Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 26

✵ꕥ Cassandra Mueller –

Cuando llegué a mi habitación, Owen ya estaba dormido, suspiré mientras me quitaba el vestido que había usado, para poder ponerme mi pijama y acostarme a dormir.

No sabia porque, una pequeña parte de mí, había querido que él me esperara despierto.

A veces sentía que todo le daba un poco igual, incluyéndome. Pero antes de que pudiera hablarlo con el, recordaba una de nuestras primeras citas, hace algunos meses.

— ¿Ya te vas? — Pregunté mientras lo miraba desde el sofá, habíamos puesto una película, aunque no hubiéramos visto nada de ella.

El se acomodaba la camiseta que llevaba puesta, y abrochaba el cinturón de su pantalón. — Si, saldré con Michael a un bar.

Fruncí los labios. — Podrías quedarte... Podemos pedir pizza y helado, y ver la película, esta vez de verdad. — Dije y le sonreí.

Pero el negó. — Ya quedé con Michael. — Se acercó y dejó un casto beso en mis labios mientras tomaba su teléfono. — No tenemos que estar siempre juntos, ¿Sabes? Yo tengo mis amigos, y mis planes... No seas tan dramática linda. — Me susurró mientras ponía un mechón de mi cabello tras mi oreja.

Yo le sonreí suavemente, y cuando cerró la puerta de mi habitación al salir, me quedé pensando en lo que había dicho.

Quizás tenía razón, quizás yo era la dramática o la intensa, por querer quedar más tiempo con él.

Así que nunca lo traía a la conversación. Aceptaba salir con él cuando me lo pedía, y nos veíamos cuando terminaba sus clases.

Luego el salía con sus amigos y yo con los míos, o me quedaba sola a estudiar.

Estaba bien. Me funcionaba, al menos no tenía que preocuparme por una relación que me consumiera.

Me recosté en la cama, a su lado, y lo abracé por la espalda. Dispuesta a dormir.

─── ∗ ⋅◈⋅ ∗ ───

Me desperté con la alarma de mi teléfono, la apagué y bufé por haber sido despertada de mi maravilloso momento de descanso.

Eran las 10 am, mi padre diría que era muy tarde. Pero yo todo lo que quería hacer era dormir un par de horas más.

Malhumorada, me levanté de la cama para poder ir al baño; al salir me dispuse a despertar a Owen.

— Owen, despierta, tenemos que ir con mi padre.

El solo gruñó una respuesta inentendible.

— Anda, arriba. — Dejé un beso en su cabello y me dirigí al baño para darme una ducha.

Me cambié y maquillé suavemente. Fuera de lo que hubiera querido, mi padre había llamado para avisarme que todos iríamos a almorzar al medio día, y que me vistiera adecuadamente.

Lo que para él significaba un vestido.

Los odiaba.

No todos los vestidos, solo los que el consideraba adecuado.

De mala gana me cambié por un vestido rosa pastel, que había traído solo por si acaso, aunque tenia fé en no tener que usarlo.

Era lindo. Pero luego de tantos años yendo a cócteles y brunchs con mi padre, en donde me obligaba a usar la ropa más "femenina" y aniñada que podía, les había tomado odio.

No era yo.

El día que usara un vestido como este por elección propia, quizás me gustaría.

Pero ahora mismo todo lo que quería hacer era arrancarlo de mi cuerpo y cortarlo en pedazos.

Owen se había despertado hace media hora, y salía de la ducha con una toalla en su cintura, se acercó para besarme y yo sonreí.

— ¿Cómo estuvo tu noche?

— Muy bien, fue bueno ver a los chicos de nuevo.

El asintió mientras se dirigía a su bolso, para sacar algo de ropa. — ¿En que volviste? No vi tu viaje en la cuenta de Uber.

Cuando llegué a Oxford, tenía mi moto, pero Owen me había convencido de que siempre era bueno tener un plan B, por si algo pasaba, o cuando salíamos de fiesta, no quería que conduciera si bebía.

Así que usaba su cuenta de Uber para esos casos.

Me encogí de hombros. — Me trajo uno de ellos, es otro de los pilotos de McLaren, y se está quedando en el mismo hotel.

Mi novio solo frunció el ceño. — ¿No le dijiste que tenías el Uber para regresar?

— Si, pero se ofreció a traerme. — Dije sin entender cual era el problema.

El solo puso los ojos en blanco y se giró para poder sacar su ropa.

Antes de cambiarse, se acercó de nuevo y besó mi cuello; sonreí encantada, pero cuando continuó haciéndole me alejé y negué con mi cabeza.

— Tenemos que irnos pronto, no le gusta que llegué tarde. — Le dije, refiriéndome a mi padre.

— También podríamos quedarnos aquí... Así te quito este vestido, no te queda para nada linda, pareces una muñeca de porcelana. — Se rió mientras pasaba sus manos por mi cintura.

Fruncí mis labios ante su comentario. — Enserio no podemos llegar tarde... Quizás más tarde, ¿Bien?

El resopló y se alejó. — Como quieras. — Se acostó en la cama, aún en toalla y tomó su teléfono. — No me apetece comer con tu padre, ya puedes ir tú. Yo me quedaré.

— Pero... ayer también te quedaste en el hotel.

— Ya, quería darte tu espacio.

— No quiero espacio, quiero que vengas cuando te invito, eres mi novio. — Dije empezando a cabrearme.

El se rió sarcástico. — ¿Ahora soy tu novio? Porque hace 5 minutos cuando te alejabas de mí con excusas no lo parecía.

— No puedes enojarte porque no quiero tener sexo contigo, Owen.

— Como tú digas. — me respondió desinteresado, mientras seguía mirando su teléfono.

Bufé molesta mientras tomaba mi teléfono y la tarjeta de la habitación.

No quería verlo ahora.

Cuando llegué al restaurante del hotel, divisé a mi padre con sus socios, y Vienna y Isaac, ambos con rostros de cansancio.

Me acerqué con una de esas sonrisas que tanto había practicado frente al espejo en mis años de adolescencia. Saludé a mi padre con un beso en la mejilla, y le di un asentimiento a sus dos socios.

Ni si quiera miré a Vienna.

— ¿Y tu novio, cariño? — Me preguntó mi padre, mientras me sentaba.

— Tenía que terminar un trabajo para la universidad, quería acompañarme pero tenía cosas que hacer. — Inventé. No quería que quedara mal en frente de mi padre.

El solo asintió, hasta que uno de sus amigos habló.

— ¿Lo vez, cariño? Cassie tiene un novio que estudia, y ella misma también va a la universidad. Quizás ya es tiempo de que sigas su ejemplo. — Comentó el padre de Vienna.

Ella solo rió son sarcasmo. — Prefiero morir antes de ser como Cassandra, papi. — Dijo susurrando, con veneno en su voz.

Todos se quedaron en silencio, y yo solo bajé la mirada.

No tenía apetito.

Me serví un jugo de naranja y lo bebí despacio. Mientras sentía mi estómago removerse ante el olor de tocino que inundaba la mesa.

Isaac me miraba, curioso. — ¿No comerás?

— No tengo hambre. — Respondí simple, tratando de ignorarlo.

El solo asintió, y siguió en su conversación con los hombres de la mesa, que hablaban de negocios. Como siempre.

Una hora después nos levantábamos de la mesa.

— Iremos a una reunión. Tristemente no puedes acompañarnos esta vez, hijo. — Dijo mi padre mirando a Isaac de forma cariñosa.

— Se quedan en el hotel, sin causar problemas. — Dijo el padre de Vienna, mirándola a ella sobre todo. Aunque también me miró a mí de reojo.

Los tres asentimos mientras nos dirigíamos al ascensor, el restaurante estaba en el primer piso, así que los tres adultos se iban hacia la salida, dejándonos solos.

Ya en el ascensor, Vienna nos ignoró, texteando en su teléfono.

Isaac se acercó a mí, para susurrarme. — ¿Hace cuanto no comes?

— No tenía hambre. — Dije seria.

Vi como ponía los ojos en blanco. — Cass...

— Cass nada, estoy bien. ¿Quien te crees que eres para meterte en mi vida? Ya no somos amigos, ni nada por el estilo. — Le dije cortante.

— Solo me preocupo. Estás igual de evasiva que cuándo...

— Estoy bien. — Lo corté y presioné el botón para que se abriera el ascensor, aunque no fuera mi piso, salí sin mirar a ninguno de los dos.

Caminaba enojada, mirando al suelo mientras contaba mis respiraciones.

Quería golpear algo.

Y en mi distracción, me terminé por tropezar con alguien.

En cuanto levanté mi mirada, me encontré con Lando, que me sonreía.

— Cuidado rubia. — Dijo divertido.

Me alejé, dispuesta a seguir caminando. No estaba de humor.

— ¿Es tu piso?

Negué. — Solo necesitaba salir del ascensor. — Respondí simple, aunque ví como su mirada pasaba a ser una de preocupación, y se acercaba a mí.

— ¿Estás bien? Respira, Cass.

Lo miré confundida, hasta que entendí lo que trataba de hacer, y solté una risita suave. — Relájate tú, Norris. No estoy teniendo un ataque de pánico.

El suspiró aliviado cuando se lo dije. — Bien, eso esta bien...

Puse los ojos en blanco. — Simplemente estoy molesta, es un día de mierda. — Dije simple.

— ¿Un helado para los malos ánimos? — Me dijo divertido y yo lo miré sorprendida.

— No me robes mis ideas. — Golpeé su brazo y el rió.

— Vamos, yo invito.

Estaba por aceptar, cuando el ascensor al final del pasillo se abrió nuevamente, dejando ver a dos chicas, vestidos con bikinis y cortas faldas.

Tragué saliva y negué con mi cabeza.

— Acabo de volver de un brunch con mi padre... Quizás en otro momento. — Le sonreí tensa y me alejé, camino a las escaleras de emergencia.

No quería volver a mi habitación, ya que no quería ver a Owen.

No sabía que hacer, estaba parada en la escalera como una idiota, tratando de pensar en mis opciones.

Segundos después la puerta de metal se abrió de nuevo, mostrando al mismo castaño con él que había hablado hace menos de un minuto.

— No te puedes alejar de mí, ¿Cierto? — Dije egocéntrica y vi como ponía los ojos en blanco.

— ¿Que te parece si vamos a recorrer algo de la ciudad? No sé tú, pero yo solo he estado una vez en Las Vegas antes de esta, y no pude hacer mucho, ya que no tenía 21.

Me reí. — Yo tengo 19, genio.

— Ya, bueno. No iremos a un casino ni nada, solo a pasear.

Suspiré resignada, notando que no tenía muchas más opciones. — Bien, como sea.

El sonrió y empezó a bajar las escaleras de dos en dos, adelantándome.

— Espera. — Dije y el se giró sonriendo.

— Atrápame si puedes, Cassandra.

No me detuve a pensar en como me miró, en su sonrisa o en lo bien que sonaba mi nombre en sus labios, o en cómo mi respiración se entrecortó al escucharlo.

Simplemente empecé a correr escaleras abajo, tratando de adelantarlo.

No lo pensamos lo suficiente. No sabía en qué piso habíamos estado, pero cuando llegamos al primero, mi respiración era rápida y entrecortada causando que tuviera que doblar mis rodillas para respirar por unos segundos.

— Que poca resistencia, Mueller. — Dijo molestándome Lando, aunque el a mi lado, también luchaba por respirar.

— Lo mismo digo, Norris. — Le respondí igual. — Muy piloto, pero no aguantas un poco de cardio. — Lo moleste y el me miró con una sonrisa distinta, mucho más atrevida.

— Si te enseñara yo lo que resisto haciendo cardio. — Me dijo y me guiñó el ojo.

Yo solté una carcajada. — Joder, en tus sueños. — Me enderecé y dejé una palmada en su brazo. — Andando, Don Juan.

El también se rió y me siguió, aunque cuando llegamos a la puerta, se quedó parado, pensando en algo.

— Mierda...

— ¿Que sucede?

— Es que... — Se pasó el brazo por el cuello, mientras cerraba los ojos con fuerza, frustrado. — Me dejé las llaves del auto en la habitación.

Resoplé. — Eres un idiota.

Él me miró indignado. — Que yo solo iba a comer algo en el hotel, no planeaba encontrarme contigo.

— Es que yo soy impredecible. — Le guiñé el ojo y él rió.

— Ya quisieras. — Suspiró. — Bien, iré por ellas... en el ascensor, ahora vuelvo.

Asentí con la cabeza y me senté en recepción, dispuesta a esperarlo.

Pero dos personas bajando de otro de los ascensores me distrajeron, Isaac y Vienna estaban con ropa diferente, y tomados de la mano.

Me encogí, deseando que no me vieran, pero la pelinegra lo hizo, y no dudó en acercarse.

— ¿Qué haces aquí? — Por un segundo me pareció escucharla preocupada, como si yo aún le importara, aunque al momento volvió a comportarse de manera fría. — ¿Dejaste a tu novio en algún lugar?

Suspiré tratando de ignorarla, cuando ví a Lando salir del ascensor, y acercarse con una sonrisa que se fue desvaneciendo al ver mi expresión.

— Cass, ¿Todo bien? — Me miró preocupado, y Vienna lo miró sorprendida.

Pero nada podía importarme menos, porque mi mente solo podía pensar en una cosa.

Él acababa de llamarme Cass, por primera vez desde que lo conocía, me había llamado Cass.

Y no era justo lo bien que se escuchaba cuando él lo decía.

Luego de unos segundos me levanté de la silla en la que estaba y lo miré sonriendo. — Todo perfecto, ¿Nos vamos?

Él asintió, aún algo inseguro. No tardamos en salir y tomar su auto. Cuando ya estábamos lejos del hotel, y en un silencio cómodo, recién habló.

— ¿Quiénes eran? — Preguntó suavemente y yo me encogí un poco en mi asiento.

— Ya conociste a Vienna en el garaje, y el chico se llama Isaac...

— Me refería a quiénes eran en tu vida.

Tragué saliva. — No son nadie. — Me encogí de hombros. — Solo parte de mi pasado.

No era una mentira. 

No del todo.

— ¿Y quiénes fueron en el pasado?

¿Por qué se sentía tan mal mentirle? 

— ¿A dónde vamos? — Cambié de tema mientras miraba la carretera, negándome a mirarlo a él.

Lo escuché suspirar, pero vi de reojo como volvía a sonreír luego de algunos segundos.

— A la playa — Dijo sin dejar de sonreír.

✯· ✧· ✧· ✧· ✯ 

Cass y Lando >>> 

Gracias por leer! <3

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro