Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 69

✵ꕥ Cassandra Mueller –

A la mañana siguiente, Lando me convence de salir a dar un paseo; yo había planeado quedarme en mi habitación todo el fin de semana, ignorando el mundo exterior, pues no quería ir a la universidad o salir en este momento. Pero él me convenció, saber que él estaría a mi lado hacía todo un poco más fácil.

Mientras preparaba el desayuno y yo estaba sentada en el sillón, Vienna entró a casa; su pelo estaba desordenado y su maquillaje algo corrido, pero no parecía ebria, solo cansada. La miré confundida, no entendía que estaba pasando en su vida y ella se negaba a hablarme.

— ¿Tuviste una buena noche, Vee? — Pregunté en cambio, tratando de conseguir algo de información.

Asintió. — Lo normal. — Bostezó mientras caminaba hacia su habitación. — Estoy muy cansada, iré a dormir un poco, antes de tener que ir a la tienda de música. — Le dio un asentimiento a Lando, que no había hablado desde ella entró, y se dirigió a su habitación, cerrando la puerta detrás de ella.

— ¿Ella está bien? — Preguntó mirándome.

Suspiré. — No lo sé, desde que volví de Mónaco se pasa menos tiempo aquí, no llega a dormir varias veces a la semana y casi ya no habla conmigo. — Desvié mi mirada. — No sé que está sucediendo y ella no parece dispuesta a contarme.

Lando frunció el ceño. — ¿Desde Año Nuevo es que está actuando extraño?

Asentí, confundida; pero él no dijo nada más, solo se giro para poder terminar el desayuno, dejando el tema de lado.

Tomé un café y la mitad de un panqueque, y me sentía horrible. Lando me miraba preocupado y yo solo quería meterme en la cama y dormir hasta que todo se sintiera menos.

Los problemas estaban acumulándose en mi espalda y enserio sentía que el peso pronto me tumbaría. Cada bocado que había ingerido se sentía incorrecto, y aunque la parte racional de mi cerebro sabía que solo era yo autosaboteándome, no podía evitar que sucediera.

— Creo que quizás sería buena idea que nos quedáramos aquí por hoy. — Comentó Lando mientras se levantaba para recoger la mesa. — Podemos ver una película o algo.

Asentí. — Suena bien... ¿Te molesta si te espero en la habitación? — Me sentía mal por no ayudarlo con todo en la cocina, sobre todo porque él era el que estaba de visita, pero enserio necesitaba recostarme un rato.

Lando negó con la cabeza. — Claro que no rayito, te veré en unos minutos. — Dejó un beso en mi frente y yo me dirigí a mi habitación, tirándome en la cama apenas cerré la puerta; me envolví en las sábanas, cubriéndome por completo, y cerré mis ojos mientras trataba de no pensar en nada.

─── ∗ ⋅◈⋅ ∗ ───

✵༄ Lando Norris –

Cuando Cass salió de la cocina, me permití suspirar con algo de frustración al ver su plato de comida. Sabía que toda la situación con los rumores y nuestra pequeña pelea la habían estresado, y no podía evitar sentirme algo culpable por todo lo que sucedía; pero también había algo que me decía que no era solo eso, que algo más estaba sucediendo que tenía a la rubia tan preocupada.

Decidí no pensar en eso ahora, y me apresuré a tomar un nuevo plato, puse un par de panqueques con miel y arándonos, y serví una taza de café; me dirigí a la habitación del fondo, nunca había entrado antes; toqué la puerta y esperé hasta que una Vienna con mirada cansada y en proceso de desmaquillarse me abrió.

— Norris... ¿Qué sucede?

Aclaré mi garganta, no sabía porque, pero la mejor amiga de Cass siempre me había parecido algo intimidante. — Te traje esto. Supuse que quizás tendrías hambre. — Le mostré la comida y el café, y ella suspiró mientras se movía de la puerta, dejándome entrar.

— Puedes dejarlo en la mesa de noche. — Señaló un pequeño mueble junto a su cama y yo me apresuré a dejar la comida ahí.

Su habitación estaba completamente oscura, con las cortinas cerradas. La cama estaba deshecha y había ropa tirada por todas partes. No podía evitar pensar en lo que dijo Cass, sobre como la pelinegra parecía estar pasando por algo, sobre todo después de Año Nuevo.

Quizás no debería meterme, no es como si ella y yo fuéramos amigos... Pero usualmente no sé cuando callarme; así que me decidí a preguntar. — Charles estuvo aquí, ¿Verdad? Durante Año Nuevo.

Vienna, que me había estado ignorando, mirándose al espejo y concentrada en quitarse los restos de maquillaje, al fin volvió a mirarme, de hecho sus ojos cayeron sobre los míos en un segundo, y parecía sorprendida por mi pregunta. — Sí, por un par de días.

— Y, ¿Qué pasó entre ustedes?

Vienna se quedó en silencio por un par de segundos. — Nada, no sucedió nada entre nosotros... Porque no hay nosotros.

Decidí que era mejor quedarme en silencio, después de todo Vienna y yo no éramos cercanos, no podía culparla por no querer contarme sus problemas.

Pero antes de salir de la habitación la miré de nuevo. — Amo a Cass. — Dije con seguridad, captando su atención. — La amo porque es la persona más buena, auténtica y gentil que he conocido... Y ella te ama a ti. — Sonreí. — Estoy seguro de que una chica como ella, solo puede amar a personas maravillosas. Así que lo que sea que haya sucedido, o que esté sucediendo... — Suspiré y me encogí de hombros. — Solo recuerda que clase de persona eres, ¿Bien? Y si necesitas algo... Estaré en la habitación de al lado.

Vienna me miraba como si tratara de decidir si mis palabras eran reales o no, luego de algunos segundos una pequeña sonrisa se plasmó en su rostro, casi imperceptible. Asintió con la cabeza. — Gracias, Norris. — Sonreí al escuchar mi apellido, no recordaba una sola vez en la que la pelinegra me hubiera llamado por mi nombre. Asentí y me giré para poder dejarla a solas. — Ella también te ama. — Sus palabras hicieron que me detuviera. — Solo por si no lo recordabas. — Sonreí ante sus palabras y salí sin decir nada más, aunque con una sonrisa en mi rostro. Cerré la puerta detrás de mí y me dirigí a la habitación de la rubia.

Cuando abrí, Cass estaba metida en la cama, aunque eran apenas las 11 de la mañana, ella parecía lista para terminar el día. Me contuve de suspirar, frustrado por no saber qué estaba pasando, como mejorarlo. Estaba en un departamento con dos chicas que parecían estar en problemas, y ninguna parecía dispuesta a contarme como ayudarlas.

Me recosté junto a ella, y mis manos se posaron con cuidado en sus caderas, atrayéndola hacia mí con delicadeza; cuando no se opuso, coloqué su cabeza en mi pecho y acaricié su cabello, siempre había amado tenerla así, cerca de mí, justo a la altura de mi corazón; me preguntaba si ella notaba como empezaba a latir más rápido con su cercanía, o como mi pecho se tensaba al sentir su respiración cálida contra mi pecho.

Dejé un beso en su cabeza. — Te amo, rayito. — Murmuré, el ambiente parecía demasiado tranquilo como para arruinarlo hablando alto.

Su cuerpo se tenso contra el mío al escuchar las palabras, y fruncí el ceño ante su reacción. Esperé algunos segundos, a recibir una respuesta. Pero nunca llegó. Minutos después ella suspiró.

— Estoy cansada, Lando.

Su voz era un susurro, casi creía haberlo imaginado. Y ojalá fuera así, porque lo rota que sonaba su voz, y las pequeñas gotas que empaparon mi camiseta segundos después, confirmándome que estaba llorando, solo podían confirmarme que su cansancio iba mucho más allá de algo físico.

Y yo no sabía como salvarla.

─── ∗ ⋅◈⋅ ∗ ───

Todo el sábado, Cass se lo pasó en la cama. No se levantó para comer, y también negó cuando le ofrecí cocinar algo y llevárselo a la habitación; a cada segundo mi preocupación crecía, y no podía sentirme peor ante el hecho de que hoy, en un par de horas, tendría que irme a Woking, a la fábrica.

Era domingo por la mañana, Cass no despertaba aún, y yo la había dejado en la cama para poder cocinar algo. De alguna manera me sentía responsable no solo por Cass, sino por Vienna también; la pelinegra había salido ayer a trabajar, y no había regresado por la noche; Cass dijo que era algo habitual, pero no podía evitar preocuparme.

Preparé un desayuno simple y mientras estaba en la cocina, la puerta se abrió, dejando ver a la pelinegra con el mismo aspecto del día anterior. Decidí que no era buena idea preguntar, así que solo sonreí suavemente.

— Preparé huevos y jamón, por si deseas. También hay café.

Vienna asintió. — Iré a cambiarme... ¿Cass despertó?

— Aún no. — Negué con mi cabeza.

— Bien, ahora vuelvo. — Se metió en su habitación y yo serví dos tazas de café, junto con algo de lo que cocine en ambos platos.

Estaba nervioso, una cosa era estar con Vienna cuando Cass estaba conmigo, o con muchas más personas alrededor; pero esto, Vienna y yo, solos, comiendo... Se sentía muy íntimo, y yo me sentía como si fuera a conocer a los padres de Cass. Supongo que era lo más cercano, después de todo las chicas habían sido amigas por años, prácticamente familia, se cuidaban una a la otra; quizás solo me preocupaba la impresión que podría tener Vienna de mí.

Me obligué a calmarme cuando, minutos después, Vienna regresó con ropa mucho más cómoda y sin maquillaje; ambos nos sentamos en la mesa en silencio, y ella parecía dispuesta a quedarse callada durante el resto del desayuno, yo, por otro lado, no era capaz de cerrar la boca por más de quince minutos.

— ¿Cómo te fue en el trabajo? — Pregunté y desvié mi mirada a mi café.

Vienna suspiró. — Bien, hoy no iré a trabajar, estoy demasiado cansada, anoche fue... Pesado, como cualquier sábado.

Asentí y me quedé en silencio, pensando que otra cosa podría preguntar para mantener la conversación, pero la pelinegra se adelantó.

— Solo pregunta lo que quieres saber, Norris.

Mordí mi labio, intentando no reír; siempre me reía cuando estaba nervioso.

— ¿Sabes que le sucede a Cass? — Pregunté entonces, con algo de esperanza.

— No. — Su respuesta fue directa, y pensé que no diría nada más, pero segundos después habló de nuevo. — No ha querido contarme nada últimamente... Pero puedo suponerlo. — La miré interesado, esperando a que continuara. — Ella... Te contó sobre...

— Sí. — Vienna parecía estar pasándola mal como para simplemente pronunciar su nombre, así que preferí evitarle el problema y asentir.

Suspiró. — Bien, bueno... Su cumpleaños es- — Aclaró su garganta y desvió la mirada. — Era en un par de semanas.

Oh. Mierda.

Tragué saliva, tratando de pensar como responder a eso. — Lo siento, por... Lamento por lo que pasaste.

— Estoy bien. — Aseguró. — Ahora estoy... Bien, nada de que preocuparse. — Me sonrió, y aunque no la conocía podía asegurar que era falso, pero decidí no insistir.

— Puedo preguntar, ¿Cuándo era su cumpleaños?

Silencio. Por casi un minuto no dijo nada, y pensé que estaba ignorándome. — El 9 de febrero.

Asentí y me concentré en comer en silencio, ninguno de los dos parecía tener nada más que decir después de todo. El silencio no era incómodo, ambos parecíamos perdidos en nuestros pensamientos, demasiado ocupados como para hablar.

Necesitaba hablar con Zack y con Charlotte, necesitaba tener una reunión para cuadrar mis horarios en la fábrica y quizás quedarme un par de horas extra en el simulador esta semana. Así podría viajar el jueves, quizás, así el viernes 09 podría estar aquí... Quizás si entrenaba más podría convencerlos de quedarme hasta el domingo, solo un par de días, sabía que sería difícil y probablemente me lo negarían al inicio, pero tenía que encontrar la forma. Necesitaba estar aquí para ellas.

Poco después Vienna me ayudó a recoger, pero cuando quiso lavar los platos negué con mi cabeza. — Ve a descansar, yo no me pasé la madrugada trabajando.

Vienna puso los ojos en blanco, pero una pequeña sonrisa en su cara logró que yo también sonriera. — Eres mejor de lo que había imaginado, Norris.

Se fue a su habitación antes de que pudiera contestar, y yo solté una risa mientras ordenaba todo. Terminé y fue al cuarto de Cass, que seguía dormida, acurrucada entre las sábanas. Me recosté junto a ella y la abracé, dejando un beso en su mejilla.

— Rayito, despierta. En un rato más ya debo irme. — No quería dejarla, haría lo que fuera por poder quedarme un par de días más. Pero sabía que no podía hacerlo, menos si iba a querer viajar en un par de semanas.

Había deseado estar aquí el martes, para nuestro primer aniversario, cumplíamos un mes desde que le pedí que fuera mi novia en medio del mar. Pero con todo lo que estaba sucediendo, no pensaba que fuera buena idea alguna celebración, de hecho no podría si quiera culpar a la rubia si es que olvidaba la fecha, ¿Cómo podría? En este momento había cosas más importantes pasando en la vida de ambos.

Daba igual, estaba seguro de que tendríamos muchos más aniversarios para celebrar juntos. Ahora lo que más me importaba era estar a su lado, que ella estuviera bien.

✯· ✧· ✧· ✧· ✯ 

Un capítulo un poco lento, pero prometo que luego todo poco a poco se irá acomodando.

Gracias por leer!! <33

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro