Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 68

✵ꕥ Cassandra Mueller –

Pierre se fue un par de horas después, alegando que necesitaba empacar para su vuelo en la mañana. Me abrazó con fuerza antes de irse y dejó un beso en mi frente, haciéndome prometer que lo llamaría de inmediato si necesitaba algo.

Vienna me había escrito, luego de enterarse que Lando había venido y que de hecho ambos estábamos bien, su preocupación había disminuido y decidió no venir hoy a dormir, por lo que sabía, había empezado a verse con un chico del bar; así que varias noches las pasaba fuera.

Así que solo éramos Lando y yo.

Me apresuré en lavar los platos y como de costumbre el me ayudó a secarlos y guardárlos en un silencio cómodo. Ambos estábamos cansados, había sido un día que me dejó realmente exhausta, y todo lo que quería hacer era dormir abrazada al castaño. Charlotte había llamado hace un rato, al parecer el equipo de McLaren y el de RedBull habían tenido una pequeña reunión, en la que Max había dicho que se hiciera lo que Lando y yo viéramos por conveniente; y luego de una pequeña charla decidimos que negar las acusaciones sería darles más de lo que hablar o investigar, al igual que si las aceptaba, solo causaría más alboroto. Por lo que se quedaría como un simple rumor.

Entendía la decisión, pero no era realmente mi favorita. Aunque para ser justos, ninguna de las otras opciones sonaba alentadora. Mi teléfono se había mantenido en silencio desde la mañana, no quería recibir notificaciones sobre nada relacionado al tema, por ello, cuando lo tomé en la habitación, mientras estábamos por acostarnos, me sorprendí al encontrar algunas llamadas de parte de mi madre.

Suspiré y dejé un casto beso en los labios de Lando, para poder ir hacia la sala y salir al balcón. — Ahora vuelvo. — Le di una pequeña sonrisa y salí, marcando el número de mi madre.

Un par de segundos después, contestó. — Hola, Cass, ¿Cómo estás?

Mordí mi labio, hace mucho que había dejado de tratar de entender como me sentía respecto a mi madre. — Bien, mamá, ¿Y tú?

— ¿Qué a pasado? No hablamos hace algún tiempo y quería saber como te está yendo, ¿La universidad? ¿Amigos? ¿Tienes novio...?

Sí, no habíamos hablado desde la última vez que le mandé dinero. Y su tono de voz me dijo todo lo que necesitaba saber, de alguna forma, se había enterado de los rumores y las fotos; probablemente había buscado a Lando en internet y al ver el impacto que tenía había decidido llamar.

Genial.

— Todo esta bien, mamá. La universidad va bien y mis calificaciones son buenas, tengo un par de amigos. — Bien, le daría el beneficio de la duda.

Podía imaginarla sonriendo suavemente, como siempre hacía cuando no obtenía lo que quería, era su única manera de mostrar frustración, siempre tan cerrada y correcta para demostrar enojo. — Lo imagino, tu padre debe estar muy orgulloso.

— No habló con él hace meses. — Era totalmente cierto, el hombre se había tomado enserio lo de "Olvidar que tenía una hija" Porque no había recibido llamadas, mensajes o alguna señal de vida de su parte o de alguien conectado con él desde la última llamada.

— Oh, está bien. — Se quedó unos segundos en silencio, y pensé que podría despedirme alegando estar demasiado cansada, cuando habló de nuevo. — Tengo un novio, él es muy amable, ¿Sabes? Te caería genial; le conté de ti, y le gustaría conocerte.

— Eso es genial mamá. — Mordí mi labio. — Me alegra que hayas encontrado a alguien. — Era realmente sorprendente, desde el divorcio con mi padre no había salido con nadie de forma oficial, al menos dentro de lo que yo sabía.

— Sí... Había pensado que quizás, si te parece bien, podríamos ir a visitarte un par de días, ya sabes, para poder verte y que puedan conocerse.

Ahora no, porfavor, no ahora. — Claro, suena bien.

Silencio. — Lo sé, muero por verte. Pero cariño... Yo, no creo que pueda pagar por ambos pasajes, estás algo lejos, y había pensado que quizás...

Claro, por supuesto. — Déjame ver, ¿Si mamá? No tengo demasiado dinero por ahora.

Escuché su suspiro y realmente me contuve de decir algo más.

El silencio nos envolvió por un par de segundos antes de que ella hablara de nuevo. — Bueno, te dejaré descansar cariño.

— Descansa mamá. — Colgué antes de que pudiera despedirse, suspirando con frustración y cansancio. Este día enserio quería ponerme al límite.

Mi cabeza ya tenía demasiadas cosas encima, una posible visita de mi madre parecía sumarse a la pila de estrés que tenía; y no sabía si me sentía como una mala hija por querer mantenerla lejos.

Cuando entré en la habitación, Lando estaba revisando su teléfono ya metido en la cama; y lo familiar que se sentía todo me sacó una pequeña sonrisa. Me metí en la cama junto a él y lo abracé, sin decir nada. Él no tardó en apagar el telefóno y envolverme en un abrazo, acariciando mi cuello.

— ¿Está todo bien?

Y aunque podría haber dicho que sí, negué con la cabeza. — Era mi madre, al parecer tiene un novio... Y quiere venir a verme, con él, para que pueda conocerlo y verla a ella.

— Oh, eso es... — Sonreí divertida cuando conecté con su mirada cautelosa, como si estuviera tratando de decidir si era algo bueno o malo.

Suspiré. — Es una mierda. — Solté, causando una pequeña risa de su parte mientras juagaba con mi pelo.

— ¿No quieres que venga a verte? — Preguntó entonces; y en su voz no había nada de reproche o que intentara juzgarme. Simplemente curiosidad, tratando de entenderme.

Me encogí de hombros. — Mi relación con ella es... Complicada. Nunca nos hemos peleado ni nada, simplemente se fue enfriando con los años, te lo conté cuando te hablé de... — Lando asintió, sabiendo a que me refería y evitándome tener que decirlo, cosa que agradecí. — Dejamos de vernos por un tiempo, cuando estaba demasiado hundida como para recordar que tenía una hija. Tristemente le tomó más tiempo del que esperaba, y cuando trató de reconectar yo ya era una adolescente con opiniones y problemas, digamos que en mi pequeña burbuja no había demasiado tiempo para una madre ausente que quería reaparecer en mi vida. Luego de eso fueron muchos meses de silencio seguidos de días de emoción y compromiso por su parte... Y luego silencio de nuevo.

Lando escuchaba, acariciando mi cuello y asintiendo con su cabeza cada pocos segundos.

— No es una mala madre. Tampoco puedo decir que es la mejor... Pero está ahí, ¿Sabes? Y supongo que de alguna manera me gusta la idea de saber que está ahí sin que sea parte de mi vida realmente. Como un punto medio. — Mordí mi labio, tratando de encontrar las palabras para explicarlo. — Es solo que, pasé tanto tiempo acostumbrándome a su ausencia, que al final, no pude entender como reincorporarla en mi vida. Es como si estuviera tan familiarizada con esa relación lejana con ella, que no fuera capaz de abrirle un pequeño espacio.

— Tiene sentido. — Dijo él, quedándose en silencio un par de segundos. — No es tu culpa, ¿Sabes? Aprendiste a sobrellevar las cosas a muy corta edad, lo hiciste de la mejor forma que pudiste y nadie puede reprocharte que ahora sea difícil dejarla ser parte de tu vida.

Asentí, aliviada de que él me entendiera y no me juzgara; aunque para este momento ya debería estar acostumbrada, porque, ¿Cuándo me había juzgado él?

— Aún así creo que quizás sería bueno que viniera y te viera. Ya sabes, tu nuevo estilo de vida, independiente, estudiando... — Se encogió de hombros. — Puede que esté equivocado, pero quizás te ayudaría a conectar tu vida del presente con tu relación con ella en el pasado, si es lo que quieres, claro.

Y tenía razón. Traerla de visita no era garantía de nada, era como una prueba y error. Se sentía como si la trajera aquí y le dijera "Mira, esta es mi vida ahora, puedes decidir si te agrada o no."

Pero había un problema más. — Ni si quiera puede pagarse los boletos de avión de cualquier forma.

Lando frunció el ceño. — Cass, sabes que yo podría...

— No. — Respondí de inmediato. No había tenido problemas con él regalándome cosas o pagando nuestro viaje, al inicio quizás me había causado inseguridad que él pensara que solo salíamos por su dinero, pero lo habíamos hablado y ahora era capaz de aceptarlo. Pero que pagara esto era distinto, no quería que lo hiciera. Quería que pasara lo que pasara si mi madre venía a verme, fuera enteramente mi responsabilidad.

Era tonto, si lo pensabas, pero algo dentro de mí necesitaba saber que, si todo salía mal, Lando no tenía nada que ver, ni si quiera en algo tan insignificante como era pagar los boletos de avión que la trajeron aquí.

El castaño suspiró, pero aceptó en silencio y dejó un beso en mi cabeza.

Necesitaba cambiar de tema. — ¿Sabes? Últimamente hemos hablado de muchas cosas en mi vida, pasado, presente... Pero nunca nos hemos sentado a hablar sobre ti, sobre cosas malas o importantes que hayan pasado. ¿Por qué?

El me miró confundido y luego sonrió. — No lo sé, supongo que nunca se presentó la oportunidad... ¿Qué quieres saber?

Y era tan fácil, como si Lando fuera transparente, simplemente se sentaba y sonreía mientras me ofrecía la posibilidad de ver a través de él, de preguntar lo que quisiera con la certeza de que obtendría una respuesta, incluso si no era su tema favorito. A veces, deseaba ser un poco más como él, no podía evitar pensar que la mayoría de pequeñas discusiones a lo largo de nuestra relación eran causadas por mi culpa.

Suspiré, tratando de dejar esos pensamientos de lado y centrarme en la conversación que teníamos por delante. — ¿Cómo es la relación con tu familia?

Lando sonrió, como siempre que hablaba de ellos. — Es buena. Hemos tenido peleas a veces, sobre todo entre mis hermanos... Pero por lo general amo estar con ellos, aunque sea un poco caótico y desordenado, se siente como si fuera un adolescente de nuevo, cada que vuelvo a casa. — Su sonrisa estaba intacta. — Después de todo mi habitación en casa de mis padres no ha cambiado desde que tenía como... 16 probablemente. — Rió y yo no pude evitar imaginarme como había sido un Lando a sus 16. — Cisca es la menor, y de alguna forma siempre me sentí más protector con ella, aparte de que siempre disfruté de su compañía; sin importar que fuera la más pequeña, siempre podía hablar con ella con libertad, sobre casi cualquier tema. Oliver estaba demasiado concentrado en molestarme como para realmente prestarme atención, y Flo siempre ha sido más reservada. Así que Cis fue con la que más tiempo pasaba... Cuando no estaba jugando o peleando con Oliver, claro.

Me reí mientras escuchaba pequeñas anécdotas sobre él y sus hermanos.

— ¿Y tus padres?

Su sonrisa creció. — Mamá y papá... — Suspiró. — Mamá es en definitiva la que está a cargo, creo que incluso papá le tiene algo de miedo cuando está enojada. — Rió. — Él es más callado, no habla demasiado a menos que sea necesario, mi madre da las órdenes y el los consejos. Durante mi adolescencia usualmente ella era la que nos castigaba y mi padre el que entraba a nuestras habitaciones para poder escuchar nuestro lado de la historia y hacernos entender que hicimos mal. Aunque ella nunca fue injusta, quizás una o dos veces. — Se quedó en silencio, quizás recordando algo. — Lo que ellos tienen... Creo que es el mejor ejemplo de una relación, se conocen tan bien, Cass, son capaces de comunicarse tan solo con mirarse, como si las palabras no fueran necesarias para entenderse el uno al otro; y papá siempre sabe que es lo que mamá necesita sin tener que pararse a pensarlo si quiera. Llevo toda mi vida viéndolos, y es todo a lo que espiro algún día.

Dejé un beso en su mejilla, y acaricié su mano mientras lo escuchaba.

— Es todo a lo que aspiro contigo. — Dijo entonces, casi en un susurro, como un suspiro que se mezclaba con el aire de la habitación, algo frío por la noche.

Mi corazón se saltó un latido y me apresuré a unir nuestros labios, ambos sonriendo ante la simple idea de una vida juntos. Sí, sonaba genial.

Hablamos un poco más de su familia, hasta que una nueva pregunta vino a mi mente. No era algo que hubiera pasado demasiado tiempo pensando, pero si había cruzado mi mente un par de veces, y supuse que la única manera de obtener respuestas era preguntando.

— Oye ricitos...

— ¿Sí? — Preguntó relajado.

— No tienes que responder si no quieres. — Aclaré en primer lugar, quería dejar eso en claro. Yo me había tomado mi tiempo para contarle las cosas, y el tenía derecho a tomarse su propio tiempo también. — Pero me gustaría preguntar sobre... — ¿Cómo lo ponía en palabras sin que sonara demasiado agresivo? — Sobre tus antiguos compañeros, ya sabes, lo que pasó.

— Oh. — Su ceño se frunció, pero no en enojo, parecía más algo parecido a la concentración, como si tratara de organizar sus pensamientos y planear que debía de responder a eso. — Bueno, ellos... Se fueron, ya sabes. — Trató de reír, aunque claramente no había diversión en su voz. — Es algo complicado, el mundo del que soy parte es... Competitivo, y tienes que pensar en ti mismo porque a la larga nadie más lo hará, ¿Sabes? Incluso si tu compañero es tu mejor amigo, también es tu mayor rival, y cuando estás compitiendo, en el momento en el que subes a la monoplaza, no puedes no ser egoísta, incluso si algunos pilotos lo demuestran menos que otros, todos lo somos.

Esta ves fue mi momento de escucharlo, así que solo asentí y acaricié su clavícula, escuchando los latidos de su corazón contra mi oreja.

— Cuando Carlos dijo que se iría, mis sentimientos fueron... No lo sé, estaba feliz por él como su amigo, es decir estaba yendo a un equipo mejor y creciendo en su carrera; pero como su compañero me sentí traicionado, aunque de forma racional supiera que no era así, no podía evitar sentir que me estaba abandonando a mí. Y luego, está la parte que no comparto con nadie... — Sonrió suavemente. — Pero como piloto me sentí... Impotente, ante la idea de él consiguiendo una oportunidad que lo pondría un paso más por delante de mí, cuando siempre solía estar delante de mí. Cuando yo era el que aprendía de Carlos, porque él tenía más experiencia, más técnica... Y ahora tendría un "Mejor equipo". — Se encogió de hombros. — Fue el lado egoísta de mis pensamientos, y no me siento orgulloso de eso, ¿Sabes? Y pronto me di cuenta que no era justo, para ninguno de los dos, yo era y soy feliz en McLaren, así que no tenía razón para sentir envidia porque Carlos se fuera a Ferrari.

Asentí, entendiendo a que se refería, era increíble como podía entender todas las cosas que él había sentido, como todas parecían tener sentido a su manera.

— Y luego él y Charles empezaron a ser como, muy buenos amigos, cercanos. Frente a la prensa y detrás de cámaras, y no pude evitar sentirme algo herido, como si fuera un adolescente celoso, era patético. — Bufó. — Recuerdo cuando vi esa entrevista donde Carlos decía que él y Charles eran un equipo, que no cambiarían de escudería, porque eran los dos "Juntos o nada". — Citó con sus dedos haciendo comillas imaginarias. — Todo lo que podía pensar era, ¿Que había hecho yo mal para no merecer la misma importacia? ¿Por qué la idea de dejarme a mí para crecer era más viable que la de dejar a Charles? No lo sé, recuerdo que por semanas no le dirigí la palabra al monegasco, como si el fuera el culpable de todo el mal en el mundo o algo. — Se burló.

Yo no pude evitar reír también, aunque lo entendía, la simple idea de Vienna dejándome y luego encontrando a alguien más me daba nauseas.

— Cuando aprendí a aceptar que Carlos podía ser mi amigo sin ser mi compañero, y que nuestra amistad no había cambiado por su nueva amistad con Charles, todo fue más fácil... Y luego llegó Daniel. — Suspiró. — Fue fácil, una amistad con él, es una persona tan enérgica y optimista, y siempre te hace reír. Pasar tiempo con él es pasar el tiempo riendo, y es tan fácil tomarle cariño. — Se quedó en silencio algunos segundos. — Pero la preferencia del equipo era obvia, y sus resultados no eran lo que ellos esperaban; creo que pude ver como su salud mental se deterioraba, y me mataba, saber que yo llegaba cada día y recibía buenos deseos, felicitaciones y un golpecito en el hombro cuando no salía como esperábamos; mientras que él recibía miradas juzgadoras y de decepción. No lo sé, en parte me sentía culpable por recibir algo mejor que él, como si no lo mereciera. Luego entendí que si lo merecía, el problema es que él también lo hacía, pero que no lo obtuviera no era culpa mía, salía de mi control.

— Por supuesto que no era tu culpa. — Tuve que interrumpirlo, porque enserio sentí que era importante dejar eso en claro. — Jamás va a ser tu culpa como las demás personas tratan a alguien, ricitos; y no porque tu recibes un mejor trato significa que eres un cómplice o algo por el estilo.

El sonrió ante mis palabras y asintió. — Ahora lo sé... como sea, cuando Daniel se fue, fue un sentimiento agridulce; me sentía aliviado de que al fin podría salir de ese ambiente tóxico para él, que podría encontrar un lugar donde lo trataran como se merecía... Pero también me volví a sentir abandonado, y me sentía tan enojado. — Admitió. — Era como si no pudiera enojarme porque yo recibía todo el apoyo, pero a la vez los odiara a todos por no ser buenos con Daniel también... Sentía que estaba entre la espada y la pared.

Ambos nos quedamos en silencio un par de minutos, cada uno perdido en sus pensamientos, hasta que Lando se rió de forma suave.

— Así que ahora, siempre que tengo algo buena me da miedo que lo pierda, o que esa persona, por mucho que me haga bien, quizás la esté pasando mal a mi lado, o a mi costa. — Admitió. — No lo sé, Cass, quizás estoy más jodido de lo que tu pensabas.

Me alejé de él, sentándome en la cama para que pudiera mirarme fijamente, tomé una de sus manos y la presioné entre las mías. — Escúchame Lando Norris. Te amo, te amo con tus actitudes inmaduras, tu risa escándalosa y tus chiste malos. Te amo cuando estás de mal humor y te vienes abajo por un mal resultado en una carrera. Te amo por las mañanas cuando estás frustrado por tener que levantarte y te amo cuando te sientes inseguro por algo. — Me acerqué un poco a él, sin separar nuestras miradas. — Soy la persona menos indicada para juzgar cualquiera de tus problemas, y me alegra que los hables conmigo y me expliques como te sientes. Amo escucharte hablar, cuando sonríes y te emocionas por algo; pero también quiero escuchar lo malo, lo frustrante y lo que da miedo. ¿Sabes por qué? Porque es parte de ti, y quiero conocer y aprender a amar cada parte de ti.

Lando envolvió sus brazos alrededor de mi cintura y me atrajó hacia él, literalmente arrojándome sobre su pecho para besarme con fuerza.

— Te amo Cassandra.

Sonreí al escuchar mi nombre con su voz algo ronca. — Te amo más, Lando.

✯· ✧· ✧· ✧· ✯ 

Bueno, sentí que era necesario ver también el lado de los problemas de Lando; intenté basarme en "hechos reales" sobre las cosas que como fans sabemos que pasamos, y trate de explicar cómo es que podría sentirse de la mejor forma posible. 

Espero que les haya gustado! 

Gracias por leer <33 

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro