Capítulo 64
✵ꕥ Cassandra Mueller –
Lando me mira en silencio, no ha dicho nada en todo este tiempo, solo ha tomado mi mano y me ha dejado hablar, me ha dejado llorar y tomar pausas cuando lo necesitaba. No presionó, solo se limitó a escucharme.
Me había quebrado, por lo que lograba recordar, la última vez que había contado mi vida tan a detalle había sido en terapia, y eso había sido antes de... lo de Nick. Así que nunca había hablado de nadie con eso, y no se sentía mal, simplemente era difícil.
Las palabras "yo lo maté" habían salido de mi boca como si fueran una verdad absoluta; por mucho que Vienna y yo misma había tratado de convencerme y aceptar que no fue mi culpa, muy dentro de mí seguía sintiéndose como si lo fuera. No pensaba que fuera capaz de dejar esa sensación atrás, nunca.
Lando puso su mano en mi mentón, obligándome a mirarlo. — ¿En qué estás pensando?
— Tengo miedo. — Acepté sincera, él solo me miró, esperando que me explicara, así que suspiré mientras ordenaba las palabras en mi cabeza. — Cuando tu... Cuando dijiste "te amo" hace unos días, no sabías nada de esto; y creo que me aterra que hayas dicho eso porque amabas solo una parte de mí. — Tragué saliva. — Porque no me conocías realmente, al menos no todo de mí.
Lando no había dejado de mirarme, directo a los ojos, como si no tuviera nada que ocultar cuando me respondió. — Ahora la conozco. Esta parte de ti que te asustaba, la conozco... Y sigo amándote.
Lo miré sorprendida. Porque era realmente difícil de creer que alguien como él pudiera amarme con toda mi mierda.
— ¿Sabes? La primera vez que te vi me pareciste la chica más hermosa y deslumbrante que había visto. — Murmuró entonces, me tomó entre sus brazos, obligándome a sentarme en su regazo, acariciando mi espalda mientras yo escondía mi rostro en su cuello. — Brillabas, entre tanta gente te robabas la atención, era incapaz de dejar de mirarte. Eso fue lo que me atrajo de ti, no poder despegar mi mirada. — Suspiró. — Pero luego te conocí, y tu carácter, tu mal humor y tu risa fueron lo que me causaron curiosidad; cada persona tiene su mierda Cass, sabía que tu también lo hacías, pero no tenía ni idea de lo... Profunda que era. — Sus dedos dibujaban círculos imaginarios en el dorso de mi mano, que no había soltado hasta ahora. — Creo que eso fue lo que hizo que me enamorara de ti. Porque cada vez que descubría algo nuevo sobre ti, me daba cuenta que no eras solo hermosa por fuera, sino que por dentro eras una mujer decidida, fuerte y compasiva; no hay nada que me guste más de ti que tu poder para pasar por las cosas más horribles, y aún así ser capaz de amar y sonreír con la intensidad con la que lo haces.
Sentí como me aliviaba. La posibilidad de que él me dejara luego de enterarse de todo había estado presente en mi mente todo este tiempo; pero él no parecía dispuesto a hacerlo.
— Es lo más increíble de ti, realmente sorprendente. — Susurró. — Haz pasado por cosas que nadie más debería de pasar, y aún así estás aquí, dejándome abrazarte y aceptando mi amor. Sé lo difícil que es hacer eso en general, no me imagino como deber ser para ti. Pero quiero que sepas, que no tengo ningún problema con pasar cada día recordándote lo mucho que te amo, lo fuerte y maravillosa que eres; y más importante... Quiero pasar cada día de mi vida recordándote que No fue tu culpa. Que mereces estar aquí y que mereces ser amada.
Estaba llorando. Otra vez. Porque era cierto, no había tenido que decirlo para que el lo supiera. Sí, pensaba que no me merecía haber salido casi intacta de ese accidente, por meses me había culpado y pensado que debí de ser yo.
Llevaba meses torturándome con eso. Incluso sin darme cuenta me había alejado de la gente porque no sentía que mereciera sentirme amada. Llevaba meses castigándome por algo que dentro de mí pensaba que era mi culpa.
Y había llegado Lando.
Con sus sonrisas, sus bromas y su energía. Me había querido desde el primer momento y se había enamorado de mí.
El me amaba.
— Te amo, Cassandra. — Dijo serio. — No a pesar, de las cosas malas. Sino gracias a ellas.
Me removí en su regazo para poder mirarlo, sin importarme que mis ojos debían de estar rojos e hinchados, lo miré como lo que era, la persona que amaba. Me acerqué para besarlo y lo abracé con fuerza. — Eres la mejor persona que tengo en este mundo, y te amo, Lando. Gracias por salvarme.
─── ∗ ⋅◈⋅ ∗ ───
Lando me obligó a llamar a Vienna para poder decirle que estaba bien, y darme un baño mientras él iba a comprar comida para poder cocinar algo.
Se había encargado de llenar la bañera, que era mucho más grande de lo que necesitaba, y no se había ido hasta que no me había visto metida en ella; me dolía la cabeza y estaba hinchada por llorar, pero al menos ya no sentía ese peso en mi pecho.
Luego de algunos minutos en los que simplemente disfruté el silencio, me decidí a llamar a Vienna.
— Hola Cass. — Respondió precavida, habían pasado horas desde que me llamó para decirme sobre el artículo. — ¿Está todo bien?
— Le conté. — Dije de repente, directa. — Sobre Nick, sobre todo. Se lo dije.
Vienna se quedó en silencio, supuse que no sabría que decir. — ¿Necesitas que vaya? ¿Quieres volver a casa? ¿Dónde esta Lando? Lo golpearé si te dijo algo o-
Me reí, incluso con todo lo malo de la situación, me fue imposible no reírme con algo de ternura por la preocupación de Vee. — Reaccionó bien, Vee. Mejor de lo que yo misma esperaba de hecho. Me dejó tomando un baño y fue a comprar cosas para poder cocinarnos algo.
Escuché como mi mejor amiga suspiraba, aliviada. — Bien. No quería tener que lidiar con un asesinato siendo tan joven.
Ambas reímos, era obvio que a las dos nos tensaba el tema, pero aún así éramos capaces de bromear y quitarle algo de hierro al asunto.
— Entonces... ¿Está todo bien?
Esta vez la que suspiró fui yo. — Yo... No lo sé. Aún tendremos que hablar sobre que sucederá ahora, probablemente debamos enfrentar a la prensa... Pero entre ambos las cosas están bien, aunque es algo extraño.
— Bueno, ambas sabíamos que las cosas no podrían seguir como antes, pero eso no significa que el cambio sea malo. — Asentí, de acuerdo con ella. — Me alegra que hayas encontrado a alguien bueno para ti, Cass. Te mereces ser amada.
Sonreí, sus palabras siempre eran lo que necesitaba escuchar. — ¿Cómo estás tú? — Pregunté cambiando algo de tema.
— Bien, tranquila, no he hecho mucho ya sabes.
— ¿Vee? No había la cerveza que pediste pero-
Me sorprendí. — Vienna, ¿Ese es Charles?
— Bien, te llamo luego Cass, adiós.
Colgó sin responder, y miré el teléfono confundida antes de soltar una carcajada. La maldita me debía muchas explicaciones.
Lando llegó poco después de que yo me hubiera cambiado y peinado, seguía viéndome terrible, pero al menos ya no parecía un muerto viviente. Había trenzado mi cabello, porque así ya no parecía tan desastroso.
Fui a la cocina y dejé un beso en la mejilla del castaño, que me miró con una sonrisa.
— Había pensado que podríamos quedarnos aquí por hoy, y quizás salir a que conozcas un poco de la ciudad mañana.
Asentí. Mañana era viernes, y el domingo yo debía regresar a Inglaterra, para empezar clases el lunes. Sabía que Lando también volvería a entrenar, pero no sabía si se quedaría en Mónaco o si iría a Woking, a la fábrica.
— ¿Sabes si Charles está aquí en Mónaco? — Pregunté entonces.
Lando frunció el ceño. — La verdad no tengo ni idea, no habló con él desde Año Nuevo... ¿Por qué?
Asentí. — Curiosidad.
Él no dijo nada, se centró en cocinar lo que sea que se le hubiera ocurrido, yo preferí sentarme en el sillón de la sala a esperar; no queriendo interrumpirlo. Una parte de mí quería abrir mis redes sociales y revisar todo, la curiosidad me mataba. Pero estaba casi segura de que la mayoría no serían cosas lindas, y no quería exponerme a eso cuando el día ya había sido lo suficientemente demandante mentalmente.
─── ∗ ⋅◈⋅ ∗ ───
✵༄ Lando Norris –
Cuando era niño, nuestras navidades eran de mis épocas favoritas del año, todos estábamos en casa y mis abuelos iban a visitarnos; llevaban tantos regalos que era realmente increíble que cupieran en la casa. Tíos y amigos de mi padre también enviaban regalos. Recuerdo ir cada mañana y contar cuantos eran míos, manteniéndolos cerca para poder tomarlos cuando fuera el momento.
Estaba tan emocionado por lo que podrían regalarme... Y luego, después de todas las cosas geniales de mis padres y mis abuelos, había regalos que eran algo aburridos para un niño. Cosas como calcetines y ropa; mi madre siempre me enseñó a ser agradecido, pero no podía evitar la decepción.
Creo que ahora me sentía así. Había estado esperando por tanto tiempo, ansioso por saber y descubrir más de Cass, que cuando al fin lo había conseguido, todo lo que deseaba es no haberme enterado nunca.
No por decepción. Si no porque una parte de mi cerebro, estaba convencida de que si ella no me lo hubiera contado, quizás, solo quizás, lo haría menos real.
Necesitaba creer que no era real, necesitaba aferrarme a la idea de que la persona que más amo, no había pasado por cosas tan horribles sola. Desearía haber estado para ella, lo cual es tonto porque ni si quiera la conocía, pero realmente haría cualquier cosa que pudiera para regresar el tiempo y haber estado a su lado, abrazándola, sosteniéndola, amándola.
Al menos ahora estaba aquí, no podía cambiar el pasado, su pasado, pero era parte de su presente y planeaba ser parte de su futuro. No creía en cosas como el destino, creía que a veces cosas malas pasaban y cada uno decidía como responder a ellas. Yo decidía mantenerme a su lado, amándola cada día; asegurándome de que supiera con certeza que, sin importar que, siempre me tendría; en las buenas y en las malas.
Así que eso estaba haciendo, había cocinado, había sonreído y la había sostenido. Cuando había oscurecido me había asegurado de que se metiera en la cama y la había abrazado.
Ahora, mientras escuchaba su respiración contra mi pecho, por fin me estaba permitiendo pensar en lo que había sucedido. Todo el día me lo pasé preocupado por Cass, porque contar algo como eso, haber pasado por algo como eso... Solo necesitaba asegurarme de que ella estaba bien.
Pero ahora podía permitirme pensar en mí, en como me afectaba la situación, como nos afectaría a nosotros.
Necesitaba hablar con alguien, necesitaba un consejo, algo que me ayudara a entrar en razón. Pero no podía, no podía pedir ayuda sin contar lo que pasaba, y no era justo, no me correspondía a mí hacerlo, no cuando era la historia de Cass.
Entonces recordé que había alguien que ya la conocía.
Dejé a Cass en la cama, con cuidado de no despertarla, cubriéndola con las sábanas para que no sintiera frío, y me dirigí a la sala, tratando de no hacer ningún ruido. Ya sentado en el sillón, tomé mi teléfono y marqué su número. No era realmente tarde, así que esperaba que respondiera.
— Hey Lando, ¿Cómo estás? — Su voz me recibió con el típico tono despreocupado y alegre, y su acento algo marcado.
Sonreí, porque dentro de todo lo que pasaba, me alegraba tener personas a quien llamar, para cada situación, sabía que contaba con alguien. — Charles, ¿Tienes un momento?
— Claro, yo... — Escuché como se alejaba y alguien reía de fondo, pero decidí no preguntar. Pocos segundos después me habló de nuevo. — ¿Qué sucede?
Suspiré. — Tú sabes sobre Nick, ¿No es así? — Pregunté directo.
— Yo... Sí, lo sé. — Admitió. — Me lo contó Vienna pero, no puedo decírtelo Lan.
— Ya lo sé... Cass habló conmigo, me lo contó. — Me quedé en silencio unos segundos. — Solo necesitaba hablar con alguien, pero no se lo podía contar a nadie y recordé que tu sabías así que...
— Bien. Te entiendo, yo me sorprendí mucho pero... No lo sé, también traté de pensar en como debieron de sentirse ellas, ambas. — Suspiró. — Perder un amigo es... Creo que es de las cosas más duras por las que alguien puede pasar Lan.
— Lo sé. — Recordé que el monegasco hablaba desde la experiencia, pero elegí no mencionarlo, nunca había sido un tema del que le gustara hablar. — Trato de estar para Cass, siempre, no pienso dejarlo ahora, no es lo que trato de decir solo... Solo no sé como seguir luego de esto.
— Como si nada. Sigues ahí y le das la seguridad de que nada ha cambiado, de que no la juzgas ni te importa menos. — Esta vez el suspiró. — Probablemente esta muy asustada, por la simple idea de perderte, así que simplemente demuéstrale que no es así.
Asentí, aunque no pudiera verme. — Le demuestro que la amo.
— Sí, lo haces. Porque vale la pena, ¿O no? Cada risa, cada tarde juntos... Vale la pena tenerla a tu lado, así que luchas por eso.
Su voz disminuía con cada palabra, causando que yo sonriera. — ¿Seguimos hablando de mí y de Cass?
Charles carraspeó. — Claro... Oye Lan, ¿Te puedo llamar luego?
Me reí. — Solo si prometes contarme cuando llames.
Charles también rió. — Lo haré... Cuídala ¿Sí?
Asentí. — Lo haré.
Colgué la llamada y me quedé un par de segundos más revisando mi teléfono, tenía muchos mensajes y notificaciones en redes sociales como de costumbre. Traté de ignorar la mayoría y centrarme en contestar mensajes de amigos y algunos de Cisca, que me había escrito preocupada luego de ver todos los artículos y fotos. Le aseguré que todo estaba bien y lo estábamos manejando, aparte de prometerle que la llamaría mañana.
Luego de tomar un vaso de agua regresé a la habitación. Mi cuarto siempre había sido uno de mis lugares favoritos en Mónaco, había sido la primera vez que algo era mío, había comprado el departamento 100% con mi dinero y había decorado mi habitación solo. Sin embargo, nunca se había sentido más como un hogar, que ahora, con Cass descansando sobre mis sábanas; con su equipaje a un lado de la ventana, sus zapatos en el suelo y su ropa en una silla.
Se sentía como algo de ambos. Y la sensación cálida en mi pecho me hizo sonreír.
✯· ✧· ✧· ✧· ✯
Necesito alguien que me cuide como Lando cuida de Cass.
Espero que les haya gustado!! No olvide votar y comentar. Gracias por leer <3
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro