🍒Capítulo I
La música se escuchaba al fondo dejando una leve sensación de eco al retumbar contra las solidas paredes de aquella casa Francesa, la fiesta seguía aun siendo esas altas horas de la madrugada y parecía que iba a seguir un largo tiempo.
A pesar de la magnitud de la casa los invitados estaban distribuidos entre el salón, la cocina, el comedor y algunos por la zona de la piscina, le notaba que habían llegado a la cumbre de la fiesta. Todos estaban borrachos, y los que no iban en camino a ello. Nunca fue buena idea mezclar alcohol y jóvenes en plena pubertad, pero eso a nadie le importaba. Los invitados iban y venían entre la mesa del alcohol y los aperitivos, de piscina al salón a bailar, ya sin distinguir donde estaban sus amigos o si quiera si seguían ahí, entre ellos el portugués que había perdido a su gemelo de forma tan rápida que no supo ni en que momento fue.
Le restó importancia a este hecho y siguió con su propia diversión al igual que los demás, suponiendo que fuera donde fuese que estuviera iba a estar bien, y tampoco se equivocaba tanto.
En el segundo piso, la última puerta a la izquierda, una habitación alejada de la música y donde las paredes opacaban el ruido, dejando a ambos europeos centrarse solo en ellos después de tantos meses de penumbra.
Los ruidos de los besos se hacían presentes de hace un rato, románticos pero apasionados, superaba a todos aquellos tímidos y rápidos que se aportaban desde un principio, y aunque ahora mismo seguían igual que en un principio, a oscuras, en las sombras y sin nadie que pudiera verlos o juzgarlos, el ambiente era distinto. No estaba esa incomodidad, no estaba ese malestar, no estaba esos pensamientos; quizás por el alcohol en el cuerpo de ambos o aquella sustancia antes consumida por el ibérico, o quizás era el simple hecho de haber estado separados tanto tiempo.
— Umh... — La mano del británico se poso sombre el hombro del pelirrojo, separando a estos levemente y dejando un nervioso jadeo por medio. — De-Dejame respirar... ¿no?
Tras esta orden el de pelo azul apoyó ambas de sus manos que hasta ese momento no se habían separado del cuerpo del moreno sobre las blancas sabanas, echando su cabeza levemente hacía atrás, dejando sus ojos grisáceos cerrados pero con orientación hacía el techo.
— Pues no me da la gana. —Respondió el español ante lo que él tomó como una petición, negando la y sin dejar ni si quiera un pequeño margen de reacción agarró con sus manos las mejillas del más pálido, atrayendo lo de nuevo y volviéndolo a besar.
Esta vez la unión no duró más que un par de minutos, o incluso segundos se podría decir, ambos necesitaban respirar, pero si a España se le conocía por algo era por ese instinto de llevar la contraria aunque le perjudicase.
Al separarse las respiraciones se mezclaron, el español sobre el regazo del británico, agarrando sus mejillas y uniendo una mirada comparada con las olivas junto al cielo nublado de los ojos de su amante, los corazones latían rápidamente junto a ambos pechos que subían y bajaban con nerviosismo.
Una boba sonrisa se mostró en los labios del más bajo, siendo contagiosa al contrario y empezando ambos con un leve cantar de risas.
Al recostarse Uk fue España el que cayó sobre su pecho, dejando su cabeza en el hombro de este y ocultando su rostro en el, dejando oler aquel perfume caro sobre las prendas de las cuales en ningún momento se despojaron.
— I think I love you — Comentó el británico tras unos segundos de silencio donde las respiraciones se regularon.
— ...Dejé de creerme lo que piensas hace meses...
5 de Septiembre de 20XX.
PRIMER DÍA DE CLASES — 7:23 AM
Apenas estaba saliendo la luz del sol a lo lejos pero el camino al centro educativo ya había empezado, principalmente por la lejanía entre este y la residencia donde vivían ambos jóvenes.
Los gemelos se encontraban sentados en los pequeños bancos de la parada de tren, el menor, España, tenía su vista fija en las baldosas del suelo fijándose en estas con todo el interés que su mente podría darle a las 6 d la mañana. Mientras Portugal, que ocupaba el puesto del mayor aunque solo por unos segundos, tenía su cabeza apoyada en el hombro del contrario con los ojos cerrados pero aún sin dormirse por mucho que quisiera.
Cualquier persona que los viera pensarían que había algún espejo de por medio aún sin ser 100% idénticos.
Ambos eran de piel trigueña, contextura delgada en un cuerpo cubierto por pecas y lunares siendo el rostro y los hombros la mayor cumbre de ellos, unos ojos de un verde oliva y grandes, pelo rojo cual fuego y casi las mismas facciones mestizas y una cicatriz que se escondía bajo las mangas cada uno en una parte sus brazos de lo que hace años fue una unión entre dos cuerpos, aún así cada uno llevaba su toque incluso en el uniforme, uniforme que constaba de una blanca camisa de manga corta con pequeñas líneas negras en estas, una corbata negra y pantalones de traje del mismo color, los zapatos ya eran libres por lo que ambos hermanos llevaban unas zapatillas converse.
El Portugués, siendo el mayor de ambos gemelos, tenía el pelo más corto, sin sobrepasar ni la mitad de su cuello y aunque se notaba peinado varios mechones rompían esa gravedad. Sus mejillas, al igual que la nariz, tenían un leve tono rojizo (seguramente maquillaje) y de su oreja izquierda quedaba un pendiente cual cascada de plata a la misma altura que su pelo a la par que algún que otro piercing distribuido por esta misma, en la derecha solo había un pequeño pendiente de plata. Junto a estos aparte en la punta de su nariz se encontraba el más reciente, un piercing Nasal Lang que era una pequeña cadena dorada sobre la punta y por último dos en su labio inferior, Snake bites tenía de nombre, dos pequeños y finos aros dorados sobre esos labios con un tono rojito. Su ropa era simple dentro de lo que cabía al usar uniforme, llevaba la corbata algo suelta y los primeros dos botones sin poner dejando su cuello abierto, junto a esta una sudadera verde militar sobre la blazer que el centro le obligaba a portar, realmente aunque fuera verano las temperaturas seguían bajas (cambio climático quizás), sus zapatillas negras, simples, aunque algo sucias.
Por parte del contrario, España, su pelo seguía el mismo tono solo que esta ves era más largo, quizás hasta la mitad de la espalda si lo mantenía suelto, llevaba una larga cola de caballo y varios mechones iban por su cuenta, tampoco le tomaba mucho esfuerzo a su pelo, solo lo recogía para no parecer que se había electrocutado. Sus ojos eran cubiertos por ojeras de seguramente no dormir por motivos varios y el hecho de que llevara sombra de ojos por al rededor de estos aumentaban ese aspecto a cansado. Respecto a los piercings él no se quedaba atrás, en su oreja se posaban diversos pequeños pendientes al rededor del borde de esta, el clásico septum o, como él le llamaba, "Piercing de toro", al igual que el tradicional de la lengua, una simple barra plateada con la que solía jugar entre sus labios cual tic nervioso, en su boca, en el labio inferior justo en el centro de este también había un aro plateado algo grueso, el último estaba en su ceja izquierda, las míticas dos bolitas. ¿Tenía más? Sí, pero esos ya no estaban tan visibles. También su ceja, la misma que las dos bolitas, era decorada con una línea en estas, Portugal solía burlarse de eso diciendo que parecía un pandillero cutre, pero igual al levemente más bajo le gustaba. Por parte de su uniforme solo llevaba la camisa mal abotonada y las mangas remangadas, sin corbata y sustituyendo la blazer por una sudadera negra varias tallas más grandes que él, varias pulsera en sus muñecas de las cuales no sabía ni donde había sacado la mitad, seguramente se las robó a algún amigo sin darse cuenta. Sus converse iban a la par que su look, una era roja y la otra amarilla, los cordones en vez de atados estaban hechos un nudo y metidos por dentro del zapato, zapato sucio y rotos pero ¿Qué mas da? hasta que no se caiga la suela siguen sirviendo.
— ¿Qué hora es? — Preguntó la voz cansada del español mientras venía hacía sus propios zapatos.
— Buff... ¿me ves con cara de poder si quiera distinguir los números a estas horas? — Respondió el portugués, aun así no se hizo falta respuesta ya que el sonido de las vías y las ruedas chocando entre sí se hizo presente — Ahí viene el trenecito "chuchu", venga levántate, disléxico.
— Tú, ¿ya basta no? — España le miró con cierta molestia, más que nada generada por el sueño, ya que sí, era disléxico, y al ser Portugal quien le llamaba así tampoco le importaba, típicas burlas de hermanos.
— Que sí, que te muevas. — Respondió sin más entre una contagiosa risa, mordió su labio y sin más sus pasos se dirigieron hacía el transporte junto a los de su hermano y varias personas más que se dirigían a cumplir sus labores.
Al entrar ambos se sentaron antes de que los asientos fueran ocupados por más personas y les tocara aguantar dos horas de pie, ya pasó varias veces y no era santo de su devoción precisamente, y menos a una hora tan temprana. Aunque no sería la primera vez que España se sienta directamente en el suelo porque no hay más asientos.
— ¿Qué hora es? — Volvió a preguntar el castellano.
— ¿Vas a preguntar eso todo el viaje? — La cabeza del portugués se posó sobre el respaldo del asiento, viendo de reojo como personas entraban y se sentaban, entre ellas alguna que otra de su mismo centro educativo.
— ¿Preguntar el qué? — Respondió con otra pregunta.
— España, tío, tu tienes alzhéimer o algo, a ti no se te olvida respirar de milagro. — Soltó otra risa, acomodándose en el asiento y viendo a su hermano. — Serán como las siete y media o por ahí...
— ¿Y tan difícil te era decirme "las siete y media más o menos" sin insultarme? — Respondió el latino viendo con una cansada vista a su gemelo. — Chupa pollas.
— Para que mentir si sí lo soy. — Dijo, mostrando una sonrisa con orgullo y llevando una de sus manos al pecho, ambos empezaron a reír por esa "actuación".
Tras algunos minutos el tren cerró sus puertas y con un leve movimiento al principio que hizo que los que estaban de pie se movieran de la impresión al sentir que se caían indicó que ya había empezado el viaje, tras esto el español no tardó en sacar su telefono dirigiéndose de una hacía WhatsApp y entrando a uno de los 3 chats anclados.
"ts vivo :D?" Escribió en este, no se tardó mas de un par de minutos hasta que el mensaje fue respondido.
"Yes, I am already at school." "And you?" Los mensajes llegaron con cierta lentitud tal cual era la forma de escribir del británico.
"en el trn" Contestó de forma rápida, se podía notar diferencia entre la perfecta ortografía del británico hasta por mensaje y los rápidos y continuos fallos del español.
"trn?" Repitió.
"Illo the chuchu" Contestó el español.
"Tren*"
"BUA EHH" "UNA LETRA" Las risas no tardaron en llegar hacía el español, llamando la atención del portugués el cual no pudo evitar cotillear la conversación sobre el hombro de su hermano.
En otra localización, el punto al que viajaban ambos hermanos un grupo formado por tres personas se encontraban en la entrada de aquel centro escolar creado por ladrillo y con una fachada que mostraba directamente el "privilegiado" centro del que se hablaba.
— Sigo sin entender porque no los traes en tu coche. — Comentó el británico mirando al rubio un curso mayor a él.
— ¿Has viajado alguna vez con esos dos? Es insoportable, aparte, yo me vengo para estar aquí a las 7:30 y poder preparar las cosas del consejo, ellos a las 7:30 están justo saliendo de casa, da gracias que los logro despertar. — Comentó el Italiano.
Italia, era el hermano mayor (más bien hermanastro) por apenas 2 años pero que aún así contaron mucho, siendo considerado por los menores el "hermano mamá", papel que tuvo que adoptar debido a los temas interfamiliares y con finalidad de que aquellos con los que compartía parte de sangre no acabaran en un malparar.
Era alto, 1'78 cm, ya con 18 años cursando el último curso que le tocaba antes de la universidad, 2º de bachillerato. De piel en un tono algo pálido pero tan limpia que parecía porcelana, seguía la misma complexión que sus hermanos, algo delgado pero seguía en un punto medio, su pelo de un tono rubio pálido y ojos en un tono entre azules y verdes pero siguiendo en esa gama clara que hacía resaltar sus pomposos labios rosados en aquel rostro que mucha gente lo clasificaba como tallado por dioses romanos. Restando la corbata hecha con pereza seguro era de los pocos que llevaban el uniforme bien puesto, en su caso al ser de bachillerato era todo igual menos aquella prenda recién nombrada que ocupaba un tono rojizo en vez de negro.
Seguramente el orgullo de su familia, en el cuadro de honor, cursando el bachillerato de sociales con perfectas notas hasta el momento, posicionado como el segundo mejor de su clase, miembro del consejo estudiantil y colíder del club de teatro. Nadie se esperaba que parte de su sangre fuera la misma que la de los gemelos mestizos.
— Bueno... en eso te doy la razón — Contestó el británico, terminando de tomar un sorbo de su botella de agua para contestar los mensajes que le seguían llegando en aquel que tenía agendado como "Spainita", nombre que tuvo que poner ya que al pelirrojo le "ofendía" que el britanico lo tuviera agendado como "Spain Brother Italia" después de 7 años de amistad.
El británico se encontraba sentado al lado del rubio sobre un banco en las puertas del centro, 1'72 cm, piel pálida con un tono amarillento, labios finos pero aun así cortados por el frío y alguna que otra imperfección, su pelo que originalmente era de un rubio tan claro que se asemejaba más a blanco ahora estaba teñido de un tono azulado, corto y despeinado ya que según Francia así se le venía mejor, unas gafas metálicas, finas, en un tono dorado con una forma cuadrada pero con cierta curvatura sobre sus grisáceos ojos, definitivamente la única persona con el uniforme bien puesto. No tenía más misterio, en si su estilo era muy simple, la única diferencia era que portaba una gabardina negra a la par que una bufanda por el frio de los primeros días de septiembre posiblemente. El típico listillo de clase, notas perfectas si no fuera por las asignaturas de arte, música (que por suerte ya no cursaba) y educación física en la cual tampoco podría hacer mucho debido al asma, ¿en el resto de asignaturas? 10 sin pestañear.
La restante era Francia, la cual estaba apoyada en el hombro del italiano luchando contra aquellas ganas de volver a dormirse que traía todas las mañanas.
Popular en el centro educativo, eso sin duda. Líder del club de teatro y de debate aparte de las clases de ballet a las que acudía, y encima le sobraba tiempo, la persona que dirigió múltiples huelgas del centro y manifestaciones por diferentes derechos dentro de lo que podía. Alta, sin duda alguna superaba a todos los chicos de aquel grupo menos a Italia 1'74 cm, cuerpo clásico, 90-60-90 pero con contextura atlética, su cabello era totalmente blanco, ojos de un azul vivo y tonos rojizos por su rostro cual sonrojo, lo que más llamaba de ella no era su aspecto que también, si no su forma de ser, su carácter y su carisma, su forma directa de la que hablaba, una mujer a la que la mayoría del centro admiraba, 1º de bachillerato de Ciencias y con notas entre 8 y 9.
La mayor envidia que muchos le tenían a Uk pues él era su pareja de forma oficial desde hace más de un año, aunque rumores corrían de que en realidad era todo un matrimonio concertado por los padres.
— Spain says they just got off the train. (España dice que ellos acaban de bajar del tren) — Comentó el británico, viendo la pantalla de su teléfono junto al mensaje escrito de este al cual le respondió con un simple "Ok."
— ¿En que curso están ellos? — Preguntó la Francesa, levantando su vista y viendo al italiano con cierta pereza.
— Yo en segundo de bachillerato, tú y UK en primero... —Se paró a pensar — Ellos deberían estar en cuarto pero han repetido, a Portugal le quedaron 4 de 12 y a España 10 de 12.
— ¿Qué aprobó? ¿El recreo? — La fémina río, risa que se contagió al italiano al instante pero tras recordar que se trataba de su hermano se detuvo.
— Música y Arte, en el resto de clases se quedaba dormido, y Portugal tiene dificultad para estudiar así que prefirió repetir a llevárselas suspensas. — Comentó el mayor, viendo de reojo al británico el cual iba a lo suyo viendo la pantalla de su teléfono. — ¿Cuánto les falta para llegar?
— Le he preguntado eso y me ha mandado la foto de un gato que se a encontrado en la calle... — Contestó UK, mostrando la foto a ambos amigos.
— Yo a veces no entiendo a tus hermanos, Italia.
— Ni tú ni nadie...
Tras varios minutos esperando y que el timbre sonará quedó claro que el primer día de clases ya estaba perdido para los menores, los estudiantes de bachiller entraron ya a sus aulas respectivas, cada uno despidiéndose, Francia y UK yendo hacia la parte de ciencias e Italia quedándose en el pasillo de sociales, dejando el reencuentro de vacaciones junto a los dos gemelos para la hora del patio.
3097 palabras.
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