HyeSook salió corriendo. YoonGi la miró con preocupación y después a SeokJin.

— Iré tras ella — susurró. Pero se detuvo al instante, al ver los vidrios esparcidos por el suelo. — Oh...

— Yo limpio — susurró Jin.

El rubio asintió con la cabeza y salió corriendo en dirección a su alcoba. Su corazón latía con demasiada rapidez y su mente era un caos.

Tan pronto llegó a la habitación trató de abrir, pero la castaña le había puesto seguro a la puerta.

— ¡Min HyeSook! — gritó desde afuera. — ¡Hye! Hermanita...

Por su parte, la chica sólo escuchaba la desesperación de su hermano. No tenía ganas de verlo a él, ni a nadie. Se dejó caer en su cama y las lágrimas brotaron de sus ojos color avellana.

Se sentía mal. No quería aceptar el hecho de que Jin la había notado; estaba aterrada, puesto que no se sentía lo suficiente para él. Y también se sentía una tonta, en las cartas tuvo varias pistas de quién era el chico, pero nunca lo notó del todo, simplemente vió como algo normal el repentino acercamiento del castaño hacia ella.

Escuchó los pasos de YoonGi alejarse y se sentó en su cama, abrazando sus piernas y dejando salir todo el dolor que sentía. Quería dejar de llorar.

A tientas trató de buscar su celular para escuchar música, pero su mano tocó la cajita de madera, y sus sollozos aumentaron.