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🍒Capítulo XIX

Hay veces donde no sabes si estás enamorado o es solo amistad, un capricho o cualquier otra cosa. Donde por cualquier motivo niegas lo que sientes y no sabes si es verdad o mentira incluso aunque sean tus propias palabras.

Lo que empieza como querer ver a esa persona un día tras otro, saber que está bien, que llega a casa a salvo... Son sensaciones que provocan distintos sentimientos, sensaciones que provocan otras de sí mismas: el cierre de tu garganta, el dolor de estómago llamado mariposas...

Sí algo es difícil de explicar es el amor, cada persona tiene un punto de este y es un juego donde las reglas lo escribe uno mismo, un juego de dos o más jugadores... Quién sabe.

Actualmente hay un partida iniciada, una de dos donde todavía falta la otra persona por unirse, pero que si aceptó jugar.

Desde el punto de la ciencia el amor se nombra como la fusión de distintas hormonas elevadas ante un estímulo externo que nos agrada, una reacción a algo que nos hace sentir bien. En la filosofía es el conocimiento, la felicidad y contemplar la verdad que hay en el otro. Es algo tan difícil de explicar y con tantas opciones al igual que leyendas.

Cientos de personas que hablan de su media naranja, de su alma gemela... De esas a las que afirmas estar unido por el destino, con quién planeas un futuro y acaba siendo algo pasajero, porque así es la adolescencia, ¿No?

Te hace montarte tantas ilusiones, el afirmar que has encontrado a ese otro extremo del hilo rojo para luego quedarse en un simple recuerdo de cartas pasajero... Que se sintió tan bien y causó tanto dolor.

Pero claro... Esas leyendas se queda en lo común, en un amor solo de dos opuestos donde incluso la toxicidad es aceptada antes que lo tuyo, un amor que romantiza hasta la última gota de veneno que sueltan.

El amor podría ser sinónimo de Oenanthe crocata ante mis ojos. Una flor bella y simple de pétalos blancos, elegantes para sí mismas, pero con una mortalidad del 70% a quien la consuma.

Una curiosidad de esta es la Enantotoxina que contiene, una sustancia que relaja los músculos de al rededor de tus labios y te obliga a sonreír aún estando en el peor dolor que podrías imaginar... Cómo el amor, ese amor que no sale bien, ese amor en el que sufres... Pero que igualmente sonríes sin quererlo, un amor que te va consumiendo poco a poco hasta más no poder... Hasta obligar a ese gran hilo rojo que tanto se habla a romperse aún rompiendo su propia regla de que nunca lo haría...

El amor es algo bello pero letal.


↪España.

Había cierto silencio en la habitación, habían pasado unos días desde la fiesta, no muchos, apenas era Miércoles y por alguna razón después de clases, había ido a casa de Uk para hacer los deberes (o más bien que él los hiciera y yo fingiera que estaba atendiendo a su explicación) En un principio también iba a venir Portugal pero acabó yendo al cine con Francia así que... mejor para mi.

Es que estáis dando cosas de primero de la ESO — Rio el contrario mientras miraba los ejercicios en aquel libro fino que ponía en grandes "MATEMÁTICAS APLICADAS", eran esas o académicas, y no me voy a complicar la vida sinceramente. — Es una operación simple.

Si tan simple es hazla tú. — Le "ataqué", acercándome a este y dando un leve salto en la cama con mi movimiento.

No, que sí no aprendes y luego suspendes el examen. — Adiós a mi plan de esclavizar indirectamente a Uk... — A ver... — Este levantó su vista, mirándome por unos segundos, seguro iba a empezar a explicar pero sus palabras cambiaron de parecer cuando me bajé la capucha de la sudadera. — ¿Te has teñido? — Preguntó, soltando el libro de su agarre y acercando su mano hacía mi, agarrando aquel mechón que tomaba gran parte de mi flequillo que recientemente teñí de morado.

No, es que confundí el zumo de uva con champú. — Respondí de forma algo borde, soltando después una leve risa. — Sí bueno, solo fue un mechón, Portugal se quiso teñir de nuevo y le acompañé y... bueno, dejémoslo en que perdí una apuesta.

¿Cuál era la apuesta? — Preguntó curioso.

Acercarme al primero que entrase a la tienda y preguntarle si me daba 6 euros a cambio de una mamada, fuera quien fuera... — Hice una pequeña pausa. — Entró el "Terminator" — Finalicé.

¿El Terminator? Dios... yo lo tengo como tutor. — Lamentó mi pena, siendo algo bajo y haciendo leves rizos con su dedo en mi mechón. — ¿Y por qué azul?

¿Cómo que azul? — Le miré algo confuso.

Yo lo veo azul...

Uk, es morado. — Hice una pequeña pausa antes de empezar a reír. — Aishhh... ya decía yo, eso te pasa por daltónico chico. — Comenté, más que nada para mi mismo la verdad, Uk por su parte separó su mano y frunció levemente su ceño. — A ver, ¿de que color ves esto? — Pregunté, agarrando el libro de biología que tenía sobre la cama, abriéndolo por una página donde había ranas y señalando una que era negra con motas amarillas.

Negro y amarillo... — Comentó, en un tono monótono. — Confundo algunos colores, no veo en blanco y negro. — Dijo, acercándose al borde de la cama y levantándose de esta.

¿Qué colores confundes? — Pregunté de forma curiosa, no os voy a mentir, si sabía que era daltónico, obviamente, pero pensaba que veía los colores más apagados, ¡Sí ya sé que el daltonismo no es así! ¡Me gusta ser imbécil!

Pues... los que se parecen. — Levantó los hombros. — El azul y el morado oscuro, algunos tonos de naranja los veo rojos... no sé. — Me miró un poco con cara de besugo. — Los limones y las limas los veo iguales.

— ¿Sí? ¿De que color? — Pregunté de vuelta, acercándome al borde de la cama. — ¿Y cómo le echas limón a la comida sin pensar que es lima?

Veo los dos amarillos y... no le echo limón a la comida. — Sentenció, caminando hacía la puerta de la habitación y abriéndola. — ¿Vienes a la cocina o te quedas aquí?

Que soso que eres... — Dije en voz baja, levantándome y saliendo del cuarto, siendo el primero en dirigirme hacía esa misma habitación que él dijo.— ¿De que color ves mi pelo?

¿Ya vas a empezar? — Habló algo sorprendido. — Rojo. — Dijo sin más. — Un rojo muy brillante, como la sangre, ¿feliz?

Ci — Dije sin más, sonriendo y apegándome a él. — ¿Y cómo descubriste que eras daltónico? — Pregunté, entrando a la cocina una vez bajamos las escaleras y acercándome a la encimera, subiéndome, como el que esta en su casa.

En infantil suspendí una tarea de colores y a mi profesora le extrañó. — Finalizó su pequeña anécdota, abriendo la nevera y sacando una botella de agua, la dejó sobre la encimera y cerró la nevera, seguido sacó un vaso y se sirvió un poco de agua, yo solo me quedé mirando sus acciones en un pequeño silencio.

¿Y tus hermanos? No los he visto en todo el día. — Comenté a pesar de llevar menos de una hora aquí.

Extraescolares. — Finalizó, agarrando el vaso y dándole un sorbo. — Oh, casi se me olvida. — Comentó.

Soltó el vaso de nuevo en la encimera y se acercó a la nevera, abrió esta y seguido el cajón de las verduras, rebuscó un poco entre murmullos y seguido sacó una lata de Monster, cerró todo y se acercó a mi, extendiéndomela.

Te noté algo triste desde que tu perro enfermó — Empezó a decir, le había contado eso el mismo lunes cuando nos vimos en clases, de verdad me preocupaba que algo que pasase a León.— No es mucho, a ver, no te estoy regalando un diamante o algo así, pero como te gustan... y... es una nueva al parecer, o mínimo aquí.

Miré bien la lata agarrándola, era una de mango por su apariencia, tenía puesto encima "KHAOTIC", no la había visto antes, era anaranjada y el logo en un azul verdoso.

Awww... — Comenté para mi mismo, soltando la lata a un lago y estirando mis brazos, logrando alcanzar al británico y abrazándolo, este se tuvo que acercar a mi debido a la acción y entre leves risas correspondió.— Es que eres muy cuco... —Pensé en voz alta, ocultando mi rostro en su cuello. — Te amo mucho...

De nuevo no respuesta, solo un beso en la mejilla y el abrazo que todavía nos unía. En parte me hubiera gustado un "y yo a ti" como mínimo, pero Uk nunca fue muy abierto con nadie así que era de entender.

¿Volvemos a subir? — Preguntó, soltando su agarre, aun así yo seguía apegado a él, rodeando su cuello con mis brazos. — Spain?

Hueles muy bien... — hice una pequeña pausa. — Me gusta tu perfume...

Gracias paellita, pero tienes tareas por así que venga...

Agarró mi cintura con sus manos y se separó de una vez del abrazo, sinceramente no sé que me puso más nervioso, si el agarre o el apodo. Puse mis manos sobre las suyas casi como reflejo, algo me decía que ahora mismo estaba totalmente rojo, pero él solo mantenía este color en sus mejillas, aun así se notaba de más por su palidez. Se veía tan modo... realmente creo que nunca me había fijado en alguien así, este capullo me hizo brujería o algo.

¿Chicos? — Dijo una calmada voz femenina que me sacó de mis pensamientos, en menos de unos segundos Uk me había bajado de la encimera de un tirón, no voy a mentir, me di con el borde en el culo y dolió.

Que no te subas a la encimera te dije. — Me regañó este, ¿y esa improvisación tan repentina de golpe? Me giré a mirar a la puerta, estaba la madre de Uk ahí, Escocia.

Buenas señora — Contesté de forma rápida, sonriendo algo nervioso, separándome del británico. — Yo ya me iba. — No, mentira, no quería irme.

¿Sí? Bueno pues... asegúrate que no te falte nada. — Me dijo con ese tono tan alegre pero calmado que tenía.

Sí, le acompaño arriba. — Dijo Uk, agarrando mi mano y tirando de esta hacía el segundo piso sin dar tiempo a ninguna otra reacción.

Al llegar a su habitación directamente me acerqué a la cama, recogiendo los libros de clases y el archivador que ya me había encargado de decorar con una foto mía y de Portugal, otra de León y una de todo el grupo, realmente quería pegar más, ¿sabéis?

¿Ya te vas de verdad? — Me preguntó, acercándose también a la cama.

Es lo que le he dicho a tu madre... así que... — Contesté, levantando la vista hacía este una vez cerré la mochila y me la colgué de un brazo, después el dolor de espalda a ver quien me lo quita... — Bueno... — Dije en un tono algo calmado, demasiado la verdad, pero que mostraba nerviosismo

Bueno... — Me repitió, de la misma forma.

Creo que la intención era darnos un beso en la mejilla pero ambos tiramos para el mismo lado, luego un abrazo y pasó lo mismo, un par de risas y nos separamos de nuevo...

Mira... a tomar por culo, ven aquí.

Agarré sus mejillas tras mis palabras, apegándome a él de una y sin dejarle reaccionar, dándole un rápido beso pero algo largo del cual me separé al instante, ambos con una boba sonrisa.

Je... — Rio en ese tono nervioso. — Tienes algo con robarme besos, ¿Sabes?

Pues yo no veo que te quejes~. — Comenté de forma picará. — Aparte, es mi venganza, que me he dado con la encimera en el culo cuando me has bajado.

Perdón. — Se disculpó, rascando su nuca.

Ya... si me vas a dejar con dolor de culo mínimo que sea de OTRA forma~. 

Tras mi comentario me dirigí a la puerta, recibí una queja de parte suya pronunciando mi nombre y yo solo le respondí con un rápido "yo también te quiero" animado antes de cerrar la puerta detrás mía y bajar las escaleras.

Ostia, la Monster. — Me dirigí hacía la cocina, parándome en el arco al ver a la madre de Uk ahí, sentada en aquella pequeña mesa tomando lo que parecía café. — Buenas. —Saludé, acercándome a la encimera y agarrando la lata. — Yo... ya me voy, que tenga buen día.

A Uk le gusta otra persona... — Comentó, sin razón aparente, algo que me dejó colocando en mi mismo sitio a medio paso que terminé de dar para evitar perder el equilibrio.

Oh pues... emm... a mi no me ha comentado nada de quien podría ser — Dije, acomodándome mi mochila y viéndola, suponiendo que esa era su duda.

Ya... — Dio un pequeño sorbo a la bebida. — Es un chico.

Me ahogué con mi propia saliva, espera, ¿qué? ¿le había dicho a su madre que le gustaba un chico? si me dijo que no lo sabía del todo, esperen, ¡¿le dijo que soy yo?! Hay dios, ¿y si sabe lo que pasó en la playa? ¿o si nos escuchó la otra noche?

Y... ¿eso? — Pregunté, mirándola tomar otro sorbo de su taza. — ¿Se lo ha dicho?

No. — Comentó sin más. — Pero hace un par de días Gales le encontró en el historial de Google de su portátil búsquedas como... "¿Soy gay? test"... y cosas así... — Hizo una pequeña pausa. — Mínimo no ve porno.

Hubo unos segundo de silencio, no sabía que decirle la verdad.

No tienes que decir nada... — Comentó, como si leyera mi mente. — Solo... espero que sean puras cosas de la edad... una etapa... 

Sí... — Asentí con mi cabeza. — Que tenga buen día.

Manda un mensaje cuando llegues a casa.

Sí...

Y sin mucho esperar salí de esa casa, logrando respirar bien por primera vez desde que crucé ese arco, dios... ¿Su madre lo sabía? 

Tragué en seco... quizás ella tiene razón... o no... no debería meterme en su vida familiar...

2438 palabras. 

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