A la mañana siguiente, me preparé para comenzar mi día. Hoy iba de camino a ayudar a mi madre con la venta de verduras en el pequeño puesto que tiene, costó mucho que mi padre la autorizara a hacerlo y no sé realmente cuál fue la razón para que lo permitiera. 

El caso es que no le busco muchas explicaciones, estos momentos aquí nos ayudan para estar alejados del régimen alfista que se imparte en nuestra casa.

—¿Podrías ir a dejarle estás verduras al señor All Might, por favor hijo?

—Si mamá, voy de inmediato.

Él me agrada, es un alfa mayor, que no tiene los mismos pensamientos de los demás.

Es respetuoso y atento con su omega, la cuida y protege como su más preciado bien.

Si algún día me enlazo con algún alfa, me gustaría que fuese como él, pero en este pueblo eso es solo un sueño.

Cuando me dirigía hacia el lugar Bakugo apareció frente a mí.

Estaba sudando y su respiración estaba agitada, tengo claro que está en celo y esto no es para nada bueno.

Estoy solo con él y soy un Omega.

Me haló fuertemente y me llevó a un callejón muy poco transitado.

—¿Puedes sentirlo Omega, puedes sentir mi aroma a celo? Estoy muy necesitado de enterrarme tan pronto como pueda en alguien y la diosa luna me ha premiado, estás aquí. —Sonrió de forma burlesca—. El Omega que debe ser de mi pertenencia, está frente a mí y qué mejor momento para hacerlo oficial.

Mis sentidos deberían estar nublados debido al potente aroma de celo que desprende, pero lejos de eso solo me está causando repugnancia. 

Sé lo que pasará aquí, no podré evitarlo, pero eso no hará que intente luchar por mi libertad.

Le di un golpe en su entrepierna y traté de huir, pero mis intentos fueron en vano. 

Se levantó rápidamente y haló de mi cabello para volver a ponerme en el sitio en el que estaba.

—Quieto Omega. Vas a quedarte aquí y vas a complacer a tu Alfa como corresponde —dijo usando su voz de mando.

Por alguna extraña razón esta no tuvo ningún efecto en mí, no me vi en la obligación de obedecer.

—Jamás permitiría que un alfa tan despreciable cómo tú se convierta en mi pareja de por vida —le dije intentando soltarme nuevamente, pero su fuerza sobre mí incrementó. 

Su agarre se hizo más fuerte y vi como una furia inmensa estaba inundando sus ojos. Se veían de un tono rojo y eran completamente aterradores.

—No dejas de sorprenderme Omega, veo que la voz de mando no tiene efecto en ti, pero esto hará las cosas más divertidas. Luego de que te tome y te marque seré reconocido como el Alfa que domó al Omega que no responde a la voz, seré visto como el hombre más poderoso de este pueblo. —Dicho esto arrancó mi ropa de un solo tirón. 

Estoy desnudo frente a él y temblando, esto ya es un hecho. No puedo hacer nada para frenarlo.

Las pocas personas que pasaban por ahí , no prestaron gran interés, no están dispuestas a interferir en el celo de un alfa.

Comenzó a besar mi cuerpo por todas partes, tocando a su antojo.

Las ganas que tenía de vomitar se estaban intencifiando, estaba haciendo arcadas debido a que no podía controlarlo.

—Ni se te ocurra hacerlo Midoriya. Si lo haces haré que tragues tu maldito vómito.

Me giró hacia la pared y fue todo, acababa de arrancarme el alma mientras abusaba de mí.

Lágrimas de dolor y desesperación estaban cayendo por mis mejillas.

Este era el fin de mi vida, estaba pasando lo que más temía desde mi presentación.

No le importaba el daño que me causaba, el solo estaba viendo por conseguir lo que quería.

Sus dientes acaban de enterrarse en mi cuello, me marcó, ya dejé de pertenecerme a mí mismo.

Debería sentir como el lazo se está formando, pero no hay nada más que dolor. 

No se sentía como escuché que lo haría. 

No había conexión, solo una marca en mi cuello.

Bakugo salió de mí y comenzó a reir desesperado, como si se sintiese orgulloso de lo que acaba de hacer, mientras yo solo le rogaba a la diosa luna no portar sus cachorros jamás.

—¿Ves lo rápido que fue todo? Ahora eres totalmente mío Omega y voy a disfrutar mucho tenerte a mi entera disposición. Iremos a tu casa por tus cosas, te quiero hoy mismo viviendo conmigo.

Mis lágrimas no dejaban de salir. Ahora le pertenecía para siempre, lamentablemente era así, debía obedecer a mi deber como Omega. 

Si alguna vez pensé que podría ser diferente, esos pensamientos acaban de quedar enterrados.

Lo había perdido todo, ya no podría jamás recuperar mi vida, no tenía escapatoria, entonces solo lo seguí hasta mi casa. 

Al entrar , vi a mi padre acercarse a nosotros.

—Ya está hecho señor Izuku, tal como acordamos. Acabo de reclamar a mi Omega y lo llevaré conmigo.

—Felicitaciones Bakugo, espero y este inservible te haya satisfacido como corresponde. Sube por tus cosas Midoriya —demandó sin siquiera mirarme.

—Padre... —dije en un sollozo.

—Ya está hecho, le perteneces a Bakugo, tuvo nuestra autorización y se la dimos. La diosa luna no lo hubiese permitido si esto fuese incorrecto. Acepta tu destino, no reniegues.

No puedo creerlo, fue él. 

Mi propio padre le dió la autorización a Bakugo para que me reclamara. 

Con esto me demuestra que el odio hacia mí no tiene límites. 

Yo no pedí ser Omega, no pedí está familia y sobre todo no pedí nacer.

Bajé rápidamente con mi pequeña maleta, las cosas que tenía era pocas, solo las justas y necesarias.

—Nos vamos Omega, desde hoy tu vida será como corresponde. Aprenderás a ser el mejor de tu rango, de eso me encargaré yo.

Luego de eso deje atrás mi "hogar" y comenzé a vivir el peor infierno que hubiese imaginado.

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