🍒Capítulo V
↪España.
Era de noche, se podía saber por las vistas hacía el cielo estrellado que mostraba en aquel ventanal de la habitación del británico, ¿en que momento habíamos acabado así? Tumbado entre las sábanas de seda blancas que cubrían la cama de aquella habitación, no sé que tendrán pero desde la primera vez que me dormí en ellas sentía como si fueran hechas de nubes, quizás el colchón tenía algo que ver, ¿no?
— What are you thinking about? — Habló aquella voz medio adormilada en su idioma natal, no sé que tenía Uk que cuando le entraba el sueño aquella dulce melodía con la que pronunciaba sus palabras se volvía algo áspera y ruda, su pelo ahora azul estaba despeinado de tal forma que el flequillo hacía de cortina ante aquellos grisáceos ojos.
Realmente no era la primera vez que dormíamos juntos, no, a saber cuantas fueron las veces que tuve que venir aquí en mitad de la noche huyendo de las cosas que pasaban en mi casa, ya hasta sentía que sus padres me percibían como un segundo hijo al igual que a Portugal que siempre me acompañaba en estos viajes de escapada nocturna.
— ¿Uh? — Me costó buscar una respuesta clara, quizás el sueño que estaba apoderándose de mi empezaba a distraerme del resto de mis pensamientos. — Oh... Nada.
— You do not fool me, what were you thinking? — Volvió a preguntar, acercándose y apoyando su cabeza sobre mi pecho erizando mi piel nada más el contacto de su frío cuerpo tocaba el mío. ¿Desde cuando este idiota estaba tan cariñoso?
— No es en nada... ¿Qué hora es?
Empecé a buscar algún reloj al rededor de la habitación pero no había nada que marcase la hora a la vista más allá de las ventanas, y eso de calcular la hora por la posición de la luna no era una habilidad que tuviera. Estaba apunto de incluso intentar desarrollar aquella nueva habilidad cuando el frío que estaba en un principio contra mi pecho pasó también a la parte baja de mi espalda por dos zonas distinta, me giré mirando hacía esa zona lo máximo que podía sin llegar a convertirme en la puta niña del exorcista cuando pude dos manos entre toda la oscuridad.
— ¿Uk? ¿Qué cojones haces? — Me giré, aun con el tono de voz bajo que tenía se podía notar cierto tono de molestia, no sé si existirá pero yo diría que era así como gritar susurrando.
— What are you thinking about? — Volvió a repetir en inglés, él y su estúpida manía de hablar en inglés cuando esta medio dormido, la tenía desde que era pequeño, ¿y cómo lo sabía? porque yo sí lo conocía hasta en esos pequeños detalles, no como Francia y su puta...
— ¿Tú me quieres? — Pregunté directamente, agarrando entre mis manos el rostro del contario, estaba helado, como siempre, Uk y su frío y pálido cuerpo que podría estar abrazando incluso a -40º.
— ¿Por qué preguntas eso? — Esquivó mi pregunta.
— ¿Por qué tú pasas de mi puta cara desde que estas con Francia? — Contesté de una, no sé porque, ni que me empujaba a hacerlo, podría ser impulsivo, sí, pero normalmente me pensaba un poco este tipo de preguntas.
— No te ignoro... si yo te quiero mucho~. — Aclaró en cierto tono melodioso, me iba a disponer a contestarle pero no tuve la oportunidad, él habló antes que yo. — Te lo puedo demostrar, pero necesito tu consentimiento. — Propuso.
— Quiero ver como me lo demuestras.
No tardó ni un segundo en reaccionar, mi espalda chocó contra el colchón quedando boca arriba, mi vista podría posarse sobre el alto techo de la habitación del británico si no fuera porque él estaba ahí en medio, sobre mi, con sus manos apoyadas a ambos lados de mi cuerpo, seguro con intención de no aplastarme. Unos segundos de una posible batalla de miradas que podía haberse alargado más, pero no, Uk la cortó, cerrando sus ojos y acercándose de golpe a mi, espera, pausa, ¿me iba a besar? ¿qué? ¿desde cuando? ¿por qué? ¿y por qué mierda no quería pararlo? Cerré los ojos ya dispuesto a lo que pasara con la única pregunta de que iba a hacer una vez que los abriera, esperando aquella presión en los labios, presión que por suerte o desgracia nunca llegó.
Abrí los ojos de forma perezosa tras un pequeño portazo en la puerta, me costó más de lo que me hubiera gustado admitir en darme cuanta que donde estaba era en mi habitación, en aquel "tercer piso" de mi casa, sobre la parte baja de una litera. Por la hora que marcaba el reloj en la mesilla de noche solo sabía que era temprano, no voy a mentir, nunca supe leer los relojes de manecilla y por desgracia mía ese reloj era de aquel tipo, y creo que alguna de las dos manecillas no se movía hace tiempo, no me sorprendería que estuviera roto.
Agarré mi telefono y miré la hora, las 7:45 de la mañana, por la hora (que ahora sí sabía) y la falta de algunas cosas como la mochila de Portugal y este mismo pude adivinar que lo que había provocado aquel portazo había sido él yéndose a clases, lo bueno era que era Viernes en mi última semana de expulsión, se me había pasado rápido la verdad, total, lo único que hago es dormir y pasear a León, como amaba a ese pero coño, si no fuera con él seguro ya estaría de nuevo durmiendo.
Me asomé hacía un pequeño sofá que había en la habitación frente a una ventana, Italia solía decir que entre toda la madriguera de ratones que era nuestra habitación ese pequeño espacio era muy de libro, muy "aesthetic" o como pollas se diga, la verdad es que para lo único que servía era para las siestas que me marcaba yo en verano con la ventana abierta y para que León durmiera en él 24/7 como ahora, porque sí, el perro dormía en mi habitación e incluso en mi cama, y como alguno de ustedes venga a decir que eso no es higiénico o que le compremos una cama de perro le meto una ostia que lo mando a China, ¿sí? que mi perro esta limpio coño.
— Ahh... León... tengo sueño... — Di un pequeño suspiro y me giré, viendo hacía el perro el cual solo dormía. — León... León... Leoncito... — Le empecé a llamar, pero ni puto caso el chaval, si que tenía el sueño profundo.
Mi telefono vibró, sacándome de aquel pequeño lapsus de mirar a mi perro como por media hora en el que podría haber entrado, miré la pantalla en negro y agarré este, aparte de un WhatsApp que se mostraba debajo de la hora también pude notar que la batería estaba a un 17%, entre que el móvil es viejo (por lo que la batería baja rápido) y que se me había olvidado el ponerlo a cargar durante la noche me había quedado a nada de que se apagara, pero bueno, a ver si no se me olvida y lo pongo a cargar después.
De una vez desbloquee el telefono con la contraseña de números, 0105, ¿por qué? pues porque era el cumpleaños de Uk y nunca me acuerdo de él por lo que decidí ponérmelo de contraseña para ver si así no se me olvida... a ver, que se me sigue olvidando... pero bueno que ese no era el tema. Entre a la aplicación y bajé entre varios chats sin leer; Italia, Francia, Portugal, el grupo de la clase, uno donde estábamos los del grupo... entre todos ellos entré al primero de todos, un grupo de esos que nadie sabe como entró y que una persona normal hubiera salido pero yo no, ¿por qué? porque a mi me metió el primo de un ex-compañero de clase de música, creo que ese chico ahora está trabajando en un prostíbulo como barman, no sé, total, que el grupo era más que nada para anunciar fiestas o botellones, modo: "HEY GENTE RANDOM QUE NO CONOZCO PERO QUE TIENE MI NÚMERO Y A LO MEJOR ALGUNO ES UN ASESINO VIOLADOR EN SERIE QUE ESTA NOCHE A LAS 10 EN EL BAR DE PEPITO ALCACHOFA HAY FIESTA", pero bueno, que esta vez la cosa era simple, botellón en la playa a las 11, algo es algo. Pude ver como alguien mandó un mensaje, a ese sí lo tenía agendado por algún motivo, "Félix de Mates", ostia sí, ese pavo me pasaba la tarea de matemáticas el año pasado, creo que era gales pero todos le decíamos "el guiri estadounidense" por algún puto motivo que no conozco. Total.
Félix de Mates.
Llvamos algo?
Me alegraba saber que no soy el único que escribe comiéndose letras y eso.
+34 456 9X XXX ~C
Ya llevo yo una botella de
vodka de este
Y los dmas que bbmos capullo?
Botella y media por cabeza
Y tras mi pregunta que seguramente iban a ignorar me levanté de la parte de mi litera, me daba tanta pereza reescribir el mensaje para Portugal que simplemente le reenvié el que habían enviado al grupo, me acerqué a los dos escritorios que teníamos, uno de Portugal que era el más cercano a la litera y otro que era el mío, paralelo a esta. Abrí uno de los cajones y saqué mi cartera, miré el interior, dos billetes de 5 y un par de monedas que daban casi 15 euros. Con esto me sobraba. ¿Qué? A ver que es un puto botellón, nadie va a llevar alcohol de 20 euros la botella, eso Vodka de 5 euritos del Mercadona, Fanta de limón, ron con cola y apañao', que no somos ricos.
Ser alcohólico sale barato en este país.
Volví a mirar el telefono, Portugal había contestado con un pulgar arriba, si el capullo se queja de que soy alcohólico pero luego al botellón no falta ehh...
(...)
Al llegar la hora acordada para aquella fiesta ambos hermanos estaban en el lugar, porque a pesar de decir que era a las 11 ya había gente ahí desde las 10, en una zona apartada de la playa donde no se podía divisar ninguna luz de bares a la cercanía y el edificio de viviendas que podría quejarse por los gritos de adolescentes hormonados estaba lo suficientemente lejos de la costa como para ver lo que pasaba.
Toallas por el suelo, mesas plegables, la poca luz de las farolas y como no reggaetón a toda ostia, del moderno y del viejo a todo volumen por el fondo puesto en algún altavoz conectado a la playlist del único que pagara Spotify. Las botellas de Coca-Cola estaban ya la mayoría a medias, las de vodka, ron y algún que otro licor que a saber que contenía o si tenía alcohol o no iban por el mismo camino junto a vasos de plástico donde se podían hacer mezclas raras o directamente gente que bebía a morro de su propia botella.
No era la primera vez que los gemelos asistían a alguna así, de eso estaba claro, tenían su propias normas, móvil a mano a toda ostia y si se veían en apuros o que no podían más llamaban, porque ahí se iba a beber y emborracharte de forma barata, pero está claro que no podías ir solo por lo que te tocaba o ir con hermanos, primos, amigos o incluso los que tenían suerte llamaban a sus padres, claro, a que les recogieran a un par de calles más lejos, vaya a ser que les de vergüenza ver como a algún borracho le recoge su mamá.
Ya llevaban ahí como media hora, cada uno por su lado, bailando, bebiendo, ellos y todos, la cosa podría haberse quedado ahí, en un botellón borrachos hasta las cejas.
— ¡HEY VAMPIRO! — Gritó el español sobre la música nada más divisar a su sanguíneo, más en concreto a su primo menor, Rumanía.
Porque sí, aun más lejos de sus hermanos, Italia y Portugal... y por ahí algo lejos Francia como prima tercera o cuarta (dato que descubrieron hace relativamente poco) también tenían a Rumanía, un año menor a los gemelos, lo que pasa que él iba a un instituto público en otra zona de la ciudad por lo cual no solían verse mucho, tal vez en algún que otro botellón... o cuando alguien insultaban a alguien de la familia que iban a darle una paliza, cosas de adolescentes.
— SPANIA! — Contestó el rumano, girándose a ver a su familiar y saltando a abrazarle y tirando un poco del contenido de su vaso.
Rumanía Vasile, el primo menor de la familia cortés como ya comenté antes, 15 años, algo alto, 1'72, de piel tan pálida que era considerado el más blanqueció de toda la familia, originalmente rubio pero que ahora mismo su pelo era teñido con la mitad izquierda azul y la derecha en rojo, unos ojos castaños que tenían un leve tono rojizo ante cierta luz y junto a que sus colmillos eran más grandes que el promedio eso le llevaba a que le llamaran "Vampirito" por varias personas. Vestido con una sudadera negra con ciertos detalles en amarillo, una simple camiseta gris, vaqueros azules y botas de montaña, a la par que su conjunto se completa con algunos collares y pulseras, entre ellas una simple de tres líneas de hilos de color rosa, amarillo y azul, representando una bandera pues si de algo se le conocía a Rum era porque ya desde los 10 años tenía claro que era pansexual, y esa seguridad la tenía con todas sus decisiones.
— ¡¿Dónde está Portu?! ¡¿Ha venido?! — Preguntó este en voz algo alta, separándose del pelirrojo y dándole un sorbo a su vaso mientras veía a los lados de este en busca del nombrado.
— ¡Sí! ¡Pero está más donde la costa! ¡Se encontró con algunos amigos! — Comentó el español, dándole un sorbo a su botella, porque sí, él era así, de esos que pasa de vasos y bebe de morro, que para algo la ha pagado él. — ¿Qué tal? — Preguntó ya en un tono más bajo al notar como la canción baja de volumen al acercarse al final, dejando una pequeña pausa antes de que saliera la siguiente.
— Naa, aquí con un par de amigos, ya sabes, lo del reggaetón a toda ostia no me va pero donde haya alcohol gratis uno no se niega — Respondió en tono burlón, girando su vista hacía un grupo donde la mayoría eran mujeres. — ¿Y tú? ¿Ya tienes pareja?
— ¡No me metas prisa! ¡Que a mi me gusta ligar pero eso de engancharme a una persona me cuesta! — Volvió a elevar la voz cuando la siguiente canción empezó a sonar "Mi nuevo vicio" de Morat, esa sí la conocía el español.
— ¡Me estoy quedando afónico de tantas voces! ¿Te vienes allá con unos amigos? — Preguntó el más alto señalando a su grupo el cual se había alejado un poco de la gente.
— ¡Solo un poco venga! — Contestó, mentira, de poco nada, y menos viendo como de ese circulo mal puesto salía algún que otro humo de cigarrillo.
Cuando las personas se enteran de que alguien fuma o bebe de forma constante los suelen tachar de muchas cosas, los suelen poner como gente agresiva y cuando son adolescente de quién se habla se suelen poner como imbéciles, cabezotas, gente que por hacerlo se creen superior, y sí, habrá gente que fumará y beberá a temprana edad porque eso les hará ver maduros ante sus ojos, cosa que cuando de verdad maduras sabes que no es así, pero a veces se nos olvida que, tal vez, en algunos casos no sea por creerse superiores, y entre estos casos junto a muchos más estaba el español.
Ahora mismo, ahí sentado junto a su primo y un montón de desconocidos, bebiendo de un alcohol comprado con un carnet falso y fumando lo primero que le dieron, realmente hasta él en su interior sabía que no era la mejor opción, que no debería estar jodiendo sus pulmones e hígado de aquella manera, que ya al crecer habría mucho más tiempo para hacer esto y en un lugar más seguro, ¿por qué adelantar etapas? ¿por qué no comportarte como un adolescente normal que como mucho bebe un vaso, prueba un cigarrillo y ya no puede más? ¿por qué sobrepasar los limites? La verdad ni él sabía.
Empezó a beber con 10, y eso no era ningún secreto ante los demás, a veces a las personas que fueron criadas por bien se les olvida que otros tienen padres de mierda, que no todos tienen una relación buena con estos y que tal vez haya padres y madres que deberían pasar un examen psicológico antes de tener hijos, padres que llevan o incluso incitan a sus hijos a esto, y teniendo la relación que tenía España y Castilla estaba claro que lo que empezó con 10 años con un simple "cuando hago esto papá no grita tanto" acabó en una relación directa de: estar fumado y borracho = la gente no se enfada conmigo, aunque las cosas no seas así, porque lo mínimo que aprendes de niño puede afectar mucho a lo que haces en el futuro y ni tu sabes el porque lo haces hasta que lo investigas bien.
— ¿España? ¿Sigues vivo? — El rumano movió su mano frente a los ojos del pelirrojo, haciéndolo reaccionar, se había quedado tanto tiempo embobado mirando a un punto fijo al recordar aquellos momentos de hace 6 años que ni sabía que le estaban hablando. — ¿Estás bien?
— Sí sí... digo, ya me esta dando un poco el vodka, nada más jaja — Rio de forma algo forzada mientras le daba un pequeño golpe al cigarrillo tirando la ceniza. — ¿Qué decías?
— Qué como está Italia. — Comentó el rumano, agarrando su vaso con ron y cola y dándole un sorbo.
— Ah, ahí existiendo, le dije que se viniera pero trabaja en el bar este de Manolo, ya sabes, el que está donde la estación de tren — Respondió el pelirrojo mientras hacía señas extrañas que ni él entendía con sus manos, mirando a otro lado.
— ¿Sí? ¿Y por qué trabaja si el tío Casti ya gana lo suficiente? — Preguntó de nuevo el rumano.
"Porque "el tío Casti" solo paga lo básico de la casa y la escuela de pijos a la que vamos y la demás se lo gasta él en alcohol y putas"
— Quiere tener ahorros para sus caprichos, ya sabes, ropa Gucci y eso, es Italia tío ese vive como Cayetano. —Rio de vuelta, quizás el alcohol sí que le estaba haciendo efecto. — Digo, en poco se va a la universidad y tiene que ahorrar, supongo.
— A sí, ¿Qué iba a estudiar? — Mientras hablaba agarraba un cigarrillo que alguien le tendió, dandole una calada sin más.
— Ni puta idea, creo que iba a sacar una beca para una uni culinaria o algo así, yo que sé, siempre que me lo cuenta voy fumado. — Comentó sin más mientras sacaba su telefono, mandando un mensaje rápido hacía el portugués "tas bien?" y volvió a guardar su telefono, hacía tiempo que no veía al mayor y eso le preocupaba aun a sabiendas con quien estaba. — Oye Ruma — Llamó la atención.
— Diga.
— ¿Cómo supiste que eras pansexual? — Preguntó el español, señalando la pulsera de hilos en su muñeca.
— Oh. — Este levantó la muñeca, viendo también la pulsera — Pues... veía a las chicas y decía "uh, sí es hermosa, y divina... y me gustaría tener algo con alguna chica así" y también pensaba lo mismo al ver a los chicos... simplemente me atraían, ya sabes, como a quien le atraen las personas rubias o los que visten con estilo hippie... — Empezó a hablar. — Y pues... al principio pensaba que era bisexual, pero me puse a mirar y me di cuenta que a mi eso del género no me importa, si es chica, chico, no binario... lo que sea, me fijo en otras cosas... para mi el género es como si fuera un lunar en el cuello, ¿a mi que coño me importa ese lunar si la persona en si tiene el estilo que me gusta? — Comentó entre ciertas risas, viendo hacía el español. — Es todo cuestión de mirar, y cuando encuentras el termino que te representas lo miras, lo lees, investigas y dices... "SIP, SOY ESTO" no es fácil y probablemente pases por eso muchas veces, pero igualmente cuando lo encuentras es bueno porque sabes que no estas enfermo, que lo que tú sientes lo sienten muchas personas ¿sabes? — Miró a su primo, este solo asintió. — Pero tampoco te ralles, si no estas a gusto etiquetándote como "soy bi" "soy lesbiana" "soy asexual", ¡Qué está bien y perfecto si tienes esas etiquetas! pero hay gente que no lo hace, que no se etiqueta ni para decir que es hetero o para decir que es gay... es como un "no a todo" — Y tras decir esto volvió a dar otro trago a su vaso, al parecer el último. — ¿Entiendes?
— Algo así... — Comentó el español, intentando analizar todo lo dicho.
— ¿Por qué preguntas? ¿Dudas de quién eres rojito? — Este dio un pequeño golpe a la espalda del contario.
— Creo que me gusta un amigo — Dijo sin más, mirando hacía su botella ya casi vacía. — Pero no estoy seguro, osea, sí me han atraído otros chicos y claro que mujeres también, cuando los veía en fiestas y eso... que me he besado con muchos y todo, pero... después de todo lo que me lio mi padre cuando Francia se lo dijo me eché para atrás y pensaba que solo era... algo normal... por estar borracho o algo así.
— España... tú y yo hablamos sobre lo de Francia cuando todo eso pasó... — Agarró uno de los hombros del español. — Tú naces con un color de pelo, y por muchos tintes que pongas, por muchas veces que digas que eres moreno y por todos los cambios que te hagas, incluso si te rapas a cero... si naces rubio eres rubio. Y si naces y te gustan los hombres, las mujeres, los dos o ninguno... por mucho que digas no es así sabes que sí... — Este sonrió, una sonrisa que calmó en cierto modo al español.
— Hay gente rubia que cuando crece se le oscurece el pelo.
— ¡TÚ! ¡NO ME JODAS LA PUTA METAFORA TAN BELLA QUE ME HE MONTADO! — Tras decir esto le dio una colleja al mayor, riendo entre ambos, risas que duraron lo suficiente hasta que uno del circulo se acercó a ambas personas. — Hey~, hola Noah~ — Saludó el rumano de forma cálida. — Espi, este es Noah, el que nos pasa el tabaco, Noah, este es España, mi primo del que te hablé.
— Espera, ¿Qué haces hablándole de mi a la gente tío? — Cuestionó España girándose a ver a Rumanía, por desgracia este ya se había alejado dispuesto a dejar a ambos trigueños "a solas" — Emmm... entonces... ¿Noah? — Preguntó este, girándose a ver al recién conocido.
— Sí... Un gusto, ¿te vienes a por una copa?
"No."
— Sí, venga.
3940 palabras.
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