🍒Capítulo XI
Ambos jóvenes peninsulares se encontraban de camino a aquella casa que no es que quedase precisamente cerca. Durante toda esa caminata no se pronunció ninguna palabra, solo algún que otro suspiro de parte del español tras mandarle múltiples mensajes hacia el británico y que ninguno fuera contestado.
— ¿Qué tanto escribes? — Pregunto el italiano viendo hacia su hermanastro el cual guardaba por quinta vez en menos de un par de minutos su teléfono.
— Solo miraba la hora — Contestó en modo de escusa.
Si algo había hecho Italia en estos últimos años había sido ser el hermano mayor de dos gemelos que se la pasaban entre bromas y mentiras, por lo que su habilidad para ver cuándo alguno de ellos fingía le llevaba a notar que algo le estaba ocultando el menor.
— ¿Estabas viendo la hora en un chat llamado "tecito"? — Pregunto de vuelta Italia, sonriendo de forma pícara tras ver la reacción de su hermano: abrir los ojos y que los colores se subieran.
— ¡Cl-Claro que no! — Reprochó, acelerando su paso mientras guardaba sus manos en los bolsillos de su sudadera — ¡¿'Tas bobo o qué?! ¿Cómo voy a tener a alguien así agendado?
— ¡Si te enfadas es por algo! — Contestó el Italiano, caminando hasta llegar hacia la altura del menor. — Y dime... ¿Quién es la afortunada?
— ¡Qué no es na-! — Su voz y sus pasos se compenetraron, quedando totalmente quieto en su sitio — ¿Afortunada? — Repitió.
— Sí, la chica con la que te estás hablando, a mi no me engañas, eso de "tecito" con un corazón en el nombre no es que sea muy de amiga ¿sabes? — Comentó, sonriendo con picardía y siguiendo su caminata. — ¿Es guapa?
O Italia... Si Supieras.
— Emm... Sí... A ver, para mí sí, para ti lo dudo.— Comentó el español, siguiéndole el juego a su hermano, conociendo a Italia le alegraría saber que su hermanito se había enamorado, pero... ¿Le alegraría saber que era hacia un chico?
— ¿Y eso? ¿Cómo es? — Preguntó.— ¿Tienes alguna foto de ella?
— N-No es que no le gustan las fotos, por tener no tiene ni redes sociales, solo WhatsApp y ya — Se excusó.
— ¿Y la foto de perfil de WhatsApp?
El español sacó su teléfono, volviendo a entrar a la aplicación y viendo la foto de perfil que tenía el británico puesta, como no, una de él y Francia juntos.
— Es que tiene una foto de su gata — Mintió, como si nada, volviendo a guardar su teléfono.
— ¿Va a nuestro insti? ¿Cómo se llama? Tal vez la conozca — Pregunto el Italiano, ya desesperando un poco al español.
— Aish... Italia por dios, ¡un poco de privacidad macho! — Se quejó el español — ¿Y tú qué? Que te traes muchas chicas a casa pero nunca una novia.
— Bueno, pero eso es diferente, yo les aviso que es solo algo de una noche y ya, ellas son consientes de eso — Se excusó esta vez el rubio, moviendo su mano y restándole importancia — Yo seré el tío soltero, ya ustedes seguís con el legado familiar.
— Pues eso que se lo quedé Portugal, que con mi paciencia acabaría tirando al niño por la ventana — Río para sí mismo — Yo si eso te traigo un gato.
Y entre más risas y una conversación calmada ambos llegaron a la casa que se encontraba al final de aquella larga calle llena de gente lujosa, ¿Iba a ser menos la familia de UK? Lo dudo.
El italiano tocó el timbre de la casa y tras un par de segundos una voz aniñada sonó por el telefonillo.
— "Hello?" — Dijo aquella voz con un acento ciertamente extraño ante los oídos de ambos latinos.
— ¡Hey Irlanda! — Saludo de una el español — Hemos venido a ver a tu hermano, ¿Nos abres la puerta?
— "¡Espanea!" — Saludó el crío, aún sin saber pronunciar el nombre del mayor. — "¡Sí! ¡Ya les abro!"
La voz se cortó y tras eso un pitido aviso que la puerta se abrió, haciendo que el Italiano empujara la verja y lograrán entrar hacia el jardín, caminando ya sí hacia la puerta principal.
— ¿Te llevas bien con los hermanos de UK? — Preguntó el Italiano.
— Sip, los críos me adoran — Confesó el español, levantando su cabeza con orgullo.
— Perfecto, no los vayas a tirar por la ventana — Se burló el Italiano, riendo de su propio chiste y recibiendo una patada por parte del español.
— ¿Se puede? — El italiano llamó hacia la puerta de madera adornada con un simple cartel con caligrafía fina con el nombre del propietario de aquel cuarto, aún así no hubo respuesta. — ¿Seguirá dormido? — Este se giró a buscar la respuesta en su hermano.
— ¿UK dormido a las 3 de la tarde? Sí, y yo soy judío. — Respondió con sarcasmo el español— ¡UK! ¡Respeto tu privacidad pero igualmente vamos a entrar para ver si te has muerto o no!
Y sin esperar respuesta alguna el español agarró el Pomo de la puerta, girándolo y empujando está para por fin entrar.
— ¿UK? — Llamo el Italiano, entrando detrás de su hermano.
El británico estaba tumbado en su cama, dándole la espalda a hacia la puerta, pero se tuvo que girar nada más escuchar esta abrirse.
Su pelo daba a entender que no se había peinado, más bien llevaba todo el día en la cama al igual que decía el que siguiera en pijama, tanto sus ojos como su nariz y mejillas estaban rojos.
— Bua... ¿Qué te ha pasado? — Preguntó el español, acercándose a la cama y sentándose al borde de esta. — ¿'Tas bien?
— Oh... Solo... Me he resfriado, nada más — Comentó el británico, sentándose de una vez en la cama y viendo hacia ambos chicos.
— Y nosotros pensando que te había pasado algo grave y solo estabas enfermo — Río el italiano, cerrando la puerta de la habitación tras él y acercándose. — Eso te pasa por salir a las tantas y no abrigarte.
— Ya ya... Por una vez que salgo... — se quejó el británico.
— ¿Seguro es solo un resfriado? — Pregunto el español, agarrando con ambas de sus manos las mejillas del británico, pidiendo notar estás algo húmedas.
— Yes yes... I'm fine Spain... — Comento el británico, mostrándole una tierna pero ciertamente rota sonrisa.
— España, espacio personal, vaya a ser que te pegue el resfriado. — Regaño el italiano.
— Cómeme la polla — Sentenció el menor de los tres, acercándose más todavía al británico y abrazándole. — Que el niño necesita mimos ahora mismo~.
— Soy mayor que tú — Comentó el británico entre leves risas por la reacción del español, abrazándole de vuelta. — Demasiado cariñoso...
— Solo contigo eh, que hoy le he intentando dar un abrazo y la ostia que me ha metido no tiene nombre — Comentó el mayor, acariciando su mejilla.
— Pero porque estaba desayunando, un poco de respeto macho. — Justificó el menor.
— Oye, ¿Por qué no has contestado mis llamadas? — Preguntó el británico, girándose a ver al pelirrojo de vuelta.
— Ah, no sé, estaría durmiendo — Se excusó.
— ¿Y por qué no me la devolviste?
— Aisha... Que eres ahora, ¿Mi madre? Tío que no me gusta hablar por llamada ya lo tienes que saber. — España se separó del contrario, sentándose de vuelta al borde de la cama.
— Ustedes parecen tener algo de lo que hablar — Pensó en voz alta Italia. — ¿Necesitas algo UK? — Preguntó mientras se acercaba hacia la puerta de la habitación.
— No gracias... — Respondió este, seguido espero a que la puerta se cerrase tras que el italiano saliera por esta — ¿Te has enfadado conmigo? — Pregunto, directo al grano, volviendo a ver al pelirrojo.
— Tú, déjate de gilipolleces, que solo no he contestado una llamada tuya — El menor cruzó sus brazos, viendo hacia el teñido.
— ¿Una? Te he llamado como 15 veces.
— ¿Y tú qué haces llamándome tanto?
— Porque te fuiste el otro día que quedamos así de golpe y me preocupe. — Justificó.
— ¡Oh! ¿Ahora te preocupo? — Este se levantó de la cama. — Primero mírate a ti... Que tú no estás resfriado, algo te a pasado con Francia.
— ... — Hubo unos segundos de silencio entre ambos — ¿Cómo sabes?
— Porque siempre que te resfrías es ella la que viene aquí primero, aunque estés resfriado sigues contestando los mensajes y las llamadas y porque tienes todo el rostro de haber llorado y no por poco tiempo... — Este comentó, viendo al contrario de arriba abajo — UK por dios, que te conozco, que sé leer entre líneas que tú no es que estés resfriado, algo te ha pasado con Francia, y que estés así por una pelea con ella no es normal así que a sido algo más grave.
— ... Es imposible que hayas averiguando todo eso solo con esos detalles. — Comentó este, con su labio tembloroso y retirando la mirada.
— Je... UK por dios que sabes cómo es mi familia no te hagas el tonto anda... — Comentó, acercándose a este y agarrando de nuevo aquellas rojizas mejillas del llanto. — Oye... No me pienso meter en tu relación con Francia, pero si estás así por algo que te ha hecho ella no deberías seguir siendo su pareja...
El más alto puso su mano sobre la mano del español, desviando de vuelta su mirada. Había algo, algo que ninguno de los dos quería comentar.
— No fue nada... — Sentenció el británico, separando las manos del español de su rostro.— Déjalo anda...
—... Esta bien... — Este se separó, viendo hacia la puerta de la habitación. —... Yo... Me voy a ir, ¿Sí?
— ¿Tan pronto? — Preguntó el británico, girándose a ver al menor.
— Mira, imaginemos que tengo alguna buena escusa para irme a mi casa ahora y así no te tengo que decir que ahora mismo no puedo ni verte a la cara, ¿Vale? — Y sin más salió de la habitación, cerrando la puerta y dejando al mayor a solas.
Realmente el contrario no sabía cómo sentirse ahora, podría poner la mano al fuego y afirmar que España hasta ese mismo día nunca se había comportado así. Hasta hace un par de días ante sus ojos algo podría verse diferente en el pelirrojo, pero no sabría explicar muy bien el que, si era cosa suya o de él, pero si de algo estaban seguros los dos es que las cosas habían cambiado de la noche a la mañana.
Ante los ojos del británico un enfado por algo que todavía no había logrado identificar, quizás simplemente ya se había hartado de él o era él mismo el que se había ido distanciando sin notarlo. Pero no tendría sentido que se hubiera preocupado por algo que ni le incumbía a él si estaba enfadado con el mayor.
Pero ante los ojos de España no era así, todo lo contrario, un odio incluso hacia él mismo, el saber que la persona a la que amaba le estaba pasando algo pero no poder intervenir, la impotencia de tener a esa misma persona frente suya múltiples veces a solas y en ninguna poder confesar nada porque ya había alguien ahí.
Quizás solo debería olvidarse de todo eso, quizás solo era el típico encaprichamiento de la adolescencia y ya, nada importante.
O quizás... Ambos se sentían así, uno no lo sabía todavía y ninguno quería dar el primer paso, al final todo estaba claro, si esto no hubiera sido un Boys Lovers las cosas se aclararían más rápido, porque por desgracia o por suerte no todos los romances son de Disney, no todo iba a ser una película de dos horas donde acaba todo genial.
La presión de la gente seguía ahí, el que dirían, el si estaba bien o no, el saber que estabas viviendo un cliché de "amor prohibido" pero, no porque sea un enemys to lovers, o por familias peleadas o por bandas rivales... No. Un amor prohibido porque simplemente ambos eran chicos, y no había más razones que esas.
Porque al final del día, todo el mundo sigue idealizando a Romeo y Julieta aun diciendo que Romeo tenía 18 y Julieta no más de 15, y aún así la gente va a preferir una historia de dos amantes que acaban muertos a la de dos chicos que podría acabar bien.
Porque por desgracia así son las cosas, aunque por ley sea legal, la realidad es que a día de hoy para muchas personas está prohibido amar.
2165 palabras.
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