Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 61

✵ꕥ Cassandra Mueller –

La noche pasó rápido, cuando terminamos de comer y volvimos a la azotea ya había mucha mas gente, la música era alta y las bebidas rondaban por todo el lugar.

La mano de Lando estaba en mi cintura, manteniéndome cerca de el entre toda la gente que se amontonaba para celebrar la última noche del año.

— ¿Te traigo algo de beber? — Me preguntó susurrando en mi oído por todo el ruido, cuando llegamos a una pequeña mesa.

Asentí. — Una cerveza. — No tenia intenciones de embriagarme, al menos por ahora, luego que dieran las doce... Ya veremos que pasa.

Lando se fue y volvió un par de minutos después, con dos cervezas en su mano; le sonreí en agradecimiento y no tarde en llevar el líquido a mis labios.

— ¿Cual es tu tradición de Año Nuevo?

El castaño se encogió de hombros. — Solemos viajar con mi familia, a lugares pequeños y tranquilos, aunque tratamos que sea un lugar en el que ninguno haya visitado antes... — Se rió. — Es un poco difícil considerando que lo mucho que yo viajo, pero... Bueno, si. Cenamos algo diferente cada año y esperamos a las doce, y luego, no lo sé.

Lo escuche con atención y lo mire sorprendida. — ¿No uvas?

— ¿Uvas?

— Ya sabes, cuando dan las 12 tienes que comer 12 uvas en ese minuto y pedir deseos.

El me miro como si estuviera loca. — No se de que estás hablando.

Increíble. — Con que clase de persona estoy saliendo. — Bufé haciéndolo reír. — Tenemos que hacerlo este año.

No lo dejé decir nada, sino que me dirigí a las escaleras, quizás en el piso del restaurante tuvieran frutas, sino, iría a alguna tienda cercana, esperaba que siguieran abiertas.

Lando me siguió divertido. — Cualquiera diría que ya estas ebria.

— Es una tradición famosa ricitos, solo que tu eres raro. — El se rió y yo puse los ojos en blanco. Que falta de cultura.

Lando me siguió fuera del edificio, ya que no tenían lo que necesitaba, de hecho me habían mirado como si estuviera loca cuando pregunte. Camine por las calles hasta encontrar un supermercado abierto, aun faltaban algunas horas para el Año Nuevo, y supuse que querían trabajar hasta tarde. Entré y busqué un paquete de uvas, no demasiado grande; Lando me miraba con diversión todo el tiempo, como si no pudiera creer que hubiera salido de una fiesta para vagar por una ciudad desconocida para comprar uvas.

Si lo dices así, si sueno un poco loca.

Compre las uvas y le deseé un feliz año nuevo a la chica que nos atendió. Se había pasado todo el tiempo mirando a Lando, y no sabia si era simplemente porque mi novio era jodidamente guapo o porque lo había reconocido.

Que lindo suena. Mi novio.

Regresamos a la fiesta, y me acerqué a la barra para pedir nuevas bebidas, esta vez algo más fuertes.

Lando me tomó de la mano cuando dejé las bebidas y las uvas en la mesa, acercándome a el para besarme.

— Eres la persona más rara del mundo. — Se rió y unió nuestros labios.

Le seguí el beso divertida; quizás tenía razón, quizás era muy extraña.

— Igual me quieres. — Aseguré.

El asintió. — Es una de las cosas que me hace enamorarme cada día más de ti.

No puede soltar eso de la nada y esperar que no reaccione.

Mi cuerpo me traiciona y mis mejillas se tiñen de rojo, causando que Lando se ría de mi de nuevo.

— ¿Como funciona esto? — Me pregunta cuando faltan pocos minutos para la medianoche.

La fiesta empezó a encenderse hace poco, la música subió su volumen y las personas empezaron a bailar y beber sin control; Lando y yo nos habíamos mantenido al margen por ahora, conversando y admirando las vistas.

— Cuando sea la medianoche, brindas y luego tienes hasta las 12:01 para comer las 12 uvas, cada una es un deseo.

El asintió, prestándome atención. — Suena simple.

Me reí. — Claro, no serás capaz de comerte las 12, lleva años de práctica. — Contesté orgullosa.

El me miró como si lo estuviera desafiando, lo estaba haciendo después de todo. — Ya veremos.

Solté una carcajada, estaba segura de que no lo conseguiría. Dejamos la discusión y en cambio me abrazó, atrayéndome hacia él, sus brazos rodeaban mi cuello y mi espalda estaba apoyada contra su pecho. Sus labios dejaban pequeños besos en mi cuello, de forma desinteresada mientras mirábamos la ciudad.

— ¿Estás lista para un nuevo año?

— ¿A tu lado? Claro. — Sentí como se congelaba, y me asusté de haber dicho algo incorrecto, quizás demasiado intenso.

Antes de que pudiera sobrepensarlo, el me giró, para que pudiera verlo a los ojos. Brillaban, como tanto me gustaban.

— ¡DIEZ! ¡NUEVE!

La cuenta regresiva que coreaban todos en la terraza me desconcentró. Ambos miramos a las personas y tomamos nuestras copas de champagne, sonriendo.

— ¡CINCO! ¡CUATRO!

Me uní a la cuenta regresiva, en cuando dieron las 12, todos bebieron de sus copas y se apresuraron a ir con sus seres queridos, yo me giré para poder besar a Lando. A ninguno parecía importarle que estuviéramos rodeados de gente, porque me beso con pasión, mordiendo mi labio inferior y jugando conmigo, sus manos bajaron a mi trasero, apretándolo.

Un gemido abandonó mis labios, y en cuanto nos separamos el me miro con una sonrisa.

— Te amo.

Las palabras me congelaron. Lo mire con sorpresa.

¿Lo había imaginado? El no acaba de decir eso ¿Verdad?

Su mirada era nervioso, como si estuviera asustado por lo que acababa de decir.

Joder, si lo había dicho.

Ay por... ¿Que se supone que haga?

Responder, claro, claro. Bien si.

— Yo también te amo, ricitos. — Fue más fácil de lo que pensé. Quizás porque no es una mentira, es lo que llevaba sintiendo durante todo el viaje e incluso mucho antes. Pero decirlo era como... como si le diera el poder de lastimarme.

Si. Era eso, miedo de salir lastimada.

El sonrió al escucharme, y siempre había amado su sonrisa, pero esta fue diferente, una que nunca había visto; llegaba hasta sus ojos que brillaban de forma diferente también, llenos de... amor.

Y entendí que, si salía lastimada, estaría agradecida de que fue Lando quien rompió mi corazón.

Nos besamos de nuevo, y cuando nos alejamos recordé las uvas. Me reí porque probablemente nos quedaban pocos segundos, pero sin dudarlo tome algunas en mi mano.

1. Deseo que Lando y yo estemos juntos mucho tiempo.

2. Deseo tener a mis amigos conmigo, Vienna, Cisca, Pierre, Oscar... Max. Los quiero a todos a mi lado. Son mi familia.

3. Salud. Para mi y mi familia.

4. Quiero graduarme de la universidad, por favor.

5. Mi trabajo soñado.

6. Mas días buenos que malos.

Me quedé en blanco. Por primera vez, desde que tenia memoria, no era capaz de pensar en 12 deseos. ¿Que más podia pedir? Si ya lo tenía todo junto a el.

Sonreí ante la idea, pero lo que realmente me hizo soltar una carcajada, fue ver a Lando con varias uvas en la boca, tratando de comerlas todas,

— Te lo dije. — Lo molesté cuando, después de varios minutos, se rindió y dejo las uvas a un lado.

— No se vale, tuve menos de un minuto.

— Eso fue tu culpa. Tu quisiste hacer tu declaración.

Me reí por su ceño fruncido. — El próximo año, voy a vencerte.

El próximo año. Amaba pensar a futuro con el. Porque eso era lo que teníamos ahora, un futuro juntos.

─── ∗ ⋅◈⋅ ∗ ───

Sin saber, ni recordar como, había llegado a la casa; todo me daba vueltas, pero estaba segura de que Lando estaba cerca de mí, podía escuchar su risa y su voz, aunque no entendía lo que me decía, o si me estaba hablando a mí, pero estaba... En alguna parte.

Cuando abrí mis ojos, la luz que entraba desde la ventana quemaba mis párpados. Gruñí por el dolor de cabeza y me giré en la cama, con la intención de seguir durmiendo, sin moverme, porque sentía muchas naúseas.

Las manos de Lando en mi estómago me hicieron sonreír. — Buenos días rayito.

Me quejé por el sonido de su voz, enserio sentía que mi cabeza podría explotar. El castaño se rió de mí, y me tomó en sus brazos para dejarme sobre su pecho, lo cuál acepté encantada.

Cuando un rato después, fui capaz de levantarme y darme una ducha, traté de recordar lo que había pasado anoche. Recuerdo llegar a la fiesta, la cena, la discusión por la tradición de las uvas, recibir Año Nuevo, Lando diciendo que me amaba, nosotros bailando...

Espera.

Lando diciendo que me amaba. Ay mierda, el dijo que me amaba.

Dijo.

Que.

Me.

Ama.

Salí de la ducha lo más rápido que pude, y en cuanto inspeccioné la habitación me di cuenta de que no estaba en ella; salí y lo encontré en la cocina, cocinando. Me acerqué a él sin importar que estuviera en toalla, y en cuanto me vió, su sonrisa se hizo presente.

Aunque algo en mi expresión debió de ser extraño. Porque no tardó en borrar la sonrisa y mirarme preocupado. — ¿Todo bien?

— Dijiste que me amas. — No lo pensé. Solo salió. Dios soy una estúpida.

El también pareció congelarse, aunque solo por un par de segundos. — Sí, lo hice. ¿Está mal que lo haya hecho? — Sus nervios se hicieron presentes cuando preguntó eso.

No lo sabía. ¿Estaba mal? No realmente, era inesperado, sí. Pero no era difícil de creer si considerábamos que yo también lo amaba. Se lo había dicho, de hecho.

Bien, es complicado pensar cuando no tienes todos los recuerdos y tu cabeza duele. No me culpen.

Pero no era tan idiota. No estaba mal. Solo estaba sorprendida, así que negué. — No, no hay nada de malo... Solo me sorprendió, lo recordé mientras estaba en el baño, dándome una ducha.

El se rió, suspirando, relajado. — Ya bueno, bebiste un poco de más.

— ¿Un poco? — Pregunté irónica.

— Quizás bebiste mucho de más. — Respondió él, divertido. — Pero está bien, yo estaba sobrio así que te cuidaba.

Sonreí, claro que lo hacía, siempre lo hace.

Me acerqué hasta poder rodearlo en un abrazo, y dejé un beso en su cuello. — Yo también te amo, por cierto. — Las palabras salieron con facilidad, lo cual fue una sorpresa.

Lando se congeló, como si no creyera lo que estaba escuchando, yo me reí y lo atraje hacia mí, agachando su cabeza para poder besarlo.

Definitivamente lo amaba.

─── ∗ ⋅◈⋅ ∗ ───

Pasamos los últimos días recorriendo la ciudad y otras playas que Lando había descubierto. Los días se pasaban con rapidez, aunque con una calma absoluta; despertaba a su lado y me iba a dormir del mismo modo, pasábamos el día riendo, conversando y besándonos, era perfecto.

Pero era momento de volver a la realidad.

Era nuestro ultimo día en Grecia, y estábamos pasándolo en la playa. Lando estaba acariciando mi espalda mientras yo cerraba mis ojos, con el sonido de las olas de mar de fondo.

— Había pensado. — Empezó Lando, me forcé a mantenerme despierta para poder escucharlo. — Como tu no vuelves a clases hasta el lunes, quizás podríamos ir a Monaco un par de días...

Me gire para mirarlo. Me estaba invitando a su casa.

Me reí por la ironía de todo, llevábamos meses saliendo, éramos una pareja oficial, pero yo no conocía en donde es que el vivía.

El me miro confundido. — Es solo una idea...

— Me encantaría. — Lo interrumpí, antes de que pensara que no quería ir. — Me encantaría ir contigo.

El sonrió y asintió, sin decir nada.

Más pronto de lo que me gustaría, estábamos haciendo las maletas para ir al aeropuerto. Nuestras vacaciones habían terminado, más o menos, iríamos a Mónaco por un par de días más después de todo.

Cuando le conté a Vienna ella no se lo creía, se había reído y me había prometido que no tenía que preocuoparme por ella, lo cuál era difícil, tomando en cuenta que casi no había contestado mis llamadas, ni si quiera en Año Nuevo. No sabía que había estado haciendo, pero se había perdido por completo.

Aun así, luego de un par de horas, estaba aterrizando en la costa mediterránea; nunca había estado en Mónaco, por muy loco que pareciera considerando el estilo de vida de mi padre. Así que cuando llegamos, lo pequeño que era, y lo lujoso que parecía ser todo me impactó.

Al salir hacia el auto de Lando, había varias personas que se acercaron a pedirle fotografías, tuve la intención de alejarme y quizás esperar en el auto, pero su mano sobre la mía me lo impidió. Me mantuve a su lado mientras firmaba autógrafos, y cuando empezó con las fotos tan solo me alejé unos pasos. No me había perdido las miradas curiosas de muchos fanáticos hacia mí.

Pero no estaba asustada. Ya habíamos hablado de esto con Lando, ya éramos novios y si él había decidido que me quedara cerca, entonces yo estaba perfectamente de acuerdo con ello.

Cuando terminó con los fanáticos, nos dirigimos a su auto, era un McLaren precioso, por lo que me había contado llevaba esperándolo por más de un año, ya que lo había personalizado. El color azul y negro, los pequeños detalles en amarillo y el estilo... Era reamente el sueño de cualquier persona que amara los autos.

Manejó por la bahía, mostrándome un poco de la zona, hasta que llegó a un edificio, se veía simple, nada del otro mundo, aunque tenía buenas vistas.

Entró en el estacionamiento y ambos subimos en el ascensor hasta llegar a su departamento, estaba nerviosa, no porque fuera nada del otro mundo realmente, pero se sentía como algo importante, conocer dónde vivía.

Sabía que no pasaba todo su tiempo aquí de todas formas, entre los viajes durante la temporada, el tiempo que pasaba en Bristol con su familia y en Woking por la fábrica. Era como si ninguno fuera su hogar permanente.

— ¿No es un poco raro? — Le pregunté mientras mis ojos viajaban por todas partes, la cocina era parecida a la de mi departamento, en colores blancos y negros. La sala era simple y tenía un televisor junto con una consola.

— ¿Qué cosa? — Preguntó extrañado, mientras entraba con nuestro equipaje y cerraba la puerta, desde que salimos de la casa en Mykonos no me había dejado si quiera intentar llevar mi maleta.

Me encogí de hombros. — Ya sabes, es tu hogar, pero pasas más tiempo lejos de lo que pasas aquí.

— No es mi hogar. — Dijo son simpleza. — No me malinterpretes, Mónaco es hermoso y me encanta. Pero cómo tú dices, no paso aquí el suficiente tiempo; con el estilo de vida que llevo... Que llevamos la mayoría de los pilotos, creo que todos aprendimos que nuestros hogares están más en las personas que en una casa.

Asentí mientras lo escuchaba, lo que decía tenía mucho sentido.

Se acercó a mí, dejando un beso en mi frente. — Aunque ahora... — Miro a su alrededor. — Sí, ahora mismo, contigo aquí; esto se siente más como un hogar.

✯· ✧· ✧· ✧· ✯ 

Feliz Año Nuevo (un poco retrasado) de parte de Cass y Lando :)

LO DIJO. Lo dijeron. Había pensado mucho como quería que fuera el primer "Te amo" de estos dos, pero luego de mucho me di cuenta que lo mejor era hacerlo algo casual, probablemente algo que ninguno planeó; así que aquí está.

Espero que les haya gustado!!

Gracias por leer, no olviden votar y comentar para que la historia llegue a más personas. <33

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro