Capítulo 1: ¿Mi compañero de banda? ¡Imposible!
15 de marzo de 1985, ese día fue en que empezó TODO.
Me levanté como una mañana cualquiera; me dirigí a la cocina.
Me di cuenta que era el único despierto, así que por acto de 'cortesía', decidí prepararle el desayuno a esos tres vagos.
Serví cuatro tazas de café y un par de tostadas para cada uno.
Me senté pacíficamente a comer, y a los pocos segundos, Lars llega y se
sienta al frente mío.
- Buenos días, Kirk. -me dijo sonriendo.
- Uh... Buenos días. -murmuré estando algo nervioso pero de todas formas le devolví la sonrisa.
Ambos nos quedamos desayunando juntos, y él me miraba fijamente estando casi sin parpadear.
No sé porqué, pero sentí mariposas en el estómago y empecé a respirar de manera discontinua.
Lars se detuvo y me dice:
- ¿Te sientes bien?
- ¿Ah? Si, ¡Si! Estoy bien. ¿Po-por qué la pregunta? -titubié tratando de apartar la mirada.
- Es que te noto muy extraño.
- ¿Qu-qué? ¿Qué tengo?
- No sé, como que no actúas como siempre, y estás así todo sonrojado.
- ¡Me-mentira!
- Ah, bueno, lo que digas...
No es que fuera la primera vez que él me miraba así, pero ésta vez me sentía de una forma extraña, de la cuál nunca me había sentido antes.
- Buenos días, chicos. -interrumpió Cliff, sentándose al lado mío.
- Buenos días. -dijimos Lars y yo a unísono.
- ¿James no va a venir? -preguntó Lars.
- Anda con una resaca bien fuerte. -explicó Cliff- Dudo mucho que venga.
- ¿Y si lo traigo a la fuerza? -propusó, sonriendo de forma maligna.
- Uh... Lars... -murmuré- ... No creo que sea buena idea molestarlo...
- No me importa. -dice sonriendo, y estando más que confiado, lléndose de ahí.
Al rato pude oír a James gritarle a Lars a todo pulmón lo siguiente:
- ¡¡Enano, hijo de puta!! ¡DÉJAME DORMIR!
Rápidamente Lars salió corriendo de la habitación, estando asustado.
Me levanté de mi asiento y me dirigí hacia Lars, aparentando risa por el estado suyo. Puse mi mano sobre su hombro y comenté:
- Te lo dije.
- Ya déjame... -susurró sonrojándose un poco.
- ¿Estás bien? -pregunté mirándolo fijamente y casi sin darme cuenta, me fui acercándome demasiado a su rostro.
- ¡Claro que estoy! -Exclamó apartándome de encima- Si solo me gritó, nada más.
- Ah, es que... Es que aveces... Aveces James te golpea sin razón y creí que ahora lo hizo... -me excusé con lo primero que se me vino a la mente.
- No, no lo hizo. Pero gracias por preocuparte de todas formas. -Lars puso una cara de confusión al decirme eso.
- ¡Cabros! -interpuso Cliff- ¿Van seguir comiendo o no?
- Nah. -respondió Lars- Supongo que ustudes van a lavar los trastos, ¿cierto?
- Lars, eres jodido de flojo. -se quejó.
- No se preocupen. -interrumpí- Yo lavaré todo.
- ¡Gracias! -Lars me sonrió con esa sonrisa que pone cuando actúa como un hijo de puta. Y se fue corriendo.
Yo suspiré. Aveces Lars es muy idiota e hiperactivo.
- Si quieres te ayudo. -ofreció Cliff.
- Te lo agradería mucho.
Cliff y yo tomamos los trastos y los llevamos al lavaplatos.
Mientras lavábamos, Cliff me preguntó:
- ¿Qué onda contigo y Lars?
- Nada, ¿por qué?
- Antes de sentarme a desayunar, vi que actuabas de forma extraña con él.
- ¿Por qué? ¿Qué hice?
- Te ponías nervioso con él, siendo que nunca te ha pasado eso.
- Ah... Bueno... Es que... No sé que onda conmigo hoy.
- ¿No te sientes enfermo ni nada?
- No... Solo me pasó con él...
- ¿Te gusta?
- ¿Ah? ¿Qué?
- ¿Te gusta Lars?
- ¡¿QUÉ?! ¡¿CÓMO SE TE OCURRE?!
- Relájate, hombre, era solo una broma.
- Creo que me levanté con el pie izquierdo hoy.
- Tal vez sea el exceso de estrés. O no sé. ¿Te parece si termino de lavar yo?
- ¿Enserio? ¡Gracias, Cliff! Necesito tiempo para relajarme un poco.
- Que te vaya bien eso, entonces. - Él lanzó una risa burlesca a lo que yo le hice una mueca y me fuí.
Entré a mi habitación, conecté ni guitarra y comencé a improvisar un poco; no más para relajarme.
Me sentía extraño; conozco a Lars desde hace un par de años y nunca me pasó ésto. Y para peor: ¡No puedo parar de pensar en él!
¿Y si Cliff tenía razón? ... ¡No! A mi no me puede gustar Lars, eso es imposible.
Me estuve ahogando en pensamientos de ese tipo por horas y horas. Perdiendo totalmente la noción del tiempo.
Hasta que vi a James entrar en mi habitación utilizando un delantal de cocina.
- ¿Me vas a ayudar a cocinar? -preguntó de manera cortante.
- Hola James, ¿cómo estás? Yo estoy bien, ¿y tú? -me burlé de él, para que tuviera algo de buenos modales.
- ¿Vas a ayudarme?
- Bien, ¿y tú? -continué y él suspiró.
- Hola Kirk, estoy bien, gracias por preguntar.
- De nada.
- ¿Me ayudarías, por favor, a preparar el almuerzo?
- Hmm... No, gracias, estoy algo ocupado.
- ¿Ocupado en qué?
- Creo que dormiré un ratito más.
- Ah, ya...
James se dirigió a la puerta y me dijo:
- Cliff me dijo que te sentías mal, ¿qué te pasó?
- Ah, no, nada... Solo exceso de estrés, creo...
- Ah, ok. Recuerda, si te despiertas después del almuerzo te cocinas tú.
- Si ya me sé las reglas de ésta casa.
- Pero por si acaso te lo recuerdo.
James se retiró y yo me acosté sobre mi cama.
Miré hacia el techo, tratando de encontrar una explicación a lo que ocurrió y a por qué eso me preocupa tanto.
Cerré los ojos, tratando de relajarme y que cuando vuelva a abrirlos, todo se solucione.
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