Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 55

✵ꕥ Cassandra Mueller –

El día de Nochebuena, Vienna me convenció de preparar un pastel, hace muchísimo tiempo que no preparaba nada, pero como ella misma había dicho, solía encantarme la respostería.

Mientras ella preparaba la cena, yo había tomado un pequeño espacio en la barra para poder hacer la masa del pastel que haría, de chocolate, a petición de la pelinegra.

Cocinamos por horas mientras cantábamos y reíamos, y se sintió como si el tiempo se hubiera congelado a nuestros diecisiete, y volviéramos a ser unas adolescentes tontas. Suspuse que así era con las buenas amistades, sin importar cuanto tiempo pase, siempre podías volver a los recuerdos y revivirlos una y otra vez.

En cuanto la cena estuvo lista y el pastel en el horno, cada una fue a su habitación, para empezar a cambiarse; puede que fuéramos solo las dos, pero aún así lo pasaríamos bien.

Cenamos con una película navideña de fondo, Vienna abrió una botella de vino y comimos mientras recordábamos las diferentes navidades que habíamos pasado juntas, desde los viajes a las cabañas cuando éramos niñas, hasta la navidad en la que ella peleó con su padre y pasó la nochebuena en mi casa; e incluso recordamos nuestra última navidad, el año pasado, cuando junto con Nick, habíamos tomado un vuelo a Las Vegas, no había sido una navidad tradicional. No cena, no pavo ni regalos, solo los tres en nuestro cuarto de hotel, bebiendo champagne y riéndonos.

Cada navidad con ellos había sido lo más cercano a una familia que podría haber pedido.

En algún momento Vienna dejó caer una lágrima, y me abrazó con fuerza.

— A inicios de este año, estaba segura de que mi navidad sería una mierda, había aceptado que la pasaría sola. — Suspiró. — No sabes como agradezco tenerte aquí.

Mordí mi labio. — Ya, aún así se siente su ausencia.

Ella sonrió de forma triste. — Sí, pero es mejor sentirla contigo, haciéndonos compañía.

— Sabes que no hay mejor navidad que yo pueda pedir, que las que paso contigo, Vee.

Ambas sonreímos y nos abrazamos una vez más, cuando Vienna se separó, secó sus lágrimas y se apresuró a servir una nueva copa de vino para ambas.

Poco antes de las 12, Lando me llamó. — Lamento no haber llamado para la cena, rayito.

— No te preocupes, Lan. Fue perfecto, Vee estuvo conmigo todo el tiempo, y sigue aquí.

— Gracias por cuidarla, Vienna.

Mi amiga sonrió al escuchar al castaño. — Lo vengo haciendo desde antes que tú, Norris.

Los tres reímos.

— Terminaré de lavar los platos. — Anunció Vienna, dejándome a solas con Lando.

— ¿Sabes? Siempre en mi familia, hemos acostumbrado a agradecer por algo en navidades, algo diferente o nuevo que nos haya pasado ese año; mucho lo hacen en Año Nuevo, pero bueno, los Norris no somos normales.

Me reí al escucharlo. — Suena como una buena tradición.

— Agradezco haberte conocido. — Dijo entonces, y yo mantuve la respiración. — Lo hago cada día, agradezco que seas parte de mi vida, porque eres una de las cosas más importantes que tengo, y que nunca pensé en encontrar.

— Eres lo mejor que me dio el año, incluso cuando creía que no me merecía nada bueno, que no lo tendría nunca. Llegaste tú, y no hay día en el que no sonría por tenerte a mi lado, ricitos. — Le respondí, siendo sincera, dejándolo saber lo mucho que me importaba y lo mucho que significaba en mi vida.

— Cass, yo te... — Antes de que pudiera terminar, escuché como alguien gritaba su nombre, llamándolo, seguido de un suspiro de su parte. — Tengo que irme rayito, te llamará más tarde, ¿Bien?

— Esta bien, te quiero, Lan. Saluda a todos de mi parte.

Nos despedimos, y en cuanto ví mi teléfono noté que faltaba poco para las doce. Con Vienna no habíamos decorado un árbol ni nada por el estilo, ya que no lo teníamos, de cualquier forma, no era la navidad más extraña que habíamos pasado.

Me acerqué a la pelinegra que estaba apoyada en la barra de la cocina, sonriéndole a su teléfono.

— ¿Cómo está Charles? — Pregunté burlándome, y aunque se sorprendió al inicio, se apresuró en apagar su teléfono.

— A veces eres una idiota. — Me respondió y abrió una botella de champagne, que había comprado especialmente para cuando dieran las doce.

Al poco rato, la medianoche llegó, y ambas no tardamos en abrazarnos. Para ambas había sido un año lleno de cambios, y cosas que ni un millón de años nos habíamos imaginado que pasarían, pero después de todo, y con todos los altibajos, habíamos logrado estar juntas de nuevo, como siempre.

— Te amo muchísimo, Vee. — Le dije con sinceridad cuando nos separamos del abrazo.

Ambas bebimos de nuestras copas y mi amiga sonrió. — Sabes que te amo, y no sabes lo orgullosa que estoy de ti, Cass.

Sonreí también y la volví a abrazar, salimos al balcón del departamento para ver los fuegos artificiales que alumbraban el cielo, y luego de varios minutos ingresamos de nuevo. No habíamos comprado regalos, ambas acordamos en que no queríamos hacerlo este año, no cuando había sido una tradición que compartíamos los tres.

No se sentía correcto.

En cambio, con nuevas copas, nos sentamos en el sillón, y una Vienna sonriente puso el Grinch, porque era su película navideña favorita.

— No otra vez. — Me quejé, la habíamos visto ya tres veces esta semana.

Ella soltó una carcajada. — Una última vez, luego ya no será época navideña oficialmente, y no la veremos hasta el próximo año.

Suspiré y asentí con mi cabeza, dejándola poner la película, y abrazándome a ella mientras la veíamos de nuevo.

Probablemente media hora después, mi teléfono sonó con una nueva llamada de Lando, le di una mirada de disculpa a Vienna y me levanté para salir al balcón, dejándola con la película.

— Feliz navidad, rayito. — Me dijo Lando apenas contesté, haciéndome sonreír.

— Feliz navidad, ricitos. — Le contesté de igual manera y pude escuchar su suave risa.

— No puedo esperar para volver a verte y que nos vayamos de viaje.

— Ni yo, te extraño demasiado, no es normal. — Bromeé, aunque no era del todo mentira.

— ¿Como te fue en tus exámenes? — Había evitado preguntar todos estos días, ya que me había visto realmente estresada, pero al parecer la curiosidad al final le ganó.

— Muy bien, estoy confiada con la mayoría de ellos, aunque ahora enserio necesito vacaciones. — Bromeé.

El se rió. — Las tendrás, te veré en unos días.

— Lo sé, no puedo esperar.

Escuché risas de fondo, así que supuse que su familia no estaba demasiado lejos. — Te llamaré por la mañana, ¿Sí?

— Claro, disfruta con tu familia ricitos.

— Te quiero. — No me dejo responder cuando colgó, y yo me quedé un par de segundos admirando las calles vacías, antes de entrar de nuevo a la sala.

─── ∗ ⋅◈⋅ ∗ ───

Los días pasaron más rápido de lo que quería, y el martes por la noche Vienna y yo estábamos ambas en mi habitación, sentadas en la cama con ropa tirada por todas partes.

— Tienes que decidirte, lo digo enserio. — Me dijo Vee, exhausta.

Solté un quejido. — No lo sé, no me dijo practicamente nada.

— ¿Sabes qué? Me harté. — Se levantó de la cama y tomó su teléfono del suelo, para marcar un número.

Respondieron a los pocos segundos, y pude escuchar la voz de Lando del otro lado. — Vienna, ¿Está todo bien? ¿Qué pasó con Cass?

Vee puso los ojos en blanco ante la preocupación del piloto. — Relájate, Norris, tu linda rubia esta bien. Aunque yo no, llevo horas estresándome porque Cass no es capaz de elegir ropa de forma decente.

Escuché la risa de Lando del otro, haciéndome sonreír a mí también.

— Podrías porfavor decirme solo a mí ¿A donde carajos la llevarás? Así puedo ayudarla a elegir la ropa.

Lando suspiró, divertido. — Bien, te enviaré un mensaje, pero confió en que no se lo digas.

— Promesa, gracias, adiós. — Vienna colgó con una sonrisa. — Soy tan inteligente.

Me reí y me tiré en la cama. — Claro, Vee.

Su teléfono sonó con una nueva notificación, y en cuanto leyó el mensaje su sonrisa creció. — Joder con tu novio.

— No es mi novio.

— Ya. — Se acostó a mi lado, encima de toda la ropa, y ambas nos quedamos en silencio algunos segundos. — ¿Quieres empezar ya?

Bufé. — No, en un rato.

Ella rió pero asintió con la cabeza, y se quedó mirando hacia el techo conmigo por varios minutos.

Cuando al fin nos decidimos a levantarnos, empezamos a seleccionar ropa, Vienna tomaba prendas que le gustaban y yo las aprobaba o rechazaba, para que luego ella las doblara y las pusiera en una pila a un lado.

— No veo como eso será indispensable. — Me quejé por milésima vez, viendo a mi mejor amiga sostener un conjunto de lencería.

— Porque claramente tendrán sexo, y esto se te verá genial, literalmente se morirá cuando te lo vea puesto.

Suspiré. — Lo voy a llevar, pero no te prometo usarlo.

Ella asintió satisfecha, y levantó un vestido que acepté sin pensarlo.

Pasamos horas eligiendo la ropa y los zapatos necesarios para el viaje, así como trajes de baño que según ella probablemente necesitaría.

Cuando al fin estuvo todo listo, y mi cuarto lucía menos como un desastre, me ayudó a guardar la ropa que no llevaría en mi clóset, y a encajar todo lo que sí iría conmigo al viaje en mi maleta. ¿Para que están las mejores amigas si no es para ayudarte a ordenar?

— ¿Qué harás mientras esté de viaje? — Le pregunté preocupada. Me sentía culpable por dejarla sola durante Año Nuevo, incluso si me había dicho miles de veces que estaba bien por ella.

— Trabajar, tengo turno el 31 en la tienda de música por la mañana, y luego en la noche en el bar.

Fruncí el ceño. — ¿Pasarás el Año Nuevo en el bar?

Ella asintió, despreocupada. — Sí, pagan más por ser día festivo.

Suspiré. — Vee puedo llamar a Lando y decirle que-

— Ni se te ocurra. — Me cortó. — No quiero celebrar esto, ¿Bien? Podría no trabajar y salir de fiesta, pero enserio no quiero hacerlo, y no me lo perdonaría si tu te quedas para que yo no quiera hacer nada; ve y diviértete con Lando, te lo mereces.

Sonreí mientras me acercaba para abrazarla. — Te amo.

— Yo más, tonta. — Me dijo con una risa y me devolvió el abrazo.

─── ∗ ⋅◈⋅ ∗ ───

Usualmente, cuando alguien te dice que viajarán juntos, uno espera un vuelo común con cientos de personas más.

Yo, por otro lado, parecía haber olvidado que mi acompañante no tenía problemas en cuanto a su estado financiero.

Así que cuando me llevó en un auto, a una pista privada y me pidió que subiera con él a un jet privado, no debí de sorprenderme tanto como lo hice.

Me había despedido de Vienna y le había prometido que llamaría si cualquier cosa sucedía o si necesitaba algo; y la pelinegra me había rogado que me fuera de una vez, causando que Lando se riera.

Desde que había llegado no se había separado de mi lado, abrazándome o tomando mi mano, dejando suaves besos en mi mejilla, frente o cabeza; estaba realmente desesperado por mi contacto, y yo no me quejaba para nada.

Todo el viaje en auto, me la pasé preguntando a dónde iríamos, aunque no había recibido respuesta alguna; había pensado que al llegar al aeropuerto me enteraría de forma inevitable, pero mi plan se había visto claramente frustrado por el estilo de viaje que Lando había planeado.

Realmente no me enteraría hasta aterrizar en el destino. Y no era alguien muy paciente, la intriga me estaba matando.

El jet en el que estábamos, no se parecía a los que había usado con mi padre; esos eran más para negocios, con asientos únicamente. Este en cambio, tenía habitaciones, haciendo todo más privado.

En cuanto subimos, nos entregaron a cada uno una copa de champagne, acepté la mía con gusto y Lando me guió a una de las habitaciones en la parte trasera del avión. No tardamos demasiado en despegar, y antes de que llegáramos a lo más alto, ambos ya estábamos tirados en la cama, con mi cabeza sobre su pecho, y sus manos jugando con mi pelo entre sus dedos.

— ¿Pasaste unas buenas fiestas con tu familia?

El asintió. — Fue bueno pasar tiempo con ellos, no suelo estar tan presente como me gustaría.

Sonreí. — Estoy segura de que todos estuvieron muy felices de que estuvieras ahí.

— Sí, también me pidieron que te mandara saludos, por cierto.

Sonreí encantada, aún no podía creer que le hubiera hablado a su familia, que era tan importante para él, sobre mí.

— Mamá quiere saber cuando podrá conocerte. — Dijo en un tono más bajo, de forma cautelosa.

Yo tragué saliva. — Bueno... No lo sé, ¿Tú quieres que los conozca? — Pregunté nerviosa.

— Me encantaría que lo hicieras, a Cisca ya la conoces pero me gustaría presentarte de forma formal. — Rió suavemente. — Y sé que mamá te amará en cuanto te conozca.

¿Estaba nerviosa? Completamente sí. ¿Estaba asustada? Sorprendentemente no.

— A mí me encantaría conocerlos, ricitos. — Susurré sincera, y sentí como dejaba un beso en mi cabeza.

— Quizás puedas ir a Bristol un fin de semana, quedarte conmigo en la casa, podemos salir a comer o podemos montar a caballo con Flo.

Sonreí ante la idea de pasar tiempo con su familia, de ser parte de ellos al menos por un fin de semana. — Suena encantador.

✯· ✧· ✧· ✧· ✯ 

Gracias por leer y comentar!! Espero que les guste <3

No olviden que hasta mañana pueden dejar sus preguntas en el Q & A, ya que mañana luego de subir el capítulo también las responderé :)

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro