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Capítulo 32: ¿Nuestra nueva vida?

Después de dos días de viaje, logramos llegar a Filipinas, a la ciudad de Manila para ser más exactos... ¡Ah, pero que espléndido! Las razones por la que yo adoro este país es porque: no hace frío, no hace frío y... No hace frío.

A diferencia de la helada danesa -que te hace cagar hasta por las patas- el clima en este lugar es un plácer enorme; casi nunca nieva y las lluvias en casi todos los casos, son en tiempos cálidos... Que hermosura, ¿no lo creen?

Luego de llamar nuevamente a ese alguien que nos va a alojar en su casa (para avisar de que ya llegamos) de hacer todo el proceso de cambio de moneda, y demás cosas. Tomamos un taxi para llevarnos a nuestro destino, nuestro nuevo hogar en realidad... En el transcurso, noté que casi de manera desesperada, Lars estaba tratando de abrir la ventana, cuando logró hacerlo, soltó un suspiró enorme. Yo me limité a solamente a reirme.

- ¿Qué pasó, mi amor? -él me miró con una cara de "¿acaso no se nota?

- ¿Cuántos putos grados hacen ahora?

- Como 25º C, más o menos.

- Fock.

- ¿Por?

- Hace un calor de cagarse.

- No es tanto, mi amor.

- ¿Comparado con Dinanarca?

- Ah, bueno... Lamento no haber nacido en "Inviernolandia", como tú, cariño.

- Es que... No estoy acostumbrado a tanto calor, eso es todo.

Claro, en Dinamarca la temperatura nunca sobrepasó los 16° C, y no, no es joda.

- Tal vez cuando ya lleves viviendo unos días aquí, te vas a acostumbrar.

- Hmm... -gruñó en modo de desaprobación- Ojalá sea así.

Cuando por fin llegamos, los dos caminamos hacia la entrada de nuestro nuevo hogar.

Y para los que les interese mi salud física; ya se me están borrando algunos moretones, de manera lenta pero ya no están tan graves como antes. Y mis ojos ya no están hinchados, solo quedaron los dos moretones gigantes pero reitero: ya no están graves. Puedo caminar ya con mucha facilidad, no obstante, si camino por un lapso prolongado me arden las piernas pero en sí, he mejorado bastante... Puedo bajar escaleras pero con ayuda todavía, ah... Tengo un gran remordimiento  y odio hacia James todavía por "cagarme la vida".

- A todo ésto, Hamster... -comentó Lars, antes de que yo tocara el timbre- Nunca me dijiste quién nos iba a alojar.

- Te dije que era una sorpresa, ahora verás quién es.

- Es que creo que tengo miedo...

- ¿Le temes a tu suegra, cariño?

- ¡¿Su-suegra?! -dudó estando alarmado.

- Mi madre es tu suegra, ¿no? Somos novios, ¿recuerdas?

- Ah, sí, si... Es que...

- Relájate -toqué el timbre- , mi mami no es tan mala. Un tanto sobreprotectora, pero no va a morderte ni nada.

- ¿Seguro?

- Si, cariño, si.

La puerta se abrió, mi madre apenas me vio, me dio un abrazo de oso.

- ¡Oww! ¡Miren, si llegó mi niño lindo precioso! -exclamó y pude sentir como yo me ponía rojo de vergüenza- ¿Cómo estás, mi bebé?

- Ah, bien... Supongo... -ella me soltó y se sorprendió al verme modo panda.

- ¡Ay, mi niño! ¿Qué te pasó?

- Homofóbicos. -respondí de manera cortante al tener que recordar TODO eso.

- Oh... -ella frunció el ceño, luego miró a Lars, quién le hizo una sonrisa nerviosa- ¿Y tú eres...?

-  Lars... Lars Ulrich, señora. -contestó, notándosele la incomodidad del momento a kilómetros.

- Ah... -ella lo miró raro por un segundo, luego me miró a mi- Kirk, hijo mío... Supongo que él es tu "novio", ¿no?

- Pues... -murmuré con impaciencia- Si...

- ¿Y por qué dejaron su banda?

- ¿No te lo habia dicho?

- No.

- Ah...

- ¿Tu banda se llamaba Exodus? ¿no?

- ¡Mamá! Hace casi tres años que dejé esa banda, ahora estoy en Metallica, oh bueno... Estaba.

- Bueno, desde que me mudé aquí ni me llamas.

- Te llamé antes de tomar el vuelo.

- Pero ahí no me dijiste nada de nada, cariño.

Yo recordé la súper llamada express que había hecho:

- ¿Aló?

- Aló, madre, es una emergencia.

- Kirk, hijo mío,  déjame decirte que en unos días viajaré a Irlanda para...

- ¡No hay tiempo! Necesito ayuda ahora, que el avión parte luego.

- ¿Qué ocurre?

- ¿A dónde vives ahora?

- La misma dirección de siempre, cariño... En la casa que era de tus abuelos. ¿Por qué?

- Dejé mi banda, mi hogar, me voy a vivir contigo y mi nueva pareja... Y ah, soy gay.

- ¿Qué?

- ¡Adiós!

Me aguanté la risa un momento, por lo ridícula que era la llamada.

- Bueno, pasen, siéntense en el comedor que ya les sirvo el almuerzo.-Nosotros asentimos y pasamos.

Dejamos nuestra maleta de lado, y nos fuimos a sentar al comedor, noté que Lars seguía nervioso, así que pregunté:

- ¿Qué te pasó, mi amor?

- Ah, no, nada...

- ¿En serio? ¿Te sientes bien?

-Si, debe ser el cambio brusco de temperatura, nada más.

- ¿Seguro?

- Seguro.

Mi madre regresó  con la comida, y mientras comíamos, solía hacernos preguntas, sobretodo a Lars, incomodándolo todavía más. Preguntaba sobre cómo nos conocimos, cómo nos empezamos a gustar, porqué dejamos la banda... Parecía todo un interrogatorio esta mierda.

- ... Ah, a ver si entendí: ¿Ustedes dejaron Metallica solo porque uno de sus integrantes es homofóbico? -asentimos- Pero eso no me explica nada de cómo es que mi hermoso hijo Kirk está todo machucado.

- Ah, es que... -dije- Eso ya es otra cosa; tiene que ver con James, pero a la vez no.

- Los dos, cuéntenme todo a detalle.

Okay, se tornó bastante incómodo hablar aquel tema, definitivamente no era algo que debía discutirse en la mesa, o algo así debía pensar mi madre.

- Bien, Lars, querido. -pronunció de manera seria- Te agradezo muchísimo todo el apoyo y el afecto que haz puesto en mi hijito, por lo que oigo de ustedes, se nota que es un amor verdadero... Kirk, contigo Rebecca no era así, ni en lo más mínimo.

- En realidad no sé en qué pensaba cuando estuve con ella. -aquello era verdad, debí estar bastante cagado de la cabeza para enamorarme de esa maníaca, aunque no la culpo, ella tiene mal carácter y Lars también... Tal vez siga un poco cagado de la mente, tal vez.

- Que ni se discuta aquello, estás con Lars y yo opino que son una muy bonita pareja. -nosotros sonreimos aliviados- A todo ésto, Lars, aparte de tocar la batería... ¿Tienes registro de algún estudio de educación superior?

- ¿Ah? -dudó él.- Pues... No es por presumir, pero me gradué de la Dansk Tennis Skole, siendo el alumno más prestigiado de mi clase.

- Interesante... Nunca habría oído de aquella universidad.

- Universidad no.

- ¿Instituto? -él negó- ¿Academia? -volvió a negar- ¿Entonces?

- En su traducción del danés significa: "Escuela de Tennis de Dinamarca". -cuando él pronunció eso, yo hice un facepalm, pero mi madre simplemente se lo tomó con humor.

- Ah, ya veo, ¿eres de Dinamarca? Creo yo, ¿no?

- Pues, si, de allá soy... De Gentofte, Copenhague, para ser más exactos.

- Oh... Entonces practicas deportes... ¿O ya no?

- Dejé de dedicarme al tenis hace varios años pero de repente, por hobbie simplemente, juego uno que otro set.

- ¿Practicas o practicaste algún otro deporte?

- Fútbol, supongo...

- Hmmm...Kirk, deberías aprender de tú novio, digo... ¡Él practica deportes! Mientras que tú ni mueves el culo para ir cambiar el canal de la televisión.

Lars rió, a su vez que yo me sonrojaba de vergüenza.

- Ah, pero yo... -comenté despacito- Aveces ando en skate... Cuenta como deporte, ¿no?

- Para mi no, hijo, no.

Lars volvió a reir, y yo lo miré con una cara de "tú ganas esta vez, hijo de puta". Cuando terminamos de comer, ella retiró nuestros platos y los llevó a la cocina. Nos dio la orden que fuéramos al living, porque quería mostrarnos algo. Y eso hicimos, esperamos a que ella finalizara de lavar los trastos y regresó con un gran álbum de fotos... Oh, no...

- ¿Adivinen, chicos, qué tengo aquí? -ella se sentó a nuestro lado- ¡Fotos de mi bebito!

¡¿Por qué mierda las madres siempre guardan fotos vergonzosas de cuando uno es niño y se las enseñan a todos?!

- Miren -señaló una foto- , esa es de su cumpleaños número dos... ¡Come pastel como un cerdito!

- ¡Mamá! -me quejé, tapándome la cara para no ver lo ridículo que era yo.

- Y ésta, es de su primer baño... ¿A qué no es adorable? -continuó, entretanto Lars se reía- Esta otra es de cuando fuimos por primera vez al zoológico, cuando tenía como cinco años... Ésas, son en nuestras vacasiones del 65'... Aquí cuando aprendió a caminar...

- Aww... Kirk, mi amor, eres una ternurita...- Lars sonreía como drogado al ver las fotos, y yo estaba muriéndome por dentro.

- Mami, -insistí- ¿por qué me avergüenzas de esta forma?

- Hijito, no te avergüenzo, solo le muestro a tu novio lo lindo que eras.

Rezongué en forma de desaprobación.

- Aparte, mañana me voy a Irlanda, solo me soportarán por hoy, no se preocupan.

- ¿Irte? ¿Y por qué? -consulté alarmado.

- ¿No recuerdas que por teléfono te lo dije? -yo negué- Iré reabrir el caso de tu padre para que me pague lo que debe.

- Ah...

Pasamos el resto de la tarde viendo fotos mía, y yo queriendo que la tierra me tragara solamente. Hasta que anocheció, fuímos a cenar y nos guió hasta nuestra habitación. Lars y yo nos recostamos sobre la cama, y la gran sonrisa que Lars tenía hace unos segundos, se desvaneció como si nada...

- ¿Te ocurre algo, cariño?

- No, Hamster, solo que me siento cansado y el calor ya me está matando.

- ¿Seguro que es el calor lo que te afecta? -crucé los brazos sin creerle nada, ya que me dio esa excusa todo el puto día.

- Si.

- Y eso que solo estamos en tag-lamig...

- ¿Ah? ¿Salud? Supongo.

- No, tontito, no estornudé, así se llama la estación en que estamos... Sería como una especie de otoño-primavera combinada de forma extraña.

- ¿Osea en verano es peor?

- Exacto.

-¡Ahhh!! -se quejó mientras escondía su rostro contra la almohada.

- ¿Seguro es solo el clima lo que te molesta? -él me miró con una mirada triste, y negó- Por favor, dime que te incomoda.

- Es que... Te amo muchísimo, y tu madre me cayó súper bien, sin embargo... Todavía extraño a Metallica; extraño a Cliff regañándonos por ser desordenados, extraño a James golpeándome sin razón aparente, extraño a James...

- Oh... ¡Tú sabes que cosas me hizo él!

- Lo sé, lo sé... Me duele mucho, aún así... Es feo tener que abandonar todo y recordar con melancolía todos esos momentos con todos nuestros amigos, recordar que tan buenos amigos éramos James y yo... Me hiere como nunca... Sabes que te amo como a nadie en el mundo, pero me preocupa demasiado todo cómo ha acabado... Me refiero a que: ¿Qué haremos ahora? ¿Cómo viviremos nuestra nueva vida? ¿Haremos otra banda? ¿Viviremos normalmente? ¿O que todo se vaya al carajo y que todo mi esfuerzo en ti no valga nada?

- Lo más correcto sería que vivamos como las parejas normales de nuestra edad; que uno trabaje mientras el otro se queda cuidando la casa y ordenándola... No pienses tan negativamente, sé que es algo demasiado  brusco para los dos cambiar así, no obstante, debemos seguir adelante nosotros juntos si de verdad nos amamos mutuamente.

-Ah... ¿Y quién de los dos trabaja?

- Yo digo que tú porque... Estás más apto para trabajar -mencioné con referencia a los moretones que todavía me hacen sufrir de vez en cuando.

- ¿Y de qué trabajo?

- No lo sé... En alguno de estos días tendrás que salir a buscarlo, ¿así no lo hace la gente normal?

- Ah... -balbuceó y luego tomó mis manos- Si es por ti, hago cualquier cosa.

- ¿Le dices enserio?

- ¿Alguna vez te he mentido?

- Si, pero casi nunca y siempre que lo haces es porque no admites que te sientes mal o algo así.

- Este no es el caso, precioso, te lo aseguro. Siempre he sido fiel a mis juramentos. Y ahora, juro que mañana levantaré el culo e iré a buscar trabajo de lo que sea para mantenerte a ti... Porque sabes que te amo.

- ¿Crees poder acostumbrarte?

- A nuestra nueva vida... Hmmm, difícil es borrar los buenos momentos, pero contigo puedo crear momentos mejores todavía. Lo haré pero de manera lenta y progresiva.

- ¿Y al clima?

- No, cariño, no.

Ambos reímos y después nos besamos apasionadamente.

Algo que ni yo puedo admitir es que también me afecta todavía, sin embargo no quiero darle causas para preocupar a Lars demás... Solo quiero olvidarlo todo y que mañana o en los próximos días ya empiece nuestro nuevo futuro juntos.

Dios mío, ¿y ahora qué?

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