Llevó ambas manos a su rostro frotándolas con fuerza contra la piel de su cara, los sollozos se hacían cada vez más fuertes, y el nudo en su garganta más enorme con cada segundo que pasaba. Toda la realidad ahora tenía un toque surrealista. Su mente seguía en un estado de shock, procesando la noticia que acababan de soltarle en la cara como si fuera algo sin importancia.

Su madre había muerto.

Después de tanto esfuerzo por conseguir dinero para su operación, después de haberse endeudado tanto, que ni siquiera vendiendo su casa —que parecía más una pocilga— tendría con que pagarlo, ella había muerto justo después de haber sido operada, dejándolo solo en este vasto mundo.

Las personas en la calle pasaban por su lado mirándolo, algunas con lástima, otras con asco. Se sentía perdido. ¿Qué debía hacer ahora? ¿Cómo iba a pagar esa deuda? Ni siquiera consiguiendo cinco trabajos tendría para pagar ni la mitad. Con solo 26 años ya su vida estaba arruinada.

Había pedido el dinero hace un año a un criminal de poca monta que encontró por casualidad. Lo que no sabía es que ese criminal pertenecía a la organización Black Snake, una banda de crimen organizado que en el presente, se había apoderado de todo Seúl. Lo peor no era eso, sino que con cada mes que pasaba le aumentaban 1000 dólares a su deuda. Y últimamente lo estaban acosando mucho para que pagara. 

Ahora todo había servido para nada. Su madre había muerto y el sería el próximo, porque no tenía de donde sacar tal cantidad de dinero. Solo tenía una opción para no sufrir una dolorosa muerte a manos de esos criminales, y era terminar con su vida el mismo, a fin de cuentas no tiene nada por lo que vivir.

Se paró en la orilla del puente que atravesaba el río Han, suspiró sintiendo una suave brisa mover sus cabellos azules con delicadeza, con una paz interior ahora que finalmente sabía que no iba a sufrir más. Ya no volvería a llorar, no volvería a sentir miedo.

Que equivocado estaba. El destino aguardaba cosas bastante interesantes para él, y no contento con todo su dolor, lo haría probar el verdadero sufrimiento de ahora en adelante.

Miró las claras aguas suspirando una vez más, y con una última mirada al cielo estrellado, dió un paso cayendo al vacío. Su mirada se posó en la luna, ese día brillaba tan hermosa, se veía preciosa en lo alto del firmamento. Cerró los ojos agradeciendo a su madre por la vida que le dió, esperando encontrarse con ella pronto, pero un fuerte agarre en su brazo derecho lo hizo abrir los ojos abruptamente.

Un hombre de cabello oscuro y ojos color café lo sujetaba con fuerza por la muñeca. Negó levemente intentando safar el agarre pero este solo lo apretaba más cada que él hacía el intento se safarse.

¿Acaso no podía morir en paz siquiera?

El extraño salvador comenzó a levantarlo hasta que nuevamente estuvo sobre el puente. De sus ojos comenzaron a salir lágrimas de frustración, tirado en el suelo mirando la las estrellas. Miró como el hombre se ponía de pie, jadeando por el esfuerzo de halarlo para que no cayera.

—¿Por qué lo hiciste? Solo quiero morir— dijo con la voz entrecortada

—No puedes morir— la seriedad con la que habló el sujeto lo hizo sentarse y observarlo de pies a cabeza —Tienes una deuda que pagar

Tragó saliva con sus manos temblando profusamente, el miedo corriendo poco a poco por su cuerpo, su salvador era uno de esos criminales.

—N..no tengo como pagar esa deuda, así que solo mátame— su voz tembló al inicio pero después trató de sonar decidido

—¿Crees qué voy a cumplir tu deseo? Nosotros no cobramos las deudas de esa forma— una sonrisa burlona se dibujó en su rostro, enmarcando dos hoyuelos en sus mejillas —Ahora le perteneces a Min

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