Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 70

TW: Pequeña mención de un ataque de pánico

✵ꕥ Cassandra Mueller –

Lando se fue un par de horas después, me había ayudado a comer al menos un poco, y luego había visto el inicio de una película conmigo, cuando me dijo que ya debía de irse no pude evitar sentirme mal, los días habían pasado demasiado rápido y sentía que no había aprovechado nuestro tiempo juntos.

Pero no me sentía con las energías ni los ánimos para hacer nada, solo esperaba que a él no le sentara mal; sabía que merecía mucho más, pero en este momento no era la mejor persona para pasar el rato.

Intenté ir al aeropuerto con él, pero me aseguró que estaba bien y que hacía demasiado frío en esta época para que saliera sin razón. Me besó con cuidado y prometió llamarme en cuanto llegara a Woking.

Vienna entró en mi habitación casi una hora después de que Lando se fue. No tocó, como de costumbre, simplemente entró y se recostó a mi lado, mirando al techo en silencio.

Sonreí por su compañía, y me quedé callada, perdida en mis pensamientos.

Mi madre. La universidad. Max. Lando. Nick. Su cumpleaños.

Mierda.

Todo era demasiado y solo necesitaba meterme en la cama y dormir, con la esperanza de despertar y que todos los problemas mágicamente hubieran desaparecido.

— Me llevó la cena. — Dijo Vienna de la nada, con voz suave. — Y hoy cocinó el desayuno, comimos juntos mientras dormías. — La miré confundida, pero su mirada seguía fija en el techo. — No es la clase de chico que se enoja por lo que no puede controlar y se va; es la clase de chico que se queda, y le cocina a tu mejor amiga con la que ha hablado prosiblemente dos veces o menos, e incluso trata de aconsejarla aunque no la conozca. — Sonreí, sí, ese sonaba exactamente como Lando. — No te presiono, pero te diré algo que él no dirá. Tienes que abrirte, no puedes tener un problema y esperar meses hasta contárselo, porque una relación no funciona así. Por mucho que él respete tus tiempos y sea comprensivo, en algún momento algo lo joderá todo, y si sigues así... — Suspiró. — Probablemente será tu culpa. Así que quédate en la cama hoy, llora o duerme o grita, o lo que sea que necesites; estaré aquí. Pero luego, levántate y enfréntalo, inclúyelo y deja que te ayude. Porque él se merece sinceridad, y tú te mereces su apoyo.

Bien, había veces que Vienna era realmente sabia, o mejor dicho había veces en las que dejaba ver su sabiduría y las compartía con el mundo. Cuando pasaba, me dejaba pensando por horas, porque claramente tenía razón, solo tenía que descubrir como seguir sus consejos.

— Ambos se merecen el uno al otro. Así que no lo pierdas.

Asentí. — No lo haré.

— Bien.

— ¿Ya te encariñaste con él? — Pregunté divertida, tratando de borrar la tensión de la conversación.

Vienna puso los ojos en blanco. — Es como un panda, tranquilo pero caótico a la vez. — Se encogió de hombros. — Y te hace feliz, así que ese es mi consejo.

Me reí por la comparación. — Es un buen consejo.

— Siempre doy buenos consejos. — Aseguró y suspiró. — Ahora vamos a dormir, porque estoy demasiado cansada.

Ambas reímos y la cubrí con las sábanas, dejando que ma abrazara para poder descansar.

Mañana arreglaría todo, pondría todo en orden.

─── ∗ ⋅◈⋅ ∗ ───

Decir las cosas es más fácil que hacerlas. Claramente.

Porque mi alarma sonaba para ir a clases, y mi cabeza dolía y mi cuerpo pesaba. No quería levantarme, quería quedarme en la cama de nuevo. Aún así me obligué a levantarme, lavé mi cara y arreglé mi cabello en algún intento de coleta; me pusé un conjunto simple y abrigado, ya que hacía frío, y salí de mi habitación.

Vienna seguía durmiendo, nunca la veía por las mañanas cuando iba a la universidad, ya que ella se despertaba más tarde para el trabajo.

Tomé una botella de agua y salí, con las llaves de mi moto en la mano. Eso me calmaba, de alguna manera la velocidad y adrenalina, junto al viento en mi cara, lograba relajarme.

Llegué a la universidad e ignoré todas las miradas de curiosidad, en mi camino hacia mi clase. No me importaba quien me mirara o quien hablara sobre mí, yo sabía la verdad y las personas que me importaban también, así que ninguna otra opinión me tenía que afectar.

Traté de convencerme de eso durante todo el día.

Lando me llamó a la hora de mi receso como de costumbre, pero no le contesté. No quería ver su preocupación cuando no comiera. No podía lidiar con eso ahora. Me concentré en el trabajo práctico que debía de presentar pronto para una de mis clases y le envié un mensaje al castaño, prometiendo llamarlo más tarde.

Cuando salí de clases por la noche, le marqué mientras caminaba por el campus.

— Hola rayito, ¿Qué tal tu día?

Incluso con todo lo que pasaba, no pude evitar sonreír ante el apodo. — Fue... Cansado, ¿Y el tuyo?

— Igual, empecé con el simulador y tuve algunas reuniones. Ahora ya estoy en el departamento... Oscar te envía saludos.

— Mañana dile que también le mando saludos. — El australiano y yo habíamos hablado algunas veces durante estos meses, me había escrito por navidad y año nuevo, así como para preguntar como estaba cuando se supo lo de Lando y yo.

— Le diré. — Se quedó en silencio unos segundos. — Ya estás por irte a casa, ¿No?

— Así es, justo llegué al estacionamiento. — Sabía que no le gustaba la idea de que siguiera usando la moto, pero no era capaz de dejarlo, no cuando lo amaba y me hacía sentir tan bien. — Te llamó cuando llegué, ¿Bien?

Suspiró. — Si, claro. Conduce con cuidado.

Los días pasaron de forma lenta, mis llamadas con Lando eran rutinarias y aunque el castaño lo intentaba no estaba de humor ni con la energía como para fingir que quería hablar. No era algo personal, ni con él ni con nadie, solo no estaba en mi mejor momento.

Vienna no parecía estar llevándolo mucho mejor que yo, no llegaba a dormir por varias noches, no hablábamos y apenas nos veíamos. Ambas sabíamos que nos sucedía pero ninguna parecía dispuesta a hablar de ello. Yo llevaba días actuando como un zombie, ella por otro lado, llevaba días llenándose de actividades que no le dejaban tiempo para pensar en nada.

Cada una lidiaba con la mierda a su manera. Aunque ninguna era saludable.

Pronto, el mes de enero llegó a su fin, y con ello, el nudo en mi estómago creció. Llevaba deseando que los días no pasaran, como si fuera posible; pero lo que me hizo sentir peor, fue que con ello me di cuenta de la fecha que acababa de pasar, y yo había olvidado por completo.

Era la peor novia del mundo.

Salí de clase y llamé a Lando, esperando que contestara.

— ¿No deberías estar en clase? — Dijo divertido cuando contestó.

Suspiré, no sonaba molesto. — Soy una novia horrible. — Murmuré.

Se quedó en silencio unos segundos. — No lo eres, Cass. Tienes muchas cosas en la cabeza justo ahora, es entendible que lo hayas olvidado.

— Lo siento, de verdad, te prometo que te lo copensaré.

Rió suavemente. — Sé que lo harás, tendremos muchos aniversario más, rayito. Tranquila.

Hablamos por un rato más, pero aunque me sentía culpable, no era capaz de pedirle ayuda o contarle lo que estaba sucediendo.

Por la noche, recostada en mi cama, una nueva llamada brilló en mi teléfono; fue raro, ya que había cortado con Lando hace algunos minutos. Pero al ver el nombre en la pantalla, una pequeña sonrisa apareció, mientras contestaba.

— Hola, tú.

Me reí. — Hola Max, ¿A que debo el honor?

— Estaba esperando, ya sabes, un par de días antes de llamar, por si acaso tu novio planeaba asesinarme.

Negué con la cabeza, divertida. — Hablé con él, todo está bien.

— Bien, él y yo también hablamos. — No dijo nada por un momento, como si estuviera pensando sus siguientes palabras. — Oye, Cass... ¿Tu y yo también estamos bien?

— Claro que sí. — Respondí sin dudarlo. — Somos amigos, ¿O no?

Rió. — Sí, solo quería asegurarme. Me pareció raro no saber nada de ti por tanto tiempo, me preocupé con lo de los rumores.

Mordí mi labio. — Lo siento, he estado algo... Perdida, de todos y todo.

— Esta bien. Nunca fuimos amigos que hablaban a diario. Solo quería saber que seguías ahí.

— Siempre, Verstappen.

Los dos nos quedamos en un cómodo silencio por algunos minutos. — Bueno, creo que colgaré ahora.

— ¿No quieres escuchar Daddy Issues conmigo? — Pregunté en broma, recordando nuestra llamada de hace meses.

— Eres una cabrona. — Dijo con diversión y colgó.

─── ∗ ⋅◈⋅ ∗ ───

Martes, 06 de febrero

Tenía hambre.

Y tenía nauseas.

Y sabía que estaba mal.

Pero no podía parar.

Me sentía fuera de control. La universidad, mi familia, la fecha que se acercaba, mi relación con Lando, mi amistad con Vienna. No era capaz de controlar nada y sentía que iba a explotar.

Faltaban tres días.

Había ido a clase, estudiado, presentado trabajos, ordenado mi habitación, conducido con la moto por la ciudad. Nada funcionaba. Sentía como si fuera una bomba de relojería a punto de explotar.

Vienna y yo seguíamos sin hablar, Lando parecía haberse dado por vencido con lograr que comiera, y yo aún no era capaz de descifrar que se suponía que hiciera.

La cantidad de veces que había revisado boletos a Estados Unidos esta semana era increíble. Pero ni si quiera sabía cual sería el punto, no había nadie esperándome allí después de todo.

Ya no.

─── ∗ ⋅◈⋅ ∗ ───

Miércoles, 07 de febrero

— ¿Todo bien señorita Mueller?

Ignoré la mirada preocupada de la profesora, me había levantado en medio de la clase, pero necesitaba salir de aquí. Crucé la puerta ignorando el llamado de la maestra y las miradas de mis compañeros. Llegué al baño y mojé mi cara.

Respira Cass.

Respira.

Inhala.

Exhala.

Mierda. Me sentía inútil, no podía controlar nada, ni si quiera mi maldita respiración. Mis pensamientos no me dejaban en paz durante el día, mis pesadillas no me dejaban descansar durante la noche. Era una muerte viviente, no recordaba nada de las últimas semanas, como si hubieran pasado en una nube de niebla ante mis ojos.

Asesina.

Esa palabra parecía estar tatuada en el centro de mi frente, sentía que todos me miraban con desprecio, sabían lo que había hecho, sabían que era mi culpa, sabían que yo merecía haber muerto.

No él.

¿Por qué él?

Tosí, desesperada por lograr meter aire en mis pulmones. Mi garganta estaba cerrada y mi visión borrosa.

No quiero morir.

Soy egoísta, lo merezco, pero no quiero morir. Aun no. Por favor.

Me siento en el piso, apoyando mi cabeza en la pared y luchando por respirar. Por favor, Cass. Solo respira.

Puedo imaginar a Lando frente a mí, puedo sentir su tacto, oler su perfume y escuchar sus palabras susurradas en mi oído. No estoy sola, no tengo que estarlo, solo tengo que respirar.

Puedes hacerlo.

Inhala.

Exhala.

Respira, Cassandra.

─── ∗ ⋅◈⋅ ∗ ───

Jueves, 08 de febrero

No fui a la universidad, incapaz de si quiera salir de la cama.

Vienna no fue a trabajar y ayer llegó temprano por primera vez en semanas.

Seguimos sin hablar.

El sonido del timbre causa que suelte un quejido. ¿Quién podría ser un jueves a las 3 de la tarde? Mi primer pensamiento es que Vienna pidió comida, pero luego de unos segundos sin escuchar que salga de su habitación, supongo que no es para ella.

Me levanto con pesar, mis ojeras son inmensas y mi cabello esta hecho un desastre, no me molesto en arreglarme, quien sea que esté al otro lado de la puerta no podría interesarme menos justo ahora.

Cuando abro, lo último que espero ver al otro lado son esos rizos castaños, con ojos brillantes y una sonrisa tranquila.

Y aunque llevo semanas casi sin hablarle, e ignorándolo la mayoría del tiempo. No puedo hacer otra cosa que no sea abrazarlo; y antes de que me dé cuenta estoy llorando sobre su hombro. Porque no me había dado cuenta de cuanto lo necesitaba, aquí, conmigo, a mi lado y sosteniéndome. Prometiéndome que estaría bien.

Lando no duda en abrazarme también, entrando en el departamento y cerrando la puerta tras de él, dejando su equipaje a un lado y levántandome del suelo, con sus manos en mis muslos.

Mis piernas se enredan alrededor de su cintura y mis brazos alrededor de su cuello.

— Estás aquí. — Murmuro de forma entrecortada, sin poder creerlo.

— Claro que estoy aquí, rayito. No pensaba dejarte sola.

Creo que sus palabras solo consiguen que llore con más intensidad, pero la paz que me causa tenerlo junto a mí, abrazándome, es lo que llevaba anhelando por semanas.

— Lo siento, sé que he sido una mierda los últimos días, enserio lo lamento es solo que... mañana...

El piloto deja un beso en mi cabeza. — Shhh. Lo sé, Cass. Tranquila, ya lo sé. — Se sienta conmigo en el sillón, dejándome sobre su regazo y sin dejar de abrazarme. — Todo estara bien, ¿De acuerdo? Estoy aquí.

Asiento, convencida de que cualquier cosa es menos terrible con él a mi lado.

El sonido de una puerta abriéndose capta mi atención, levanto mi cabeza del hombro de Lando para ver a mi mejor amiga salir de su cuarto, lleva su pijama y sus ojos están rojos, sus mejillas manchadas con el rímel corrido y su cabello hecho un desastre. En cuanto ve a Lando abrazándome, su labio tiembla y una pequeña lágrima cae por su mejilla.

— Ven aquí, Vee. — Me gustaría decir que es mi voz la que la llama, pero de hecho es Lando quien la anima a acercarse, dejando de abrazarme con uno de sus brazos, para poder abrazarla a ella en cuanto se acerca al sillón.

Yo sigo en su regazo, y Vienna está sentada a su lado, nos abraza a ambas y acaricia mi cabello. Estamos en esa posición por lo que podrían ser horas o segundos, ambas lloramos y Lando simplemente nos abraza, como si eso fuera suficiente para resolver el dolor en nuestros pechos.

— Todo va a estar bien. — Promete el castaño, dejando un beso en mi frente.

─── ∗ ⋅◈⋅ ∗ ───

— Ve a darte un baño, rayito. Pediré algo de comer y estaré contigo en un segundo, ¿Bien?

Asiento ante las palabras de Lando, hace un rato que dejamos de abrazarnos, Vienna se ha quedado sentada en el sillón sin decir nada. Me alejó para ir a mi habitación, metiéndome en el baño.

Me meto en la bañera que llené con agua caliente, y a los pocos minutos Lando entra, me sonríe de forma suave y no tarda en meterse conmigo, apoyando mi espalda contra su pecho.

— ¿Quieres hablar de eso?

Niego. — No creo poder hacerlo sin llorar... Y estoy algo cansada de llorar después de estos días.

Sus manos acarician mis hombros. — Bien, lo entiendo.

— Tuve un ataque de pánico. Ayer, en la universidad. — No sé porque decido contárselo, pero cuando lo hago siento sus brazos envolverme, acercándome a él.

— Lamento no haber estado ahí, Cass.

Niego y beso el dorso de su mano. — Nada de que disculparse... Fue malo, pero logré controlarlo al final.

Asiente. — Te amo. Lo sabes, ¿No es así?

— Lo sé. — Una pequeña sonrisa se forma en mis labios, la primera después de varios días. — Yo también lo hago.

✯· ✧· ✧· ✧· ✯ 

Lando anunció hace unas horas que renovará su contrato con McLaren. Y me pareció que no podía hacer otra cosa más que celebrarlo con ustedes con una doble actualización sorpresa :)

Las cosas con Cass se están complicando un poco justo ahora, pero les prometo que todo se irá resolviendo pronto, tiene a Lando a su lado después de todo. También quise mostrar un poco más la pequeña relación entre Lado y Ver en estos últimos capítulos!! Espero que hayan disfrutado esas pequeñas escenas tanto como yo lo hice al escribirlas.

Gracias por leer!!! <33

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro