🍃Capítulo XX
15 de diciembre.
↪Uk.
"No quiero meterte prisa, de verdad, sé que es difícil todo esto Uk pero... que es que necesito una respuesta clara... de si te gustan los chicos o no, ¿sabes? Tú estas rayado, que sí, pero yo también... con todo esto".
El audio que había mandado España era directo, en mitad de una conversación sobre clases, la verdad... puede que en un futuro descubra que soy otra cosa pero... También necesito aclararme.
Miré el chat unos segundos, España seguía en línea esperando una respuesta a aquel audio de 10 segundos.
Mordí mi labio, miré hacía la puerta de mi habitación, en completo silencio, no se escuchó nada, miré la hora, 10:23 pm, claro, estarán durmiendo.
Tragué saliva, pulsé el botón de grabar un audio pero las palabras no salían, no era capaz. Lo cancelé una vez llevaba 13 segundos en silencio, volví a mirar este chat y escribía algo rápido "Antes de las 12 tienes una respuesta, lo juro", esperé unos segundos... "Ok" y se desconectó. Se había enfadado... se había enfadado seguro.
Otro mensaje llegó, Francia, por Instagram, me había etiquetado en una historia. Igualmente cuando entré a su chat no le respondí, le di directamente a videollamada dejando el móvil apoyado en el escritorio contra la pantalla del portatil.
Primer pitio, segundo, tercero...
— Uk son las diez y media casi chico, ¿Qué te pa-? — No le dejé seguir.
— Creo que soy gay. — Dije directamente. — A un 99%, pero a la vez creo que no, pero no sé si es que soy gay y me da miedo admitirlo, o soy bi, o si no me gusta nadie, y estoy así a medias con España de hace unos meses pero no hubo nada oficial y tengo miedo porque si me gusta, o eso creo, ¡No lo sé! ¡Ayudame! — Comenté, lo más resumido que pude, la cara de Francia era un cuadro.
— ... Vale... — Hizo una pausa — Pues... a ver... dile que te gustan los chicos pero no quieres ponerte ninguna etiqueta. — Contestó sin más, tumbándose en esa cama. — ¿Sabes?
— ¿Segura eso va a ir bien? — Pregunté, mordiendo levemente mi labio con nerviosismo. — ¿Y si se entera mi familia?
— Algún día se van a entrar... — Comentó con una perezosa voz.
— Ahg... — Cubrí mi rostro con mis manos, mordí mi propio labio y suspiré de forma pesada. — Todo hubiera sido más fácil si España hubiera sido una chica.
— A ver, si se suelta el pelo y le pones algo de maquillaje yo creo que sí parece una chica, ¿tú has visto su cintura? que tiene casi mi talla el imbécil ese... — Se quejó, cambiando de vuelta el tema. — A ver... Mira, tú dile "España, me gustan los chicos, pero no quiero ponerme de momento ninguna etiqueta en concreto", lo entenderá. — Comentó con calma.
— ¿Segura? — Pregunté de nuevo.
— ¡Qué sí intensito de turno! — Esta vez me gritó. — Tengo sueño... ¿puedo irme a dormir? — Preguntó con una perezosa voz.
— Sí, claro... gracias... — Antes de poder terminar ya había cortado la llamada.
Agarré le teléfono y fui al perfil de Instagram de España. Su foto de perfil era... literalmente la que sale cuando no tienes foto de perfil, pero ponía encima "Sin foto porque te enamoras", miré su descripción, lo típico supongo; donde estudiaba, la bandera de su país y la arcoíris, así sin más, tenía "He/Him" al lado de su nombre y por último el Instagram de Portugal y el de Italia, nada más.
Bajé a las fotos, su feed era todo un drama la verdad, subía todo lo que quería y había muchas fotos sin sentido o videos sin más.
Pulsé una de hace un un par de días realmente, había salido de fiesta, otro botellón. Ante mis ojos ese y su exceso de fumar eran los únicos defectos que tenía, aun así se veía muy lindo... y el mechón morado (que yo lo veía azul pero igual) le quedaba bien... resaltaba el tono verdoso de sus ojos.
Suspiré, volví a WhatsApp y mordí mi labio.
"Me gustan los chicos" Enviar.
Esperé a que lo leyera y mandé el siguiente "Pero no me quiero poner ninguna etiqueta".
Unos segundos... LLAMADA ENTRANTE... rechazar.
Este se quedó en línea unos segundo y seguido mandó él los mensajes. "A las 12 en la parada del tren", pausa... "Sí, de la madrugada".
Y se desconectó..., eso era en dos horas o menos... UFFF, este chico... y lo peor es que no me sorprende.
Miré la hora del reloj, estaba sentando en un pequeño banco en medio del andén, ya era de noche y las luces que habían eran las de los pequeños farolillos colgados del lugar. Lo bueno que tenía ese anden era que parte del cielo estaba completamente puesto de cristal y se venían las pocas estrellas que la luz artificial solían opacar.
El frío ya se notaba de más, iba con una gabardina y una bufanda a la par que guantes, quizás podrían llamarme exagerado pero las temperaturas eran demasiadas bajas incluso para mi, y más en plena noche de diciembre en esta zona.
— Hola. — Saludó una voz algo cansada, me giré a verla, sin sorpresa alguna era España.
— Hey... — Me limité a saludar acompañado a un movimiento de cabeza leve, él se sentó en la parte libre del banco, levantando sus piernas y sentándose como indio. — ¿No tienes frío? — Pregunté al notar que su única capa de abrigo era la sudadera que siempre usaba, aun así no respondió mi pregunta.
— ¿Y bien? — Preguntó, mirando hacía el suelo de piedra del lugar, jugueteando con una gomilla en su pulsera. — ¿Ya lo sabes?
Directo al grano...
— Me gustan los chicos. — Afirmé, por alguna razón decirlo en voz alta me cerró la garganta con cierto nerviosismo. — Y soy asexual... pero no estoy listo para ponerme si soy gay o bi o nada... ¿sabes? — Le miré, estaba algo cerca de mí, apoyó su cabeza en mi hombro y soltó un pequeño suspiro, yo solo relajé mi postura.
— ¿Y yo qué? — Preguntó, me giré a mirarle sin entender, él todavía no me miraba a los ojos pero tenía un leve temblor.
— Tienes frío... — Comenté, sacando mi bufanda y pasándosela a él por el cuello, dejándola apoyada en sus hombros con cuidado. — Mínimo ponte esto.
— No me cambies de tema. — Avisó, su voz sonaba monótona, como con sueño o con pena. — Uk... ¿Tú me quieres? — Me miró de una vez a los ojos, yo solo me quedé quieto con mis manos en la bufanda.
— Cl-Claro... — Respondí, sus palabras se sentían heladas. — ¿A que viene eso? — Esta vez pregunté yo.
— Le cuento todo lo que me pasa a Portugal — Empezó a decir, hizo una pequeña pausa para ver si yo le estaba escuchando o no. — Le resultó raro que... yo siempre fuera el que iniciara los besos, o el que decía te quiero, o te amo... o cualquier tipo de acción... y que tú ni puto "yo también" soltaras. — Confesó, el tren pasó por el fondo iluminando levemente nuestros rostros con la luz de las ventanas, en esos pocos segundos hasta que desapareciera pude ver como sus ojos brillaban más de lo común, algo que no podía haber notado antes, eran lágrimas.
— ¿Qué insinúas?
— ¿Yo? No insinuó nada. — Habló sin más, separándose de mi y mirando a otro lado. — Digo la puta verdad. Puedo entender que no seas tan cariñoso ya sea en público o privado por cualquier motivo, y eso no me molesta, pero es que a llegado a un punto que parece como si te gustase recibir amor y no fueras a darlo nunca. — Confesó, su voz se elevó rompiendo el tono monótono que tenía. — Uk entiendo que no estés listo para decirle a tus padres o a la gente en si, sé lo que se siente pero... no sé, aunque sea con nuestro grupo, no quiero estar en una puta relación como si... — Hizo una pequeña pausa, abriendo sus ojos y cerrando poco a poco sus labios.
— ¿España? — Pregunté.
— Uk — Me volvió a mirar. — ¿Qué somos? — Preguntó, dejándome esta vez a mi sorprendido y notando todo, había demasiado amor en esta relación como para llamarlo "amistad" pero tampoco éramos pareja.
— Amm... no sé... — Hice una pausa nerviosa, intentando buscar alguna palabra en español que pudiera significar lo que era esto. — ¿Un ligue? — Fue lo primero que se me vino a la mente, realmente ni sabía muy bien su significado y por la reacción y el cambio de gesto den el rostro de España muy bien no era este. — ¿Espa-?
No pude ni responder, o más bien ni terminar, este se levantó del asiento y dándome una cachetada de una, de esas que seguro dejan marca y picos.
— Escúchame bien desgraciado, yo no he estado un puto mes o más pensando en la mínima idea de llegar a ser algo más para que simplemente sea un puto ligue. — Comentó, con un tono molesto que hacía que se le marcase cierto acento cerrado.
— ¡Oye pero yo no sé lo que significa! — Me quejé, levantándome también del frío banco. — ¡No es mi culpa no saber que somos!
— ¡¿Y si no sabes que es un ligue para que lo dices?!
— NO LO SÉ, ¿VALE? ¡Me pones nervioso!
— Osea que la culpa es mía — Se cruzó de brazos.
— ¡No he dicho eso! — Me quejé, acercándome a él. — I LOVE YOU, OKEY? I love you with all my live and you're my crush but I don't know how is it in spanish, OKEY? I want be your boyfriend, your husband if required — Hice una pequeña pausa, recuperando el aire que había perdido en esos pequeños gritos que había dado por los nerviosos. —... Pero no quiero todavía que se sepa públicamente... — Terminé.
Ambos nos quedamos en silencio, ninguno hablando, hasta el leve jadeo de ambas respiraciones se había cortado.
— ¿Por qué estamos gritando? — Pregunté, mirándole una vez la situación se había calmado y ese silencio que en un principio pareció necesario empezó a ser incomodo. — Se supone que hay formas más maduras de solucionar estas cosas y — Fui interrumpido.
— ¿Formas más maduras? Uk tienes 17 y yo 16... — Comentó con toda la obviedad del mundo. — Somos adolescentes... No vengas a decir que tenemos que ser maduros y comportarnos como señores que saben todo de la vida cuando ni hemos cumplido 18... — Me miró, su voz sonaba como de molestia pero aun así tenía un tono calmado que, irónicamente, me preocupaba. — Lo único bueno que tiene ser adolescente es que puedes hacer gilipolleces y tienes la escusa de la edad aunque después cuando tenga 50 años y la hipoteca pagada mire al pasado y diga: "Joder tío si es que con 16 era gilipollas"... — Hizo unos gestos con su mano, y luego me miró. — Si somos pareja o no está claro que no vamos a durar mucho... — Su voz se empezó a quebrar.
— España oye — Me volvió a callar.
— No, ni "España oye" ni pollas, Uk. Tengo 16 años, mi madre y dos de mis hermanos están muertos, mi padre es un capullo que para lo único que sirve es para gritarnos y utilizarnos a su beneficio, soy alcohólico y seguramente tendré los pulmones hecho mierda y ya ni hablar de que Italia me odia desde que descubrió que me gustan los hombres — Empezó a comentar, se le notaba alterado. — ¡Solo quiero tener algo normal en mi adolescencia! El típico puto romance que s-se ve en las películas de mierda que es todo super bonito aunque después se vaya a la mierda, ¿vale? y lo quiero tener contigo.
Me miró de vuelta, su respiración se había acelerado y hasta yo me había puesto nervioso, se escuchaba de fondo como el tren se estaba volviendo a acercar pero en realidad era un ruido ambiental al que ninguno le prestaba atención. No sabía que decir, las palabras realmente nunca fueron lo mío y al parecer él buscaba alguna respuesta, alguna reacción algo de apoyo.
— Yo... siempre te ves tan feliz y riendo que no lo había pensado así... — Fue lo único que me salió, exponiendo mis pensamientos de ese momento.
— ¡Pues claro que tengo que estar así! —Pegó un grito, haciéndome saltar levemente.— ¡Es mi único puto aporte al grupo! Si no estuviera todo el rato haciendo chistes con que mi madre está muerta o de cualquier otra mierda ya me habría pegado un tiro. — Estoy seguro de que en parte había exagerado eso, pero realmente no iba a contradecirle. — Uk, te lo diré así de claro y no quiero ni un "después te lo digo" ni ostias... — hizo una pausa. — ¿Quieres ser mi novio formalmente?
Esas últimas palabras las comentó acercándose poco a poco a mi, dejando apenas unos centímetros que se unían a través de nuestras piradas. Si algo había aprendido de España era su inestabilidad, la necesidad de acción reacción instantánea que tenía y que si no respondía en pocos segundos seguro se iría y ya podría decirle adiós a todo lo que se había logrado en pocos meses que... para que mentir, tenía razón, él o Portugal, de que siempre era él el que daba diversos pasos y yo siempre me quedaba a la espera de estos.
— Vale, me voy a casa. — Dijo, separándose y empezando a caminar.
Sus pasos eran más rápidos y largos que de costumbre, eso o yo me había bloqueado. En cuanto me di cuenta ya había subido un par de escalones a la salida del andén. Me acerqué a este una vez mis piernas reaccionaron subiendo detrás suya y agarrando su mano, tirando de este y obligándolo a bajar un escalón.
— Per-Perdón yo ah... — No sabía que decir, realmente nunca sabía que decir, no sabía que responder a sus "te amo", no sabía que responder cada vez que comentaba que estaba mal; por saber ni sabía como reaccionar a sus besos, sobre pensaba mucho las cosas, ¿no?, quizás ese era mi defecto.
— ¿Vas a darme una respuesta o voy a tener que esperar otro mes más? — Preguntó, ese tono burlón había vuelto a él, quizás como defensa y escudo ante como se sentía, pretendiendo esconder ese tono roto apunto de llorar que, sí, aun así se notaba un poco.
— No sirvo para responder a este tipo de cosas al instante... — Fue mi respuesta, soltando una nerviosa risa que se le contagió al pelirrojo.
— Ya lo he notado... — Respondió este, agachando su cabeza por unos segundos.
Bajó esos pocos escalones que nos separaban, quedando justo en el de enfrente mía, al no tener tanta diferencia de altura quedó algo por encima mía, agarró mis mejillas dispuesto a besarme pero esta vez, con las palabras que supuestamente había comentado Portugal en lo privado fui yo el que me aventuré y me acerqué a este, dando esta vez yo el beso, o mínimo iniciándolo aunque a los pocos segundos el contrario llevaba el control. Bajó sus manos hacía mi cuello y luego hacía mis hombros, dejando un leve recorrido y colocando recto su cuerpo en paralelo al mío.
Posiblemente fueron unos segundos, segundos que yo sentía como horas pero en el buen sentido, en eso de que quieres que sea eterno, ambos nos separamos.
— ¿Me puedo tomar eso como un "Sí"? — Preguntó, sonriendo sobre mis labios, tentando a otro beso que sinceramente tanto deseaba.
— No entiendo como hemos acabado así — Comenté, mirando sus labios con cierta tentación. — ¿Puedo? — Pregunté.
— Puedes romperme el corazón si así lo deseas. — Respondió, acercándose a mi y uniendo de nuevo nuestros labios entre ambas sonrisas.
— Ummh... ¿Podemos esperar un poco antes de hacerlo público? — Pregunté entre el beso, quería hablar pero no quería separarme.
— Está bien tecito~.
Al final la madrugada se había hecho profunda y tras insistir un rato acabé acompañando a España hasta su casa, un viaje a pie entre leves risas y agarrándonos de la mano que contrastaban su piel caliente y la mía fría.
— Nunca he entrado a tu casa... — Dije, una vez llegamos a la puerta de esta y él estaba detenido sacando su móvil, mandando un mensaje a alguien.
— Y nunca lo harás, está hecha un desastre. — Respondió con sinceridad, guardando su teléfono. — Tengo que esperar a que Portugal abra, salí sin llaves. — Confesó, apoyándose en la pared de la entrada.
— Espero contigo. — Avisé.
— No es necesario...
— Para mi sí.
— Mira que eres bobo~. — Rio.
Se acercó a mi, agarrando de vuelta mis mejillas e iniciando otro beso, uno calmado y que no iba a más de juntar nuestros labios pero aun así se sentía cálido y con cariño, le abracé por la cintura con cuidado de no exaltarle por el contacto y siguiendo este entre la sonrisa que se me iba formando.
— Hay que lindo los novios~. — Dijo una tercera voz, al instante España se separó dando un leve grito y pegándome una cachetada, haciendo que yo también me separase. — Eso sobraba.
— Y tanto... — Añadí, agarrando mi mejilla y acariciándola, miré de nuevo a ambos hermanos los cual ya iban entrando a la casa.
— ¡Nos vemos cuñado! — Gritó Portugal antes de que la puerta se cerrase repentinamente, aun con esta así se pudieron escuchar leves gritos de ambos.
Reí para mi mismo y sin más me giré, dispuesto ya a volver a casa y asimilando la regañina que iba a recibir debido a la hora.
3041 palabras.
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