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CAPITULO 37

No podía hacer otra cosa que suspirar en ese momento. Guardé mi celular en el bolsillo, siendo consciente que una vez que llegará a casa debía aclarar ciertas cosas con Soo Bin.

—Yeon Jun —la voz de Tae Hyun acaparó mi atención— ¿vas a entrar o no?

—Si, dame un momento. —le respondí, mis manos estaban sudando. Tomé un respiro para ver a Tae Hyun e indicarle que entrará primero.

—Escucha, creo que deberías hablar con Soo Bin de esto.

—¿Tú lo hiciste con Beom Gyu?

—Bien, haz lo que quieras. Tomarás la responsabilidad de lo que pase, porque yo no intercedere en nada.

—Vamos a entrar ¿si?

Tae Hyun finalmente cerró su boca, y se adelantó a tocar la puerta un par de veces. Cuando escuchamos la voz del otro lado, supe que no había marcha atrás.

Después de todo lo que realicé el día de hoy, volví a casa, las luces estaban apagadas. Suspire por milésima vez en el día, bajando del auto, para dirigirme a la casa de la señora Kim.

—¿Qué le hiciste a mi hermano, maldito zorro callejero? —Huening Kai como siempre tan educado.

–Está en su habitación ¿cierto? —ignore al menor, y subí las escaleras. Toqué la puerta un par de veces, nadie respondía —Soo Bin...

—¡Vete! —lo oí gritar, por su voz ganzosa supuse que ha estado llorando.

—Vamos a hablar. —toqué nuevamente, y está vez su madre me abrió. La salude un poco avergonzado, ella amablemente me sonrió, permitiendo entrar a la habitación.

—Los dejaremos solos.

—Mamá, ¡no deberías dejar que éste idiota hable con él!

—Basta Kai. Es problema de ellos y tienen que resolverlo. —dijo la mayor, tomándolo de sus hombros— Vamos, mamá te cocinara algo delicioso.

A regañadientes, y una que otra amenaza para mi, Huening Kai se fue con su madre. A veces no entendía como aquel adorable niño había cambiado en los tres años que lo conozco. Kai solía sonreír siempre, y justamente después de su fallido primer amor aquella alegria desapareció por completo.

Con un poco de ansiedad entré a la habitación siendo recibido por una almohadazo en mi cara. La recogí del piso, en silencio, y al conectar mi mirada a la de él, me sentí de lo peor. No hice nada malo, pero Soo Bin piensa que sí.

—¿Por qué estas llorando? — me obligue decirle suavemente.

—¡Lárgate!

—No vamos a resolver nada si no hablamos. —dije firmemente, pero sólo conseguí que Soo Bin se alterara más. Se acercó lo suficiente para que pudiera ver sus ojitos hinchados, su nariz estaba roja y aquellas mejillas empapadas de lágrimas.

—No quiero hablar contigo. ¿Qué vas a decirme? ¿Qué te acuestas con mi mej... Tae Hyun a mis espaldas? —aquello me pareció lo más gracioso del mundo, pero no me convenía reirme en un momento tan serio. No con Soo Bin perdiendo la cordura.

Mi expresión se torno más seria, y simplemente respondí:

—No confías en mi. —más que una pregunta fue una afirmación, y eso de cierta forma logró herirme.

Soo Bin bufó, limpiando las lágrimas que escapaban de sus ojos.

—Yo lo escuché. —objetó, con voz temblorosa.

—¿Y crees que te engaño con él porque escuchaste su voz? —él se quedó callado— De acuerdo, lo admito, sí, estuve con Tae Hyun. Pero no de la manera en que piensas.

—Mentira.

No me esperaba oír eso, por lo cual no sabía como responder, y al igual que él llegue a alterarme.

—¡Por favor, Soo Bin! ¿Qué clase de bastardo crees que soy para engañarte con él? ¿De verdad? ¿De verdad te haría eso, Binnie? No sé que me duele más; que me relaciones con Tae Hyun o que desconfies de mí.

—Pero...

—Pero nada, Soo Bin. Esto es increíble. Si yo hubiera cometido un error no estaría aquí, tratando de resolver las cosas contigo.

— ¡Entonces dime qué hacías con él!

No era algo que debía hablar aún. Pero sé que esto podría darle razones a Soo Bin para que seguir sospechando,  no estaba listo— Conformate con saber que entre ese roedor y yo no hay, ni habrá nunca, jamás, nada. ¿Podrías dejar de imaginarte tonterías?

Puede que haya sido agresivo al momento de responderle, pero sino lo hacia él continuaría con esa actitud infantil. Haciéndose víctima de una absurda situación, porque a estas alturas él debería saber lo mucho que lo amo. Pero no, se empeña en mostrarme lo contrario.

—Lo siento. —dijo finalmente, tras estar un corto tiempo en silencio.

—No, Soo Bin. —quise acercarme a él, pero comenzó a alejarse— Escucha, existe una razón por la cual no puedo contarte lo que está pasando. No es algo que me corresponde, así que te pido, por favor, no dudes de mi.

A partir de esa vez tuve problemas con mi manera de tratar a Yeon Jun. Había días en que estábamos bien, disfrutando de alguna película, repartiendonos besos o incluso teniendo citas, pero otros; en los que me quedaba sólo en casa, y comenzaba a dudar de mí mismo.

Una noche llegué a casa y escuché hablar a Yeon Jun por teléfono. Él asentía, hasta afirmar que estaría a la hora acordada en dicho lugar. Tae Hyun otra vez, lo sabía porque se aseguraba de que yo no escuchará del todo su conversación.

No he hablado con el mayor al respecto, y dado a que Beomie me había contado que junto a Tae Hyun estaban al tanto de los preparativos para su boda decidí callar. Yo también era partícipe de sus planes, de hecho conseguí el lugar perfecto para realizar la ceremonia gracias a Ji Min.

Aquel chico ha sido un gran apoyo en este tiempo tan difícil para mí.

—Tierra llamando a Binnie.

—¿Eh? Ah disculpa. ¿Qué decías? —inquirí, bebiendo de mi café a la vez que miraba a Ji Min quien pareció darse cuenta de lo que pasaba por mi mente.

—¿Otra vez pensando en eso? -bajé la mirada, escuchando una juguetona risa— Binnie, necesitas distraerte. ¿Qué tal si me acompañas a un lugar?

—No, tengo que... —cuando menos lo pensé, Ji Min me obligó a salir de la empresa, y abordar su auto. Se aseguró de ponerme el cinturón, lo cual me incomodó un poco— Esto no está bien. Tienes una entrevista a las cuatro.

—Tenemos dos horas. —miró su reloj tan despreocupado para luego poner en marcha el auto— Solo iremos por un helado.

Y así fue, recorrimos algunas calles de Hongdae, jugando y husmeando una que otra tienda de artilugios. Tenía un helado de vainilla en una mano y un avión a escala en la otra. Ji Min la había ganado en una de esas maquinitas.

—Hay mucha gente. —comentó, acomodandose las gafas.

—Sí, ¿deberíamos regresar? Pronto será la entrevista, y no ser... —mi corazón se agitó con tanta intensidad cuando vi la inconfundible figura de Yeon Jun.

—Es cierto, ¡ash! Es una pena, yo quería ir al karaoke contigo. ¿Soo Bin? —no podía responderle, mi cuerpo reaccionó por aún propia cuenta y caminé hacia donde estaba él— ¡Soo Bin!

Una niña se cruzó en mi camino para abrazarlo, y entonces me detuve.

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Es todo por el día de hoy!!! ❤
Espero les haya gustado los capitulos!! 💖💖

El jueves se termina esta historia!! ❤❤ Hasta entonces, espero les haya gustado mucho!! 🥰

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