CAPITULO 34
Volví a casa con intenciones de arreglar todo con él, ya que después de la sesión fotográfica no fui capaz de verlo. Pero Soo Bin no estaba, y al único lugar que siempre recurría era donde Tae Hyun. Sin embargo, cuando llegué no había nadie. Antes de venir me había asegurado de preguntarle a Huening Kai si se encontraba con él y no me dio razón.
Frustrado, golpee el volante. Debía regresar nuevamente a casa para darle de comer a los cachorros. Me merecía todo esto, lo sé, pero no dejaba de preguntarme dónde demonios estaría Soo Bin.
Eran cuarto para las cinco, cuando conducía cerca de una pastelería, me quedaba de paso. Quería comprar algo de pastel de fresas para él. A lo lejos, pude ver a Tae Hyun, pensando que era una desgracia pero no dude en ir tras el chico. Recordé también que su trabajo quedaba en esa zona.
—¿Yeon Jun? —dijo cofundido al verme. Y sólo bastó unos segundos para que se diera cuenta de la situación. Suspiró— Sea lo que sea, no tengo ni el mínimo conocimiento de lo que pasó. No puedo ayudarte está vez.
—Soo Bin siempre recurre a ti.
—¿Acaso lo ves por aquí? —buscó en sus bolsillos. —Él no ha venido a mi, de seguro, está con algún amigo o no sé.
—¿Y Beom Gyu?
—Con su madre. Iban de compras juntos. No creo que esté con ellos, pero por si las dudas dejam... espera.
Fueron los segundos más extraños de mi vida. Vi a Tae Hyun abrir sus pequeños ojos en demasía, y palidecer al mismo tiempo. Me miró, parecía que no respiraba, y cuando menos lo pensé estábamos en mi auto de camino a...
—Hospital Jamsil, por favor, necesito llegar ahora. —y acelere. No quise preguntar nada, porque Tae Hyun se había quedado mirando al vacío, estaba aterrado por no sabía qué exactamente.
Pero no podía dejarlo sólo en ese estado casi de pánico.
Cuando llegamos, él bajo inmediatamente del auto. Yo por lo consiguiente fui tras él, a la vez le envíe un mensaje a Kai para que alimentará a los cachorros por mí. Lo seguí hasta el piso número dos, el área de maternidad.
Me detuve justo cuando él pregunto por una chica.
—Soy el guardian de Kim Ji Soo, ¿podría decirme cual es su estado?
—La paciente y los bebés se encuentran fuera de peligro, pero estará bajo observación dada a su condición.
—¿Puedo verla?
—Sí, está en la habitación 302. Tercer piso.
No sabía qué hacer o decir, me quede profundamente desconcertado apenas oí lo que la enfermera dijo.
¿Bebés? ¿Qué bebés? ¿Y por qué Tae Hyun está aquí para ver a una mujer embarazada?
Muchas preguntas se formularon en mi cabeza, al mismo tiempo que Tae Hyun se acercó a mí.
—Te explicaré después, ¿si? Ahora debo ir a verla. —asentí.
—Esperaré por aquí.
Simplemente me quedé en la sala de espera, rodeado de mujeres embarazadas y padres nerviosos en la espera de ser atendidos. Y me imagine a Soo Bin embarazado, claro que no era posible, pero se vería muy lindo de esa manera.
—Disculpe, señor. —giré mi rostro hacia la tierna voz de una niña. Ella me observó con sus brillantes ojos negros, traía la ropa del hospital y una bandita en una de sus cejas— ¿Ha visto a mis padres?
Me sorprendí al ver como sus ojitos se tornaban cristalinos, transmitian una profunda tristeza, lucían apagados y aquella niña volvió a preguntar lo mismo pero está vez las lágrimas descendían por sus rojizas mejillas.
No sabía que hacer en ese instante, nunca fui bueno con los niños. Así que me levante para ponerme a su altura. Calculé su edad, era de más o menos seis años. Pensé en hacer caras graciosas pero eso la alteró más.
Así que la abracé, como hacia cuando Soo Bin lloraba al ver películas románticas y que no acababan bien. Di leves golpecitos en su espalda y con otra mano acaricie su cabellera ondulada.
—Las princesas no lloran. —susurre sutilmente— ¿Por qué alguien tan bonita como usted llora de esa manera?
—N-No soy una princesa. —dijo ella sorbiendo su nariz— Soy Min Sol, y...no encuentro a mi-mis padres. Una señora dijo que... que ellos nunca iban a volver. Y...
—¡Min Sol! —oí una voz femenina a lo lejos y mi mirada se cruzó con la de una enfermera ya bastante mayor. La pequeña se ocultó atrás de mi, como si le tuviera miedo. Yo me quede ahí, tratando de protegerla— Eres una niña muy imprudente. ¿Cómo puedes escaparte de la habitación? Te he dicho que tus padres no están aquí. Ellos no van a volver.
—¡No es cierto! ¡Mis papis van a volver! —gritó la menor. Y a mi esa enfermera me colmó la paciencia.
—Así que usted fue la que le dijo tremenda barbaridad a una pequeña niña. —fruncí el ceño cuando la vi sonreír divertida.
—Sólo he dicho la verdad. Y si me permite necesito llevarla a su habitación. Vamos, niña. Servicio social llegará pronto.
—Un momento ¿se-servicio social? —la enfermera asintió— Acaso sus padres...
—Esa información es privada. Ven aquí, Min Sol.
La niña se aferraba a mi pierna, no tenía intenciones de ir con la enfermera. Y yo no era capaz de hacer nada por ella, simplemente, la cogí entre mis brazos y le sonreí.
—Ella no quiso decir que tus padres nunca volverán. Quizás no los puedes ver, pero ¿sabes? En estos momentos se encuentran a tu lado, y van a cuidarte siempre. Cuando los extrañes, como ahora, sólo cierra los ojos y pon una mano en tu corazón. Mami y papi están ahí, y esperan que seas una buena niña con las enfermeras. ¿De acuerdo?
—¿Por qué no puedo ir con ellos? —me pregunto, haciendo que mi corazón se contrajera con fuerza.
—Pasará mucho, mucho tiempo para que estés con ellos. Por ahora, Min Sol, debe crecer y convertirse en... ¿qué deseas ser cuando seas grande?
—Doctora de perritos. Mami también lo era.
Sonreí.
—Excelente. Yo llevaría a Sky contigo. —ella me miró confundida.— Ah... Sky es mi cachorro. Mi pareja y yo lo estamos criando desde hace unos años. ¿Quieres conocerlos?
Con la niña en los brazos, me las ingenie para sacar mi celular y mostrarle una foto de Soo Bin con Sky. Ella sonrió y dijo que eran muy lindos. Yo me sentí tan orgulloso por eso. La enfermera interrumpió nuestro momento especial con su ceño fruncido.
—Debo llevarmela. —insistió, y con pesar la bajé. Ella me indicó que me agachara, cuando lo hice besó mi mejilla.
Y se marchó junto a la enfermera sin dejar de mirarme. El brillo en sus ojitos había regresado, y aquella sonrisa inocente se me hizo tan parecida a la de mi Binnie. Sentí un poco de pena ya que otra enfermera amablemente me contó lo del accidente en donde murieron sus padres.
—Nadie ha venido por ella desde ese día. Los de servicio social pondrán a la niña en adopción y cuando salga del hospital la llevarán a una casa hogar.
—¿Esperaste mucho? —Tae Hyun llegó, sentándose a mi lado. Negué— Creo que te debo una explicación. He venido aquí por mis bebés. —mi cara debió ser todo un poema gracioso para Tae— Es algo complicado, la chica a la que vine a ver, su madre, me los dará cuando ellos nazcan.
—¿Beom Gyu lo sabe? —pregunte inmediatamente tratando de tranquilizarme. Estaba en shock.
—No. Por eso te pido que guardes el secreto.
—¿Por qué? No es algo que puedas ocultar siempre ¿lo sabes?
—Ya llegará el momento, y espero que Beom Gyu no esté muy sorprendido.
—¿Lo has pensado bien? ¿qué tal si él no se siente listo y no los acepta?
—Yeon Jun, uno nunca está preparado para esto. Pero es algo que quiero, y me gustaría que Beom Gyu lo entendiera. Sino es capaz de aceptarlo, entonces no me casare con él y lo afrontare sólo.
—Suenas tan seguro, pareciera que de verdad dejarías a Beom Gyu. Mi pregunta es ¿cuánto durará? Ustedes no pueden vivir separados por más que se lo propongan. —reí con Tae Hyun.— ¿Se van a casar?
—Ah —él me mostró orgullosamente la argolla en su dedo y yo frunci el ceño— aún no teníamos pensado decirles. Pero que más da.
—No es justo. —murmure, sin que Tae me escuchara— Será mejor que me vaya, tengo que hablar con Binnie. —suspire— Sólo espero que esté en casa ya.
—Siento no poder ayudarte. Aunque más te vale no hacer llorar a Soo Bin.
—Sí, si —le dije mientras caminaba hacia el ascensor— Asegúrate de que Beom Gyu no sospeche de tus andadas. Para él debe ser extraño que su prometido salga a escondidas con una embarazada.
—Cállate, Choi.
Al cerrarse las puertas del ascensor mi sonrisa desapareció, a mi mente volvía la imagen de aquella niña. Humedecí mis labios, recargando la frente en el frío metal. Y suspire. Quizás visitarla no estaría nada mal, sólo quería asegurarme de que ella estuviera bien.
Eso es todo.
Pero primero debía arreglar otro asunto. ¡Agh! ¿Dónde estás metido, Kim Soo Bin?
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