es fácil perdonarme por todas las cosas que dije y la forma en que me comporté -dijo Hyungwon y sintió cómo sus palabras se enredaban en un apretado nudo-, pero estoy arrepentido. Me gustas mucho, Hoseok. Quiero que seas mi novio.

Soltó la mano de Hoseok y juntó sus manos para suplicar.

-Por favor, acepta ser mi novio.

Las miradas de los clientes cercanos a su mesa clavaron sus ojos en ellos, pero si antes no sentía vergüenza, no pensaba sentirla en ese momento.

-Hyungwon, baja la voz -susurró Hoseok.

El mencionado asintió dándose cuenta del gran pesar que estaba causando en Hoseok con su declaración.

-Perdón. Solo quería que supieras cómo me siento -comentó Hyungwon. Tomó sus palillos de vuelta y se concentró en su plato ignorando completamente la punzada en su pecho-. ¿Quieres que pida más arroz?

-Tú también me gustas. Hubiera deseado deshacerme de mis sentimientos desde que aclaraste cuál era el único interés que tenías en mí -Hoseok suspiró y peinó su cabello, todavía húmedo, hacia atrás-. Pero la verdad es que me gustaba estar enamorado de ti.

Hyungwon abrió los ojos.

-¿Qué?

-Eres impresionante, Hyungwon -dijo riendo-, es cierto que tus padres facilitaron tu vida, pero eres muy inteligente. ¿Cuántos hijos de millonarios van por la vida gastando los millones porque no saben hacer nada más que respirar? Tú no eres así. Terminaste tu carrera un año antes que el resto, aprendiste tres idiomas. Además, has lidiado con los monstruos de la moda mejor que nadie y contribuiste a incrementar la popularidad de la empresa de tus padres. Hyungwon, eres impresionante y para mí, era increíble estar contigo por lo menos una hora.

Poco a poco su rostro se fue sonrojando mientras Hoseok seguía hablando de él como si fuera un dios.

-Sabía que no podía tenerte completamente aunque siempre fue mi ilusión que tú llegaras a quererme algún día -de pronto Hoseok hizo una pausa y el brillo en su mirada se opacó-. No es fácil perdonarte, Won. No cuando el hombre maravilloso al que admiraba se convirtió en un patán que cada vez que abría la boca me lastimaba.

-Lo siento, Hoseok -dijo el alto. Mordió su labio inferior y parpadeó para ahuyentar las lágrimas.

Hoseok cerró los ojos y asintió.

-Todos merecen una segunda oportunidad -susurró para sí mismo. Hoseok levantó la cabeza y frunció el ceño-. Sí vuelves a lastimarme, le voy a decir a todos que gimes como chica.

Hyungwon parpadeó. Bloqueó el ruido de su alrededor y endureció la mirada.

-¿Cómo sabes como gime una chica? -preguntó con cautela y claridad.

La sonrisa que adornaba la cara de Hoseok desapareció por completo.

-Según recuerdo solo salías con hombres -agregó Hyungwon y frunció el ceño cruzando los brazos.

La servilleta golpeó la mesa cuando Hoseok se levantó y la lanzó.

-No ha pasado un minuto y ya estás reclamando. ¿Esto siquiera tiene futuro? -exclamó Hoseok molesto.

Hyungwon reaccionó y se levantó de un salto. Se echó a reír y sujetó su brazo.

-E-estoy bromeando. ¿A quién le importa con quién nos acostamos antes? -preguntó Hyungwon, poniendo una sonrisa conciliadora.

Hyungwon luchó por mantener la intensa mirada de Hoseok, pero a los pocos segundos se sintió cohibido y apartó la mirada.

-Perdón. Me revuelve el estómago saber que alguien más estuvo contigo -murmuró, deslizando sus dedos por la tela gruesa del cárdigan.

Lo escuchó suspirar antes de que sus fibrosos brazos rodearan su cintura.

-Cállate, Won -suplicó Hoseok y lo acercó a su cuerpo-, solo haces que me arrepienta.

-Hueles muy rico -envolvió sus brazos alrededor de su torso y acarició su frente con su nariz-. Quiero enseñarte algo, ¿me acompañas?

-¿Tengo opción?

Hyungwon sacudió la cabeza deshaciendo el abrazo, más por evitar incomodar a los comensales que porque en verdad quisiera.

-No. Te va a gustar.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro