Capítulo 25
✵༄ Lando Norris –
Me quedé mirando como la rubia se alejaba, para acercarse de nuevo al chico que la acompañaba, no me pasó desapercibido como tomaba su mano y se sonreían, mi ceño estaba fruncido mientras trataba de alejar mi mirada de sus labios, que le sonreían de forma especial al idiota a su lado.
Esuché a Oscar carraspear, lo que hizo que desviara mi atención para encontrármelo sonriendo con burla.
— Se te caerá la baba de tanto mirarla.
Me sonrojé mientras desviaba mi mirada. — No sé de que hablas.
El se rió. — Claro, lo que digas... De nada por cierto, ahora tengo que invitar a todos los chicos a una cena improvisada.
Me reí suavemente. — Ya... fue una excusa de mierda.
El me miró indignado. — Todavía que te salvo de quedar como un idiota. — Puso los ojos en blanco. — La siguiente vez que dejés que tus celos te controlen, ten una buena excusa planeada.
— Yo no siento celos. — Traté de defenderme. — Muchos menos de... ella.
— Lo que tú digas. — Puso los ojos en blanco de nuevo mientras se alejaba hacia su lado del garaje.
Y yo intentaba concentrarme en la Quali que estaba por empezar, en vez de en la rubia que había vuelto para inundar mis pensamientos... aunque muy en el fondo sabía que nunca se había ido.
─── ∗ ⋅◈⋅ ∗ ───
La Quali no fue para nada lo que esperaba, Oscar y yo habíamos sido eliminados en la Q1, lo cuál había ocasionado que ambos estuviéramos de mal humor, y frustrados.
Aunque ni bien llegar al garaje de McLaren, vi cómo Cassandra nos esperaba, a ambos, con helado y una pequeña sonrisa.
Oscar se acercó feliz y dejó un beso en su mejilla, yo por otro lado, me acerqué más lentamente, tratando de descubrir como actuar.
— ¿Por qué me miras tanto? No muerdo. — Me dijo sonriendo la rubia, causando que me avergonara y avanzara más rápidamente. — El helado es para mí, tú no te mereces mis helados aún.
Oscar soltó una carcajada mientras yo fruncía el ceño.
— Joder Cass, enserio te amo.
Ella también rió y se llevó la cuchara con algo de helado a los labios, lamiéndola lentamente, mientras la giraba en su boca; tragué saliva, solo estaba comiendo helado.
Contrólate.
Respire hondo antes de sonreírles a los dos con sarcasmo y alejarme sin decir nada, necesitaba estar solo, y una ducha fría.
No acababa de tener una erección por verla comer helado.
Definitivamente no.
─── ∗ ⋅◈⋅ ∗ ───
En cuánto Carlos llegó con Pierre, se sentaron y nos miraron.
— Bien ya estamos aquí, alguno podría explicarme, ¿Qué hacemos aquí en vez de estar durmiendo o de fiesta? — Preguntó Pierre, mientras Charles llegaba y se sentaba con una sonrisa.
— ¿Y tú por qué estás tan feliz? — Le pregunté al monegasco, tratando de desviar la atención, mientras Oscar se reía a mi lado.
— Conocí a una chica. — Nos respondió Charles sin dejar de sonreír.
Pierre soltó una carcajada. — Por favor dime que no es la que ni si quiera te saludó.
— Joder claro que lo es, si se quedó embobado mirándola. — Respondió Oscar esta vez, causando que los cinco nos riéramos. — ¿Y tú de que te ríes? Si tu mirabas embobado a Cass.
Me callé mientras Carlos y Pierre me miraban con burla.
— Págame. — Le dijo Pierre a Charles, quien suspiró resignado y sacó un billete de 100 dólares de su billetera.
— Te odio. — Me dijo mirándome mientras le entregaba el dinero al francés.
— No la miraba embobado, estás imaginándolo.
— Claro, igual que imagine como mientras la veías comer helado se te puso dura, y como saliste huyendo. — Me atraganté con mi bebida al escucharlo, mientras los demás reían.
— ¿A quién se le puso dura? — Todos la miramos a la vez, llevaba un vestido corto y azul, que se ajustaba a sus curvas y una chaqueta encima.
Seguí tosiendo mientras los demás se reían de mí.
Joder.
No podía haberlo escuchado, ¿O sí?
— A mí, luego de verte con ese vestido, rubia. — Bromeó Pierre, haciéndola reír y salvándome.
— Eres todo un idiota, francesito. — Puso los ojos en blanco mientras saludaba a los pilotos con un beso en la mejilla y se sentaba.
A mí, solo me sonrió.
Cuando ya estuvo sentada, todos miramos los menús, para decidir que comeríamos.
En cuanto se acercó el mesero cada uno pidió su plato, hasta que llegó a Cassandra.
— Una copa de vino tinto, por favor. — Le sonrió amablemente mientras le entregaba su menú.
— ¿No comerás? — Le preguntó Carlos.
Negó con la cabeza. — Cené con mi padre y Owen antes de la Quali.
— Cierto, ¿En dónde está? Quería conocerlo. — Dijo Pierre y Oscar asintió con la cabeza, de acuerdo.
— No quiso venir, ambos estábamos muy cansados, y quería darme mi espacio con ustedes.
— Que considerado. — Murmuré con sarcasmo, aunque quizás lo dije un poco más fuerte de lo que pensé, ya que todos me miraron.
— ¿A que te refieres? — Me preguntó la rubia frunciendo el ceño.
Me encogí de hombros. — Si fueras mi novia, no te dejaría salir sola cuando tú me estás invitando a algo. — Cuando terminé de hablar me di cuenta de cómo sonó, "Si fueras mi novia" Joder.
Ella sonrió. — Bueno, que suerte que no lo soy, ni lo seré, entonces.
Pierre se rió al igual que Charles.
— Por favor nunca dejes de venir a las carreras. — Comentó Oscar divertido, causando que ella también riera.
Odiaba su risa.
Era insoportable.
Me causaba cosquillas en el estómago.
Antes de que pudiera responder el mesero llegó con nuestra comida, y la copa de vino para la rubia.
— ¿Cómo te va en la universidad Cass? — Le preguntó Pierre, y ella se llevo su copa a la boca antes de responder.
Mientras la alejaba, pasaba su lengua por su labio inferior, y tragaba el vino. Mis ojos no podían despegarse de ella. Mierda.
— Es genial, aunque algo cansado por estar estudiando dos carreras... Pero me divierto, las clases son mucho más interesantes que las del internado, y la gente también. — Se encogió de hombros. — Conozco a algunos compañeros de clase, pero usualmente almuerzo con Owen y Michael, su mejor amigo. También son ellos con los que salgo de fiesta, algunas veces.
Carlos asintió. — ¿Qué estás estudiando? — Preguntó, al ser el único que no lo sabía.
— Periodismo y Marketing.
Se le quedó mirando, sorprendido. — No te pega nada.
Ella se rió. — Ya, usualmente no ves a periodistas en motocicleta.
— Joder no me lo recuerdes, han pasado meses y no superó haberte visto llegar en una al trabajo. — Comentó Pierre, haciendo reír a todos.
— Estoy llena de sorpresas. — Nos guiñó un ojo a todos.
Oscar fue quién la miró esta vez. — ¿Cómo qué?
Ella también lo miró ante el reto y se levantó, para luego quitarse la chaqueta que tenía puesta y darse la vuelta. El vestido que llevaba puesto tenía la espalda abierta, dejando ver un tatuaje a lo largo de sus costillas.
Era mediano.
"Hiraeth" se leía en letras corridas con tinta negra.
Tragué saliva mientras bebía de mi vaso de agua, tratando de desviar mi mirada.
— Me lo hice el mes pasado. — Luego de unos segundos más se volvió a sentar. — ¿Les gusta? Me quiero hacer un par más.
— ¿Que significa? — Preguntó Charles.
— Hiraeth es el sentimiento de pertenencia o nostalgia, a un lugar en el que nunca haz estado o al que nunca podrás regresar. — Explicó ella suavemente, y mi mirada no podía alejarse de sus labios.
Pierre sonrió. — ¿Cuál es ese lugar que trae nostalgia?
Ella mordió su labio y se removió algo incómoda. — ¿Dónde esta lo divertido si se los cuento todo hoy?
─── ∗ ⋅◈⋅ ∗ ───
La cena fue tranquila, todos comimos y conversamos hasta que estábamos demasiado cansados para seguir.
— Lo bueno es que mañana no tenemos que estar en el Paddock temprano. — Bromeó Pierre.
— Habla por ti, yo y Carlos tenemos reuniones para las estrategias por la mañana.
Cass se rió suavemente ante la cara de reproche de Carlos sobre lo que dijo Charles, y yo, como llevaba haciendo toda la noche, desvié la mirada, tratando de concentrarme en algo más.
— Deberíamos irnos a dormir ya, ¿No creen? — Dijo Pierre y todos asentimos, en cuánto llegó el mesero me apresuré a darle mi tarjeta, aunque no me perdí el ceño fruncido de la rubia ante esto.
— Está vez invito yo. — le sonreí y vi como quería responderme, pero mi compañero se adelantó.
— Si esa es tu estrategia para que ella te invite la próxima vez, dudo que funcione. — Todos rieron, pero ella solo puso los ojos en blanco.
Nos levantamos mientras nos dirigíamos a la salida, cuando la vi con su teléfono, esperando.
— ¿Esperas a tu novio? — Pregunté mientras veía como mis amigos se iban en los autos que se nos prestaban cuándo eran fines de semana de carrera.
Ella negó con la cabeza. — Pido un uber.
— Yo te llevo. — Dije mientras ponía los ojos en blanco, ¿Con que clase de idiota salía que no la venía a recoger?
Si fuera mi novia...
No vayas por ahí, Norris.
Ella me miró. — Prefiero el uber, gracias.
Suspiré frustrado antes de poner mi mano en su brazo, guiándola suavemente hacia la salida.
— No seas tan terca, vámonos; ya es tarde y quien sabe quién podría estar conduciendo el Uber, no es seguro.
Ella me seguía mirando, pero al final terminó por aceptar. — Bien, pero solo esta vez.
— Lo que tú digas. — Ambos salimos y nos acercamos a mi auto.
Cuando estaba por abrirle la puerta, me apartó, abriéndola ella misma. — Yo puedo, Norris. — Me dio una sonrisa y se metió en el auto.
Di la vuelta hacia mi asiento con una sonrisa en el rostro, mientras negaba con la cabeza, ¿Cómo es que discutir con ella se siente mejor que cualquier cita que haya tenido nunca?
Cuándo arranque el auto, ella puso música, y empezó a cantarla de forma suave, mientras sacaba su mano por la ventana.
Su cabello estaba suelto y se movía suavemente en hondas, gracias al viento que entraba por la ventana.
Se veía calmada, feliz, hermosa.
Se veía tan jodidamente hermosa, que deseé tener mi cámara conmigo, para poder capturar este momento por siempre.
— ¿En que hotel te estás quedando?
— En el Hilton. — Dijo despreocupada.
Oh. — Yo también... ¿El que está al norte?
Ella me miró y asintió con la cabeza. Lo cuál me hizo sonreír.
— El destino, supongo.
Se rió. — Claro, por supuesto. — Revisó su teléfono y en cuánto leyó el mensaje, su rostro se iluminó, mientras tecleaba una rápida respuesta.
— ¿Todo bien?
— Joder sí, a Owen le acaban de escribir de la universidad, les gustó tanto su proyecto que aparte de tener una buena calificación lo exhibirán. — Su sonrisa era real, pero la mía se desvaneció, odiaba al chico y ni si quiera lo conocía.
— ¿Proyecto de qué? — Pregunté, sabía que algún momento de la noche había estado hablando de él, pero había desconectado mientras la miraba, como se movía, como bebía de su copa de vino y cómo se mojaba los labios con aquel líquido carmesí. Así que no había prestado demasiado atención a si lo había mencionado.
— Fotografía.
Frené. Sin querer, no tan fuerte. — A mí también me gusta la fotografía... — Comenté suavemente, no sabía porque, pero por un segundo había sentido la necesidad de que ella lo supiera, que yo también podía gustarle, de tratar de impresionarla.
Estaba jodidísimo.
Ella me miró confundida. — ¿Felicitiaciones? — Dijo con duda para luego desviar su mirada hacia la ventana, de nuevo.
Carraspeé, tratando de no parecer un idiota de nuevo. — ¿De qué es su proyecto?
Ella se encogió de hombros. — No lo sé, me dijo que me lo mostraría solo si era bueno, así que estaba esperando a que lo calificaran... Pero al parecer es mucho más que bueno. — Dijo contenta, mientras yo fruncía el ceño.
— ¿Irás mañana a la carrera? — Pregunté tratando de cambiar de tema.
Ella puso los ojos en blanco. — Ya sé que no soy bienvenida en McLaren Lando, no es necesario que lo repitas.
— ¿Qué? Yo no... — Me quedé en silencio, confundido; hasta que recordé lo que le dije hoy cuando la vi.
Joder, Cisca. Lo había olvidado.
Suspiré mientras trataba de centrarme. — No estaba hablando de eso, pero, de hecho, ya que lo mencionas, creo que deberían hablar. Se merece una explicación... Y creo que tu también mereces a Cis en tu vida...
La última parte la susurré, casi inseguro, pero ella lo escuchó, y se giró a mirarme sorprendida, su expresión se había suavizado.
Por primera vez, desde el día en que la conocí, me miraba con amabilidad.
El momento terminó cuando llegamos al hotel.
Aparqué el auto y ella se bajó, aún con una expresión pensativa.
— Gracias por traerme, Lando. — Mordió su labio y se acercó, algo dubitativa, para dejar un beso en mi mejilla. — Me voy, estoy cansada y Owen debe estar esperándome. Nos vemos mañana. — Se alejó y entró en el ascensor.
En cuánto las puertas se cerraron, mi mano se dirigió a mi mejilla, dónde el cosquilleo que había dejado el contacto con sus labios seguía presente.
Lo que daría por subir con ella, o ser el que la está esperando.
¿Desde cuándo yo era celoso?
Espera.
¿Celoso? ¿Yo? ¿Por ella?
¿Qué coño tenía el agua que me dieron en la cena?
Respiré hondo mientras me concentraba en llegar a mi habitación, y no en pensar en todas las sensaciones que me había causado la rubia esta noche.
Porque me negaba.
Rotundamente.
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Bueno... Lando empezando a darse cuenta de lo que siente por fin!
Cass es un poquito más lenta, perdónenla :)
Gracias por leer y espero que les haya gustado <3
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