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🍒Capítulo XV

21 de octubre.
Hospital público.

Aún después de lo de ayer y con ganas de quedarse encerrado en su habitación, esperando a que la gente se olvidará de su existencia eventualmente el español se vio obligado a levantarse otro día más, pero esta vez dirigiéndose hacia el hospital por aquella cita que al final le había reservado el portugués, porque sí, a él se le olvidó hacerlo.

Afortunadamente entró a consulta rápido y no tuvo que esperar más de 40 minutos en la sala de espera hasta que le llamarán, y por suerte también (o más bien fue una ventaja) nadie de su familia le acompañó aún siendo costumbre de que fuera el italiano junto a ellos.

¿Desde cuándo empezaron las molestias? — Pregunto la doctora, tecleando rápidamente algo y ajustando sus gafas.

Emm... Hace unas semanas, ¿Mediados de mes? Por ahí. — Respondió el pelirrojo, acomodándose en aquella silla azul frente al escritorio.

¿Has tomado alguna medicación fuera de lo usual? — Volvió a interrogar la señora.

No. — Respondió sin más.

¿Algo más aparte de molestias? — Esta detuvo su tecleo, girándose a mirar al menor.

Emmm... — Desvío su vista, rascando levemente su nariz.— Ronchas... — comentó con cierto nerviosismo.

¿Ronchas?

Como llagas raras... — Respondió, recibiendo una mirada interrogativa de la canosa.

¿Recuerda haber mantenido relaciones sexuales antes de que las molestias comenzarán? — Preguntó, acomodándose en su silla.

¿De qué tipo?

Realmente cualquier, en este caso un roce directo hubiera sido suficiente. — comentó.

España mordió su labio al recordar aquella noche en la discoteca con el desconocido... En su mente ya se encontraba maldiciendo lo.

Sí... — Finalizó.

¿Se hizo protección durante el acto?

No. — Comentó este, acomodándose en la silla.

Vale, señorito Cortés... — La anciana empezó a hablar — Independiente del tema principal, ¿Sabe usted lo peligroso que es mantener relaciones sexuales sin una protección adecuada? — Continuó la señora. — Puede haber terminado en embarazo.

Oh no, no pudo para nada — Rio para si mismo, llevándose la fija mirada de la señora.

Si habla por patillas anticonceptivas no siempre aciertan, y no debería creerse que por eyacular fuera segundos antes se liberarían.

No a ver... Es que... "Biológicamente hablando" — hizo comillas con sus dedos— No hay riesgo de embarazo... No sé si me entiende.

¿Infertilidad? — Preguntó.

A ver... — Este suspiro, mirando hacia otro lado.— Primero de nada... No hubo penetración, fu-fue solo roce... Y segundo... — hizo una pequeña pausa, volviendo a ver a la mujer frente a él — Fue con otro hombre — Finalizó.

En ese momento el pelirrojo pudo notar el cambio en la expresión de la mujer, pasando a mirar al español de arriba abajo como pudo y abrir levemente su boca.

...Ya veo... Bueno, emmm — Por alguna razón la señora se mostraba como más "incomoda" ante los ojos del ibérico. — Igualmente, a lo que íbamos, que lo más probable es que sea alguna ETS... Últimamente hay varias y por lo que me comentaste por teléfono y aquí lo más probable es que sea sífilis. — Finalizó.

¿Eso es grave?

De primeras no, pero si podrá ser molesta si lleva a avanzar... — Volvió a teclear algo hacia el ordenador — Le recetare una pomada para las ampollas, póngasela todas las noches a la misma hora, le llamaré en una semana para ver cómo va la cosa y más adelante le daré una cita. — Finalizó la doctora, esperando a que aquel papel con la receta se imprimiera para pasárselo al pelirrojo — Evite tener relaciones sexuales hasta que esto de pase — Comentó con cierto tono de incomodidad.

— Ya... Gracias.

Sin más el español se levantó, la doctora dio paso hacía el siguiente paciente nada más el trigueño cruzó la puerta, viendo aquel papel con la receta y saliendo del centro.

De puta padre... — Pensó en voz alta para posteriormente dirigirse hacia la farmacia más cercana.


Joder, ¿una ETS? Mira que tú también... — se quejaba el portugués, o más bien se lamentaba, viendo a su hermano intentando arreglar la cuerda rota de su guitarra.

Yo que iba a saber que rozando pollas iba a pegarme algo macho; encima que yo ni me corrí me pega una ETS... Flipo. — Se quejó el pelirrojo, logrando sacar la cuerda rota de la guitarra.— ¿Ya mando Francia lo de la fiesta? — Comentó este, girándose a ver de reojo al portugués.

Dice que temática... Fantasía — Comentó, mordiendo levemente su labio sin razón alguna. — Bua... Eso es muy amplio... ¿Tú de qué vas a ir?

Ni puta idea, ¿Sabes de qué irán los demás? — Preguntó, en busca de ideas.

Francia va a ir inspirada en Maléfica, Italia dice que de Guerrero romano... ¿Qué tiene eso de fantasía?

No sé, ¿Y UK? — preguntó, saltando por encima la pregunta sobre el italiano.

Emmm ... — Este se muso a deslizar con el dedo pulgar la conversación que habían tenido por WhatsApp, llegando al mensaje que buscaba — De pirata... Uiis... UK de pirata~

¿Qué insinúas tú? — Este se giró, apoyándose en su mesa y viendo al portugués tumbado sobre su cama (o la parte inferior de la litera)

En vez de que surque las aguas del mar podrías pedirle que desembarque en tu cama~ — Sonrió pillo el peliverde, riendo por su propio comentario.

— ¡Lo peor de todo es que es buena la idea! — Se quejó, sonrojándose por el comentario del mayor y volviendo a su guitarra.

Ve tú también de pirata, quizás así "asalte tu barco" — Volvió a lanzar, haciendo reír al pelirrojo.

Que idiota que eres por dios — Comentó, terminando de color de nuevo la nueva cuerda de la guitarra. — ¿Tú qué dices León?

Tras esa pregunta el perro, que se encontraba sobre aquel sofá donde solía dormir ladró, seguramente ni sabía de que estaban hablando los contrarios pero eso no parecía importarles.

¿Ves? León dice que eres gilipollas. — Concluyó, viendo hacia el peliverde.

No, ha dicho que tiene hambre. — Este se levantó, viendo hacia el canino — Voy a echarle de comer, ahora vuelto.

Dio un pequeño silbido y tras eso el perro se levantó del todo, sacudiendo lo y yendo escaleras abajo junto al portugués.

Míralo... Que feliz el capullo... Ojalá poder ser un perro, te puedes lamer los cojones en el puto salón y nadie te dice nada... — Habló para su mismo, viendo hacia su guitarra y suspirando.

Por alguna razón los últimos meses se le habían resultado más movidos de lo normal, apenas empezaba el curso, sentía como si a la mínima se fuera a caer todo, una intuición que lo tenía más mal que bien.

Agarró la guitarra, sentándose al borde de la cama con las piernas estiradas, en posición de tocar pero sin proporcionar ni una sola letra.

Hey — El Italiano saludo desde la puerta, llamando su atención. — ¿Qué tal?

Lo preguntas por lo del rumor ¿verdad? — Preguntó, viendo como el rubio se sentaba a su lado, hundiendo levemente la cama por su mala calidad. — Tirando...

Tampoco lo veo tan grave — Dijo como si nada, viendo hacia el menor. — Pero bueno...

La habitación se quedó unos segundos en silencio, realmente ninguno sabía que decir, y mirad que en el pasado podrían considerarse unos hermanos de lo más hundidos, yendo el menor casi siempre a sus espaldas o colándose en la habitación del rubio con tal de estar con él, pero ahora no sabían de que temas hablar.

Esa chica nunca existió, ¿No? — Preguntó el Italiano, haciendo referencia a la tal "tecito" de hace semanas atrás.

Je... Claro que no, fuiste tú el que se la inventó — Dijo sin más el pelirrojo, jugando con las cuerdas de la guitarra.— Pensaba que había sido Reich o URSS el que puso el rumor, pero al parecer no fue ninguno de ellos... Eso es bueno. — Pensó en voz alta, viendo hacia sus pies con aquellos zapatos desiguales.

Ya... Me imaginé que pensarías eso — Comentó, viendo hacia sus uñas.

¿A qué te refieres? — Preguntó, mirándole extrañado. — A ver, que en realidad los únicos que sabían de que soy bi del insti antes de esto eran Portugal, Francia y... — Este se giró, mirando al italiano — Tú.

Ya. — Comentó como si nada, viendo al contrario. — Mira que traficar tabaco con Francia en pleno pasillo...

Quizás para él eso era tema para empezar a reír, pero la fría mirada del trigueño le extrañó levemente.

¿Y esa mirada?

... ¿Tú hiciste esto? — Este le miró, hablando en una voz calmada pero para nada cómoda.

No fue para tanto. — Restó importancia, viendo hacia otro lado.

¡¿Estas loco o qué?! — Gritó de repente el pelirrojo, levantándose de la cama y dejando la guitarra sobre esta. — ¡Ahora han sido solo bromas y pintarme la mesa! ¿Y si llegara a más?  ¡Eh Italia! ¿Has pensado en eso? — Preguntó, notablemente exaltado.

Así se te irá de la cabeza esa estupidez de "bisexual" — Dijo con toda molestia, mirando hacia el menor todavía desde la cama.

¡Italia joder! Metete lo en la cabeza, ¡Yo no he elegido esto! Que me gusten también los tíos no es una puta elección, ¿Vale? Es algo que uno puto tiene, como el color de los ojos o algo así — Hizo  una pequeña pausa, viendo al italiano con los ojos llorosos a causa de los gritos— ¡Eres mi hermano! Se supone que tendrías que apoyarme en esto no... No ir y volverte una de las personas por las que temo decir que soy bi...

El italiano se levantó, acercándose al más bajo con una sería y fría mirada, casi sin expresión.

España, escúchame solo estás confuso, ¿Sí? Te intento abrir los ojos para que salgas de esta fase — Fue interrumpido.

¡QUE NO ES UNA PUTA FASE! — Gritó de golpe, alejándose del italiano. — ¡Macho! No es tan difícil, me gustan los tíos y las tías, y ya, y punto, y a tomar por culo que no es tan difícil, que no te he dicho que sea un puto alien o algo así — Comento, caminando desesperadamente por la habitación, ante la mirada del italiano.

¿Y tú cómo sabes que te gustan los tíos si nunca has tenido novio? — Reprochó, cruzándose de brazos, viendo al pelirrojo seriamente el cual se detuvo frente suya.

¡Por qué me gusta UK!

Y tras esa confesión que, para ser sinceros, nadie esperaba, ni el Italiano recibir ni el Español exclamar, ambos de quedaron en silencio, dejando un leve jadeo por parte del pelirrojo recuperando la compostura, viendo con su labio tembloroso hacia el Italiano el cual había tensado la postura.

No sé lo digas — Pidió, interfiriendo en los pensamientos del italiano.

Oh... Y tanto que se lo voy a decir.

Antes de cualquier reacción el Italiano salió de la habitación, bajando las escaleras de forma rápida pero sin llegar a correr, aun así sus talones fueron pisados por el ibérico el cual se alarmó más de lo que estaba anteriormente nada más verlo salir de la habitación.

¡I-Italia por favor no oye! — intentaba llamar su atención — ¡Po-Por favor oye! ¡Me mandaría a un puto internado militar! ¡No se lo puedes decir!

¡Haberlo pensado dos veces! — Repuso, llegando al salón y buscando al mayor de toda la casa con la mirada — ¡Papá!

¡A él no le importa! Italia por favor, es lo único que te pido por favor venga no se lo cuentes...

Este se acercó al italiano, a aquél hermano mayor que tenía por cierta parte de sangre, agarró entre sus temblorosas manos la camisa de este, sin llegar a tirar, solo apretándola con fuerza y apoyando su cabeza, no llegaba a tener ganas de mirarle, por tener no tenía ni ganas de estar de pie. Las voces se cortaron, de nuevo un leve sollozo que esta vez de había vuelto llanto, llanto con la presión sobre la camisa del mayor el cual por un momento de había quedado estático.

¿Qué pasa? — Preguntó, aquel hombre que tan ausente estaba a pesar de vivir en esa misma casa, llamando la atención del italiano.

Por favor... — Fue lo único que pudo escuchar por parte del menor, en un susurro roto a más no poder.

¿Y buen? — Pregunto este, rascando su barba mientras esperaba una respuesta — ¿Por qué tanto grito?

Que... Hoy hago turno doble — Comentó. — Solo eso.

El mayor desvío su vista hacia el pelirrojo, el menor de sus hijos, ya lo había notado nada más entrar a la sala pero en su mente directamente lo había ignorado, restándole toda importancia hacia que le pasará.

¿Y ese por qué llora? — Preguntó, más que nada por compromiso. — ¡Sh! Crío venga, que no eres una puta nena para estar llorando.

No esperó ninguna respuesta o reacción, Castilla, aquel hombre, era así, fijándose solo en lo que le convenía y cuando le convenía, el resto del día realmente parecía estar desaparecido ante las hijas de los menores, realmente hasta a veces parecía que en la cada solo eran los 3 menores.

En cuanto el castellano salió de la vista de ambos el rubio se separó de su hermano, viéndole todavía con su rostro rojo y lágrimas a las mejillas.

... Ve a ducharte anda... Voy a ir haciendo la cena. — Comento cómo si nada, recibiendo un leve asentimiento como respuesta para luego ambos separarse.

Realmente no sabía porque no le había comentado al mayor lo que pasaba, porque había generado aquella respuesta rápidamente y mintiendo, pero en alguna parte de él se sentía mejor y sentía que le rentaba más haberle mentido.


2341 palabras.

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