YoonGi despertó debido a que su celular sonó.

De mala gana tomó el aparato entre sus manos. 13 llamadas perdidas de SeokJin. ¿Saben lo que eso significa? Es como tener 10 llamadas perdidas de tu madre... ¡Peligro!

— Jin-hyung me matará.

El chico se puso de pie, y salió de su habitación. No había señales de Hye, por lo que supuso que la joven se encontraba en cualquier otro lugar de la casa. Bajó las escaleras corriendo, cruzó el pasillo y entró a la sala de estar.

— Oh, YoonGinnie, hasta que despiertas.

— ¿Hyung? — la cara de YoonGi lo decía todo. No esperaba encontrar a su mayor sentado en el sofá de su casa, con su hermana recostada sobre su hombro.

— Diría: ¿¡Mocoso, por qué no respondiste a ninguna de mis llamadas!?, pero sé que tienes el sueño demasiado pesado.

En su mente, el rubio había imaginado diez formas de reprimendas que recibiría por Jin, pero el rostro del mayor se veía tan pacífico y tan feliz, que se sentía confundido.

— ¿Q-Qué? ¿C-Cómo?

— Como no respondiste a mis primeras cinco llamadas, toqué el timbre, y tu hermana me recibió. Me explicó que estabas dormido, y me invitó a pasar.

— ¿Y por qué ella está sobre tu hombro durmiendo plácidamente?

Aunque YoonGi no lo admitiera, él era capaz de cualquier cosa por su hermanita, y por eso los celos de hermano tenían que hacer presencia.

— Estuvimos un buen rato charlando, y después nos quedamos mirando una película, que por cierto, me hizo llorar, y cuando me dí cuenta, ella estaba dormida sobre mi hombro. Entonces te llamé varias veces más, pero nunca reaccionaste de tu sueño.

— ¿Cuando se lo dirás?

El rostro del mayor se transformó. Sus mejillas se encontraban sonrojadas, sus labios hacían una mueca y su vista había sido desviada a otro punto de la casa de los Min.

— Aún no lo sé.